Masaok Yamamoto
Cada día
Asomar
el cuerpo
tibio
y precario
entre
las sábanas
nace
el día
con
la furia pantanosa
de
su cielo abierto
el
viento sopla
caen
las hojas
y
amanecen
las
incógnitas.
Hay
sueños
que
han quedado atrás
y
la risa despreocupada
de
la infancia
con
su dulce abecedario
entonces
una nana
nos
recuerda
la
cavidad materna
con el líquido amniótico
de la promesa.
En
la edad adulta
la
niebla nos acecha
con
sus cuchillas plateadas
al
interior de las pestañas
los
días transcurren
tras
el vaho
las
urgencias
y
la telaraña
de
las incertidumbres.
Para
no desfallecer
asciende
otro peldaño
siente
la vibración sonora
de
las cuerdas
asómate
al rocío
y
escucha el fluir generoso
del
alba.
y escucha el fluir generoso del alba....
ResponderEliminarprecioso, María
una belleza !!!
ResponderEliminarCarmela,
ResponderEliminarY contigo escucho el rugido de las olas. Gracias.
Un beso
Claudia,
ResponderEliminarMil gracias por venir y por tus palabras.
Un abrazo
Maravilloso este poema de dulces reminiscencias de la infancia. El final es espectacular.
ResponderEliminarUn abrazo
y
Enhorabuena, María
Hoy he podido abrir la ventana de comentarios. Otros días, no sé por qué no podía.
Ana
Gracias Ana, me alegra que hayas disfrutado de este poema. Me alienta seguir.
ResponderEliminarUn beso