Imagen de Hiroshi Nonami
Mantra
Ábreme
el duat de los sigilos en tu eco piramidal,
léeme
la boca del faraón en las nanas del romance,
húndeme
en el purgatorio de la rosa ahogada en Nilo
y
no obvies los nacropsados epitelios de ayer
ni
el aire camaleónico de la realidad con tulipanes.
No
dejes de engendrarme y sanar mis días blancos;
que
no te duela parirme muchas veces, dios de los silencios,
ya
no quiero nombrarme hija de la intemperie.
Hallie Hernández Alfaro
Imagen de Mark Ryden
Pre-mestrual
He
sido en tu mano desde ayer.
Ahora
el espejo se abre como en la historia de Alicia
y
habito las fronteras de tu camiseta blanca.
El
incontrolable palpitar de mi glándulas
desboca
las voluntades de tu nombre;
ya
lo amaba, ya silbaba su cadencia en los diluvios de juventud.
Siento
que tengo el cielo entre mis dedos
que
hasta puedo cargarme los temores de Noé.
En
el parque,
la
luz obligaba a centrar los minutos en la teoría del condicional:
si las calles estrechas
pudieran empujarme a tu vida,
si alguna noche el
insomnio alcanzara para deshabitar la tristeza,
si los ojos perdieran su
locura por mirarte,
si encontrara un soplo de
sentido en tantos carros de fuego.
Conspiran
para vivir.
Hadas
febriles a cuestas del placer
se
relamen la sal de tus besos ahogados,
veneran
el azul genotípico del instante y el jamás;
hospedan
cláxones mudos, sueñan el verso de Dos.
Hallie Hernández Alfaro
Fuente: Editorial al aire
Palabras espesas la de sus poemas. Espesas porque se quedan como si las relamiéramos una y otra vez antes de tragárnoslas. Me gusta.
ResponderEliminarUn beso, María
Carmela,
ResponderEliminarMe gusta tu definición.
Sus palabras se quedan rondando el espíritu, perturbándolo con su luz.
Un abrazo