Páginas

domingo, 3 de febrero de 2008

Entrevista a la Escritora Diamela Eltit


Entrevista a la extraordinaria escritora chilena: Diamela Eltit


por la revista "Nuestro.cl" -realizada por Beatriz García-Huidobro

Diamela Eltit:
"La identidad no es algo fijo, porque eso sería un horror
"

En entrevista para Nuestro.cl, Beatriz García-Huidobro revela las claves profundas de la creación y del pensamiento de la escritora Diamela Eltit. Una autora cuyo sorprendente rigor literario contrasta con el impulso incalculado que guía su escritura. Una mujer que a través de una propuesta estética y siempre alejada de las caricaturas y generalizaciones, indaga con agudeza en el ser cultural y su inserción en el sistema, las relaciones, la ciudad y, en definitiva, la identidad.


Diamela Eltit


Son muchos en el mundo de las letras los que afirman que hoy no hay nadie mejor calificado para recibir el Premio Nacional de Literatura que Diamela Eltit. Escritora y académica, formada en las más importantes universidades extranjeras, en Chile ha sido injustamente catalogada como difícil y hermética. Su férrea consecuencia, la honestidad y versatilidad de sus procesos creativos y su sorprendente amplitud de registros dotan de una fuerza especial a cada uno de sus libros, capaces de provocar intensas reflexiones. Una obra que, desde la propuesta estética, abarca aspectos sociales, políticos y teóricos, cuyos títulos más conocidos son Lumpérica, El Cuarto Mundo, Por la patria, Los vigilantes, Mano de obra y Puño y letra.














Proceso creativo


- Su escritura, ¿es un proceso altamente consciente y racional, nacido de observaciones o diría que es visceral y que a partir de sensaciones se vuelca a lo racional, devolviéndole su nivel de subjetividad?
- En el sentido estricto del término yo nunca he programado un título. En rigor, surge como una imagen; incluso a veces no surge nada de antemano sino la página y por ella me va saliendo una serie de materiales que ni siquiera había considerado. Por ejemplo, en El Cuarto Mundo quise trabajar la pareja, pero lo que nunca había pensado yo era que iba a trabajar la pareja de mellizos; estaba pensando en la pareja tradicional y de pronto esa pareja se convirtió en la pareja de mellizos. No sé si está bien o está mal, pero en verdad no trabajo con cuestiones ni medianamente ni lejanamente resueltas antes.
- Como José Donoso que escribió El Obsceno Pájaro de la Noche a partir de esa imagen.
- Es posible, sólo que después tú ya entras a trabajar pues los textos surgen imágenes de todos lados, distintas…
- ¿Y las estrategias racionales en términos del lenguaje, de la estructura que va a tener la obra?
- Nunca la ha tenido de antemano, incluso es sorprendente para mí cuando se organiza una forma o aparece una técnica que me permite caminar por diferentes lados.
- Uno pensaría que es una obra más bien racional.
- No, incluso es muy poco frecuente que las novelas que he escrito estén escritas linealmente. A veces he escrito unas partes primero, otras después.


El Lenguaje


- El lenguaje en su obra ¿intenta reflejar la psiquis de los individuos o escoge, crea y recrea un sistema de lenguaje que sirva a los propósitos de la obra?
- Mi relación con los textos tiene que ver con una cuestión parecida a la libertad, en el sentido que cada novela, cada personaje o cada situación requiere de un determinado lenguaje y por lo tanto yo dejo que eso fluya, aunque a mí misma como autora me den ganas de intervenir. Me he resignado a dejarlos, que vayan por dónde tienen que ir, y una vez que los materiales de la novela están terminados, intervengo para la parte más artesanal, para ver su engranaje, las terminaciones, ver cómo ajustar las cosas que a mi juicio ya como lectora de mi novela están desajustadas.
- Su escritura ha sido calificada como marginal. En ese sentido, ¿la exploración de lo marginal que hace tiene que ver con los seres marginados por los sistemas o auto-marginados?
- La marginación es una cosa amplia, yo diría que incluso el sujeto más instalado y funcional, el más próximo a los sistemas, tiene partes que no calzan enteramente. El sujeto es una máquina cultural y eso produce angustia, entonces por muy instalado que parezca, no me cabe la menor duda que tiene un pedazo que se le fuga. Esa fuga se puede trabajar de distintas maneras, como una fuga total, una fuga parcial; de la misma manera que alguien muy instalado se descalza, hay sujetos más aparentemente descalzados que calzan con algo, aunque sea con esos espacios caóticos y conflictivos. Entonces a mí me ha interesado más bien ese descalce, que es calce, las dos cosas, cómo calza lo que aparentemente no calza con nada y sin embargo, llega a un lugar donde calza. El punto que me interesa como trabajo es esa fisura.
- ¿Esas fisuras serían temporales, correspondientes a cada época, o serían fisuras universales, propias del ser humano?
- Un sujeto tiene una mirada y esa mirada tiene estéticas, tiene historia, tiene todo. Pero yo creo que la mirada se establece muy tempranamente y lo otro son más bien contenidos de miradas que se van llenando más o menos de la misma manera con hitos históricos. Pero la mirada está antes, es como el significante que está ahí y va a ser recorrido por distintos significados, pero en verdad lo que pesa es el significante que hace repasar lo mismo.


Contextos literarios

- Así como en Mano de Obra, el supermercado modela y disciplina a los individuos, ¿teme que su escritura pueda ser normada por los sistemas, que los espacios no oficiales se estrechen, cómo hace para que no suceda, para sostener su integridad e independencia literaria?
- Nunca pensé que iba a escribir de un supermercado, es una imagen que no llegó a mi cabeza; sencillamente me senté y aparecieron esos textos y me pareció pertinente, me pareció riesgoso para mí, pero estimulante. Entonces el punto es el siguiente: yo nunca he escrito para pensar si te cautivan, no te cautivan, te toman o no te toman, te dejan afuera, te hacen entrar. En mi caso particular los procesos creativos no tienen esa estructura, no pienso en los efectos del libro, estoy demasiado comprometida con esos materiales y por lo tanto no alcanzo a pensar sus riesgos ni en qué sentido pueden comprometerme como autora. Creo que el destino del libro le pertenece al libro y el destino más o menos ya está escrito, porque ya son libros de muchos años, muchos de ellos mayores de edad y fueron por donde fueron, lo que me parece interesante, pero no soy la vigilante de mis propios libros, dónde van o para dónde dejan de ir, no me corresponde.
- Pero todos ellos son siempre independientes, ¿le parece que la integridad en términos de independencia literaria es parte de todo el proceso?
- Yo soy una persona que viene de la literatura, para bien o para mal he estado toda mi vida en eso, entonces me interesa lo literario, la exploración, el riesgo. De los libros que he escrito, sinceramente, son pocas las páginas que a mí me importan, donde la experiencia ha sido muy intensa y por las que valido haberlo escrito. La literatura te da muchas posibilidades exploratorias, hay un bagaje literario muy poderoso, muy amplio, muy histórico, de repente se ingresa a algo no tocado, sin evaluar si es bueno o malo; en ese sentido, si pudiera haber integridad en algo tendría que ser ahí, en el sentido que yo he sido fiel a los procesos sin apostar retorno.
- El contexto en que escribe una persona inevitablemente va a incidir: los contextos históricos, políticos, sociales, etc. ¿Cree que eso es algo que los escritores deben tener en cuenta como eje primordial?
- Creo que los escritores no deben tener muchos deberes, porque esos deberes son también opresivos. La letra, la escritura, es social, y al escribir necesariamente se opta; hay varios registros posibles de escritura y al escoger uno y no otro, esa opción también es política, es una política de la letra. Yo creo en la letra como material, como material concreto, parlante y que tiene densidad, tiene forma y tiene espesor que conducen a internarse por ciertos territorios y evidentemente a establecer una cierta política de escritura que todos los libros tienen y que como lector se reconoce.


Tiempo y cuerpo

- Siendo el cuerpo un tema presente en su literatura, ¿afectará a sus creaciones futuras el asistir al proceso de deterioro de la generación anterior, que necesariamente anticipa la extinción propia?
- Me he hecho varias preguntas sin respuesta al respecto: si la escritura envejece; si hay una biografía de la letra; si la letra tuviese su propia biografía, no del autor sino de una secuencia temporal que fuera envejeciendo la letra. Me lo he preguntado como pregunta crítica, me da vueltas, no sé responderla, no tengo una respuesta precisa, pero podría ser posible que la escritura ejercida también en el tiempo vaya envejeciendo. No me he dejado de preguntar, si acaso tal como la letra como trabajo, como auto-trabajo al interior de sí mismo, como cuerpo, va envejeciendo, si acaso no se debería jubilar, como se jubilan otros cuerpos trabajadores. Son preguntas que me he hecho frente a las cuales no podría dar una respuesta certera, no estoy segura. Me lo he preguntado más que por mi situación de edad, ésa está clara, siempre he estado clara de ser una mujer en pleno proceso de envejecimiento, pero parece que ese es un problema que no toca la letra, de hecho la pregunto desde otro lugar, no porque yo envejezca si no por una práctica muy larga de esa misma escritura, no tiene que ver con mi persona, tiene que ver con una práctica de la escritura. El proceso de envejecimiento mío es mi problema, lo porto, yo lo llevo de acuerdo a las capacidades que cada uno tiene para enfrentar esos procesos, para mí no tiene una cuestión terriblemente dramática envejecer. Me he preguntado mucho más críticamente y de una forma un poco más angustiosa sobre la posibilidad de que la letra envejezca, que un determinado recorrido de letra envejezca. Efectivamente, hay un discurso del cuerpo, pero cuando yo empecé a escribir no sabía que el cuerpo era el cuerpo, en el sentido más intelectual del término, no disponía de esa matriz teórica, y sencillamente escribí desde un lugar que me parecía interesante, apasionante y que no he abandonado nunca, pero no el cuerpo, a mí me interesan los pedazos…
- Pero también el cuerpo tiene etapas, tiene el período del deterioro y también la pérdida de los referentes corporales de las personas que han sido importantes y que empiezan a morir.
- Literalmente somos seres para la muerte, como dice Heidegger, seres que vamos a morir y a desaparecer. Los órganos están muriéndose antes que uno, los órganos ya empiezan a fatigarse, tal como es la fatiga de material en arquitectura. Pero nunca he pensado en cuerpos jóvenes ni viejos, más bien lo que me interesa a mí es cómo el cuerpo se inscribe en los lugares y hay cuerpos que frente a ciertos lugares son obsoletos, no importa que sean jóvenes pero son obsoletos. Otro tema que no es personal, es el paso del siglo, no sólo traspasamos un siglo si no un milenio, entonces miro con cierta piedad que toda la gente que nacimos en el siglo XX somos milenarios, somos demasiado ancianos, incluso un niño que pueda tener 8 años ya es un niño del siglo pasado, eso lo encuentro conmovedor, estremecedor, la mayor parte de la humanidad es milenaria, llegó a este siglo como un anciano decrépito…


Sesgos en la literatura


- Cuando piensa en la recepción de su obra, ¿son lo mismo para usted lectora que lector?
- En el punto personal de la gente que yo frecuento, por supuesto me interesan más sus opiniones, pero en principio yo creo que el lector, el leer un libro es un tema entre el lector y el libro y que nadie puede intervenir ahí.
- Ante la trampa que se ha creado de partir la literatura en dos, la verdadera y la femenina, y a la vez generar subgrupos como la literatura gay, la literatura mapuche, ¿cree que de algún modo los mismos grupos han sido cómplices al aceptar el enfoque de minoría?- Es un problema bien complejo; por una parte nadie podría discutir que hay un sistema dominante que ha funcionado históricamente de una manera y va a seguir funcionando. Y en este sistema la pluralidad es muy monolítica, así como la posibilidad de ingresar a él, en ese sentido me parecen interesantes estos movimientos sociales por las diferencias para reclamar espacios. Efectivamente, estas minorías se han organizado social y políticamente y han conseguido ganar ciertos espacios, todavía de manera muy asimétrica, tal vez en cierto sentido puede ser hasta fugaz porque la sociedad no es desarrollista y un espacio ganado luego puede ser espacio perdido; la historia tiene fuerte reversión. En ese sentido me parece interesante, pero el punto también es un arma de doble filo porque la segmentación de lo literario es muy útil para la segmentación de los mercados; entonces la pregunta que no dejo de hacerme es si acaso no se ha creado una serie de ghettos: el ghetto mujer, el ghetto gay, y en el fondo los ejes literarios se mantienen incólumes, siguen siendo totalmente históricos, manejados por las mismas fuerzas.
- ¿Una discriminación positiva obligatoria que a la larga llegue a ser negativa?
- Es un problema muy complejo, muy interesante; si no hay discriminación positiva pues el espacio para las mujeres va a seguir prolongando lo que ha sido su historia, si no se ejecutan maniobras democratizadoras, pues el sistema no tiene porqué democratizar, el poder está dónde está y no tiene porqué ceder. Como lo único que produce descompresión son las presiones sociales, entonces las cuotas podrían ser interesantes, aunque no resulte inmediato, porque a su vez esas cuotas pueden estar signadas por una serie de factores, por ejemplo capitales simbólicos, es decir, que entren cuotas a esas cuotas y de nuevo se reproduzca ahí una discriminación.


Literatura, lenguaje y sociedad en el Chile de hoy


- El lenguaje de sus obras es complejo, pero paralelamente estamos en una sociedad que cada día restringe y homogeniza más los matices del lenguaje, ¿no le produce eso desazón, sensación de futilidad?
- Verdaderamente yo no pienso mucho en los retornos, nunca he apostado a los retornos, para mí el gran desafío es cómo llevo adelante un libro. Eso es efecto de un tipo particular de capitalismo, muy particular en este país; acá existe una normativa bastante intensa en cuanto a una experiencia política y económica que requiere de esos discursos para sostenerse, esos discursos mientras más desechables sean es mejor, porque estamos frente un mercado muy ávido, desechable, invasivo. Hay un correlato entre la discursividad y el modelo económico muy exacto aquí.
- Que en Chile la gente que lee es muy poca, es un hecho. ¿Podrá ser que la literatura haya dejado de representar, que haya perdido su antigua misión y que, finalmente, no sea importante que la gente deje de leer?
- No lo sé, no sé si importa que lea o no, en parte el punto está en la capacidad de comprensión, la gente no es capaz de seguir las instrucciones de un manual, entonces si las personas no entienden las instrucciones básicas, su trabajo se va a debilitar. En este país se está produciendo un grave deterioro que podría no ser importante si no fuera porque va a repercutir en lo que sería la producción de cada sujeto. Se trabaja muchas horas con una productividad baja y en parte se debe a que la capacidad de comprender discursos es baja, eso puede ser porque este país se ha modernizado muy rápidamente y la gente no ha podido seguir el ritmo de la modernización; pero desde luego este es un problema álgido y fundamental, se están dando resultados muy pobres en toda el área de discursos, lenguaje, etc., me parece que va más allá de la literatura, la literatura es un detalle porque todo el sistema está tambaleando.
- Pero la literatura es de alguna forma un modo superior en el uso del lenguaje, entonces necesariamente si hubiese interés por la literatura habría un uso adecuado de los manuales, porque uno es anterior al otro.
- Hubo una decisión, que a mí me parece errada, y es que en Enseñanza Media sacaron Literatura, y la decadencia comprensiva se produce paralela a ese momento. Al retirarla de los programas escolares se pierde esa densidad que porta la literatura, precisamente en una sociedad que apuesta a la no densificación, fue una apuesta política que ha traído un mal resultado. Ahora, en el sentido más intenso el término, me parece a mí que en todo el siglo XX los lectores somos muy pocos, somos un grupo minoritario los que leemos literatura, pequeñas comunidades, son muy poca la gente que está en lo que estamos nosotras, somos muy pocas. Pero hay una pasión por lo literario que no se ha deshecho y que aún la sigo viendo en gente joven.
- La invasión televisiva se expande más allá de su ámbito propio y se mete en otros medios, sus contenidos parecen apuntar a la evasión de la realidad viviendo vidas de otros, ¿qué tipo de individuos generará una sociedad así de mediatizada?
- Lo que yo pienso que estos nuevos programas que tienen que ver directamente con el chisme, tienen que ver también con un mercado de vida, un mercado de vida que se transa sobre la televisión, se transa dentro de los programas, el chisme donde la gente vende sus conflictos, historias, sus vidas, etc., y eso tiene un precio porque efectivamente lo invitan a un programa y le pagan un millón en otro dos, entonces eso pasa por una economía, no es casual, es una producción social. En otros países como Argentina y España, eso no importa porque también disponen de otros repertorios. Acá, aparentemente, estaría habiendo una hegemonía de eso, la alienación de la que habló Marx tiene vigencia y ahí tienes un ejemplo de un tipo de alienación, pero la gente también tiene una resistencia.
- Claro que la tiene, pero hacia dónde va a desembocar esa resistencia.
- Todo tiene volteretas, la historia no es lineal y todos estos programas tienen una consistencia acotada, entonces en un momento van a tener que salir de ese eje, se me ocurre que tendrán que abrirse otros espacios más, con mayor densidad que los que estamos teniendo.
- ¿La literatura debería tener un rol determinante en la revalorización de la identidad en la medida que se globaliza el mundo o eso no es un rol de la literatura?
- Yo creo que ahí hay una especie de lugar y una especie de historia, en el sentido que más allá de las globalidades, que es un hecho creciente y obvio, se globalizan algunas literaturas y otras no. Eso también es interesante, hay que ver cuáles se globalizan, por qué se globalizan o no lo hacen. Hay ciertas cuestiones históricas, a veces muy finas, sutiles, que dialogan; hay ciertas novelas chilenas que están dialogando muy fuertemente con otras de otras épocas y yo creo que tiene que ver con la historia y sus singularidades. Entonces no creo que la globalización sea tan definitiva, yo creo que eso le conviene a los discursos globalizadores, es una estrategia. La identidad no es algo fijo, porque eso sería un horror, la identidad se modifica, se incrementa, adquiere particularidad, pero hay ciertos ejes que unen sus modificaciones y dialogan con lo que se modificó, en términos que yo entiendo que la identidad es un proceso dinámico.
- Las utopías, los mega relatos parecen haber quedado fuera de la literatura actual, ¿cuáles cree que son los grandes temas hacia los cuales se dirige la literatura actual?
- No sé, porque verdaderamente por decreto nadie puede dar por terminado nada. Efectivamente hubo una gran histeria con el fin de los mega relatos, pero me parece que hay que ir viendo libro a libro y si hay un libro que se proponga una cuestión hiper monolítica y se la puede, pues está muy bien, de la misma manera que hay textos muy otros. Estoy pensando en Beckett, por ejemplo, que salió de un lugar y se metió a otro y fue muy interesante, aunque a mí me parece un escritor bastante irregular. Pero sigo pensando que La Casa Verde de Vargas Llosa es interesante, o pienso el barroco de Lezama Lima, que a unos les puede resultar árido hoy, a mí me parece atractivo; quiero decir, si aparece a otro barroco, otra Casa Verde, nadie podría expulsarlas del paraíso, porque eso no es por decreto, ésas son cuestiones muy autoritarias y me parece que la literatura no es previsible, es un autoritarismo.
- El hecho de que los individuos vivan sin fronteras, sumergidos en sí mismos, sin ataduras ni contrapesos que los aten, ¿va a influir necesariamente en la literatura o en su forma de ver la literatura?
- Yo creo que han sido muchas vidas que ha vivido el sujeto porque son construcciones, todas son construcciones que se deja de vivir y que se revive de determinadas maneras, todo eso es transitorio, no hay ninguna vida. Hay ciertos sujetos singulares que en cualquier momento, desde cualquier contexto, en cualquiera circunstancia, van a escribir. El mundo de la estética es variado, desde luego cada persona tiene sus líneas estéticas, yo tengo las mías, hay ciertas literaturas que me importan, me iluminan y en cierto modo me conmueven, y esas de repente vienen de distintos lados, de distintas épocas, con distintos engranajes, entonces no creo que la literatura se pueda debilitar o fortalecer por las ordenanzas sociales, tiene que ver con ciertos sujetos, que en un punto, no sé en cuál, están ahí y están en otra parte. Aún me siguen sorprendiendo textos de una realidad que está hiper discurseada, casi terminal, pero es menos predecible y todas estas situaciones sociales no son de una vez y para siempre, hemos vivido demasiadas experiencias como para pensar que este presente implica necesariamente un largo futuro, no es así, ojalá fuera así porque sería más fácil.
- ¿A qué puede deberse la venta gigantesca de libros de auto-ayuda, que es casi la nueva literatura para varias personas?
- No he leído libros de auto-ayuda, entonces no los conozco, aunque sí he oído que hay un gran mercado para ellos Ojalá fueran útiles, sería extraordinario, pero no se resuelven las vidas así, mejor dicho no se resuelven nunca a mí juicio, nada se resuelve, y tampoco un escritor resuelve su vida escribiéndolo. Entonces no veo cómo si la gente que escribe no se cura a sí misma de nada, un libro vaya a curar a algún lector en ningún punto. Son cuestiones que me parece se acercan más a la religión, todos esos libros de auto-ayuda están muy cerca de cuestiones religiosas, tienen que ver con una cierta fe.
Junto a esta fe tibia, el fundamentalismo surge con una fuerza atómica en ciertos lugares.
- No hay época más impresionante en cuanto a hegemonía y fanatismo que el medioevo y parte del renacimiento en el mundo occidental, miles de personas murieron por cuestiones de fe, ya no podía ser más fundamentalista, y sin embargo, eso se rompió. Nosotros estamos asistiendo a algo que no conocemos ni entendemos ni sabemos su gestación, que sería, por ejemplo, el fundamentalismo islámico. Pero nosotros sabemos lo que occidente nos dice, es el discurso occidental el que habla, habría que ver cómo saber. El fundamentalismo católico ha sido impresionante, con miles de muertos, las cruzadas, las guerras, la inquisición, pero eso también se perforó y hoy hay una religiosidad dispersa, que parte de esos templos que antes eran el confesionario u otros lugares, están ahora en estos libros de auto-ayuda por un deseo religioso de perfección, el sujeto no acepta bien su imperfección.
- Como observadora, parece situarse bien en este mundo moderno que evoluciona de manera tan desconcertante.
- Me parece que uno siempre uno tiene que estar abierto a las experiencias sociales que hay. Es interesante desde el punto de vista de ejercer una crítica, como ejercicio, pero, evidentemente, no es pareja, siempre hay zonas, hay espacios que se alejan del discurso oficial, hay personas, hay espacios, gestos, gestas muy interesantes en las que tú te refugias, te puedes refugiar en distintos lugares, entonces a mí no me parece dramático ni estoy conmocionada por la tecnología ni nada por el estilo.
- Ya no existe el sujeto obrero ni el trabajo como lugar de identificación.- Los sistemas político conceptuales hicieron caer al sujeto obrero. Estamos en una situación laboral muy parecida a la que ocurrió a finales del IXX y principios del XX, en donde efectivamente la cuestión laboral era muy compleja, habrá que examinar si este sujeto es un sujeto más nómada que necesita pues ese transcurso, las épocas de grandes de meditaciones. Tenemos la migración peruana, muy interesante por lo demás, los sujetos pasan fronteras y buscan el dinero, entonces o estamos en un movimiento más nómada o esta situación va a tener que replantearse, la mayor parte de la gente de este tercerismo del trabajo son sujetos que van y vienen, están en situaciones de contratación penosas, más allá de lo que diga el discurso oficial. Entonces habría que ver cómo esos cuerpos se van a ajustar a su situación y destino, qué va a pasar con ese horizonte de personas sin jubilación, cómo se va a resolver. Hay una serie de interrogantes sociales abiertas por este hiper neoliberalismo.
- Mucha gente no encuentra gratificación en el trabajo, ya no existe como espacio de realización personal ni de identificación.
- Hay que considerar que los jóvenes que ingresan a los mercados carecen de una historia laboral y por lo tanto para ellos la realidad laboral es así, tal cual la están viviendo. Yo soy muy antigua, estoy afiliada a una institución, somos contadas con los dedos de las manos las personas que estamos en esta situación. Incluso estos jóvenes, porque aún son jóvenes, están hasta satisfechos de la movilidad, de la no pertenencia. El punto es cuando estos jóvenes vayan formando familias, cómo van a enfrentar la carencia de Estado, de un Estado que los proteja, porque evidentemente las empresas no los protegen en nada, la empresa se desligó de su gente, ya no es una empresa patriarcal, en el sentido que ofrezca cierta seguridad a su gente. Habría que pensar qué va a pasar con el Estado, cuando el sujeto mire a la empresa y no le responda, vaya al Estado y tampoco no haya nada para él.
- O los individuos empiecen a renunciar a cosas que los anclan, eliminan los hijos, las permanencias familiares.Hay una serie de sujetos fugados de los sistemas productivos, que no van a trabajar en esas condiciones, se están yendo al lado del delito creciente, hay que ver qué va a pasar ahí, son sujetos que no entran a ganar sueldos mínimos porque les sale más a cuenta un par de asaltos. Es una sociedad bastante compleja. Los sujetos que están en la cárcel no van a entrar a los mercados laborales, no entraron, es una decisión que no tiene que ver con la pobreza y todo ese discurso melodramático entre delito y sociedad; ya no es así, es una cosa deliberada.- Seguramente influye la falta de perspectivas.
- Por eso hay que ver cómo está operando la sociedad. Esas contradicciones están saldándose en este momento en la violencia, pero yo creo que debería haber una intervención del Estado y meterse con las compañías, porque si no el costo social va a ser muy alto. Pero nosotros no vamos a arreglar el mundo, eso está ocurriendo, eso está así, entre los sectores confinados, los jóvenes que entraron a otras prácticas de vida, la gente que está sin jubilación y le va a caer a los hijos; eso va a producir varios desastres en la ecología humana del país.- Ese es el gran triunfo del neoliberalismo, hacer creer que las cosas son así porque no pueden ser de otro modo.- Es relativo, porque en Bolivia la universidad es gratuita, en Argentina y Uruguay no sólo es gratuita si no también es de entrada automática, sin rendir prueba, en Perú, México y Venezuela es gratuita, pero aquí se naturalizó el hecho de que la universidad y la salud se pagan. La realidad chilena es una excepción, es el sitio más experimental, por eso es que se vienen todos para acá, creen que somos un especie de USA, ya estamos como una pequeña Isla Caimán, pero la situación no es así en todo Latinoamérica.
- Cuando uno habla del sistema, ¿quiénes están detrás del sistema?
- Yo creo que son pactos de varias fuerzas, desde luego pactos políticos, un pacto económico, yo creo que todo esto son fuerzas poderosas que vienen de distintos lados, y que tienen que ver con el dinero, ése es el quid del asunto. Es la validación de un sistema económico que se probó bastante eficaz y que aportaba ganancias extraordinarias. Si bien en lugares como Europa, pudieron equilibrar la situación social, en este país que es más primitivo, se hizo sin custodiar el sistema en conjunto. Ahí hay un pacto político con un pacto económico, es decir, primero la voracidad económica consiguió contar con un sistema político, primero con Pinochet, y después con la Concertación. Detrás de todo eso está lo que siempre ha estado que es el dinero asociado al poder y además la gente se naturaliza, cree que la realidad es así.

1 comentario:

  1. Muchas gracias, María, apasionante leer. Ahora leo Los vigilantes de D. Eltit.

    abrazos desde Valdivia.

    ana rosa

    ResponderEliminar

Deja tu huella