*Georgia O’keeffe
– Dark Iris Nº 2
Canción
Una
canción es sólo una sombra
Que
nada te evita en el camino
Arrastra
tu voz
Arrastra
tu deseo
El
tiempo que me circunda te deja suelto en ti
La
voz que te nombra no me dice ni me desdice
Voltea
En
medio de la noche y sobre el mar una
breve luz
Una
breve luz que no quiere iluminarte
Es
palpada por tus sentidos
Y
callada por tus silencios
Silva
esta canción que no canto
Silva
en plena oscuridad
Una
pequeña lumbre se asemeja a una nota aguda
Y
este piano que se apaga en mi rostro
O
por lo menos mi deseo más profundo.
(De Mariposa Negra)
Mariposa
Negra
El
papel que he puesto sobre las ventanas ha quedado empañado
La
humedad de su saliva sobre mis piernas, entre mis dedos
Se
guarda y en pequeñas cavidades, destroza
Esto
que a veces pretendo inventar.
No,
amor, no basta con lamer nuestros cuerpos,
No
basta con patearnos y gritar, jadear hasta pulverizarnos
No,
amor,
No
preguntes la hora después, no enciendas la luz, no hables, no pienses, no
respires
Quieto
Deseo
recorrer con mis sucias manos tu cuerpo inerte
Y
sentir que mis olores te poseen, se incrustan entre tus vellos
Te
deshacen.
Mi
habitación rojiza se abre como una niña y espera
Pero
este rojo tuyo no puede mezclarse ni sangrar, no puede
Rebajar
esta brecha de tormento entre tu espacio y el mío
Tu
saliva de nuevo sobre la palma de mi mano y tus ojos intentando
No
amor
No
basta con emitir gruñidos de animal en celo,
No
basta con destrozar mi ropa en jirones al aire, no basta
Con
inyectarnos veneno en este encuentro
No
amor,
Cuando
termino de escuchar la música que dejaste
Cuando
corto un pedazo de pan y lo mastico para engañar mi furia
Cuando
recorro con ojos lascivos la habitación en rojo
Y
constato tu presencia en el interior de otra
Habitación
vacía, cuando
Enredo
entre mis dedos el ansia y la distancia
Sólo
la imagen de tu sombra estirada sobre el papel fucsia permanece en mi silencio
Y
una mariposa negra, presagio de la muerte, me acompaña.
(De Mariposa Negra)
Venus
de una vieja bañera emerge,
lenta y torpe
Venus Anadrómeda
Arthur Rimbaud
¿Por
qué no te vas? ¿Por qué no lanzas una sola mirada lejos,
lejos?
Todo
es tan torpe cuando tú pronuncias la palabra que me
desgasta.
Yo
soy esa diosa, yo soy esa Venus, precisamente yo la que se
levanta
de la tina, desnuda.
Detrás
mío sólo las luces, el espacio entre el límite del hastío
y
la evasión; yo soy aquella vieja, a los 28, las curvas de mi cuerpo
le
dan asco a cualquiera.
En
ese espejo que me retrata de cuerpo entero, miro esas curvas
y
aguanto la arcada en la boca.
Eres
un animal y tu… esa maldita piel te atrapa, te atrapa.
Voltea
mi piel, voltea y verás cómo me extiendo hasta el último
resquicio
y para siempre. Y para siempre.
Tengo
los omóplatos sugestivos, los omóplatos, ah, eternos como
una
puta de Brassaï, así soy, amor, una putita, un cuerpo que ni
siquiera
tú ahora quieres contemplar.
Soy
la que se levanta para otra vez caer.
Al
borde ?debajo mil luces de neón invitándote al paseo?
bailas,
una botella en la mano derecha y en la izquierda la herida,
te
tanteas, debajo de la ropa sólo esa piel inmensa que nunca podrás
achicar,
sólo esa piel dura que nunca podrás morder, ni perdonar.
Te
mataré
Siempre
?suspendida sin caer sobre los techos de los autos?
siempre
en esa lámina final de la cornisa, en ese instante del
pensamiento,
siempre pienso en ti.
Soy
Venus, desde hace años soy la elegida,
Yo
soy aquella por la cual delirarán
Aquella
que besarán en los pies
En
los pies lacrados de heridas
En
los pies cubiertos de enemigos
Sobre
mi jinete cabalgo hasta no verte más
Cabalgo
como una diosa enfurecida
Cojo
las crines de tu pelo,
Hundo
mis espuelas en tus ancas
Y
mientras tú gimes dejo caer mi saliva
Una
raya larga de mi saliva sobre tu frente
Hincha
tu sexo para bendecirme, y así,
Cabalgando
uno frente a otro, habremos
Quebrantado
el dolor
Y
seremos los héroes, los héroes
Con
el nombre de Dios entre los labios
(De Mariposa negra)
BAvioLADA
Hoy
la vi, fue casualidad
estaba
en el bar, me miró al pasar
yo
le sonreí y le quise hablar
me
pidió que no
no,
no suéltame, déjame en paz
estás
borracho
¿Quién
eres tú para hablarme así, perra?
que
otra vez será
tierno
amanecer, sé que nunca más
aquí
el que manda soy yo
cómo
olvidar su pelo , cómo olvidar su aroma
cómo
olvidar ese olor que sube por mi cuerpo
una
babosa, pegajoso, leche agria
cerveza
y vómito negro, rencor y cólera
si
aún navega en sus labios el sabor de mi boca
sus
pelos en mi boca, la arcada al fondo de mi garganta
y
esa otra boca, la pistola
abre
la boca mierda
entre
mis piernas, saliéndose y metiéndose,
¡por
qué no me matas de una vez!
Cada
chica que pase con un libro en la mano
Me
traerá tu nombre como en aquel verano
¿su
nombre?, ¿para qué?
era
oficial o teniente o no sé qué
porque
ordenaba, les dijo, háganlo rápido
como
yo y no se ensucien demasiado
entonces
pasaron uno por uno, dos, tres
no
más, por favor, no, no déjenme morir
cuatro
cinco seis
ya
no, Dios, ya no, ya no
siete
estaba
completamente muerta, muerta, muerta,
ocho
fuiste
mía un verano
ocho
fueron ocho
perra,
ladra
solamente
un verano
pero
el olor lo tengo aquí
zumba
en mi cabeza como rastrillo de metralla
que
asco
yo
no olvido la playa ni aquel viejo café
nunca
jamás, esos ojos
su
huella me vuelve loca
ni
tu voz ni tus pasos
se
alejarán de mí.
(De Las hijas del terror)
Fuente: Poetas peruanas de antología – por: Ricardo
González Vigil – Mascaypacha Editores – Lima, Perú 2009
Bibliografía: Rocío Silva Santisteban , Lima 1963, poeta,
narradora, periodista, crítica literaria, profesora universitaria.
Libros publicados: Asuntos circunstanciales (Lluvia editores, 1984), Ese oficio no me
gusta (COPE, 1987), Mariposa negra (Jaime Campodónico Editor, 1993), Me
perturbas (El Santo Oficio, 1994), Condenado amor (El Santo Oficio, 1995), El
combate de los ángeles: literatura, género, diferencia (Universidad Católica,
1999), Estudios culturales: Discursos, poderes, pulsiones (Universidad del
Pacífico, 2001), Turbulencias (Estruendomudo, 2005), Las hijas del terror (Ediciones
Copé 2005).
* cuadro en: La ciudad de la pintura
Emblemática poeta de los 80s,cuyos primeros poemas tienen como temática el reconocimiento del cuerpo, el deseo, en suma lo erótico. Es impresionante la manera cómo, la poeta, compagina sutilmente la violación con la encubridora balada de Leonardo Fabio.
ResponderEliminarGracias por tu comentario. Más allá del deseo, lo erótico hay un cuestionamiento del cuerpo desde un punto de vista de la mujer.
ResponderEliminarEl poema Balada es impresionante, como bien dices esa manera de ir y venir de la romántica canción de Leonardo Fabio a la narración de una violación grupal. Difícil no sentirse violentado y conmovido con solo leerlo. Excelente poeta.