*Shirin Neshat - imagen de la película Women without men
Elegía: Sueños de Crisálida
Para Fátima
Como una larva
con ojos hambrientos de mundo crecía
para desplegar con su silencio
sus vaporosos sueños de crisálida.
Ella caminaba ligera
con apretados pasos
por la acera soleada
de las ecuaciones
del futuro
vestida de pétalos
como joyas audaces
desparramando ilusión.
15 años
con el burbujeante ímpetu
que te arroja
hacia la vida.
Con el rostro
tallado por antiguas creencias
llega el padre
clausura tus campos de violetas
proclamando la sentencia:
Matrimonio
volarás al país
de tus ancestros
a perpetuar
el sino de todas las muchachas.
No puedes
no quieres
llevas un pendiente
de esperazas
en la curva de tu ombligo
y en tu aliento
una cartografía perlada
con promesas
tu piel despliega
un arcoíris
tatuado con los colores
de tus sueños.
A veces la dignidad
se refleja
en el rostro desnudo
de la muerte
cruzando hacia la orilla
de su liberación.
María Germaná Matta - En Valdepeñas, a 3 de junio de 2012
Nota: este poema está dedicado a una
joven madrileña que se suicidó.
El suicidio seguramente será el único recurso que depende de uno mismo. Me ha gustado el poema, pero yo nunca me suicidaría por un amor impuesto. Es mejor desacerte del que te lo impone.
ResponderEliminarAbrazos!
pobre muchacha...
ResponderEliminarqué bello poema le has dedicado!
besos*
Gracias José Antonio por tus palabras.
ResponderEliminarEl suicidio es una solución terrible y supongo que quienes llegan a ese acto es porque sienten que no tienen otra escapatoria;
es el caso de esta quinceañera madrileña de origen magrebí.
También pienso que toda la sociedad es responsable y que debemos amparar y proteger a nuestros jóvenes cuando corren peligro.
Un abrazo
Gracias Rayuela, sí pobre muchacha.
ResponderEliminarUn abrazo
Tristemente bello, me ha gustado mucho tu metáfora. Me quedo con la rotundudad de estos versos:
ResponderEliminar"A veces la dignidad
se refleja
en el rostro desnudo
de la muerte..."
Gracias por ello.
Un beso grande
Sí, es triste.
ResponderEliminarGracias Gabriela.
Un abrazo