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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Tamara Kamenszain, poesía

Sybil Gibson - Dancer at Rest

Tamara Kamenszain - Buenos Aires, 1947, poeta y ensayista.

Otra vez en el bar de las mujeres
me tomo la copa del olvido.
"El tango es macho"
cantan mis amigas
pero según el tango
ellas son musas tristes
o se ven
como muñecas marchitas
de vodevil.
Y a juzgar por mí
(¡tan olvidada de mí!)
no sé si nosotras ahora
formamos una orquesta
de señoritas
o si son ellos muchachos de antes
los que ahora tocan de oído
nuestro repertorio
mientras nosotras
antes también pero de apurar la copa
ya entonábamos mal.

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 1

Sentada al borde de la memoria de ella
me archivo como puedo en ese olvido que la trabaja
entre nosotras las palabras se acortan
ella no habla yo dejo de decir lo que decía
la dejo que no diga para no avergonzarla
juntas vamos armando un presente que no dura
en ese instante precoz mi madre se queda sola
porque yo como los tontos elijo seguir de largo
creo que a futuro todo me espera
mientras nadie a ella le da esperanzas
así separadas nos vamos juntando
la que oyó mi nacimiento me sienta en el borde
para hacerme escuchar por ella el anticipo de su muerte
vienen y van nuestros pasados compartidos
van y vienen nuestros futuros distanciándose
ella no sabe lo que yo no sé me pregunta ¿yo qué hago?
le contesto comé vestite dormí caminá sentate
el chirrido de su robot le hace caso por hoy
a ese minimalismo que habrá que reprogramar mañana.

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"¿Sucederá que vea
extenderse el desierto
hasta que también le falte
la caridad feroz de los recuerdos?"
se pregunta Ungaretti en El cuaderno del viejo
mientras mi vieja se aleja encorvada
hacia el desierto público de su desmemoria
desde la cabecera de la cama doble la interrogan dos retratos
pero ella no encuentra la contraseña
quiero guiarla pero se le suelta la lengua
es tu mamá es tu papá
¿te acordás cómo se llamaban?
Avanza protegida por lo que no dice su amnesia
y me pierde a mí en otro idioma
nos encuentran sueltas nuestras maternidades adoptivas
soy ahora por ella la hija que crece sin remedio
para dejarla decrecer tranquila entre mis brazos
así juntas nos vamos separando
trabajamos hasta el borde un abismo de sonrisas
porque hay otras fotos
y ella bien puede no acordarse de mí pero no importa
entre mi nacimiento y su muerte la de la alegría fotogénica
ésa que me legó generosamente un parecido
todavía está viva y nada le impide
seguir siendo mi madre.
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 Soy la okupa de mi propia casa
desde que la propiedad se fue de mí
ya no tengo escritura y como en los sueños
la puerta de entrada me espera afuera
para que todo empiece de nuevo
atravieso de canto esa hospitalidad
atrás de los cuadros debajo de los muebles
se aquerencia un techo nuevo
donde hubo hogar quedan fotogramas
vos tú él el hombre con la cama doble
mudado por el cuarto a la deriva paso a paso
los libros del living lo siguen arrastrados
en un maletín que se desfonda y es en el baño
donde la mochila ruge por última vez.
Hablo de un inodoro que nos traga lejos
hasta otras casas.

Más de Tamara Kamenszain: 

Biografía:


Entrevista a Tamara Kamenszain en página 12:

martes, 27 de diciembre de 2011

Nina Simone: Four Women

https://youtu.be/EWWqx_Keo1U?si=8y3p9ZAPSKFYKMMW


Está canción me la envió una de mis queridas amigas, Verónica, es una de las canciones que siempre suelo escuchar.
Nina Simone nos habla de cuatro tipos de mujeres, de aquellas que soportan el peso del mundo. Según dicen la primera canción feminista negra.

Nina Simone Four Women Versión en español:

Mi piel es negra
Mis brazos son largos
Mi pelo es lanoso
Mi espalda es fuerte
Lo suficientemente fuerte para soportar el dolor
Infligido una y otra vez
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es tía Sarah
Mi nombre es tía Sarah
Tía Sarah

Mi piel es amarilla
Mi pelo es largo
A dos mundos
Pertenezco
Mi padre era rico y blanco
Una noche forzó a mi madre
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es Saffronia
Mi nombre es Saffronia

Mi piel es oscura
Mi pelo es fino
Mis caderas te invitan
Mi boca es como el vino
La pequeña que soy ¿De quién es?
De cualquiera que la pueda comprar
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es Cosa Dulce
Mi nombre es Cosa Dulce

Mi piel es morena
Y dura mi manera de ser
Mataré a la primera madre que vea
Mi vida ha sido difícil
Estos días me siento terriblemente amargada
Porque mis padres fueron esclavos
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es MELOCOTONES

Letra original:

My skin is black
My arms are long
My hair is woolly
My back is strong
Strong enough to take the pain
Inflicted again and again
What do they call me
My name is Aunt Sarah
My name is Aunt Sarah
Aunt Sarah

My skin is yellow
My hair is long
Between two worlds
I do belong
My father was rich and white
He forced my mother late one night
What do they call me
My name is Saffronia
My name is Saffronia

My skin is tan
My hair is fine
My hips invite you
My mouth like wine
Whose little girl am I?
Anyone who has money to buy
What do they call me
My name is Sweet Thing
My name is Sweet Thing

My skin is brown
And my manner is tough
I'll kill the first mother I see
My life has to been rough
I'm awfully bitter these days
Because my parents were slaves
What do they call me
My name is PEACHES

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Luzmaría Jiménez Faro, poesía

Lucian Freud - Triple portrait



Mujer sin alcuza

Esta mujer no avanza por la acera
de esta ciudad.
Esta mujer va por un campo yerto.
(Dámaso Alonso)

La mujer deja la alcuza sobre su soledad.
Observa
la ciudad nocturna con sus negras pupilas
donde habitan, furiosos, sólo pájaros ciegos.
Mira las luces de neón, su colorido
de acompasado parpadeo y respira
el turbio aroma de las calles flageladas de lluvia.
La mujer ha doblado su chal. De pie, junto al espejo
se coloca su nuevo vestuario de colores. Con sus manos
espectrales pone flores y plumas en su triste cabeza
carcomida de horas. Lentamente, en su rito, completa
su disfraz con guantes y zapatos de Dra. Queen.
No oye, no habla, no se ríe.
Desprende un viento frío de orfandades
y un hálito de flores derrotadas.
Esta mujer, viajera de lo inmóvil,
Jamás descansa en estación alguna.
Puede tardar, más llega a su destino,
a su espacio de tránsito, puntual y sedienta.
La mujer prepara su maleta:
para este nuevo viaje nada puede olvidar.
Como joyas maléficas va guardando cuidadosamente,
la coca, el éxtasis, el sida, la heroína.
Un nuevo álbum de fotos y una lista.
Esta mujer de paso leve y actitud sombría
irá hacia la noche
y entre una multitud ebria de luces y de sombras,
ebria de música, cumplirá cual verdugo su destino.

De "Mujer sin alcuza" 2005


Mi madre cumple cien años

Dice mi madre que hace varias noches
una mujer se sienta al borde de su cama.
Sobre el oscuro traje, tal vez de terciopelo,
sus dos manos parecen dos palomas inválidas.
Mi madre me pregunta si puede ser la muerte.
Dice que no es mi abuela ni alguna de mis tías.
Que no la ha visto nunca...
Y yo procuro hablarle cosas divertidas.
Dime: ¿Tú crees que ella me busca?
Pues mira, madre, en el Jerte
han florecido todos los cerezos.
Pero la mirada de mi madre
esta cubierta por alas de penumbra.
Los álamos tan altos de la casa
echan sus hojas nuevas, madre.
El único prodigio que tenemos es la vida.
Yo la he gastado toda.
Por eso te pregunto si esa mujer de negro,
oscuramente inmóvil podría ser la muerte
nos miramos. Miro para otro lado.
Dentro del pecho siento el hielo de la tarde.


Poeta y editora madrileña, nacida en 1937.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Reina María Rodríguez, poesía

Fotografía de Egor Shapovalov


A Cheli
no la toquen
no la saquen de su sueño
es humo blando y material.
si lo traspasas comprenderás que su manera de estar
no nos pertenece.
De Cuando una mujer no duerme

Ellas escriben cartas de amor
escriben hasta que se apague la luz
hasta que se acabe la llamita.
escriben en los baños          en       las oficinas
escondidas de los maestros y de las ratas.
escriben todavía sin descanso
para echar en el fondo de los baúles
cositas muertas              las letras pegadas al papel
la sofisticación de las palabras
que quisieron hacer
alguna travesía nunca exacta.
ellas escriben cartas de amor con preámbulos
papelitos puestos una y otra vez
de manera diferente.
lanzados desde el globo de la astucia
desde el hospital           desde el castillo
donde aparecen los sueños que no pudieron asirse.
con tanto temor como bajar de un pedestal húmedo
sonámbulas ellas escriben
sin otra técnica que un corazón ligeramente
                corrompido
por las feroces garras de los años
por la tinta azul petrificada en las noches de espera
Ellas escriben para convencer a alguien
para convencer a una sola persona
que tal vez no ha venido
o se ha perdido definitivamente
entre la multitud
De En la arena de Padua

Reina María Rodríguez (Cuba, La Habana 1952)



Más poemas en:
http://amediavoz.com/rodriguezReina.htm