Imagen de Dominique Fortin
ORIGEN
Fuimos escama de Dios,
flor, venado y mono.
Fuimos la tea que partió el rayo
y el sueño que contaron nuestros
abuelos.
Caímos en el monte
y el sol nos atravesó con su
flecha,
fuimos cántaro ¡au!
fuimos agua ¡au!
Ahora somos ceniza
bajo la olla del mundo.
Imagen de Mariana Palova
CASA
PRIMERA
De niña dormí en los brazos de mi
abuela
como la luna en el corazón del
cielo.
La cama: algodón que salió de la
fruta del pochote.
Hice de los árboles aceite, y a
mis amigos les vendí
como guachinango la flor del
flamboyán.
Como secan los camarones al sol,
así nos tendíamos sobre un petate.
Encima de nuestros párpados
dormía la cruz de estrellas.
Tortillas de comiscal, hilos
teñidos para las hamacas,
la comida se hacía con la
felicidad de la llovizna sobre la tierra,
batíamos el chocolate,
y en una jícara enorme nos
servían la madrugada.
Imagen de Mariana Palova
LO
QUE SOY, LO QUE RECUERDO
Una libertad que retoza y no se
ha hecho fea.
La sensibilidad de un loro que
habla,
soy la niña que se le caen las
cocadas y no las levanta,
un huevo de gallina negra me
recorre y despierta.
Soy una nariz que huele el adobe
de la casa de enfrente
un patio y todas sus casas.
Una fotografía regañada,
un trazo delgado en medio de la
selva.
Una flor para el agua, para otras
flores y no de las personas.
Soy una resina que lloró San
Vicente.
Soy un alcaraván que ahogó su
canto en otro idioma.
Biografía
Natalia Toledo nació en Juchitán,
Oaxaca, México, en 1967. Pertenece a la Nación Zapoteca. Escribe poesía desde
niña, inspirada por su participación en los talleres de escritores de la
Casa de la Cultura de Juchitán. Libros
publicados: Paraíso de fisuras, 1992; Mujeres del sol, mujeres de oro, 2002;
Flor de pantano, 2004; Olivo negro, 2004, Premio Nezahualcóyotl de Literatura;
La muerte pies ligeros, 2005, con obras de su padre, el famoso pintor Francisco
Toledo. Ha sido incluida en diversas antologías, entre ellas, Antología de
poetas de Tierra Adentro, 1997; La voz profunda, antología de literatura
mexicana en lenguas indígenas, 2003 y Words of the True Peoples, Palabras de
los Seres Verdaderos, antología de escritores indígenas mexicanos
contemporáneos, 2005. Ha participado en encuentros poéticos en Argentina,
Venezuela, Francia, Estados Unidos, Canadá, Reino Unido y México. Según Elena
Poniatowska: “El amor que Natalia le tiene a las calles, los mercados, las
plazas, las calles llenas de baches de agua lodosa lo refleja en su poesía. A
través de sus versos, uno recrea Juchitán, los pasos femeninos que dejan su
huella en el camino. Dejarse atrapar por su poesía, es reconocer la voz mandona
de las oaxaqueñas, las sandungas, las que mecen al pene dentro de sus enaguas.
Natalia, fiel a sus padres, canta en zapoteco y en español e iguana rajada
reza, resucita en su voz. A su vez ha dicho la poeta juchiteca Rocío González:
“Los poemas de Natalia surgen de intuiciones poderosas que se resuelven en
cuadros breves, en imágenes nítidas y precisas y, al mismo tiempo, llenas de
ventanas, en versos decantados por lo absoluto del instante. Su fascinación es
con ella misma, con la niña que fue y necesita reinventar en los olores y
sabores, en la flora y la fauna que aparecen en el lenguaje de los sueños y en
el regreso- siempre hay un regreso a ese lugar del que nunca se ha ido del
todo: más que Juchitán es la construcción del deseo, la intimidad con la
naturaleza, la pulsión de lo inmediato. Más que Juchitán es la lengua en la que
se juega, la cadencia sensual que vibra como un hormigueo en los chistes y los
dobles sentidos, la transfiguración del dolor en vocales alargadas y cantos en
las voces de las mujeres que la inventaron, la lengua que impone la
singularización, no sólo de ella misma, sino de todo lo que mira: eso que se
parece a la felicidad pero no deja de tener algo perverso, la fragilidad de la
niña ante la contundencia de lo real.”
Fuente: Festival de Poesía de Medellín
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