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viernes, 30 de agosto de 2013

Anne Carson poemas

Imagen de Anka Zhuravleva

Podrías 1

  
Si no eres la persona libre que quieres ser, busca un lugar donde puedas contar la verdad sobre ello. Contar cómo te va con todo. La franqueza es como una madeja que se produce a diario en el vientre, tiene que desenrollarse en algún lado. Podrías susurrar de cara a un pozo. Podrías escribir una carta y mantenerla guardada en la gaveta. Podrías escribir una maldición en una cinta de plomo y enterrarla para que nadie la lea por mil años. No se trata de encontrar un lector, se trata de contar. Piensa en una persona de pie, sola en un cuarto. La casa está en silencio. La persona lee un pedazo de papel. No existe nada más. Todas sus venas se pasan al papel. Toma la pluma y escribe en él unos signos que nadie más va a ver, le confiere así como una plusvalía,



y todo lo remata con un gesto

tan privado y preciso como su propio nombre.   


Could 1


If you are not the free person you want to be you must find a place to tell the truth about that. To tell how things go for you. Candor is like a skein being produced inside the belly day after day, it has to get itself woven out somewhere. You could whisper down a well. You could write a letter and keep it in a drawer. You could inscribe a curse on a ribbon of lead and bury it in the ground to lie unread for thousands of years. The point is not to find a reader, the point is the telling itself. Consider a person standing alone in a room. The house is silent. She is looking down at a piece of paper. Nothing else exists. All her veins go down into this paper. She takes her pen and writes on it some marks no one else will ever see, she bestows on it a kind of surplus, she tops it off with a gesture as private and accurate as her own name.



Entonces 3

  
Piensa en Jane Wells. El papel que tiene en la mano es una carta de Rebecca West, la amante de su esposo. Su esposo, H. G. Wells, socialista del sexo, quería que sus mujeres se aceptaran/las unas a las otras. Había muchas de tales mujeres. Jane estaba al tanto de/sus idas y venidas, a veces las invitaba a tomar té, les enviaba telegramas de felicitación cuando daban a luz a los hijos bastardos de H. G., y recibía sus notas de solidaridad al enfermarse. “Qué indispuesta ha estado usted… Cómo lo siento… Me alegra que…”, le escribió Rebecca West. Me pregunto por cuánto tiempo estuvo Jane Wells estudiando esta carta antes de tomar el lápiz y añadirle algunos subrayados apenas visibles y signos de exclamación que la volvieron un/documento distinto. Me pregunto también por qué lo hizo. Es muy poco probable que esperara que otra persona alguna vez leyera aquella hoja. Pero hubo consideraciones de privacidad y precisión que la movieron a pulirla en cierta forma, a dejar registro de su estado de ánimo, a balbucir en el papel la falsedad de las frases

de aquella otra mujer.

“La Franqueza—mi Guía—es el único ardid”, escribió Emily Dickinson. (Carta a T. W. Higginson, febrero de 1876.)
  

Then 3
  


Consider Jane Wells. The paper she has in her hand is a letter from her husband’s mistress, Rebecca West. Her husband, H.G. Wells, a sexual socialist, liked his women to acquiesce in one another. There were many women. Jane kept track of their ups and downs, occasionally had them to tea, sent them congratulatory cables when they bore bastards to H.G. and received their notes of sympathy if she fell ill. “How ill you have been . . . how sorry I was . . . how glad I am . . . .” wrote Rebecca West. I wonder how long Jane Wells stood studying this letter before she took out her pencil and added the few faint underlinings and exclamation marks that make it a document of a different kind. I wonder why she did this. Unlikely she expected anyone to ever read the page. But there were considerations of privacy and accuracy that moved her hand to perfect it in a certain way, to have her mood recorded, to whisper on paper some resistance to the falsity of the other woman’s sentences. “Candor—my Preceptor—is the only wile,” wrote Emily Dickinson. (Letter to T.W. Higginson, February 1876.)

También

 La esposa de H. G. Wells no se llamaba “Jane”; Amy Catherine era

su nombre verdadero. A H. G. no le gustaba el Amy Catherine ese, de allí que la rebautizara Jane, un nombre que encarnaba/según él/la habilidad doméstica. Estuvieron casados casi cuarenta años y Jane cumplió lo que de ella se esperaba. Sin embargo dice él que a veces vio que

“[Amy Catherine] me observaba desde los ojos marrones de Jane, y de inmediato se desvanecía”. (H. G. Experimento en autobiografía.)


Too


“Jane” wasn’t Mrs. H.G. Wells’s real name, Amy Catherine was her real name. H.G. didn’t like Amy Catherine, he rechristened her Jane, a name he thought embodied domestic ability. They were married close on forty years and Jane fulfilled H.G.’s domestic expectations. Yet sometimes he says he saw “[Amy Catherine] look at me out of Jane’s brown eyes, and vanish.” (H.G. Wells, Experiment in Autobiography.)

Versión Luis Moreno Villamediana

Biografía
Anne Carson (Canadá, 1950). Es poeta y ensayista. Entre sus libros más importantes se halla Autobiography of Red (1998), Decreation (2005) y NOX (2010). También es importante su estudio Economy of the Unlost: Reading Simonides of Ceos with Paul Celan (1999). Ha traducido a los trágicos griegos y a Safo. Su obra se ha hecho merecedora del Lannan Literary Award, el T.S. Eliot Prize y el Pen Award for Poetry in Translation, entre otros.


jueves, 29 de agosto de 2013

Hélène Dorion - Poemas

Foto de Sarolta Ban

El día declina y el árbol

El día declina y el árbol
sujeto a sus sombras
aprieta la fina capa de azul.


Y si levanto ahora los ojos
y cuido dichas heridas que flaquean
en el portal de las estrellas, si levanto los ojos
quizás, también me acercaría
a este destino, - ligeramente en ascensión
en el espacio desolado.


Y el viento, ahora el viento
en la piedra olvidada que perdura.
Pronto caerá en el magma de otras piedras.


Ruinas, ruinas, diseminadas en la historia
– geometría complicada de un mundo
inmerso en la dolorosa alegría del tiempo.


Sabría también arrojarme
a mí mismo como a un pozo y sin red
¿Consentir a esta sombra que apunta
hacia otras luces?


© Hélène Dorion

Versión al español María Germaná Matta


[Le jour décline, et l’arbre]

Le jour décline, et l’arbre
enchâssé dans ses ombres
presse la mince couche de bleu.


Si maintenant je lève les yeux
et veille, tels ces blessés qui fléchissent
au portail des étoiles, si je lève les yeux
peut-être approcherai-je aussi
de cette destinée, – légère ascension
dans l’espace désolé.


Et le vent, maintenant le vent
sur la pierre oubliée, qui s’attarde.
Elle tombera bientôt, dans le magma d’autres pierres.


Ruines, ruines, disséminées dans l’histoire
– géométrie compliquée d’un monde
plongé dans la joie douloureuse du temps.


Saurai-je aussi me jeter
en moi-même comme en un puits, et sans filet
consentir à cette ombre qui pointe
vers d’autres lumières ?


© Hélène Dorion


Foto de Sarolta Ban

Desde aquí oscila la luz ...

Desde aquí oscila la luz. Mira
el pesado vacío sobre la espalda
entre las ventanas desperdigado

Busca eso que llamas lo imposible
mosaico silencioso del viaje
y la lámpara que diríamos quemada
por el tiempo. Mira sólo la pieza
donde resuena tu vida. La sombra nunca vista
ahora visible ante los ojos
de la noche.

© Hélène Dorion

Versión al español María Germaná Matta


[D’ici bouge la lumière ...]

D’ici bouge la lumière. Regarde
le vide lourd sur l’épaule
éparpillé parmi les fenêtres.

Cherche ce que tu appelles, l’impossible
mosaïque silencieuse du voyage
et la lampe qu’on dirait brûlée
par le temps. Regarde seulement la pièce
où résonne ta vie. L’ombre jamais vue
visible maintenant, dans les yeux
du soir.

© Hélène Dorion
Extrait de: Ravir: les lieux
Éditions de La Différence, Paris 2005

Biografía
Hélène Dorion, nació en Québec Canadá en 1958. Ha escrito una veintena de libros de poesía, novela y ensayo. También ha sido traducida a varias lenguas.
Ha colaborado en diversas obras colectivas y en varias antologías. Es autora de una antología de poetas quebequenses y preparó una edición de poemas de Saint-Denys Garneau. Como crítica ha colaborado en diversas publicaciones culturales y literarias. Ha sido directora literaria de Ediciones Noroît (1991-1999), ha registrado una serie de audios de poesía y música, ha sido redactora en diversas revistas, entre otros, Le Courrier du Centre International d’Études Poétiques et Regart (Bélgica). También participa en lecturas de poesía y otros eventos tanto en Quebec como en los Estados Unidos, América Latina y Europa.
También colabora en la redacción de la revista Présages (Francia). Y es miembro del grupo franco-ruso Dépôt, del Consejo de la Académie des Sciences, de Littérature y de Arts d’Oradea (Rumania), de la Casa International de la Poesía de Bruselas (Bélgica) y es jurado del premio francófono de poesía Louise-Labé.
Publicaciones:
L'intervalle prolongé suivi de La Chute requise - Éditions du Noroît, Montréal 1983
Hors champ - Éditions du Noroît, Montréal 1985
Les retouches de l'intime - Éditions du Noroît, Montréal 1987
Les corridors du temps - Les Écrits des Forges, Trois-Rivières 1988
La vie, ses fragiles passages - Éditions Le Dé Bleu, Chaillé-sous-les-Ormeaux 1990
Un visage appuyé contre le monde - dessins de Marc Garneau - Éditions du Noroît, Montréal 1990
Le vent, le désordre, l'oubli - dessins de Marc Garneau - Éditions L'Horizon Vertical, Mont-sur-Marchienne 1991
Les états du relief - Éditions du Noroît, Montréal 1991
L'issue, la résonance du désordre - L'Arbre à Paroles, Amay 1993
Sans bord, sans bout du monde - Éditions de La Différence, Paris 1995
Die Wände der Höhle - édition trilingue français-anglais-allemand  - traductions de Andrea Moorhead et Rüdiger Fischer - Verlag Im Wald, Rimbach 1996
Pierres invisibles - encres de Julius Baltazar - Éditions Tarabuste, Saint-Benoît-du-Sault 1998
Les murs de la grotte - Éditions de La Différence, Paris 1998
Passerelles et poussières - édition en français, anglais, italien et allemand  -traductions de Andrea Moorhead, Fabio Scotto et Rüdiger Fischer - Verlag Im Wald, Rimbach 2000
Fenêtres du temps - en collaboration avec Marie-Claire Bancquart (Voilé/Dévoilé) - Éditions Trait d’union, Montréal 2000
Portraits de mers - Éditions de La Différence, Paris 2000
Jours de sable – novela 2002
Sous l’arche du temps – ensayo - 2003
Ravir : les lieux – poemas - 2006
Mondes fragiles, choses frêles – Retrospectiva poética 2006
Premios:
2006   Premio Gouverneur général du Canada
2005   Premio Mallarmé
2004   Premio Anne-Hébert
1999   Premio Aliénor
1997   Premio del Festival Internacional de Poesía de Rumania
1996   Premio Alain-Grandbois de l’Académie des Lettres du Québec
1995   Premio de la Sociedad de Escritores Canadienses
1993   Gran Premio de la Culture des Laurentides
1992   Premio International de Poesía Wallonie-Bruxelles


lunes, 26 de agosto de 2013

Mis poemas: Diálogo extraviado

Foto de Benoit Courti - Fleurs
Diálogo extraviado
entre la madre y la niña

Siento los labios secos
por la incertidumbre
del solsticio de verano,
el torrente sanguíneo
tras el beso trunco
de la niñez
y una madre de nanas secas
corriendo
tras la multiplicación de las manzanas

luego el cimiento
la germinación
el surco impreso
de los rostros
la madre consolidando
la casa
no hay savia
en sus paredes
ni tiempo
para la alquimia
del beso

su casa es un escombro más
la ciudad apuntala
la sumatoria humana
de la inconsciencia
el cuchillo
agujerea el futuro
ronca la voz
del precipicio

la madre sigue la trayectoria
del corazón amurallado
y como muchos pasea
con la venda hipotecada
de la felicidad

la niña duerme
en un colchón
de pétalos fugaces
sonrisas pintadas
en las boquitas de plástico
de sus muñecas
mientras la voz mezquina
de la soledad
adelgaza día a día
su saliva

la niñez es a veces
la máscara
de un corazón indigente
una pata de felpa
cojeando
el aliento de un mundo
a la deriva

la madre limpia
el barro
de sus pasos
luego el vértigo
la adrenalina
al final la caída
no hay vuelta atrás

La niña lleva un arcoíris
de cintas
la ebriedad en la transparencia
de los sueños
intuye que el temblor
de la ceguera
es el primer peldaño
para todos los alientos

la madre tras el céntimo
la imposición paterna
marcando la aceleración
de un reloj lisiado
en el engranaje alterado
de su día a día

la niña aún reclama
la teta de su abrazo
pero la madre
enumera
la letanía blindada
del círculo concéntrico.


Mis poemas: María Germaná Matta

Wang Xiaoni - Luna blanca - poema

Imagen de la red sin autor

Luna blanca



La luna de media noche muestra cada hueso


Inhalo el aire azul y blaquecino.
Las cosas mezquinas de la tierra
Se han tornado luciérnagas.
La ciudad es un esqueleto.


Ninguna cosa viviente
Puede semejar esta luz prístina.
Abro la ventana y miro
Cómo cielo y tierra intercambian su argento.
A la luz de la luna olvido que soy humano.


El último acto de la vida
Se ensayó en silencio bajo un foco sombrío.
La luna refleja en el suelo
Para iluminar mis pies.

Wang Xiaoni
Versión de Diana Sofía Calderón y Alí Calderón

Biografía
Wang Xiaoni pertenece también al movimiento de los poetas brumosos. Nació en 1955 y después de la Revolución Cultural fue enviada al medio rural. Es una poeta preocupada por la originalidad de su voz. Según ella, “la buena poesía es producto de un atreverse a exponer los complejos estados de la psique humana”. Se trata de una poeta que ha evitado la experimentación lingüística y que, por el contrario, ha buscado el discurso directo. Su poesía se caracteriza por un tono de disforia e imágenes nuevas y perturbadoras.

Fuente: http://circulodepoesia.com/

sábado, 24 de agosto de 2013

María Mercedez Carranza poemas

Catrin Weltz-Stein - The collector

Poema de amor

Afuera el viento, el olor metálico de la calle.
Ya dentro, va dejando todo lo que lleva encima,
primero la cartera y la sonrisa;
se deshace de las caras que ese día ha visto,
los desencuentros, la paz fingida,
el sabor dulzarrón del deber cumplido.
Y se desviste como para poder tocar
toda la tristeza que está en su carne.
Cuando se encuentra desnuda
se busca, casi como un animal se olfatea,
se inclina sobre ella y se acecha;
inicia una larga confidencia tierna,
se pide respuestas, tal vez tiene la mirada turbia;
separa las rodillas y como una loba se devora.
Afuera el viento, el olor metálico de la calle.

Masao Yamamoto - sin boca

Poema de los hados

Soy hija de Benito Mussolini
y de alguna actriz de los años 40
que cantaba la “Giovinezza”.
Hiroshima encendió el cielo
el día de mi nacimiento y a mi cuna
llegaron, Hados implacables,
un hombre con muchas páginas acariciadas
donde yacían versos de amor y de muerte;
la voz furiosa de Pablo Neruda;
bajo su corona de ceniza, Wilde
bello y maldito,
habló del esplendor de la Vida
y de la seducción fatal de la Derrota;
alguien grito “muera la inteligencia”,
pero en ese mismo instante Albert Camus
decía palabras
que eran de acero y de luz;
la Pasión ardía en la frente de Mishima;
una desconocida sombra o máscara,
puso en mi corazón el Paraíso Perdido
y un verso;
“par delicatesse j’ai perdu ma vie”.
Caía la lluvia triste de Vallejo
se apagaba en el viento la llama de Porfirio;
en el aire el furor de las balas
que iban de Cúcuta a Leticia, se cruzaban
con los cañones de “Casablanca”
y las palabras de su canción melancólica:

“El tiempo pasa,
un beso no es más que un beso...”

Así me fue entregado el mundo.
Esas cosas de horror, música y alma
han cifrado mis días y mis sueños.


Biografía
María Mercedes Carrazna nació en Bogotá en 1945, y murió en 2003. Licenciada en filosofía y letras por la Universidad de los Andes. Periodista cultural, dirigió las páginas literarias “Vanguardia” y “Estravagario” de El Siglo de Bogotá y El Pueblo de Cali. Fue también jefe de redacción del semanario Nueva Frontera.
Publicó los libros de poesía Vainas y otros poemas (1972), Tengo miedo (1983), Hola, soledad (1987), Maneras del desamor (1993) y El canto de las moscas (1998).



viernes, 23 de agosto de 2013

Nathalie Handal poemas

Banksy - Gaza wall

Lo que pasa con las plumas

Guardamos solo las llaves,
cartas, y fotos –
todo lo demás quedó atrás
cuando abandonamos la casa.
Eso ocurre cuando
una nación cambia súbitamente,
cuando aquellos que conocemos
se transforman en
una verja de plumas-
y lo que ocurre con las plumas es que
ellas saben lo que dejamos atrás.
Por años vigilo
la casa de mi vecino
desde ventanas ajenas-
diferentes países,
distintas casas,
unas de ladrillo, otras de piedra.
Hay quien no imagina siquiera
lo que significa un hogar
cuando una melodía inconclusa
atrapa el techo.
Yo finjo
no haber visto jamás
flotar un cuerpo en medio del aire
o las manos de un padre
plantadas en el suelo-
al fin y al cabo
lo que nuca admitimos
nunca sucedió.
Pero no pude
cambiar ese día en Murcia,
cuando el agua trajo la luz
a la puerta:
tengo siete años
es la víspera de nuestra partida,
el día en que mi padre
me da un cuaderno,
y yo le digo,
aquí guardaré mi país.

La guerra

Los diarios mancharon nuestras manos,
como si asir el papel
pudiera prevenir nuestra caída.
Dijiste:
Después de la bomba
sostuve el brazo de un camarada,
escuché Radio Nacional,
y contemplé la luna.
Los cuerpos no se movían.
Me acerqué-
debemos recordar
cómo alguna vez fuimos,
un país cortado en dos.

Y allí estaba ella
recostada en la acera
aún fiel a sus creencias,
su cuerpo tieso,
sus manos abiertas,
como si supiera que yo la encontraría-
era su forma de darme
otra oportunidad para cambiar de bando,
o mi oportunidad de llevármela-
cómo lo deseaba-
pero ella ni siquiera me permitiría
eso,
la sonrisa de su rostro
más estridente que mis ruegos-
este no era el país que soñamos.

Así que me alejé,
trate de recordar
cómo lucía su corazón
cuando aún estaba dentro de su pecho,
cuando me besó por vez primera
y creyó
que yo estaba a su lado.

 Nathalie Handal

Esta Noche, Nathalie Handal
ESTA NOCHE

el agua alcanzará
el borde del vaso mas no
se permitirá rebosarlo

la violencia explotará y los horrores
se atarán a 
cada árbol desnudo

esta noche oiremos discursos
ordenándonos abrir nuestras piernas
a escandalizar como meretrices

esta noche veremos
cinturas tatuadas y kalashnikovs
en los maleteros de los autos

recuerdos paralizados y
revoluciones tras
la puerta de cada casa

veremos paisajes rojos,
piedras de luz, plumas ligeras meciéndose
en el paisaje nocturno

y las arrugas se multiplicarán
en nuestros rostros esta noche mientras cada
muerto se alza de su tumba

esta noche los exiliados, inmigrantes, refugiados
serán atrapados en pájaros cantores,
el asfalto cuarteado recitará viejos versos

esta noche escucharemos las grietas de historias
los gritos de los estrangulados
por la noche en la noche

escucharemos el anhelo
de tardes púrpura
bajo el manto de dios

esta noche el amor será difícil.


Biografía
Nathalie Handal, nació en Belén, Palestina en 1969. Poeta, dramaturga y catedrática en la universidad de Columbia. Es autora de los poemarios Strange Love and Horses (ganalardonado con el Gold Medal Independent Publisher Book Award en 2011), Las horas suspendidas (2012) y poeta en Andalucía (Visor 2013), entre otros. Su obra se encuentra antologada en diversos medios.
Sus piezas teatrales más recientes han sido producidas por The John F. Kennedy Center for the Perfoming Arts, el Bush Theatre y el Westminster Abbey de Londres.
Ha recibido entre otros reconocimientos, el Premio de la Fundación Lannan, la Orden Alejo Zuloaga en 2011, el premio Nacional del Libro Pen Oakland Josephine Miles y la Mención de Honor del Gift of Freedom Award.


Fuente: Fórmix – Revista de Creación y Crítica Nº12 – Julio 2013 – Memoria del Segundo Festival Internacional de Poesía de Lima (Fiplima) 2013 – Editorial Nido de Cuervos Lima - Perú
y Esta Noche (Festival de Poesía de Medellín).

jueves, 22 de agosto de 2013

Muriel Rukeyser - Arthur Peyton poema


Imagen de Michal Macku


ARTHUR PEYTON

Consumido. Carcomido. Y el amor allá enfrente.
Recibí una carta esta mañana
De nuestra consideración: …con sumo placer… adjuntamos un cheque…
a su nombre, por 21,59 dólares,
        es la mitad de los restos que
        pudimos cobrar para usted
        en la causa judicial de referencia.
Con el cierre de los distintos juicios,
        después de reunir todo lo que pudimos,
        este es el saldo que le queda.
Lo saludamos, así, muy cordial
       y atentamente.

Después de reunir
                           el polvo     el fracaso      el cuerpo de ingenieros
Oh amor     consumido       carcomido         reía el capataz
mojaban los taladros cuando llegaban los inspectores
la luna sopla vidriosa sobre nuestro río natal.

Oh amor, contale a la comisión lo que yo sé:
nunca vuelvas a decir que querías casarte conmigo.
En las minas, los extractores son enormes (2.000 hombres, ninguna máscara)
antes de su veredicto los doctores me preguntaron cuánto tiempo
sí, Doctor, dígame ¿cuánto tiempo?
Pero nunca vuelvas a decirme que querés casarte conmigo.
Te miro cómo cerca de las lápidas todo el día
seguís una hilera de nubes       la danza de los taladros,

amor, y las aves en el cielo coronando los árboles
las colinas blancas tan blancas elevándose sobre la ciudad
–culpo de desidia a todas las empresas involucradas–
dos años Oh amor dos años dijo él que ofrendó.

El espiral del río en la casa impecable
la fachada bancaria de mármol de la licorería
yo vi cómo empujaban a los negros con los mangos de los picos
en esos otros trabajos a mí no me asignaban a los túneles.

Entre nosotros, amor
                                los micros en la puerta
la larga calle de vidrio    dos años, mi muerte a la tuya
mi muerte en tus labios
mi rostro que se hace de vidrio
curtido pétreo el tiempo me hace triunfar inmortal
el amor un espejo de nuestro valle
nuestra calle     nuestro río       un vidrio que mata.
Ahora me meten en un horno de fundición de acero
Oh amor la corriente del vidrio una corriente de fuego vivo.

Muriel Rukeyser del "Libro de los Muertos"
Versión de Daniela Camozzi

Nota de Daniela Camozzi:

     Este poema de Muriel Rukeyser pertenece a la serie “El libro de los muertos” del libro U.S. 1 publicado en 1938.
     Rukeyser, militante además de poeta, escribió sobre feminismo y justicia social, entre otros temas. Recorrió su país y fue en distintas ocasiones al exterior impulsada por su compromiso político, convencida de que debía ser testigo de los hechos para poder documentarlos.
     Así, en 1936 viajó al Estado de Virginia Occidental para investigar sobre la tragedia de Gauley Bridge, donde unos dos mil trabajadores mineros murieron, producto de la explotación de la empresa Union Carbide, que los hacía trabajar en la construcción de túneles durante larguísimas jornadas y sin ningún tipo de protección. Los obreros enfermaron debido a la aspiración de sílice durante sus tareas de excavación y dinamitado. Nadie oyó sus quejas y reclamos. La mayoría eran migrantes negros que llegaban al lugar buscando trabajo en los desesperados años de la Depresión. Enterraban a los cuerpos sin identificación. Los médicos contratados por la empresa mentían en los diagnósticos y causas de las muertes. Pero una mujer, luego de perder a su esposo y tres hijos, logró reunir el dinero para radiografiar los pulmones de su cuarto hijo. Las radiografías dejaron ver los restos de polvo de sílice depositados en sus pulmones. Y se demostró que la causa de las muertes no había sido ni neumonía ni tuberculosis, como decían los doctores comprados por Union Carbide, sino silicosis. Y que la empresa era responsable de todas esas muertes. Se abrieron sumarios y causas judiciales, intervino el Congreso y sus comisiones. Pero casi todo el dinero de las indemnizaciones fue a parar a manos de los abogados intervinientes.
      Rukeyser fue a documentarlo todo, a presenciar los juicios, a entrevistarse con las víctimas y sus familias, con los médicos, a leer los expedientes. Y, con ese material, escribió “El libro de los muertos”, considerado uno de sus poemas más intensos. Es un texto polifónico, que entrecruza el discurso jurídico, el periodístico y el lírico; un collage que yuxtapone cotizaciones bursátiles con informes parlamentarios y transcripciones de declaraciones judiciales. En los poemas están las voces de los médicos, los contratistas, los familiares y, sobre todo, las de las víctimas. Rukeyser, al elegir el título de esta obra, invoca al texto egipcio original, y otorga así importancia mítica a los mineros que fueron empujados al inframundo donde luego perecerían.
      “Arthur Peyton” es uno de los poemas que componen la serie. Peyton, un capataz blanco que también murió de silicosis, revive en el poema, en la conjunción de voces que Rukeyser combina: la carta del abogado informándole el puñado de dólares que le quedan de saldo, la increpación al médico, la imposibilidad de casarse con su amor aunque esté ahí enfrente, esperándolo. Al traducir este poema, utilicé mínimas adaptaciones para no distraer al lector del principal efecto que Rukeyser busca: que de la mezcla de voces y discursos, que se van fundiendo hasta culminar en una fusión irreversible, surja una invocación a nuestra humanidad, a nuestro amor, para que ya nadie sea arrojado al fuego de las máquinas de fabricar acero.
       Fuentes de la nota:
-         Sentir los mundos, poetas en lengua inglesa, Rosa García Rayego y Esther Sánchez-Pardo, La rama dorada, Huerga & Fierro editores, Madrid, 2001.
-         Groundbreaking Book: U.S. 1 (featuring "The Book of the Dead") by Muriel Rukeyser (1938). www.poets.org/viewmedia.php/prmMID/21713
-         Medical-Industrial Discourses: Muriel Rukeyser's "The Book of the Dead", por Shira Wolosky. Publicado en “Literature and Medicine”, Volumen 25, Número 1, 2006.

-         The power of political art: the 1930s literary left reconsidered, Robert Shulman, University of North Carolina Press, Carolina del Norte, 2001.


*********************


ARTHUR PEYTON

Consumed. Eaten away. And love across the street.
I had a letter in the mail this morning
Dear Sir,…pleasure…enclosing herewith our check…
payable to you, for $21.59
        being one-half of the residue which
        we were able to collect in your behalf
        in regard to the above case.
In winding up the various suits,
       after collecting all we could,
       we find this balance due to you.
With regards, we are
       Very truly,

After collecting
                        the dust     the failure     the engineering corps
O love      consumed     eaten away       the foreman laughed
they wet the drills when the inspectors came
the moon blows glassy over our native river.

O love tell the committee that I know:
never repeat you mean to marry me.
In mines, the fans are large (2,000 men unmasked)
before his verdict the doctors asked me How long
I said, Dr. Harless, tell me how long?
—Only never again tell me you’ll marry me.
I watch how at the tables you all day
follow a line of clouds      the dance of drills,

and, love, the sky birds who crown the trees
the white white hills standing upon Alloy
—I charge negligence, all companies concerned—
two years O love two years he said he gave.

The swirl of river at the tidy house
the marble bank-face of the liquor store
I saw the Negroes driven with pick handles
on these other jobs I was not in tunnel work.

Between us, love
                          the buses at the door
the long glass street two years, my death to yours
my death upon your lips
my face becoming glass
strong challenged time making me win immortal
the love a mirror of our valley
our street      our river       a deadly glass to hold.
Now they are feeding me into a steel mill furnace
O love the stream of glass a stream of living fire.




Blog de la traductora: la construcción del deseo


Biografía
Muriel Rukeyser (1913-1980). Poeta y activista social. Fue traductora de la obra temprana de Octavio Paz.  Pensó que la poesía es esencial para la democracia. En 2005, la universidad de Pittsburg publicó: The Collected Poems of Muriel Rukeyser.