Leonora Carrington
Habeas corpus
Aquí
tienes mi cuerpo, sin islas desiertas ni antifaces
contiguo,
pálido de caricias
sujeto
a las barandas de una apología triste de jazmines.
Parece
vagar como un cromo deshecho en bajorrelieve
cuando
la llovizna brama la frialdad nocturna
y
los tobillos sangran el claustro de las hiedras mansas.
Toda
yo, incauta de pupilas y marasmos
desenvaino
la espada de mis chacras
y
quiebro la amnesia del cautiverio.
Aquí
tienes mi cuerpo, consignas de cristal hechas agua
silencioso
y expectante a la genealogía de tus pasos.
Eros (L, IV)
I
Legionario
y profeta en el ardor de mis muslos,
hombre
de aire que destila en mi útero una catarata de malabares;
estás
cerca, hago viñas con tu nombre –etílico de mis fuentes-
y
quiero ser la abeja reina, la gota salada en tu copa nocturna
las
manos, los ojos, el tacto de la ninfa.
II
Atrás
quedan los corsarios reveses del suplicio,
su
limítrofe despojo de aeropuertos vacíos,
el
plano triste de los huesos sin mitad.
Estás
cerca, adicto al botón rojo de mi falda
y
al vademécum caliente de todos mis deseos.
In vitro (L, IX)
Ojalá
pueda salvarme de tus ojos marrones habitando la nada. No sé si cumplo mi labor
de espionaje con la severidad y el cuidado que se precisa en estos casos.
Adivino tus gametos y mis cromosomas en la ópera del milagro. Mis anotaciones crecen y se
multiplican día a día; descubro con goce que tu psique se mantiene despierta y
estable, sin tendencias suicidas ni bipolaridad exagerada. Sueño con tus labios
presagiando humedad en las vías de falopio y con tus manos batiendo los soles
de una patria rítmica y azulada en los costados. Acabo de llegar a la penúltima
generación que te precede: motricidad superior a la media, niveles de instrucción
universitaria y tres doctorados con menciones honoríficas en la facultad de
filosofía y letras. Creo que comienzo a extrañarte en los mediodías de Parque
Patricios; me gusta que me sorprenda tu cuello seductor y tu sonrisa de hombre
libre (en esos momentos hasta podría perdonar tu delirio por las obras de Ecco)
Tengo que ser un poco más exhaustiva con mis métodos de investigación, no estoy
segura de haber manejado con objetividad la histeria conversiva de tu abuela
paterna o la doble personalidad de José Carlos, el bisabuelo catalán. Amanecí
tejiendo un palmo de caricias sobre tu espalda, mis dedos son brújulas
hedonistas que conjugan los avatares de tu cuerpo; me gustaría hablar de un
refugio frente a la playa -solos en el universo danzarín de los paisajes
tropicales- o de flores macedónicas en una cama que levitara apetitos y celos.
No puedo esperar más, el tiempo vuela y sube la temperatura de mis óvulos. Eres
el donante elegido por mi razón impura; necesito la cumbre inapelable de tu
semen, el aperitivo de tus costillas adánicas y el onírico peso del alma que
destierra el pánico en el mundo. Ojalá no pueda salvarme de la complicidad de
tu sangre fertilizando mis utopías.
Oblivion (L, VI)
No
existes. La lucernaria morada mece la cuna y calla;
levitas
en un trampolín de fragancias,
suaves,
ignotas, como la espalda de una virgen.
Vuelas
y sanas con el trémulo canto de Manhattan;
espiga,
oro, ligadura, ángel; todo en tí, corazón de almendra.
Duele
el aire pastoso de las encinas.
No
existes. Una marea ciega colma la inquieta soledad;
los
parajes del estío retractan su augurio,
despiden
el feroz pulso de las mañanas.
Lloras
la tarde de nonino, sus brazos antiguos,
la
melodía concibe un ataúd de flores blandas;
inevitable
el misterio en las espinas del retorno.
No
existes. Quedan las estelas vivas y juradas,
el
ocaso de los amantes, su tedio incorregible;
la
voz nocturna de los genios que viven en tu garganta.
No
existes, olvido.
Sólo
eres fuga que lidia con los aros del ensueño.
(2012)
Biografía
Hallie
Hernández Alfaro. Nació en Caracas, Venezuela. Actualmente, reside al norte de
Holanda.
Participa
y trabaja en Alaire: espacio de Poesía.
Siempre un gusto visitarte.
ResponderEliminarSaludos cariñosos.
Hallie es una gran poeta, cuento con ella en Alaire, magnifica. Brindo por ella y por ti, por acercarnos a su poesía.
ResponderEliminarUn abrazo
Sí yo también he comenzado a participar allí, y estoy de acuerdo con lo que dice Sandra Garrido. Grácias por compartir!!
ResponderEliminarUn abrazo!