Imagen de Merek Davis
CAYO HUESO – DUBLÍN
De
espaldas se dijera un hombre hercúleo
manos
inabarcables que a fuerza de apretar
se
iban deshilachando, pero seguían vacías.
Cuando
emigra el futuro, el hambre permanece.
Cansado
de zurcir la realidad mugrienta
un
día decidió postularse ante un sueño
en
una isla lejana, nuestra y nosotros de ella
tan
imbricada y húmeda de historia compartida
toda
ascendencia fértil,
cimiento de
esperanza.
En
Holguín mi bisabuelo Zacarías Lanseros
pasaba
al raso noches de paz junto al bohío
empuñando
los astros con ese coraje
de
quienes nada tienen y son dueños de todo.
Después
vino el brillante regocijo en La Habana
la
fiesta del vigor, la guayabera nueva
esta
fotografía en sepia desde donde
me miras con mis ojos a través de
los años.
Las
palabras son vínculos y son pesados diques.
Hilvanabas
los días debajo de un jagüey
al
lado de un anciano a quien nunca entendiste
padre
del capataz americano
al mando del mañana: la línea ferroviaria
pionera entre Miami y Cayo Hueso.
Regresaban
exhaustos girando el cigüeñal
aquellos
hombres de tez anochecida:
Come on, Zacariah, come on!
Cuánto
habrías deseado poder hablar con ellos.
Ochenta
años después, sobre la hierba
de
otro país repleto de emigrantes
una
chica morena descubre a Seamus Heaney.
Cada
tarde a las seis su patrona la busca:
Come on, Rachel, come on!
Bienaventurados
los que depositan
su
diáfana semilla dentro de la tierra
porque
de ellos será el reino de los tiempos.
He
venido a decirte que vengué tu memoria
comprendiendo
el destino en varias lenguas.
Igual
que, de rodillas, postrada ante tu alma
escribo
este poema que conjure el olvido.
¿Qué
importa que naciese cuando tú ya habías muerto?
La
mirada de dios convierte en uno
pasado
y porvenir. Hay algo ignoto
que
me permite oír llorar a aquellas vías
cuando
me quedo a solas. El afán de mi sangre
sigue
volviendo a casa cada noche
por las viejas traviesas.
Con
una única vida nunca es suficiente.
Imagen de la red autor desconocido
LA MUJER HERIDA
Solamente
si alguna vez amaste
con
uñas y con dientes
sin
red
sin
salvavidas
aciertes
a entender el vértigo insondable
que
se extiende a los pies del desengaño.
Ella
creyó encontrar la fuente del principio
cuando
lo conoció, en medio de la tierra,
sin
más escudo que su piel de hombre
bruñida
por el sol igual que el oro viejo.
Lo
amó sin precipicios ni preguntas
tiernamente,
en silencio
con
esa gratitud voluptuosa
que
provoca la lluvia en primavera.
Todo
era tan sencillo.
Los
versos inflamados de poetas infinitos
parecían
seguirla a todas partes
como
si el corazón se hubiera convertido
en
un fiel animal domesticado.
Porque
no existe nada que perdure
una
noche aprendió, como tantos lo hicieran
antes
y después de ella,
que
el amor es un río con cataratas propias
y
remansos ajenos
que
siempre desemboca en el océano.
Míralo
de este modo: la vida te ha enseñado
siguiendo
su costumbre de incansable maestra
cómo
el alma dibuja
serenas
cicatrices sobre viejas heridas.
Foto de Lilya Corneli
CANCIÓN DE LA TRINCHERA
Señor
Amor, dueño del cielo y de la tierra
tú
que puedes batirnos a tu antojo
sobre
el eje inicial de nuestro impulso.
Tú
que te enseñoreas sobre todo lo vivo
entretejiendo
un atlas de destinos cruzados.
Tú
que puedes auparte a tu albedrío
y
clavar tu aguijón sobre cualquier entraña.
¿Por
qué vuelves a mí? ¿Qué vil capricho?
¿Por
qué me arrojas de nuevo tu jauría?
He
aquí, amo mío, lo poco que me queda:
mi
sosiego de vidrio
la
enmienda frágil de una paz absorta
mi
mosaico de heridas mal curadas
demasiado
recientes para ser cicatrices.
Imploro
tu piedad desde mi grieta,
donde
se han detenido la memoria y el ánimo.
Piénsalo
bien: te costaría muy poco
concederme
una bula de misericordia.
Deja
a los que me quieren, esta pasión debiera
maldecirme
tan sólo a mí, es lo justo.
Ya
he visto antes cómo mi avidez arde
en
tu hipnótica pira de dios omnipotente.
Descuida,
soy sumisa
tu
adiestramiento previo ha prosperado:
quien
lo ha perdido todo varias veces
reconoce
el honor de una derrota.
Raquel Lanseros leyendo La Canción de la trinchera
Biografía
Raquel
Lanseros nació en Jerez de la Frontera, Cádiz, (España) en 1973. Es una de las
voces más premiadas y reconocidas de la nueva poesía española.
Ha
publicado los libros de poemas Leyendas del Promontorio (Ayto. Villanueva de la
Cañada, Madrid, 2005), Diario de un destello (Editorial Rialp, Colección
Adonáis, Madrid, 2006), La acacia roja (Ediciones Tres Fronteras, Murcia,
2008), Los ojos de la niebla (Editorial Visor, Madrid, 2008) y Croniria
(Ediciones Hiperión, Madrid, 2009).
Entre
los galardones que ha recibido por su obra poética destacan el Premio Unicaja
de Poesía, un Accésit del Premio Adonáis y el Premio Antonio Machado en Baeza.
Licenciada
en Filología Inglesa, colabora con poemas, traducciones y reseñas críticas en
diversas revistas literarias y publicaciones periódicas. Poeta capaz de
expresarse en siete idiomas, ha sido traducida al inglés, francés, portugués,
italiano, hindi, turco y holandés.
Su
obra ha sido incluida en numerosas antologías. La última de ellas, Poesía ante
la Incertidumbre. Antología de nuevos poetas en español (Editorial Visor,
Madrid, 2011), ha sido publicada en España, México, Nicaragua, Colombia, El
Salvador, Chile, Perú y Argentina. Actualmente se encuentran en preparación
ediciones bilingües en Italia, Bélgica y Estados Unidos, traducidas al
italiano, francés e inglés respectivamente.
"La mujer herida" y "Entonces me besaste" son dos precioso poemas suyos, que colgué en mi blog. Me encanta cómo escribe mi "paisana", jajaja con gran orgullo lo digo, y como persona me parece que es una "gran persona" por lo poquito que podido relacionarme con ella vía email.
ResponderEliminarMe encanta!!
Un beso, María
Carmela,
ResponderEliminarCoincido contigo me encanta como escribe, su poesía es muy potente. Recuerdo haber leído en tu blog algún poema de ella.
A mi me gusta mucho: La Canción de la trinchera.
Un beso
Voy a leerlo.... y te digo, :)
ResponderEliminar"....He aquí, amo mío, lo poco que me queda:
ResponderEliminarmi sosiego de vidrio
la enmienda frágil de una paz absorta
mi mosaico de heridas mal curadas
demasiado recientes para ser cicatrices.
Imploro tu piedad desde mi grieta,
donde se han detenido la memoria y el ánimo.
...."
es cierto María, es un poema tremendamente hermoso.
Un beso
Carmela,
ResponderEliminarCoincidimos, Canción de la Trinchera, es delicioso, te identificas, sientes la fragilidad de las heridas, intenso, tan humano.
Otro beso para ti
Es muy buena Raquel Lanseros. Gracias por incluirla.
ResponderEliminarSencillamente excepcional.
Un fuerte abrazo
Ana
Ana,
ResponderEliminarSí, es muy buena, por eso la elección de los poemas fue difícil. Es muy joven, tendremos la suerte de seguir leyéndola.
Gracias a ti por participar.
Un abrazo