* Benoit Courti - Plumes
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Cuando
los árboles se cansan, las hojas,
el parque se mete en sí mismo, sin
luz,
la
oscuridad se acerca
como el hambre.
Me apoyo en el tronco
pienso
en un fragmento de poema en mis dudas
en ti
cómo
podría yo darte
mi ternura en una caja
y además qué significa eso.
Pero
tú estás detrás de las cortinas
en otra
ciudad,
parten los trenes el
viento reúne las hojas
y yo aquí
comienzo a mezclarme en
la nevada,
a ser
impresionista
Huone
avaruudessa, 1973
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Las
estrellas vuelven a ser como una quejumbrosa balada y por
las tardes
los
perros afinan sus agrietados violines.
Yo
no dejo que se me acerque la pena,
no
la dejo acercarse a mí.
Mil
metros de nieve encima del corazón.
Murmuro
mucho para mis adentros, por la calle
Canto
en voz alta.
A
veces me veo pasar, con sombrero en la cabeza,
por
el viento, y con alguna idea torcida.
Hablo
de muerte cuando quiero decir vida. Ando con los papeles
desordenados,
no tengo ni una sola teoría, solo un perro que blasfema.
Cuando
pido aguardiente, me sirven helado,
A
pesar de todo claro que soy español, con el nacimiento del pelo bajo
de
esta manera, de verdad:
no
parezco ser de aquí.
Sudo
y trato de hablar, entretanto
tiemblo.
Casi
más que la muerte lamento mi nacimiento.
y
todo lo que pido
son
mil metros de nieve encima de mi corazón.
Mies joka rakasti vaimoaan liikaa, 1979
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Érase
una vez un hombre que amaba tanto a su mujer
que
no le quedaba energía para otra cosa.
Se
le reventaron los zapatos, su abrigo se gastó hasta convertirse en gasa,
y
los botones de la camisa volaban hacia el alto cielo
por
el mero embate de se apasionado corazón.
Su
mujer se vio demasiado apurada cuan la necesidad apremió,
la
pobreza se salía por las ventanas, no funcionaba nada,
y
el hombre no hacía otra cosa que amar.
Todo
esto ocurrió en Rusia, a la luz de un quinqué,
en
los días en que las gentes eran todavía ricas en nieve,
el
vodka brillaba como un diamante en su copita mellada,
una
rodaja de pepino era el centelleo de sueño,
y
en la esquina del granero junto a la casa parroquial
un
cascabel en la correa del perro sonaba como campanillas de
un trineo onírico.
Una
noche de helada, caí en la cuenta:
los
perros son las tartas del corazón, cálidos, alimenticios,
y
en alguna parta en el fondo de mi pecho, como un canto rodado,
hay
un fragmento de la Vieja Rusia, unas migajas de amor crucificado.
Los
brillantes lazos giran serenos,
la
esquina de la casa se está resquebrajando,
algo
se está rompiendo aquí en el silencio.
Por
alguna parte en la nieve un viejo árbol se está muriendo:
su
corazón de madera no puede soportar semejante frío.
En
la centellante noche Dios está durmiendo: es una vieja historia,
y
a la luna se le puso ese aspecto de fin de mundo
Mies joka rakasti vaimoaan liikaa, 1979
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He
adelgazado, por lo que veo. Pero cómo.
Llevo en el pulgar adecuado
los
signos del perro y del caballo.
Uno hecho con un cuchillo de herrar,
el otro,
con
un colmillo.
De las cicatrices nace la vida
y
el corazón es una fosa común todavía abierta
llena de la tela gris del llanto,
ruido
metálico de medallas de identidad al viento.
Siempre en otoño, tiempo de matanza
de los pavos,
ando
en un trineo con cuatro perros, el quinto
salta al lado atado como caballo de reserva
cuando
un viento frío envuelve los bosques
y en los campos arden hogueras bien
vigiladas
así
de fogosos son los caballos de batalla de la muerte
pequeños e iracundo, y el viento del
otoño
rojo
como la sangre, como los serbales.
Tule
takaisin, pikku Sheba, 1986
Fuente: Poesía Nórdica –
Antología preparada por Francisco J. Úriz – Ediciones De La Torre
Traducción
de Francisco J. Uriz con la colaboración de Kirsti Baggethun, Mona Moltke y
Pentti Saaritsa
Biografía
Nació
en Finlandia en 1939. Licenciada en Humanidades, trabajó como agricultora y
bibliotecaria. Una de las poetas más relevantes de su generación. En 1987
recibió el Premio Finlandia.
Libros:
Habitación en el espacio, 1973. El hombre que amó demasiado a su mujer, 1979. A
pesar del verano, 1983. La voz de la fuerza, 1989. Vuelve mi Sheba, 1986. La
casa del sol naciente, 1997. Vive entre Helsinki y los bosques de Finlandia.
gracias, maría. no conocía a esta poeta. es para mí una maravilla venir a tu casa.
ResponderEliminarabrazos*
Qué hermosos!! Gracias por compartir, María...Besos
ResponderEliminarGrandes poemas, María.
ResponderEliminarGracias.