Karen divine
Soy
Soy
la gran Virginia Grütter, ¿la recuerdas?
la
que escupe tabaco en las esquinas
y
está ronca de pegar gritos
y
camina como una estela pintarrajeada y tambaleante
Soy
Marguerite Duràs con su joven amante
y
su vida refinada y alcohólica
Soy
Simone de Beauvoir con todo y su Jean Paul Sartre
y
su intelecto y su feminismo y su academia
Soy
la imbécil “femme” que desde este pueblo polvoriento
habla
del erotismo francés
frente
a un auditorio de subnormales
Soy
la puta más puta que arrastran de los pelos
asquerosa
y desnuda
Soy
la pobre infeliz
que
no tiene un centímetro de cerebro
hipocondríaca
que
camina como idiota esperando que el padre de sus hijos
o
el cura
le
dé una limosna
Soy
yo
la
del cuerpo grabado en la piedra
la
que consume sus ojos en la arena
la
que ya no puede hablar de amor tan fácilmente.
Acoso
Dice
la gente
que
ya él no se acuerda más de mí.
Eso
cree él.
Círculo vicioso
qué
voy a hacer
ahora
que hago todo lo que prometí.
Siglo pasado
La
palabra no puede ser algo tan fácil. Tiene que haber algo menos que sangre para
decir sangre. Tal vez músculo en la sombra, vientre liso y maldito. No tan
fácil como casa o serpiente. No tan anunciado como mujer. Algo menos que hijo
para decir hijo. Tal vez lengua, infamia, peste fraguada en la ceguera.
La
palabra no puede ser algo.
No
tan fácil a menos que hiera. No tan anunciado como la muerte. Tal vez piedra
para decir tal vez.
La
palabra no puede ser algo tan fácil. Tiene que haber algo menos que odio para
decir odio. Tal vez ruinas, escombros en el cuerpo.
No
tan fácil como sed o probeta. No tan anunciado como fiera.
Algo
menos que amor para decir amor, por lo que más quieran. Tal vez foso, graznido,
hierro lejano.
No
puede ser algo la palabra.
No
tan fácil delante de los otros. No tan anunciado a menos que muerda. Tal vez
silencio para no decir nada.
Una
palabra menos obliga a más.
La
palabra no puede ser. No si se desboca. No en su contra.
Discurso
Una
mujer no tiene dirección:
todos
sus costados son profundos
no
anhela caminos de regreso
mas
sí
un
horizonte indefinido
de
pájaros centrífugos.
Una
mujer necesita el asombro
de
la oscuridad sostenida ante sus ojos
y
no los límites precisos de un espejo.
Una
mujer se esparce en el aire.
Una
mujer nunca está sola
Datos
de la autora
María Montero - Poeta y periodista costarricense
nacida en Burdeos, Francia, en 1970. Estudió Literatura y Teatro. Su libro El
juego conquistado mereció el Premio Joven Creación en 1985. Ha publicado El
juego conquistado (1985), La mano suicida (2001) e In dubia tempora (2004), un
proyecto de poesía y fotografía documental basado en una investigación sobre
herramientas creadas y utilizadas por los presos en cárceles costarricenses. Su
poesía ha sido incluida en las selecciones de poesía Relatos de mujeres (1996),
Indómitas voces: cien años de poesía femenina costarricense (1997), Martes de
poesía en el Cuartel de la Boca del Monte (1998) y Antología de la nueva poesía
costarricense (2001).
Fuente: Revista Prometeo y Poéticas
Cómo me sentí identificado con Acoso, me vi reflejado al leerlo. Solo cambia el genero y queda un pensamiento mio muy recurrente. Saludos!
ResponderEliminarTodos me gustan, pero Discurso, me ha encantado
ResponderEliminarUn beso, María
radw90, en acoso es la poeta que se sitúa como acosadora.
ResponderEliminarComo tema de un poema me resulta interesante porque nos hace reflexionar.
Saludos.
Carmela,
ResponderEliminarA mi también me resulta hermoso Discurso, sobre todo estos versos en los que habla de trascender la oscuridad y no poner límites a su libertad: "Una mujer necesita el asombro / de la oscuridad sostenida ante sus ojos /y no los límites precisos de un espejo"
Beso