Foto de Cannon Bernález - serie miedos
LOS OTROS
No
alcanzaron a sentir miedo. Cuando los cortaron el dolor llegó primero, la boca
de la bota en la cara. Pronto el susurro de la sierra fue lejano. Un pajarito
almorzó los pecados de las vísceras.
Sus
sombras siguen y recogen los sombreros que atajó el viento.
Las
mujeres orinan cualquier lugar.
Los
niños se volvieron ancianos amarrados a los alambres de púa.
Tres
territorios debajo de las carcajadas de los asesinos.
Y
sus sombras también son perseguidas, señaladas y marcadas desde los pájaros
metálicos, dueños del cielo.
NACIMIENTO
Antes
que el vuelo de la mariposa supiste de la infamia. Te enseñaron a no lanzar la
flecha para evitar el arrepentimiento. Te dijeron que tenías que inventar una
familia y la conseguiste completa para los asesinos. No esperaste los hijos de
tus ganas. Viejo como estás, no llorarás por los que no nacieron, sabes bien
que de ellos es la gloria de la eternidad.
ARROZ
Regaste
las semillas que crecían en los cráneos y viste las niñas que volvían para
cambiar de ropa a sus muñecas y acariciar casitas de algodón. Te fuiste con el
susurro de las matas de plátano y no alcanzaste las faldas de la anciana que
volvió para terminar de amasar el pan. Sabrás que ahora nadie se quiere ir y
que por pedazos retornan las sombras para acomodarse otra vez, pero no
encuentran dónde poner los pies.
EL REGRESO
Una
extraña atmósfera le determina la vida. Un olor denso y pesado, nunca antes
presentido, se cuela por el vestido y se esconde entre el ombligo.
Sí,
sacaron al muerto, pero su olor se instaló en las axilas de la noche, en los
pliegues del pañuelo en desuso; se mantuvo ocho días entre las subidas y
bajadas de los inquilinos. Tal vez, Dios también utilizó el ascensor inhalando
su propio sabor. Es la costumbre de dormir entre el incienso.
MIEDO
Sentir
por las piernas
la
respiración
del
compañero desaparecido.
Mery Yolanda Sánchez leyendo en el Festival de Poesía de Medellín
Biografía
Mery
Yolanda Sánchez (Guamo Tolima, Colombia 1956)
Libros
publicados: La ciudad que me habita (1989), Ritual para las noches (1997), Dios
Sobra, estorba (2006) y la antología Un día maíz (2010). Obtuvo mención de
honor en el concurso El cuentista Inédito del Centro de Estudios Alejo
Carpentier en 1987 y en 1994.
Fue
beneficiada con la Beca Nacional 1998 del Ministerio de Cultura por su proyecto
Poesía en Escena Ha orientado talleres de poesía para niños, jóvenes, población
de internos en centros carcelarios y Habitantes de la calle.
Fuente: Revista La Raíz Invertida
Hermosa la poesía, Colombia tiene buenos poetas, a mi me encanta Jota Mario Arbelaez, la sencillez y lo cercano de sus temas...
ResponderEliminarUn fuerte abrazo, tocaya
Hola María, siempre es un placer tenerte aquí en Batalla de Papel.
ResponderEliminarColombia tiene muy buenos poetas. Gracias por tu recomendación, buscaré la poesía de Jota Mario Arbelaez.
Hace algún tiempo leí una poeta colombiana que me impresionó muchísimo por el uso del lenguaje y por la profundidad de sus temas, Angye Gaona.
Un abrazo inmenso
El dolor amarillo que gira en su poesía no es más que el lamento de una Colombia encallada en sueños de dignidad, una suplica ensangrentada. Hermosas y sentidas letras, tanto como su labor diaria que hace Mery Yolanda Sanchez. Gracias por las perlas mi querida Sole :)
ResponderEliminarAmanda,comparto contigo la impresión de dolor que nos deja esta gran poeta colombiana.
ResponderEliminarUn abrazo