Gabriela
Ibañez - poemas
Iniciaciones
I
Apenas alcanzaba a mirarse en los
espejos
y en su rostro perfectamente
redondo
una cicatriz
como una mariposa
se posó violentamente.
II
A los trece años
supo de los espejos y de las
intersecciones
de la inclinación de la luz sobre
la piel
de las rodillas desnudas y de las
cicatrices
olvidó las bicicletas.
III
Cómo olvidar octubre- pensó
¿ves la
extensa cicatriz sobre mi pierna derecha?
Ahora tócala acostúmbrate bésala
Es la
marca de los hombres que vencen a la muerte
Habitarás
en ella.
El
pájaro de todas las tardes
Cuando venía la primera luz de la
noche
después de la mantequilla y el
pan tostado
corríamos a escondernos en el
jardín
mi refugio favorito
era la enredadera de las flores
de novia
mi hermano prefería subirse a la
copa
del árbol de chirimoyas
y la menor de mis primas
sobre los helechos atestados de
pequeños caracoles
cuando presentíamos su
parsimonioso aleteo
callábamos y nos quedábamos
inmóviles
y el pájaro negro inmenso
de pico naranja brillante
descendía de un solo golpe seco
parecía olfatear el césped
como un viejo y ciego lobo
y luego empezaba a tragarse los
objetos
que cada uno de nosotros
dejaba como ofrenda sobre el
jardín
la primera vez
le dejé mi muñeca favorita
la segunda dos perlas heredadas de mi madre
la tercera el caballo musical
la cuarta un puñado de astromelias que recogí
del
parque
la quinta el aguamarina que mi abuela me regaló
así siguió de tarde en tarde
viniendo a llevarse lo que
buenamente le dejábamos
fuimos creciendo
hasta que una tarde
no regresamos más al jardín
pasaron los años
y mi abuelo cayó en un sueño
profundo
uno a uno fuimos llegando a la
casa para la despedida
le dábamos un beso en la frente
nos sentábamos a su alrededor
mientras esperábamos
a las seis dejo de respirar
nos sacaron de la habitación
hacia el jardín
llorábamos cada uno en su antigua
posición
aquella tardo lo vi por última
vez
revoloteaba encima de nuestras
cabezas
trinando estrepitosamente
entonces supo por qué estaba ahí.
Dentro
del vientre de algún lobo
Suerte de aquellas que tienen la
piel tan blanca
como
la nieve
y siete veces siete
oyen comentar de la suavidad de
sus mejillas
de aquellas hacendosas que tienen
siempre la casa
en
orden
y los vestidos de las
hermanastras planchados para
la
fiesta
sin dejar nunca nada para después
de aquellas que cuidan con
devoción sus cabellos
para que un hombre trepe por
ellos
y les dé la libertad
suerte de aquellas que saben
esperar con los ojos
cerrados
el eso que finalmente las
despertará
pero yo que con ojos bien
abiertos
preferí seguir el camino de las
espinas
jamás podré ser como mi madre o
mi abuela
y seguramente ningún hombre
me rescatará de ser comida por un
lobo.
Fuente: Grabriela Ibañez de: Las
buenas noches – Paracaídas editores -
noviembre de 2012
Biografía
Gabriea Ibañez Oviedo, (Lima
1982), estudió Filosofía en la Universidad Nacional de San Marcos y estudió Literatura
Hispanoamericana en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Ha trabajado
en revistas y editoriales. Actualmente dirige POLIFONÍA EDITORA, sello de álbumes
ilustrados que tiene como objetivo impulsar el arte y la literatura infantil en
Latinoamérica. Ha publicado poemas en medio virtuales. Fue uno de las poetas
ganadores del concurso Prima Fermata Literaria 2006 (UNMSM) y ha participado en
diversos recitales. Junto a Rocío Fuentes dirige La Purita Carne, plataforma
que difunde el arte de las mujeres a través de distintas disciplinas. (Fuente del Libro).
No la conocía, y me ha gustado mucho, gracias por acercármela.
ResponderEliminarUn beso!!
Gracias Carmela, otro beso para ti.
ResponderEliminarSu poesía siempre fue muy fina. ¿Y los poemas que incluyó en el concurso Prima Fermata Literaria están también incluidos en este libro? No tenía noticia de su publicación, la verdad...
ResponderEliminarGracias Daniel por tu comentario, tienes toda la razón con la finura de su poesía.
ResponderEliminarHonestamente desconozco si esos poemas los incluyó en el concurso Prima Fermata Literaria.
El libro lo compré en un viaje a Lima.