Foto mía (Pozuelo de Alarcón - marzo 2019)
EL
IDIOMA DE LO HÚMEDO
Desnuda
Como recién descubierta por la
noche
Las cigarras salvajes y las ranas
rondaban el cálido verano de tu
cama
anfibios musgosos resbalando
Por todos los rincones de tu
cuarto cueva cuando
La niñez no era
Sino una piel que estabas
Dejando atrás Como una víbora
Incómoda en su océano vibrante
Esparciendo las ondas de calor
Por el desierto húmedo
Lleno de animales agazapados
Y crujientes
Sonidos poblando la noche
Como hormigas
Nunca le pudiste ver el rostro
A ese ruido
Nadie
Entendía el idioma de lo húmedo
Reptando en la vereda verde
Brillando con la lluvia
Recién resina
Árbol frutal y joven pulpa
Lista para ser mordida
NO
EXISTE EN LA NOCHE EL AMOR, EXISTEN LOS AMANTES
El deseo es un mosquito
que ronda tu piel en el centro de
la noche.
Te persigue cuando tienes más
cansancio,
te atosiga justo cuando estás a
punto
de caer en el pozo del sueño
y despiertas en el centro de la
sed.
No te reconoces en el espacio que
te rodea.
Tu recámara en la penumbra
parece una prisión sin
dimensiones
y te sofoca el zumbido
del negror en las paredes.
El estruendo del viento
sacude tu sordera
y aterrizan tus huesos
en las noches que trituras
para recobrar la sensación que
llamas tiempo.
Pero nada pasa.
Apenas te queda el recuerdo del
movimiento,
como cuando quieres gritar en un
sueño
y no sale nada de tu boca.
Entonces notas que estás
encadenado a una cama
a donde vienen los mosquitos cada
noche
a perforarte la piel
para extraer la sangre de tu río
subterráneo.
La noche es un deseo desesperado
de encallar en la otra orilla
antes que el sol asome tras las
rocas.
Eres un barco aletargado
circundando un promontorio
de peñascos al desnudo.
Eres el mosquito para quien
el hambre es lo mismo que la sed,
la noche lo mismo que el deseo.
EL
CANAL
Cuando me tocas
recuerdo mi condición de río
atardezco contigo nuevamente
y el otoño camina más despacio.
Todo resbala por nosotros,
ecos y épocas ascienden y
descansan.
Crece el pasto hacia dentro del
invierno
Se apaga la escarcha lentamente
Siento tu rostro girar hacia el
mío,
rehilete empujado por el viento.
Son tus ojos un canal encandilado
donde transcurre un pétalo-velero
(y yo miro emigrar en las
acequias
el polvo de un oro desterrado.)
Tus manos son raíces, abren
canales en mi piel,
vetas iluminadas por tu tacto.
A media noche una garza abre el
río con su grito
y bajas a beber la claridad del
canto.
El río asila noches blancas, mece
tibias luces. Cabecea.
Amanece un alba tenue. Gotea toda
la noche
el rumor que me navega.
Se estremecen los sauces,
la ribera se enciende en un
susurro
alza el vuelo el alba
arde una hoja sobre el agua.
cascadas de horizontes
se desploman sobre la hierba
y un tremor de basaltos atestigua
el origen de la flor entumecida.
Una piedra se hunde hacia el
silencio
y no queda de nosotros
sino el limo tenaz
hasta el fondo del estanque.
Violeta Orozco
Biografía
Violeta
Orozco (Ciudad de México, 1989). Poeta bilingüe, traductora y ensayista.
Egresada de Filosofía y Letras inglesas por la UNAM, Maestra en Lengua y
Literatura Hispánicas por Ohio University. Ganadora del Premio Nacional
Universitario de Poesía José Emilio Pacheco 2014. Actualmente realiza el
doctorado en Letras Hispánicas en Rutgers University en New Jersey, donde
investiga poesía y performance feministas de chicanas y mexicanas, da clases y
traduce poetas norteamericanas.
Ha
publicado en revistas como Punto de Partida, Carruaje de Pájaros, La Palabra y
el Hombre y en varias antologías de poesía de EU. Junto con la reconocida
periodista peruana Claudia Cisneros, ha organizado múltiples lecturas de poesía
multilingüe, feminista y activista en donde ha reunido a poetas de latitudes
tan diversas como Estados Unidos, República Dominicana, Puerto Rico, Costa
Rica, Arabia Saudita, Perú y Argentina en el colectivo "Speak up
women" que fundó junto con ella. Actualmente está traduciendo el libro
"Les reflets du verbe" del poeta algeriano Hamid Larbi.
Fuentes:
Llama la atención el equilibrio de los poemas de Violeta Orozco, su "verdad".
ResponderEliminarSaludos.