Foto de Iván Noval
Árbol
de niebla
¿De dónde esta tristeza que me
llega
cómo un último amor,
como la débil rebelión de la
tierra
por sus lluvias,
por las lianas azules de sus
nieblas?
No sé si de la muerte de aquellas
dulces hojas
en las que el viento busca todavía
La pálida ternura del estío.
No sé si de ese día en que el
otoño
abandonó su rostro sobre un río
perdido en la congoja.
No sé desde qué cielo tanta
sombra
asomada a mi pecho entre la pampa
cuando mi vida vuelve como el
llanto
a su antiguo paisaje, a sus
antiguas voces
que crecen como hiedra desde el
sueño.
¿Cómo no amar la angustia de las
piedras,
sometidas sin lucha
al inútil retorno de la hierba
al invencible polvo,
a ese lejano muro donde el tiempo
se disgrega desnudo, sosteniendo
las huellas de mis manos?
Alguien me llama aún por sus
desiertos
por el aire sombrío que se
inclina
al desolado oeste;
mientras yo estoy aquí
con mis pequeñas muertes como un
árbol
esperando el olvido.
Olga Orozco
Vídeo poema Árbol de niebla, lectura de Olga Orozco
Datos biográficos
Olga Orozco nació en Toay, La Pampa, en 1920. Poeta,
periodista.
Su obra ha sido traducida a varios idiomas y
distinguida con los siguientes premios: «Primer Premio Municipal de Poesía», «Premio
de Honor de la Fundación Argentina» 1971, «Gran Premio del Fondo Nacional de
las Artes», «Premio Esteban Echeverría», «Gran Premio de Honor» de la SADE,
«Premio Nacional de Teatro a Pieza Inédita» en 1972, «Premio Nacional de
Poesía» en 1988, «Láurea de Poesía de la Universidad de Turín», «Premio
Gabriela Mistral» otorgado por la OEA, «Premio de Literatura Latinoamericana Juan
Rulfo» 1998.
Entre sus libros publicados figuran: «Las muertes»
en 1951, «Los juegos peligrosos» en 1962, «Cantos a Berenice» en 1977 y «Con
esta boca, en este mundo» en 1994.
Falleció en 1999.
querida olga.
ResponderEliminarabrazos, maría*
Siempre Olga, gracias Silvia.
ResponderEliminarUn abrazo
Sole, sabès que la poesìa de Orozco me atraviesa y me marca todas las veces que la leo y siempre de una manera distinta y profunda. Ella es algo asì como mi FARO, mi guìa en los momentos de incertidumbre.
ResponderEliminarGracias por compartirla, Olga siempre estarà vigente, a ella jamàs le llegarà el olvido.
Besos
Hilda Dìaz
Hilda,
ResponderEliminarA mí me sucede lo mismo. A Olga Orozco la tengo presente siempre. La considero una de las mejores poetas. Cuando la leo me quedo con el alma en tiniebals, sus poemas me llevan por sendas transitadas a oscuras que poco a poco me van iluminando. Ella abre en mí ese manantial de silencios que habitan en mi sangre.
Mil abrazos mi querida amiga.
María
Qué hermoso poema. Yo siento que la mayoría de las veces nuestra tristeza o nuestra felicidad son como una continuidad en el paisaje. La tristeza es nuestro yo desgajado, la felicidad es cuando nos sentimos restituidos. Un beso María. Gracias por compartir, siempre...
ResponderEliminarLa pálida ternura del estío....
ResponderEliminarSiempre hermosas sus palabras.
Un abrazo, María
Vera, Gracias por tu reflexión, me llevan a pensar a una línea en el tiempo para las alegrías que son explosivas y nos vitalizan y también para la tristeza que vamos arrastrando. Benvenidas las alegrías que arropan para los tiempos de tormenta.
ResponderEliminarSiento haber tardado en contestar, pero estoy de viaje sin internet.
¡Feliz Navidad! Y que sigas con dandonos ternura con tu poesía.
Carmela,
ResponderEliminarGracias, siempre nos arropan sus palabras a pesar del estío.
Besos y ¡Feliz Navidad!