Foto: Egor Shapovalov
Todos sacudimos el árbol
Una lluvia de naranjas cae bajo
la fronda
El cesto se llena
El fruto desborda en la palma de
la mano
Brilla ahora en la sonrisa de los
hermanos
El mayor hace malabares
El otro las parte en rodajas
rociadas de sal o azúcar
Aquel come casco por casco
Los menores las chupan por el
ombligo
Hasta el zumo último desjugado
entre sus dedos
Mi boca se hace agua ante estas
imágenes
Después de sacudir el recuerdo
El cesto queda vacío bajo aquel
árbol.
De Ciudad transfigurada
******
Volar un metro sobre el suelo
Gracia concedida a quien persigue
El pez fosforescente
Que nada por las galerías de la
vieja casa
Ver su aletazo de llamarada
Escapando en la oscuridad
Con la guía
De su estela
Visto el hábito blanco
De la muerte
Pero de mis manos
Sale el brillo
Y vuelo.
De Sueños y Epifanías
******
Vengo de la noche
Del rugido de fieras
acechantes
De la huida por mil puertas
de la oscuridad
Vengo del fuego
de los latidos del corazón
Vengo de los cánticos
del sueño
Del culto de los muertos
De los niños ocultos
entre los arbustos del crepúsculo
Vengo sola
agitando ramos
invocando rayos
Vengo de la noche que al fin
arroja sus lenguas fosforescentes
Vengo sola
cruzando la línea del tiempo
con el aleteo vibrante
de mi hermano en el espacio
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I
Tomo tu pulso con blandas yemas
gong repetido
cuento milenios de gestación
la errancia de los continentes
gota repitiéndose
abriendo paso a la memoria
caudal de imágenes del animal que
al erguirse
mirando el horizonte lanza la
jabalina
y escucha el eco de su grito
II
Vienen en tu pálpito días de
penuria
incesantes partos poblando el
mundo
años puntuales de migraciones y
olvidos
trote de recuas
ríos salidos de madre
la aprehensión de estampidas
raptos e incestos de lejanas
teogonías
ascensos por escarpados riscos
hambre y sed bajo la canícula
el fuego y la clepsidra
la pleamar anunciando noches de
naufragios
III
Me llegan de tu sangre
roncos tambores
imperios construidos sobre el
lomo esclavo
preludios de guerra y muerte
cascos herrados y crines
relucientes
heraldos del dios de la venganza
IV
Tus pulsaciones anuncian
yunques y martillos
engranajes y poleas
que no paran de multiplicarse
ráfagas de batallas
respiración de sobrevivientes
descuento retrospectivo del fin
el sonido
el silencio
multitudes amándose en el riesgo
último
la mudanza de los cuerpos
buscando el acorde
el pasadizo al infinito
***********************
La palabra de la noche se eleva
sobre paredes y árboles
sobre el canto de los pájaros
sobre el bullicio de la
muchedumbre
La palabra de la noche
se hunde tras los montes
Los labios de la noche
sella con besos el cansancio
la muerte transitoria
el dolor palpitante en las sienes
La palabra de la noche
enmudece las ciudades
silencia los trenes
aquieta las cosas
En los labios de la noche
silban monzones
se empinan las olas
se escuchan voces mayores
De
Traces/Huellas Editions L’Oreille du
Loup, 2009
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Cierva
herida
(Frida Kahlo)
Frondoso sin duda el bosque
Soleado aun el instante
Diestros los invisibles cazadores
que te han saeteado
¿Fueron acaso dioses del azar
que así lanzaron sus rayos
trepados y ocultos entre los
árboles
acechando el vuelo del ave
o la fuga del venado
en el claro de un recodo?
Herida allí
sangrante incólume
furtiva dama
cierva desdeñosa
y cornuda
Fiera tu rendición al dolor
entre árboles y ramas quebradas
Detrás las aguas de un lago
vasto jardín el de tu paraíso
De
Fleur de refus/Flor de rechazo Editions Ecrits des Forges et Phi, 2009
Nota mía: Magnífico trabajo de Stéphane Chaumet, por la traducción y difusión de la obra Myriam Montoya.
Myriam Montoya: Poesía en voz alta
Apuntes biográficos
Myriam Montoya, 1963, Colombia. Poeta y
traductora. Vive en París desde 1994. En 2004, aparece una antología de su obra
poética, Vengo de la noche/Je viens de la nuit, seleccionada por Stéphane
Chaumet. Los dos libros precedentes Fugues/Fugas, 1997 y
Déracinements/Desarraigos, 1999, fueron traducidos por Claude Couffon. Sus
poemas se han publicado en diversas revistas en Colombia, Cuba, Francia,
Marruecos, México, España y Canadá como también en antologías colectivas en
Francia y México.
Según Stephane Chaumet, traductor suyo al francés,
“En la palabra de Myriam Montoya hay luz: no una luz cegadora, sino aquella de
una mirada. Una mirada agua y sílex. La mirada de una mujer, mirada
trans-lúcida, escapando al discurso social o político, sobre la mujer en
exilio, sobre el mundo abandonado, sobre los ahogamientos anónimos en la
oscuridad, las arenas del silencio, la reclusión, el miedo, la marcha sin fin…
También sentimos la presencia de la infancia a través de la muerte que aquí no
es un símbolo, la muerte palpable, una ciudad amada hundida en la violencia,
Medellín, convertida en blanco mediático y en línea de fuego, donde la poeta hará
su iniciación en el amor, la muerte y en la impotencia frente a la historia. Y
el exilio; el salto que desgarra, la incomprensión. “Medir el ángulo de la
caída. A las mujeres trashumantes” como lo dice en la dedicatoria de
Desarraigos. Una poesía tan lejos del exotismo como del formalismo, poeta que
sabe dar la palabra a aquéllos que no la tienen…”
Fuente: Revista Prometeo y Blog de Stephane Chaumet (y más poesía).
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