Imagen Arno Rafael Minkkine
Frágil ante lo inmundo
Frágil
ante lo inmundo
lo
inmundo considerado como una débil respuesta
del
ser cotidiano ante sus mezquindades
me
sorprendo en una ciudad cuyo nombre
ni
la humedad pegada a los muros ancianos
ni
sus palomas tísicas
me
importan
como
estar en su imagen de plástico
hundiéndome
en La Defense
o
perdida
en el ardor de su pasado
ah pureza frescor de lo marchito
toneladas de plumas nos cubren
nos desnudan en tu presencia
y tú ciudad donde hoy habito
¿naufragas o emerges de mi
calidoscopio?
A
pocos metros de la estación moderna me habita
en
pequeñas áreas mal ventiladas
campiñas
fantasmales donde uno (de pocos ingresos)
atraviesa
la tarde de un verano desolado
desde
sólo un ángulo
-lo maravilloso de la tarde-
su
caricia en el sexo es la de un espectro
y
amo esa tarde como en un film.
El
ardor del pasado descansa en la infancia
pero
no puedo ocuparme largo rato de esta transparencia
y
no deseo edificar una infancia
lo
maravilloso es la rama torcida
que
se eterniza en un material innoble (chatarra)
esta
falta de flores lo es sobre la tarde gris.
Apoyada
en tus brazos:
de
las viejas Bastillas
nace
tu sonrisa más fresca
y
mis partes están irritadas con fluidos verduscos
como
tonos impresionistas
caminando
para aprehender el rígido otoño en el Louvre
el
sentimiento de piedra de la Venus egipcia
o
el gesto de bronce de una pierna de gladiador
-sótanos y galerías de tesoros
robados-
camino,
palpo el tubérculo de los recuerdos
mi
cuerpo de niña
el silencio rígido
de
la pureza
nada
de entonces puede penetrarme en el miedo
como
esta ciudad en la usura.
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