*Martin Stranka - on the edge
IX
A este banco del parque
he venido a buscarte cada día.
Desde que el sol duplicó
los árboles
hasta que la nieve
tomó posesión de mis arterias.
No era un gorro de lana
ni unas botas de piel
lo que necesitaba.
Yo te esperaba,
yo quería hacerte compañía.
Hizo frío cuando fue verano
y apoyaba las manos impacientes
sobre el arco impar de mis
rodillas.
No quería olvidar tus formas.
No sabía quitar de mi memoria
tu arrasadora y tierna
enfermedad.
Yo quería llevarte conmigo
a todas partes.
Y no dejarte era parar e
insistir,
ahuecarme y decidir quedarme,
ahí, donde estuvieras.
No tenerme piedad.
Al oído te escuché susurrar:
"no es así, no está
bien".
¿Pero qué estaba bien
en esos años
en los que fuimos tres?
Una chica amarrada
por el arsénico de la melancolía
a la sombra tristísima
de un hombre
que no quiere perder.
Te hablé, te hablé.
Nombré para alcanzarte
todo lo que veía.
En el banco tallé
la geografía lejana de tu nombre
para que vieras que te
pertenecían.
La chica sobre el banco,
las figuras de viento,
el círculo de nieve
que empezaba a caer.
Yo no pude salir del círculo.
No cabían más hijos.
No podían gestarse
sin juguetes.
No cabían juguetes.
Mis muñecas de trapo
se blindaban los ojos
para no contemplar ese desastre
en el que puede convertirse
mi deseo
cuando se queda ciego,
cuando se obstina y no puede
ni siquiera llorar.
Yo quise ser tu parque.
Pero un parque es un parque,
no una chica que lleva
una venda invisible
oprimiendo hasta el córtex
su cabeza.
No veía nada que no fueran
tus camisas a cuadros.
No veía nada que no fueran
tus poquitas cosas.
Me sacaron del banco
los guardianes;
era tarde pero no del todo,
yo pisaba tu noche, la hacía mía,
cuando me pusieron a dormir.
"No vuelvas a hacerlo",
me tatuaste en la nuca.
Guardo en el bolso
la venda
que mi obstinación
volvió real.
Cuando amanezca
iré otra vez al parque,
me prometo.
Me prometo a mí misma.
A enterrar la venda
bajo el banco,
a sentir cómo entibia la madera
las rarísimas floreces que
aparecen
en la autopista de mi cicatriz.
De: Mi vida en América
XIII
El patito feo no deviene cisne
después del invierno.
Luego del ala esquiva y
avergonzada de la madre,
el previsible maltrato del
hermano,
la mueca de desprecio del
granjero.
Luego del vía crucis del
apartamiento,
no hay un cisne reflejado en el
lago.
La ruptura imprevista de un
séptimo huevo
arrojó al mundo a un cándido
exiliado.
Lo esperan las balas de los
cazadores,
las agujas impasibles del hielo.
Lo quieren para metérselo en la
boca,
para que satisfaga, deshecho, el
paladar.
Su nieve no es la nieve de las
fábulas.
Es la nieve que asedia
la nuca inerme de los solitarios.
Pero el patito feo ni se entera.
Avanza con su vestido de satén,
sus guantes hasta el codo, su
cigarro.
Sus labios formidablemente vivos.
Su risa sin preámbulos.
La diadema de su monarquía
singular,
audaz y estrepitosa.
Todos los cisnes se parecen.
Cada patito feo funda su
hermosura.
De: EL GABINETE DE MARY SHELLEY
IX
Ella mira conmigo
No fue esto lo que nos
prometieron.
He arrojado mi red en tus ojos.
Su brillo es una forma delicada
de llorar.
Estamos solos y te veo a través
del agua.
Tus movimientos escriben la
historia del mundo.
La red se agita
imperceptiblemente,
hay un discreto eclipse,
un tembloroso punto de contacto,
en el que hago mío tu uniforme
blanco
y se esfuman las líneas
divisorias.
Si pudiera extender
esta señal de reconocimiento.
Si pudiera quedarme a vivir
en su evidencia.
Pero giramos la cabeza y
regresamos
a nuestras patrias
irreconciliables.
La red se pliega y se vacía bajo
mis pestañas.
Fuera de la cafetería llueve agua
de otra fuente.
Hace siglos que llueve, siglos
que,
desde cada diminuta extranjería,
hacemos llover.
De: EL GABINETE DE MARY SHELLEY
MARIEL MANRIQUE LEE "B-SIDE
& RARITIES" (POEMA INCLUIDO EN "LA CONSTELACIÓN DE
ANDRÓMEDA") EN LA LIBRERÍA CRACK-UP, EL 17 DE ABRIL DE 2009. IMÁGENES:
CINDY SHERMAN. MÚSICA: DIAMANDA GALAS / SIOUXSIE SIOUX.
He elegido tres poemas de Mariel Manrique, estos poemas pertenecen a su blog pajarodechina.blogspot.com.es
La elección ha sido difícil, sus poemas tienen fuerza, me arrastran por abismos insospechados, me desbordan, me conmueven. Leerla es como abrir ese cajón que de alguna manera he decidido ocultar, para hacerlo invisible y que no duela.
Sin embargo, la leo, la releo y destapo ese cajón que me espanta pero, al mismo tiempo, me permite seguir, simplemente estando VIVA.
Mariel posee esa voz particular en la que, cuando uno se para y escucha con la extensión del ser, se puede llegar a escuchar el latido de un corazón al fondo, y es ahí cuando esa voz única se universaliza, nos emociona y nos sobrecoge. Y claro que sí, duele, del mismo modo que duele la luz o el pájaro. De esa forma en la que sólo puede doler lo vivo. Besos!!
ResponderEliminarSí,Vera, es exactamente eso, su voz es única y universal porque evoca el dolor del ser humano contemporáneo.
ResponderEliminarEn sus palabras nos miramos como en un espejo.
Besos para ti.
Martin Stranka deshilvana con esa foto que abre el hilo de Mariel, la fragmentación de algo incluso dentro de un abismo, al leer a Mariel sucede que la hoja deja de serlo o que el verso deja de serlo justo después de acabar, el libro deja volar la ceniza, y el verso vuelta a traerlo. Pero porqué así debe ser. Aunque entre por una rendija, por muy estrecha que sea cuando se agita, se convierte en renacuajo de acuario. Todavía agua, todavía reflejo y lente. Sucede también que la poesía de Mariel re-evoluciona y parece disipar cualquier certidumbre de apariencia, o semejanza, replegándose en una distancia que agiganta el tiempo, como si hablara desde un niño de cinco años a otro de tantos, salpicando los tubos de ensayo con una vegetación selvática fuera de registro. Una poesía así que se alimenta del proteico ser umbilical de las palabras que nomadiza. Me gusta tu hogar y los rincones que lo habitan, saludos.
ResponderEliminarC C Rider, una poética definición de la poesía de Mariel. Gracias.
ResponderEliminarNos sumerge, nos desliza con ojos de niño, por este mundo de tinieblas que habitamos.
Un abrazo,
Su poesía es increiblemente personal e inconfundible, es, ella. Y tus palabras , sobre ella y sobre lo que te produce su poesía me han llegado muy dentro María.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí, su poesía lleva sello propio. Yo la leo alucinada.
ResponderEliminarUn beso Carmela