Imagen de Michal Macku
ARTHUR PEYTON
Consumido.
Carcomido. Y el amor allá enfrente.
Recibí
una carta esta mañana
De
nuestra consideración: …con sumo placer… adjuntamos un cheque…
a
su nombre, por 21,59 dólares,
es la mitad de los restos que
pudimos cobrar para usted
en la causa judicial de referencia.
Con
el cierre de los distintos juicios,
después de reunir todo lo que pudimos,
este es el saldo que le queda.
Lo
saludamos, así, muy cordial
y atentamente.
Después
de reunir
el polvo el fracaso el cuerpo de ingenieros
Oh
amor consumido carcomido reía el capataz
mojaban
los taladros cuando llegaban los inspectores
la
luna sopla vidriosa sobre nuestro río natal.
Oh
amor, contale a la comisión lo que yo sé:
nunca
vuelvas a decir que querías casarte conmigo.
En
las minas, los extractores son enormes (2.000 hombres, ninguna máscara)
antes
de su veredicto los doctores me preguntaron cuánto tiempo
sí,
Doctor, dígame ¿cuánto tiempo?
Pero
nunca vuelvas a decirme que querés casarte conmigo.
Te
miro cómo cerca de las lápidas todo el día
seguís
una hilera de nubes la danza de los
taladros,
amor,
y las aves en el cielo coronando los árboles
las
colinas blancas tan blancas elevándose sobre la ciudad
–culpo
de desidia a todas las empresas involucradas–
dos
años Oh amor dos años dijo él que ofrendó.
El
espiral del río en la casa impecable
la
fachada bancaria de mármol de la licorería
yo
vi cómo empujaban a los negros con los mangos de los picos
en
esos otros trabajos a mí no me asignaban a los túneles.
Entre
nosotros, amor
los micros en
la puerta
la
larga calle de vidrio dos años, mi
muerte a la tuya
mi
muerte en tus labios
mi
rostro que se hace de vidrio
curtido
pétreo el tiempo me hace triunfar inmortal
el
amor un espejo de nuestro valle
nuestra
calle nuestro río un vidrio que mata.
Ahora
me meten en un horno de fundición de acero
Oh
amor la corriente del vidrio una corriente de fuego vivo.
Muriel
Rukeyser del "Libro de los Muertos"
Versión
de Daniela Camozzi
Nota
de Daniela Camozzi:
Este poema de Muriel Rukeyser pertenece a
la serie “El libro de los muertos” del libro U.S. 1 publicado en 1938.
Rukeyser, militante además de poeta,
escribió sobre feminismo y justicia social, entre otros temas. Recorrió su país
y fue en distintas ocasiones al exterior impulsada por su compromiso político,
convencida de que debía ser testigo de los hechos para poder documentarlos.
Así, en 1936 viajó al Estado de Virginia
Occidental para investigar sobre la tragedia de Gauley Bridge, donde unos dos
mil trabajadores mineros murieron, producto de la explotación de la empresa
Union Carbide, que los hacía trabajar en la construcción de túneles durante
larguísimas jornadas y sin ningún tipo de protección. Los obreros enfermaron
debido a la aspiración de sílice durante sus tareas de excavación y dinamitado.
Nadie oyó sus quejas y reclamos. La mayoría eran migrantes negros que llegaban
al lugar buscando trabajo en los desesperados años de la Depresión. Enterraban
a los cuerpos sin identificación. Los médicos contratados por la empresa
mentían en los diagnósticos y causas de las muertes. Pero una mujer, luego de
perder a su esposo y tres hijos, logró reunir el dinero para radiografiar los
pulmones de su cuarto hijo. Las radiografías dejaron ver los restos de polvo de
sílice depositados en sus pulmones. Y se demostró que la causa de las muertes
no había sido ni neumonía ni tuberculosis, como decían los doctores comprados
por Union Carbide, sino silicosis. Y que la empresa era responsable de todas
esas muertes. Se abrieron sumarios y causas judiciales, intervino el Congreso y
sus comisiones. Pero casi todo el dinero de las indemnizaciones fue a parar a
manos de los abogados intervinientes.
Rukeyser fue a documentarlo todo, a
presenciar los juicios, a entrevistarse con las víctimas y sus familias, con
los médicos, a leer los expedientes. Y, con ese material, escribió “El libro de
los muertos”, considerado uno de sus poemas más intensos. Es un texto
polifónico, que entrecruza el discurso jurídico, el periodístico y el lírico;
un collage que yuxtapone cotizaciones bursátiles con informes parlamentarios y
transcripciones de declaraciones judiciales. En los poemas están las voces de
los médicos, los contratistas, los familiares y, sobre todo, las de las
víctimas. Rukeyser, al elegir el título de esta obra, invoca al texto egipcio
original, y otorga así importancia mítica a los mineros que fueron empujados al
inframundo donde luego perecerían.
“Arthur Peyton” es uno de los poemas que
componen la serie. Peyton, un capataz blanco que también murió de silicosis,
revive en el poema, en la conjunción de voces que Rukeyser combina: la carta
del abogado informándole el puñado de dólares que le quedan de saldo, la
increpación al médico, la imposibilidad de casarse con su amor aunque esté ahí
enfrente, esperándolo. Al traducir este poema, utilicé mínimas adaptaciones
para no distraer al lector del principal efecto que Rukeyser busca: que de la
mezcla de voces y discursos, que se van fundiendo hasta culminar en una fusión
irreversible, surja una invocación a nuestra humanidad, a nuestro amor, para
que ya nadie sea arrojado al fuego de las máquinas de fabricar acero.
Fuentes de la nota:
- Sentir los mundos, poetas en lengua
inglesa, Rosa García Rayego y Esther Sánchez-Pardo, La rama dorada, Huerga
& Fierro editores, Madrid, 2001.
-
Groundbreaking Book: U.S. 1 (featuring "The Book of the Dead")
by Muriel Rukeyser (1938). www.poets.org/viewmedia.php/prmMID/21713
-
Medical-Industrial Discourses: Muriel Rukeyser's "The Book of the
Dead", por Shira Wolosky. Publicado en “Literature and Medicine”, Volumen
25, Número 1, 2006.
- The
power of political art: the 1930s literary left reconsidered, Robert Shulman,
University of North Carolina Press, Carolina del Norte, 2001.
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ARTHUR
PEYTON
Consumed. Eaten away. And love across the street.
I had a letter in the mail this morning
Dear Sir,…pleasure…enclosing herewith our check…
payable to you, for $21.59
being
one-half of the residue which
we were
able to collect in your behalf
in
regard to the above case.
In winding up the various suits,
after
collecting all we could,
we find
this balance due to you.
With regards, we are
Very
truly,
After collecting
the dust the failure the engineering corps
O love
consumed eaten away the foreman laughed
they wet the drills when the inspectors came
the moon blows glassy over our native river.
O love tell the committee that I know:
never repeat you mean to marry me.
In mines, the fans are large (2,000 men unmasked)
before his verdict the doctors asked me How long
I said, Dr. Harless, tell me how long?
—Only never again tell me you’ll marry me.
I watch how at the tables you all day
follow a line of clouds the dance of drills,
and, love, the sky birds who crown the trees
the white white hills standing upon Alloy
—I charge negligence, all companies concerned—
two years O love two years he said he gave.
The swirl of river at the tidy house
the marble bank-face of the liquor store
I saw the Negroes driven with pick handles
on these other jobs I was not in tunnel work.
Between us, love
the buses at the door
the long glass street two years, my death to yours
my death upon your lips
my face becoming glass
strong challenged time making me win immortal
the love a mirror of our valley
our street
our river a deadly glass to
hold.
Now they are feeding me into a steel mill furnace
O love the stream of glass a stream of living fire.
Fuente: Hasta donde llega la voz
Blog de la traductora: la construcción del deseo
Biografía
Muriel
Rukeyser (1913-1980). Poeta y activista social. Fue traductora de
la obra temprana de Octavio Paz. Pensó
que la poesía es esencial para la democracia. En 2005, la universidad de Pittsburg publicó: The Collected Poems of Muriel Rukeyser.
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