Foto de Lola López Cozar
NANA
SIN FECHA
Salgo y por supuesto ahí sigue sentada en el nido, punto muerto
in-
visible en nuestra oscilante
cabezuda
aún joven y apuntalada acacia, la corona un casi
perfecto
círculo, verdes oscuros que ahora se desdibujan
con este fuerte viento, luchando con él, también sumisos—transformadores de un billón de bocas, del
sol y la molécula de carbono—
y debes quedarte quieta y
mirar con atención para verla,
allí donde el viento abre en dos la copa, acuchilla las ramas, y la ves,
y su cabeza ni se gira ni se
esconde—
corazón, joya, flor, estrella—sobre ningún peldaño al contrario que nosotros—no puedo más que
mirar,
los tajos del viento siguen
revelándola, silenciosa de fieltro, absorbedora de
luz, sonido, mirada, idea—lo he visto todo en compra y venta, pienso—
el corazón humano es un
refugiado—se queda aquí siempre en
su mercado
abierto, gritando precios, in-
audibles precios, y las mercancías siguen llegando, y las voces son más fuertes—
¿qué precio tiene para ti que el mapa del mundo esté
chillando, cada momento de ti? ¿cuánto
cuesta? el tiempo irrumpe sobre ti y tú,
haciendo tus preguntas, raptando lo visible con tus indagaciones, y hambrienta, por qué estás
tan hambrienta, ya se te ha dado
de comer, cierra la
boca, cierra el cuello, cierra las manos el pecho la mente, ciérralos— y tus ojos,
ciérralos—haz preparativos para mantenerte
firme, será necesario, haz de tu
compasión un
instrumento más incisivo, necesitarás su hoja, necesitarás
amargura, dispón aquí todo lo que te gusta contemplar,
necesitarás aprender
a vivir en esta prisión
de aliento y sangre,
y la brisa pasa tan generosamente, y el aire
tiene toda la tierra en su mente y la piensa, la piensa, y en el rincón de tu celda
mira con cuidado, eres de las que rinden culto
a la crueldad—mirando a su nido, el brote que es tu corazón se abre con
ternura
puedes sentirla fluir dentro de ti mientras tus ojos la
cobijan—extraña dulzura esta—nota alta—sostenida—
pero es en tus manos donde debes buscar
el sentimiento de lo que es humano,
y sentir en tus palmas
lo que las altas nubes del horizonte hunden en ti—qué restituirá para siempre
la calma interior—
vigílalas su armada no sabe de tu oficina
con aire acondicionado—gráciles llegan las nubes de tormenta y
cuándo
fue la última vez que gritaste muy fuerte, y quiénes son esos que allí
siguen revolviendo sus archivos,
buscando lo que hay que destruir
a tiempo, y
¿aún estás repartiendo referencias? ¿para
quiénes? y las entradas, quién pagará por ellas esta
vez—tu
voz, ¿la alzaste demasiado para las
circunstancias? —¿fuiste demasiado
visible,
hiciste progresos suficientes, tienes aún la dirección en el bolsillo, quién pagó, quién dejó
la propina, el jardín, el
amor, la sed? —oh quién
estaba tan hambriento, comieron del cielo, se comieron un buen trozo de él, rasgaron sus
costuras—mira la sutura se está
deshaciendo—luna, río-a-lo-
lejos, estrellas sobre el árbol, viento que agoniza—por qué estás
aún aquí—el fin de la tarde llegó y se fue—atiborrado hasta el límite con el jardín entero y sus criaturas— por qué
estás aún aquí, tus ojos como bocas—ciérralos ya—
trágate tu placer, trágatelo,
avanza hacia las aguas más profundas, tu especie
te espera, extendida sobre campos,
ansiando ser reconocida,
y el severo sacerdote, el frío, su ronda nocturna,
y la enorme flor de la razón se abre, y abre,
y alguien tiene un periódico, no de hoy, no, de algún día,
y si encuentras un rincón,
puedes cogerlo—ignorando a la chica de ojos estrábicos, la sensación de
caer, la teoría general de la relatividad, el nido del
significado—puedes sentarte en tu exilio
y, al ritmo de la canción de moda, la grabación de la que fue en cierto momento la canción
del momento, la canción, aquello
de lo que no podías
escapar—estaba en todas partes—todos la cantaban—puedes encontrar tu
mente
y en la lumbre
ponerte al día de las noticias de ese momento remoto.
visible en nuestra oscilante
cabezuda
aún joven y apuntalada acacia, la corona un casi
perfecto
círculo, verdes oscuros que ahora se desdibujan
con este fuerte viento, luchando con él, también sumisos—transformadores de un billón de bocas, del
sol y la molécula de carbono—
y debes quedarte quieta y
mirar con atención para verla,
allí donde el viento abre en dos la copa, acuchilla las ramas, y la ves,
y su cabeza ni se gira ni se
esconde—
corazón, joya, flor, estrella—sobre ningún peldaño al contrario que nosotros—no puedo más que
mirar,
los tajos del viento siguen
revelándola, silenciosa de fieltro, absorbedora de
luz, sonido, mirada, idea—lo he visto todo en compra y venta, pienso—
el corazón humano es un
refugiado—se queda aquí siempre en
su mercado
abierto, gritando precios, in-
audibles precios, y las mercancías siguen llegando, y las voces son más fuertes—
¿qué precio tiene para ti que el mapa del mundo esté
chillando, cada momento de ti? ¿cuánto
cuesta? el tiempo irrumpe sobre ti y tú,
haciendo tus preguntas, raptando lo visible con tus indagaciones, y hambrienta, por qué estás
tan hambrienta, ya se te ha dado
de comer, cierra la
boca, cierra el cuello, cierra las manos el pecho la mente, ciérralos— y tus ojos,
ciérralos—haz preparativos para mantenerte
firme, será necesario, haz de tu
compasión un
instrumento más incisivo, necesitarás su hoja, necesitarás
amargura, dispón aquí todo lo que te gusta contemplar,
necesitarás aprender
a vivir en esta prisión
de aliento y sangre,
y la brisa pasa tan generosamente, y el aire
tiene toda la tierra en su mente y la piensa, la piensa, y en el rincón de tu celda
mira con cuidado, eres de las que rinden culto
a la crueldad—mirando a su nido, el brote que es tu corazón se abre con
ternura
puedes sentirla fluir dentro de ti mientras tus ojos la
cobijan—extraña dulzura esta—nota alta—sostenida—
pero es en tus manos donde debes buscar
el sentimiento de lo que es humano,
y sentir en tus palmas
lo que las altas nubes del horizonte hunden en ti—qué restituirá para siempre
la calma interior—
vigílalas su armada no sabe de tu oficina
con aire acondicionado—gráciles llegan las nubes de tormenta y
cuándo
fue la última vez que gritaste muy fuerte, y quiénes son esos que allí
siguen revolviendo sus archivos,
buscando lo que hay que destruir
a tiempo, y
¿aún estás repartiendo referencias? ¿para
quiénes? y las entradas, quién pagará por ellas esta
vez—tu
voz, ¿la alzaste demasiado para las
circunstancias? —¿fuiste demasiado
visible,
hiciste progresos suficientes, tienes aún la dirección en el bolsillo, quién pagó, quién dejó
la propina, el jardín, el
amor, la sed? —oh quién
estaba tan hambriento, comieron del cielo, se comieron un buen trozo de él, rasgaron sus
costuras—mira la sutura se está
deshaciendo—luna, río-a-lo-
lejos, estrellas sobre el árbol, viento que agoniza—por qué estás
aún aquí—el fin de la tarde llegó y se fue—atiborrado hasta el límite con el jardín entero y sus criaturas— por qué
estás aún aquí, tus ojos como bocas—ciérralos ya—
trágate tu placer, trágatelo,
avanza hacia las aguas más profundas, tu especie
te espera, extendida sobre campos,
ansiando ser reconocida,
y el severo sacerdote, el frío, su ronda nocturna,
y la enorme flor de la razón se abre, y abre,
y alguien tiene un periódico, no de hoy, no, de algún día,
y si encuentras un rincón,
puedes cogerlo—ignorando a la chica de ojos estrábicos, la sensación de
caer, la teoría general de la relatividad, el nido del
significado—puedes sentarte en tu exilio
y, al ritmo de la canción de moda, la grabación de la que fue en cierto momento la canción
del momento, la canción, aquello
de lo que no podías
escapar—estaba en todas partes—todos la cantaban—puedes encontrar tu
mente
y en la lumbre
ponerte al día de las noticias de ese momento remoto.
JORIE GRAHAM - Traducción: Rubén Martín.
Biografía
Jorie
Graham (New York, 1950). Es descrita por la revista Poetry como una de las más
celebradas poetas de la generación de post-guerra norteamericana. Su poesía
cuenta con procedimientos narrativos tanto en forma como estrategia y trata
temas como filosofía, ciencia e historia. Graham suele dejar espacios en blanco
para rellenar los cuales han sido recibidos favorablemente por la crítica como
la manera en que la poeta presenta su incapacidad para expresar lo aún no
concebible. Fue galardonada con el Premio Pulitzer en el area de Poesía en 1996
con The Dream of the Unified Field: Selected Poems 1974-1992.
Muy interesante esta poeta, María.
ResponderEliminarHa sido un placer descubrirla de tu mano.
Besos
Ana
Gracias Ana, en efecto una gran poeta.
ResponderEliminarAbrazos