Páginas

viernes, 6 de abril de 2012

Gionvanna Pollarolo, poesía

*Darren Holmes


PRIMERA DECLARACIÓN DE LA ESCLAVA

Yo jadeo por ti.
Muero por tu mano en la mía
sueño con tu abrazo
mi ilusión es que un día me digas
ven, quiero besarte
te adoro, eres hermosa.
Yo podría si me dejaras
decirte mil veces
te quiero, quiero estar contigo
mañana, tarde y noche
a pesar de estos mil años
horas de horas viendo televisión
amor intenso
o tibio, o largo o breve.
Pero callo
sé que me despreciarías
como a una perra pegajosa y babeante
que no deja de mover la cola
la lengua afuera
cuando llegas;
que se orina en las alfombras
cuando presiente una caricia.

PRIMERA Y ÚNICA DECLARACIÓN DEL SEÑOR

Yo sólo quiero que seas feliz,
no te amo
soy tu amigo y aprecio tu amor
mi cariño es infinito
pero no puedo darte lo que quieres
no me enciendes
tu piel no llama a mis manos
mi corazón está lejos de calmar tus afanes:
si me quedara no te haría feliz
tú no me haces feliz.
No soy tu Señor.
Soy apenas un hombre
detrás de los sueños
igual que un perro ciego ladrándole a los ruidos.


Todas Se Llaman María

Todas se llaman María
y es inútil distinguirlas
buscar para cada una el rostro diferente
saber cuál del ellas fue la enamorada
la que supo romper el frasco de perfume
secar con sus cabellos los pies recién lavados
si ella es la misma que lloró
cuando Él fue muerto
si ella le alivió el sudor en el camino
o fue otra la María
que corrió detrás de los sepultureros
todas se confunden en ese obediente rebaño
nadie recuerda el día
cuando Él la llamó
le dio un nombre
como si fuera la única
acompañando sus noches
la elegida para vivir por los caminos
anunciando las buenas nuevas
mas la palabra no les fue otorgada
el día de la confirmación de la fe
cuando el espíritu santo
llenó a los elegidos de sabiduría
ellas estaban en la cocina.



YO FUI TU INASIBLE

Amada inasible, me llamaste una vez
inasible amada
fui
fui
era
hasta que me hice asible
dejé que me tomaras
casi, casi
desaparecí entre tus manos
me dejé devorar. Tus dientes amados
tus manos fuertes, el sabor de tu saliva
me salvé dentro de tu piel
me hice grano, pus
piojo en tu pelo
parásito en tu estómago
dentro de ti no corría peligro
pegada,
bien asida la inasible.
Me prendí a ti con garras que saqué
sólo Dios sabe de dónde
y conseguí ahorgarte. Fuiste
mi cadáver exquisito.
No podías respirar
y era yo, alojada en tus pulmones
en la garganta, en la tráquea
no podías comer
y era yo en tu estómago
en el hígado.
No podías dormir, no podías amar:
era en todas partes.

(De La ceremonia del adiós)


PREGUNTA CON RESPUESTA

¿qué has estado haciendo durante todo este tiempo?
He estado limpiando mi casa
y todavía no termino.

Fuente: Poetas peruanas de Antología
de:  Ricardo González Vigil


Más poesía


Giovanna Pollarolo, (Tacna - Perú 1952) poeta, ensayista, novelista y guionista.


Giovanna Pollarolo leyendo su novela Dos Veces por semana, en Nueva York 


*Web de Darren Holmes


2 comentarios:

  1. Que maravilla, María.

    La de no soy tu señor...que manera de llorar.

    Un abrazo!!!!

    ResponderEliminar
  2. Sí, llora. Nos habla a gritos de sus penas de amor con un lenguaje coloquial y directo; por eso impacta.
    A mi me gusta mucho el poema: Todas se llaman María; el nombre de la virgen y por ello uno de los más comunes.
    María, somos todas las mujeres.
    El final me parece increíble, María no llego a los elogios de la sabiduría porque estaba en la cocina, una clara denuncia de la sociedad machista.
    Un abrazo y gracias por dejar tu huella.

    ResponderEliminar

Deja tu huella