Camille Claudel - La flautista
La hija del Carnicero
No
he podido profesar,
la
luminaria y el silencio cómodo
de
habitar feliz
y
emplacebada en este piso machihembrado a pata calata,
he
caminado como ganadora del Nóbel,
directo
a la cocina,
donde
tantas veces te guisé besos y
pedazos
de senos.
no
he dejado de sonreír
y
apoyándome tambaleante
he
visualizado tu magnífica fisonomía,
he
localizado con mí índice trotamundos
en
este atlas de cuerpo moldeado por ti,
el
ancladero donde quisquillan efervescentes insectos.
y
justo allí donde hallo el vértigo de tu amor,
me
he estacionado,
he
abierto la gaveta
y
me he clavado el cuchillo,
para
no olvidarme de esto.
Nunca
espero aliento extraño de tu noche,
siempre
hay una puerta tras otra en esta casa roja.
fluctúo
con un sabor nuevo en el aire,
es
el condimento que no esperaba,
la
mentira de la realidad
nos
llamaba vida.
siempre
hay una puerta tras otra en esta casa roja.
tu
contorsión distante
apretuja
la mirada,
es
la corriente la que atavía estos ejes
contra
ti
asesinando
presiones.
siempre
hay una puerta tras otra en esta casa roja,
un
diálogo desesperado aterriza en el vacío,
son
guardias severas
para
mi brillante loco diamante.
y
una vez más
Pink
Floyd.
Me
noto extraña,
Suspendida,
sin
retorno,
oliendo
este delicioso plato.
el
amor huele a carne.
en
el aire se condimentan tus restos.
a
veces los olemos para masticarlos
en
ausencias húmedas.
ni
el trago o los aditivos al desdoblamiento
nos
hacen ruines,
sólo
concentran este recuerdo
en
la explosión de una neurona muerta.
haciéndonos
el amor
en
un pequeño corte doloroso,
soñándote
siempre blanco,
sonriente,
posado
a mi izquierda
entonando
una
melodía
para
no
despertar.
Del
libro La hija del carnicero (Editorial Zignos 2007):
Coraza para tercer mundo
Más
donaciones para mi alma resucitada.
El
pago de mi deuda externa
se
reduce cuando tocas esta puerta.
Todos
meten la mano en la llaga.
“Busco
un costurero para la apertura de la próxima”
y
he
colgado un eterno
aviso
clasificado.
Y el silencio…
¡Nadie
grita más fuerte que el desierto!
En
centellos viajo por
los
espectros de la ausencia.
Hay
una ducha fría para lapidar la piel de los sensibles.
Y
hay este desvelo
tentando
los límites,
El
poseso se diluye con todos mis intis,
por
las protuberancias de mi patria.
La
luna hecha certera sus uñas sobre mi sombra,
la
enviaste a espiar
y
mi villano la encontrará.
Cartografía
Esperemos
no nos caiga una marejada de colmos en las espaldas
Estas
arden excéntricas, nos enduran los pezones
grabando
pequeñas naciones en tu omoplato, qué es una encallada vía de arrestos.
Yo
rastreo todos mis garabatos desde ahí
perdiendo
mí patria una vez más
cuando
tu acento me llama.
Me
nombro las regiones nuevas
(porvenir
de la piel)
Escribo
las ciudades con mis alias
para
perder el regreso a casa.
Del
libro Coraza (Lustra editores, 2008)
Datos de la autora
Vanessa Martínez. Lima 1979. Poeta. Publicó dos
plaquetas de poesía: Poemas del olvido y Amencia nata. Libros publicados: La
hija del carnicero (2007) y Coraza editado en Lustra Editores (2008). Ha sido antologada
en Chile, Argentina, Perú, EE.UU. y México. Traducida al inglés.
Qué extraordinario talento y sensibilidad los de esta poeta peruana. Muchas gracias por compartir su trabajo. Saludos.
ResponderEliminarGracias a ti, Jimena Arbulú, por tu presencia en mi espacio. Un abrazo
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