Imagen de Catrin Welz-Stein
Prosas
I
ORIGEN
En esta tierra sin raíz de
tiempo, soy semilla de lo amorfo y la palabra es mi guarida. Mi lengua es de viento. Los ojos
me crecen en desorden al ritmo de sonidos ancianos. Nací sin tregua.
¿En dónde empieza el trazo que me
gesta?
II
ESTANCIAS
Vacía de dioses, espero la noche
para volverme polvo. Trémulo escondite, no puedo irme de tus ojos. Me cubren
los párpados de tu ira. Silente y
apagada, habito tus ranuras, repaso mi
encierro en tus fronteras. Fuera de ti, el viento cercena mis dedos, devora mis
palabras y la luz se vuelve ceniza. Fuera de
ti soy transparente, liviana y minúscula.
En tu piel otoño. Luna seca me
desmorono entre tus piernas. Tú fecundas punto a punto mi garganta. Me brotas.
Mi lengua se despeña en tu espalda. En mi pecho acuno tu rostro, arrullo la
tumba que palpita en mi vientre. Nos abrazamos a una sola muerte.
III
LA
REVELACIÒN
Me asomé a tus ojos. Vi los
recuerdos opacos que te transitaban. Yo vi. Vi como de tanto andar agrietaron
tu pecho. Tu corazón se desvaneció en ríos. Agua turbia, agua necia, agua mala.
Vi tu alma escurrida de pasado, la inquietud de tus venas ¿cuántas
verticalidades te agobian? Vi tu llanto
estancado, vi amordazado a tu asombro. Vi que es suficiente la piedra de tu
rostro para esculpir el infierno. Habité la sequía de tus manos, la ceguera de tu
tacto, me vistieron tus rasguños en el viento. Vi que en tu piel la noche se
hace muro. Relampagueó tu lengua, se
desmoronó tu pensamiento, piedras de locura. Vi mi tumba en tus palabras y en
tu memoria, regados mis restos. Vi a tu silencio ahorcando mi nombre.
Yo vi, lloví…
IV
EL
INVIERNO
El frío esculpe grietas en mis
huesos. El frío me nace y me desintegra al mismo tiempo. Miro mis pies,
desandados, solos, nunca más arropados
por tu boca, nunca más su hoguera, nunca más pretexto para hacernos
nudo. La tarde suena a cosas rotas. Todo se fragmenta en la humedad que
no reposa.
V
ÚLTIMA
VOLUNTAD
Auséntate.
Camino por una tierra de hubieras donde intento
revivirte. Tu cuerpo es la agonía que me habita. En vano la plegaria a tu
memoria.
Auséntame.
En mi piel crecen desiertos, en
mi pecho yacen tus ojos y en mi cintura se descompone la sombra de tus manos.
Mi hedor es de dolor ajeno.
Auséntate. Auséntame. Auséntanos.
Respeta la memoria de lo cierto y vete donde este aguijón de lenguas no pueda
alcanzarte, llévate mi cama de astillas para que atestigüe el insomnio, déjame
como promesa el silencio. A ambos nos sentenciará la misma noche, nos despojará
de la ceguera y nos quemaremos al vernos tan lejanos pero reales, fracturados,
cínicamente distintos, recíprocamente distantes, necesariamente ajenos,
desconocidos…
Biografía
Alejandra Estrada Velázquez
(México, D.F., 1986). Es licenciada en lengua y literatura hispánicas por la
UNAM. En Junio del 2014 fue becaria de Los signos en Rotación Festival Interfaz
ISSSTE.
Tallerista en Laboratorio de
poesía, impartido por María Baranda en el centro cultural Elena Garro del 22 de
junio al 8 de julio del 2015. Es parte del consejo editorial de la revista en
línea A buen puerto.
Fuente: Círculo de Poesía
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