1. Lindamente linchada
Lindamente linchada, las piedras aventadas como si fuesen
nubes, algodones, plumas.
Sigo a tiro de ballesta en el meollo del cardumen, ah las
medusas bailarinas que desenvainan sus dardos en el medio más parecido a las
lágrimas. Por eso los instrumentos del golpe ¾ sus palabras acuáticas, tallos
azules, transparentes pétalos, espinas afiladas ¾
pierden densidad; el agua les resta peso, el olvido abre la
boca y las engulle enteras, con todo y letras, todo y prosodia, amnésico.
Oh amor destruido de las amigas, sal, los países de la ternura
cambian de tamaño según la hora.
1. Gentiment lynchée
Gentiment lynchée, les
pierres jetées comme des nuages, de la ouate, des plumes.
Je suis encore à jet
d’arquebuse en plein centre du banc de poissons, ah les méduses danseuses qui
dégainent leurs dards dans le milieu le plus semblable aux larmes. C’est pour
cela que les instruments servant à asséner le coup - leurs paroles aquatiques,
tiges bleues, pétales transparents, épines effilées - y perdent leur densité ;
l’eau les allège, l’oubli ouvre la bouche et les avale toutes entières, avec
leurs lettres et tout, leur prosodie et tout, frappé d’amnésie.
Oh amour détruit des amies,
oh sel, les pays de la tendresse changent de forme selon les heures.
Filo
Nadie lo ve, pero yo siempre lo miro, con su refulgente hoja
de $3>$3>$3>$3>l, lisa, brillante, un rayo de luciérnaga que hiende
la luna líquida de un lago a medianoche. No lo uso nunca. Llevo mi vida como si
no existiera. Pero jamás lo dejo de ver.
Pese a la falta de uso, no se empolva: lo pulo a diario con
las asépticas barridas de la mirada. A veces pienso “es un imán”: algo en el
filo me atrae sobremanera. Pero sé lo peligroso que es para la ciega [en
general es una mujer] que no lo divisa, y sólo mira el cordero sacrificial.
La carótida, tan cerca bajo la piel. Carótida de la hembra
oscura que lleva al revés su proceso catabólico, y empieza por la digestión en
vez del desglose de sabores en la lengua.
Veo jugos gástricos salpicarme el plexo. Y la mano, gracias a
Dios, la mano tan paciente del saturno que soy, no lo levanta.
Le tranchant
Personne ne le vois, mais
moi, je ne fais que le regarder, avec sa lame en métal étincelante, lisse,
reluisante, un rayon de luciole fendant le miroir liquide d’un lac à minuit. Je
ne m’en sers jamais. Je poursuis mon existence comme s’il n’existait pas. Mais
je ne cesse jamais de l’avoir sous les yeux.
Malgré ce manque d’usage, il
ne se couvre pas pour autant de poussière : je le polis tous les jours en le
balayant d’un regard aseptique. Parfois, je pense “c’est un aimant”: quelque
chose dans son tranchant m’attire exagérément. Mais je sais comme il est
dangereux pour l’aveugle [en général, il s’agit d’une femme] qui ne le
distingue pas, et ne fait qu’y voir l’agneau sacrificiel.
La carotide, si près sous la
couche de l’épiderme. Carotide de la femelle obscure qui mène son processus
catabolique à l’envers, commençant par la digestion au lieu du tri des saveurs
sur la langue.
Je vois les sucs gastriques
m’éclabousser le plexus. Et la main, Dieu merci, la main si patiente du saturne
que je suis, s’abstient sagement de le prendre.
Biografía
Françoise Roy nació y creció en
Quebec, pero vive en México desde hace muchos años. Es geográfa [M.A.,
University of Florida, 1983] con especialidad en Estudios latinoamericanos y
Estudios de género, así como traductora. Trabaja como traductora independiente
y maestra de redacción. Ha publicado más de una decena de libros [entre poemarios
y novelas] así como innumerables traducciones. Es editora de la revista de arte
y cultura mexicana Tragaluz.
Muy original esta autora.
ResponderEliminarUn beso grande
Ana
Gracias Ana por tu opinión y estoy muy de acuerdo contigo, su prosa es original.Tiene un lenguaje lírico que nos habla del dolor.
ResponderEliminarUn beso