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lunes, 14 de diciembre de 2020

Noviolet Bulawayo, Necesitamos nombre nuevos - Novela

 


 Es la primera novela de la escritora zimbabuense Noviolet Bulawayo, ha sido traducida al español y editada por Salamandra en 2018.

Podríamos dividir la novela en dos partes, la primera parte ocurre en Zimbabue y está narrada por unos niños que viven en un país que ha sufrido diversos conflictos políticos donde los personajes han sido expulsados de sus hogares y mal viven en chabolas, en un barrio ficticio que contradictoriamente a su situación se llama Paraíso. La protagonista principal es Darling, otra niña. Lo curioso es que poco a poco a través de las voces de los niños vamos entrando un mundo arrasado por las carencias materiales, la violencia y la extrema pobreza. Los niños ya no van al colegio mesclan sus juegos para matar el tiempo y van a Budapest un barrio rico, a robar guayabas, la fruta que les sirve para aplacar su hambre.

Los juegos de los niños nos hacen participes de su realidad, sus vidas se quedaron estancadas, sin esperanza de futuro, son niños que se enfrentan a la violencia, a la enfermedad, al sida, la locura, a la desestructuración social que les ha tocado vivir, desde su propia óptica, crudamente y sin rodeos. Darling es la protagonista de la historia, no tiene filtros, expresa su realidad tal y como la percibe con honestidad e incluso con humor. Los nombres de los niños: Sabediós, Bastardo, Nacidolibre, entre otros, porque según la autora los nombres tienen significado.

La segunda parte se trata de la migración visto con los ojos de Darling que va vivir junto a la familia de su tía en los Estados Unidos, descubrimos otro mundo, el de los inmigrantes sin papeles. El malestar de vivir con el corazón dividido, por el país que dejaron atrás y por esa otra realidad en la que tienen que vivir o mejor dicho sobrevivir con largas y extenuantes jornadas laborales, bajos salarios y con la herida de un país que llevan dentro y que aflora constantemente y que le recuerda su origen.

No es una novela perfecta, sin embargo su voz es importante porque nos habla de África y su complejidad desde el punto de vista de la propia visión de una interesante narradora africana a quien saludamos desde Batalla de Papel por compartir su primera novela.

 

Por María GERMANA MATTA

 

Os dejo un extracto de la novela para que os internéis en ella:

“Es lo mismo y no lo es. Pero ¿qué más da? Aquí estamos. Aquí, en Paraíso, sin nada. Y no tenían nada más allá de sus recuerdos, por supuesto. Sus propios recuerdos y los que les transmitieron sus madres y las madres de sus madres.

Algunos aparecieron con niños en los brazos. Muchos otros, con niños de la mano. Y los niños aprecian perplejos: no entendían los que les estaba pasando. Los padres los estrechaban contra su pecho y, con las palmas encallecidas, les acariciaban las cabezas polvorientas y desgreñadas, intentando consolarlos, aunque en realidad no sabían muy bien qué decir. Poco a poco, los niños se dieron por vencidos y dejaron de hacer preguntas, y sencillamente parecía que se hubieran quedado vacíos, como si su infancia hubiera huido dejando atrás tan solo los huesos de su sombra.

MadreAmor apareció con unos enormes barriles para destilar un licor fuerte que haría olvidar a la gente. Apareció también con canciones en la garganta y con sacos llenos de los vestidos más coloridos. A pesar de todo, se negaba a aparecer como una cosa abatida por las circunstancias.

Por lo general, los hombres se hacían fuertes: andaban erguidos, con la cabeza alta, los brazos firmes a los costados y los pies clavados a la tierra como árboles. Sólidos muros de Jericó. Pero cuando se iban a los matorrales a aliviarse y nadie los veía, se venían abajo como torres derrumbadas y lloraban con el penoso dolor de las concubinas olvidadas.

Y cuando volvían con sus mujeres e hijos y con todos los demás, hundían las manos en los bolsillos rotos hasta que se tocaban los muslos secos, apartaban  a patadas las piedra de su camino y se erguían de nuevo como muros; aun así, a las mujeres, que conocían toda clase de llanto y sabían todo lo que hay que saber sobre lo que significa derrumbarse, no las engañaban. Y las mujeres se levantaban despacio de los hogares, se sacudían el polvo de las faldas y se plantaban como rocas delante de sus hombres y sus niños y sus chabolas, y sólo entonces todo aquello parecía casi tolerable.”

 

NoViolet Bulawayo, Necesitamos nombres nuevos, Traducción del inglés al español por Sonia Tapia, Ediciones Salamandra, Barcelona, 2018, 256 pp.

 

Biografía

NoViolet Bulawayo (Tsholotsho, Zimbabue, 1981) creció en Zimbabue y vive en Estados Unidos. Sus relatos han aparecido en Callaloo, The Boston Review, Newsweek y The Wanwick Review, así como en antolo- gías de Zimbabue, Sudáfrica y Reino Unido. Máster en Escritura Creativa por la Universidad de Cornell y profesora de la Universidad de Stanford, obtuvo el premio Caine de literatura africana en 2011 por «Hitting Budapest» y fue finalista del premio PEN South Africa/Studzinski en 2009. Necesitamos nombres nuevos consiguió el Premio Art Seidenbaum a la Primera Novela de 2013 que concede L.A. Times, el PEN/ Hemingway, el Etisalat Prize for Literature, el Hurston/Wright 2014 y el de la selección de narrativa de la National Book Foundation «5 Under 35». Además, fue finalista del Barnes and Noble Discover Award, el Premio Man Booker y el Premio Guardian First Book, entre otros. Biografía Afrofemeninas

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Cristina Bello - Poemas

Foto de la red
 
Tres poemas de Cristina Bello

 

Hay que cambiar el agua de las peceras cada cierto tiempo

Imaginaba nombres: María, Yunuén, Alejandra,
los nombres salían desde la boca de mamá
pero ninguno era mío,
a veces pienso que mi nombre hallará otro cuerpo
o su cauce que es lo mismo
en algún río o en algún prado.

Entonces mamá me reconocería
porque mi voz es queda, inaudible como nunca antes,
porque tengo lunares que me distinguen
o por la cicatriz en mi rodilla derecha
cuando de niña caí, caí
y seguí cayendo.

Deletreo mi nombre, largo…
quisiera mejor no tenerlo / llamarme, por ejemplo, Anónimo
y depositar el otro en un buzón de quejas y sugerencias,
redactarían la carta y a los pocos días contestarían que sí
que puedo cambiarlo ahora
antes de primavera
porque vendrán insectos
a perforar sus propiedades
o los peces de agua dulce
comerían de él.

Mi nombre entonces
es tan sólo la carnada de los pececillos, ella dice:
hay que cambiar el agua de las peceras cada cierto tiempo,
hay que cambiar la voz cada cierto tiempo,
hay que inventarnos nombres
escribirlos con gis blanco en el pizarrón,
el gis blanco puede borrarse fácilmente,
puede reescribirse
en el prado
el agua
la costilla de mi padre.

Me presentaría en el salón al día siguiente,
mi nombre es Anónimo, me gustan los peces y andar en bicicleta
al salir tendría una amiga o dos,
después las invitaría a casa
para que escribieran sus nombres en pedacitos de papel
y luego los olvidarían,
no sabrían con qué letra empiezan
ni el trazo del abecedario,
todas seríamos Anónimo.

Anónimo caminaba sola por la calle
Anónimo vestía una falda corta
Anónimo tomó un taxi
Anónimo bebió cerveza
Anónimo salió de noche

Seríamos Anónimo unas semanas,
la escuela y las calles estarían plagadas de letreros
y gis blanco de caligrafía ilegible,
me enseñaron que los nombres llevan cargas,
inventamos significados como también inventamos destinos,
cuando supe el significado de mi nombre
descubrí que debía alzar oraciones
y besar los pies de una estatua
porque mi nombre lo pedía,
pensaba en las almas como humo contenido
en cajitas de madera
animales en cautiverio,
un día quise ver una
pero no contenía humo,
contenía una carta
tenía la palabra renuncia
y estaba firmada por A.

Corrí a casa con la carta en las manos
mamá dijo que conoció a Anónimo
un día un señor se la llevó en un taxi
y después la encontraron desnuda
en un prado o en un río.

El nombre de Anónimo salía de la boca de mamá
y no era el humo que cabía en cajitas de madera
o en un buzón de quejas y sugerencias
ni en un pizarrón que se borra fácilmente.


Paraíso

 

sólo, ay, tu espalda miro cual se mira
lo que huye y se aleja eternamente.
Manuel José Othón

 

El filo del cuchillo es la poesía,
escribí en el vórtice
antes de que te fueras
maldije el siempre / maldije el nunca
para que de mí no te quedara nada
ni un verso

Escribí mientras se reflejaba tu rostro en el cristal
los idilios se adormecen cuando caminamos al infierno
alguien amputa la entraña
esta es mi última caída a la muerte.

Lugar común

La literatura nos separó: todo lo que supe de ti
lo aprendí en los libros
y a lo que faltaba,
yo le puse palabras.
Cristina Peri Rossi

X era la calma
las campanadas de Catedral un domingo
una granada roja
suavidad de las olas en mi vaivén

Comprando boletos a otros destinos,
quise probar que en otras ciudades hay más como tú
que no eres el último que ha hecho de mí una pluma
y después un incendio
puedo decir: basta : pero no quiero
ya nos acostumbramos a que si yo cierro una puerta,
tú rompes la ventana

Eres el inicio del poema
El final

Creí verte
como creo que el mundo puede salvarse
y me encanta creer haberte visto así, con la ciudad humedecida
porque todos estos años he intentado prepararme para el último encuentro
pero cada último encuentro es igualmente triste  / irreal  / torpe

El tiempo miente
apareces y me quiebro toda
me des-nudo de todo lazo
de toda palabra
quiero sentirte lejos pero aquí estás
carcoma sin sentido
capricho mío
amor mío

Estoy sepultada en una línea recta
eres la curva
el viento veloz que me atraviesa
mi propia agua hasta el cuello

Voy a pensarte en enero, febrero, abril…
el resto del año me pierdo en una búsqueda que no lleva a nada
porque ya no somos
y sí
somos unos años más hondos
carreteras olvidadas
muchos
te odio
madrugadas que no hablan
y es que nadie entiende mi insomnio
o cómo acaba el poema.

 

Biografía

Cristina Bello, nació en Morelia, Michoacán, México en 1995. Egresada de la licenciatura en Literatura Intercultural de la ENES Morelia UNAM. Sus poemas aparecen en la antología del IV Encuentro Nacional de Poetas Jóvenes Ciudad de Morelia y en distintas revistas digitales como Efecto Antabús, Espora, Liberoamérica, entre otras. Fue becaria del IX Curso de Creación Literaria para Jóvenes Escritores de Fundación para las Letras Mexicanas y la Universidad Veracruzana en la categoría de poesía (2017). Obtuvo mención honorífica en el Premio Nacional Universitario de Poesía Desiderio Macías Silva (2017).

 

Fuentes: Carruaje de Pájaros y Poesía en Unísono


jueves, 16 de julio de 2020

Yenny León - Poemas


Mensaje malba  de Xul solar 
Mi mano es inocente,
ignora cuán horrible
es verse sin pausa.
La hundo en el cielo mojado
que asfixia la planicie del color.
Ni una pulgada de tierra
marchita, ni un detalle
dejado al azar,
el temblor me agobia
como una necesidad de hierro.

***

Mi rostro
no me corresponde.
Me resulta imposible
sonreír a mi reflejo
con plenitud.
El madero que se deja sepultar
por el fango
se humilla ante
el menor sacrificio;
al negro
le confiero más realidad
que a mí misma.

***

MUJER DE AGUA
 A Helena Araújo
Soy la mujer sentada
a la orilla de todos los lagos.
Los restos del árbol están impresos
en las yemas de mis dedos.
Me resbalo por la piel de la cigarra;
con mi delantal abanico el alma de la hoja.
Cruzo mis gruesos tobillos; busco selva la luna.
Me repito seis veces dentro de mí misma
en el umbral donde los mundos se funden.
Creo el huevo en la mitad de dos manos
que se abrazan sin tocarse.
Mientras dibujo el último círculo, aparece una segunda vida;
maraña de brazos, piernas y bocas.
No tengo otro papel para escribir
que la roca sobre la cual naufrago.

***

Es imposible vivir un error
sin helar todos
los gestos verdaderos.
Debo proteger la luz
de su propia sangre.

***

De pronto
el sur oscila.
El sol es un enorme saco
de ruinas que fermenta la misma piedra
una y otra vez.
La vida de los hombres
suda, se esponja,
segrega musgos y líquenes;
todo hormiguea
en esa enorme cloaca
mal cocida, hinchada, hendida.
Mi cara nudosa
nace
de un temblor cerrado.

***

SYLVIA
 El no ser perfecta, me hiere.
 Sylvia Plath
Sé que a veces no soy sólida
soy sólo el negativo de una ola
un hueco sin sombra que olvidó
el lenguaje de la espera
A veces salgo de casa
con la impresión de que
soy pluma en caída
un suspiro de rama seca
en la boca de otro
que me piensa
A veces me hundo en cobijas de humo
creadas por mí
para sanar en secreto las llagas
de una vida sin ofrendas ni santuarios
Suelo sentarme
en los umbrales de las puertas
para habitar el límite exacto
entre lo hallado y lo perdido
Hoy amanecí con los labios blancos
de tanto robarle horas
al aire
Sabiduría gitana del errante
me abrasa la inmortalidad ardiente
mil manos para un nuevo comienzo.

***

INVOCACIÓN
Ven. Construye mi mirada
con la inocente ceguera
de quien busca revelar
los secretos del agua.
Acércate. Pero antes de develarte
dale la vuelta a mi sombra
para que no se venga abajo
cuando se entere
de que estamos
irremediablemente destinadas.
Sé que tu invisibilidad no te niega,
pues cuando estás cerca
una lanza me atraviesa los párpados.
Ninfa, ven.
Celebremos lo que no existe.

Yenny León de: A orilla de todos los lagos

Para descargar el libro:

Biografía
Yenny León nació en Medellín, Colombia, 1987. Docente de Literatura y Edición de textos en las universidades UPB y EAFIT. Magíster en Escrituras Creativas (Universidad EAFIT) y Filóloga Hispanista (Universidad de Antioquia). Obtuvo el I Premio de Poesía Ciudad de Medellín, convocado por la Corporación de Arte y Poesía Prometeo (2011), la IX Beca a la Creación de Poesía de la Alcaldía de Medellín (2012), el primer puesto en el XXX Concurso Nacional Universitario de Poesía de la Universidad Externado de Colombia (2017), la Beca a la Creación de Literatura Infantil con enfoque de diversidad (2019) y el Estímulo de Presupuesto Participativo para creadores de la Alcaldía de Medellín (2019). Varios de sus poemas han sido publicados en revistas nacionales e internacionales. Libros publicados: Entre árboles y piedras (Bogotá: Planeta, 2013), Campanario de cenizas (El Salvador: La Chifurnia Editorial, 2016), La hierba abre su latido (Bogotá: Universidad Externado de Colombia, 2018), Rastros-rostros: altares análogos (Medellín: Corporación La Bisagra, 2019) y la antología A la orilla de todos los lagos (Bogotá: El Taller Blanco Ediciones, 2020). Co-creadora de Milhojas, juegos de escritura (Medellín: Editorial EAFIT, 2019).




sábado, 27 de junio de 2020

Violeta Orozco - poemas


Foto mía (Pozuelo de Alarcón - marzo 2019)

EL IDIOMA DE LO HÚMEDO

Desnuda
Como recién descubierta por la noche
Las cigarras salvajes y las ranas
rondaban el cálido verano de tu cama
anfibios musgosos resbalando
Por todos los rincones de tu cuarto cueva cuando
La niñez no era
Sino una piel que estabas
Dejando atrás Como una víbora
Incómoda en su océano vibrante
Esparciendo las ondas de calor
Por el desierto húmedo
Lleno de animales agazapados
Y crujientes
Sonidos poblando la noche
Como hormigas
Nunca le pudiste ver el rostro
A ese ruido
Nadie
Entendía el idioma de lo húmedo
Reptando en la vereda verde
Brillando con la lluvia
Recién resina
Árbol frutal y joven pulpa
Lista para ser mordida


NO EXISTE EN LA NOCHE EL AMOR, EXISTEN LOS AMANTES

El deseo es un mosquito
que ronda tu piel en el centro de la noche.
Te persigue cuando tienes más cansancio,
te atosiga justo cuando estás a punto
de caer en el pozo del sueño
y despiertas en el centro de la sed.
No te reconoces en el espacio que te rodea.
Tu recámara en la penumbra
parece una prisión sin dimensiones
y te sofoca el zumbido
del negror en las paredes.
El estruendo del viento
sacude tu sordera
y aterrizan tus huesos
en las noches que trituras
para recobrar la sensación que llamas tiempo.
Pero nada pasa.
Apenas te queda el recuerdo del movimiento,
como cuando quieres gritar en un sueño
y no sale nada de tu boca.
Entonces notas que estás encadenado a una cama
a donde vienen los mosquitos cada noche
a perforarte la piel
para extraer la sangre de tu río subterráneo.
La noche es un deseo desesperado
de encallar en la otra orilla
antes que el sol asome tras las rocas.
Eres un barco aletargado
circundando un promontorio
de peñascos al desnudo.
Eres el mosquito para quien
el hambre es lo mismo que la sed,
la noche lo mismo que el deseo.


EL CANAL

Cuando me tocas
recuerdo mi condición de río
atardezco contigo nuevamente
y el otoño camina más despacio.
Todo resbala por nosotros,
ecos y épocas ascienden y descansan.
Crece el pasto hacia dentro del invierno
Se apaga la escarcha lentamente
Siento tu rostro girar hacia el mío,
rehilete empujado por el viento.
Son tus ojos un canal encandilado
donde transcurre un pétalo-velero
(y yo miro emigrar en las acequias
el polvo de un oro desterrado.)
Tus manos son raíces, abren canales en mi piel,
vetas iluminadas por tu tacto.
A media noche una garza abre el río con su grito
y bajas a beber la claridad del canto.
El río asila noches blancas, mece tibias luces. Cabecea.
Amanece un alba tenue. Gotea toda la noche
el rumor que me navega.
Se estremecen los sauces,
la ribera se enciende en un susurro
alza el vuelo el alba
arde una hoja sobre el agua.
cascadas de horizontes
se desploman sobre la hierba
y un tremor de basaltos atestigua
el origen de la flor entumecida.
Una piedra se hunde hacia el silencio
y no queda de nosotros
sino el limo tenaz
hasta el fondo del estanque.

Violeta Orozco 

Biografía
Violeta Orozco (Ciudad de México, 1989). Poeta bilingüe, traductora y ensayista. Egresada de Filosofía y Letras inglesas por la UNAM, Maestra en Lengua y Literatura Hispánicas por Ohio University. Ganadora del Premio Nacional Universitario de Poesía José Emilio Pacheco 2014. Actualmente realiza el doctorado en Letras Hispánicas en Rutgers University en New Jersey, donde investiga poesía y performance feministas de chicanas y mexicanas, da clases y traduce poetas norteamericanas.
Ha publicado en revistas como Punto de Partida, Carruaje de Pájaros, La Palabra y el Hombre y en varias antologías de poesía de EU. Junto con la reconocida periodista peruana Claudia Cisneros, ha organizado múltiples lecturas de poesía multilingüe, feminista y activista en donde ha reunido a poetas de latitudes tan diversas como Estados Unidos, República Dominicana, Puerto Rico, Costa Rica, Arabia Saudita, Perú y Argentina en el colectivo "Speak up women" que fundó junto con ella. Actualmente está traduciendo el libro "Les reflets du verbe" del poeta algeriano Hamid Larbi.

Fuentes:






sábado, 13 de junio de 2020

Margaret Atwood - relato

                                                                   
                                       
Foto de H. Armstron Robert - de la red

Haciendo veneno
Cuando tenía cinco años, mi hermano y yo hicimos veneno. Por entonces vivíamos en una ciudad, pero probablemente habríamos hecho el veneno de todos modos. Lo guardábamos en un bote de pintura debajo de la casa de algún vecino y en él echamos todas las cosas venenosas que se nos ocurrieron: setas no comestibles, ratones muertos, bayas de serbal, que a lo mejor no eran venenosas, pero que lo parecían, pis que guardábamos para añadirlo al bote de pintura. Para cuando se llenó el bote, todo lo que contenía era muy venenoso.
Lo malo era que, ya que habíamos hecho el veneno, no podíamos limitarnos a dejarlo allí. Teníamos que hacer algo con él. No queríamos ponérselo a nadie en la comida, pero deseábamos un propósito, una realización. No había nadie a quien odiásemos tanto, ese era el problema.
No recuerdo qué hicimos al final con el veneno. ¿Lo dejamos bajo la esquina de la casa, que estaba hecha de madera y era de un color amarillo parduzco? ¿Se lo echamos a alguien encima, a algún niño inofensivo? Seguro que no nos atrevimos con un adulto. ¿Es esta imagen que conservo verdadera, una carita surcada de lágrimas y bayas rojas, la súbita conciencia de que al final el veneno sí que era venenoso? ¿O es que lo tiramos? ¿Recuerdo aquellas bayas rojas flotando cloaca abajo, hacia las alcantarillas? ¿Soy inocente?
Para empezar, ¿por qué hicimos el veneno? Recuerdo con qué júbilo lo removíamos y le añadíamos ingredientes, la sensación de magia y triunfo. Hacer veneno es tan divertido como preparar un pastel. A la gente le gusta hacer veneno. Si no entiendes esto, nunca entenderás nada.

Margaret Atwood
Fuente: El boomeran

Biografía

Nacida en Ottawa – Canadá, 1939. Escritora. Una de las voces más importantes de la literatura canadiense y del mundo.
Novelas:
The Edible Woman (1969), Surfacing (1972). Resurgir, Espasa-Calpe, 2004. Traducción de Gabriela Bustelo. Lady Oracle (1976). Life Before Man (1979) - finalista del Governor General's Award en 1979 . Bodily Harm (1981). El cuento de la criada ("The Handmaid's Tale") (1985) - ganador del Arthur C. Clarke Award y el Governor General's Award en 1985. Cat's Eye (1988) - finalista del Governor General's Award en 1988. The Robber Bride (1993) - finalista del Governor General's Award en 1994. Alias Grace (1996) - ganador del Giller Prize y finalista del Governor General's Award en 1996. The Blind Assassin (2000) - ganador del Booker Prize y finalista del Governor General's Award en 2000. Oryx y Crake ("Oryx and Crake") (2003) - finalista del Governor General's Award en 2003. The Penelopiad (2005) - nominado al IMPAC Award en 2006. The Year Of The Flood (2009).
Poesía:
Double Persephone (1961). The Circle Game (1964) - ganador del Governor General's Award en 1966. Expeditions (1965). Speeches for Doctor Frankenstein (1966). The Animals in That Country (1968). The Journals of Susanna Moodie (1970). Procedures for Underground (1970). Power Politics (1971). You Are Happy (1974). Selected Poems (1976). Two-Headed Poems (1978). True Stories (1981)
Love songs of a Terminator (1983). Interlunar (1984). Morning in the Burned House (1996). "The Moment" from Morning in Burned House. Eating Fire: Selected Poems, 1965-1995 (1998). The Door (2007).






viernes, 5 de junio de 2020

María Wine - Poemas


                  Foto mía (un rincón de Ourense) 
Os dejo con la poeta sueca MARIA WINE, conocida como la poeta del amor. 

¡El camino a la muerte espero hacerlo sola!


Déjame escapar del reverso de la consolación,

evitar

ser acariciada por el cuchillo de mantequilla de la compasión,

escapar de ser víctima del barreno de la curiosidad

No deseo recibir inyecciones falsas de esperanza.

No tengo fuerzas para consolar al que angustiosamente

refleja su muerte venidera en la mía.

Deseo ir totalmente sola el último trozo del camino.

Ni siquiera mi amante podrá acompañarme,

no quiero ver

mis sufrimientos reflejados en sus ya tristes ojos.

Toda una vida he tenido para acostumbrarme

a la muerte:

Quiero ir a su encuentro totalmente sola.

(1969)

***
En algún lugar
tiene que haber un rayo de luz
que disipe las tinieblas del futuro
una esperanza
que no se deje matar por el desencanto
y una fe
que no pierda inmediatamente la fe en sí misma

En algún lugar
tiene que haber un niño inocente
al que los demonios no han conquistado aún
un frescor de vida
que no espire putrefacción
y una felicidad
que no se base en las desgracias de los demás.

En algún lugar
tiene que haber un despertador de la sensatez
que avise el peligro de los juegos autoaniquiladores
una gravedad
que se atreva a tomarse en serio
y una bondad
cuya raíz no sea simplemente maldad frenada.

En algún lugar
tiene que haber una belleza
que siga siendo belleza
una conciencia pura
que no oculte un crimen apartado
tiene que haber
un amor a la vida
que no hable con lengua equívoca
y una libertad
que no se base en la opresión de los demás.


***

Ámame
pero no te acerques demasiado
deja espacio para que el amor
se ría de la felicidad,
deja siempre que un fuego de mi rubio cabello
sea libre.

ESTOY CANSADA DE SER ESTATUA

Estoy cansada de ser estatua
me gustaría ser como la nada
que nadie pudiese contemplar.
Estoy cansada de la gente
que allá abajo andan devotamente de puntillas
junto a mi pie unido a la piedra
con las bocas abiertas y los ojos mudos
me miran y me admiran
¡Oh, sus banales sueños de espejos me dan escalofríos!

Durante cientos de años
he escuchado la veloz flecha del tiempo
que sólo ha matado y matado y matado
he escuchado los secretos de los hombres
los secretos de los pájaros y de las estaciones
secretos que solamente mostraron ser
una vacía repetición sin fin

Estoy cansada de ser estatua
mi corazón de piedra llora sal
quiero hundirme en la tierra
hasta donde no llegue la pala de los hombres
quiero comer tierra
quiero cantar con la tierra
quiero ser tierra.

BENDITA SEA LA IRA

Bendita sea la ira
la pálida ira silenciosa
que tiembla igual que un arco demasiado tenso
o la ira colérica
que grita con voz resonante
y la oscura ira abismal
que retumba en la campana de alarma de la tormenta

Bendita sea la ira
que con su guadaña de luz
despierta al indiferente
y con su fuego
oscurece la sonrisa del tramposo
la ira que desenmascara
al ostentosamente dadivoso
y al que acepta con avidez

Maldita sea la ira
que habla con la lengua del odio
sólo para extender más odio
Huye de esta ira engañosa
como si de una serpiente venenosa huyeras

Pero no huyas de la ira
que embriagada de furor
tropieza con sus palabras
préstale
la oreja redonda de la paciencia
Y tu propia ira contenida
que se retuerce como un sacacorchos
en tu corazón
o susurra como una abeja
encerrada en tu mano:
libérala
reparte contigo mismo
las frutas de tu ira

Bendita sea la ira
que con su discurso brillante
agudiza y se yergue
haciendo huir a la maldad
al igual que las sombras
huyen de la luz-
Bendita sea la ira que lucha
por más vida en la vida
más amor en el amor
más justicia en la justicia.

EXPEDICIÓN DE DESCUBRIMIENTO

Si no tuvieras
tantísima prisa
(a tu muerte llegarás en todo caso a tiempo)
podrías darte cuenta de muchas más cosas.
Podrías por ejemplo descubrir
que la yema de tu dedo
tiene la misma forma abovedada
que un grano de uva
que su piel tiene el mismo dibujo
de pequeñas estrías acanaladas
que la piel de la uva
y que cuando aprietas la yema de un dedo sobre otra
la sensación de blanda dureza es la misma
que cuando la aprietas sobre la uva

Descubrirías
que los párpados de los ancianos
bien están toscamente arrugados como piel de higos
bien tenues y transparentes
como la película del ojo de un pájaro
Tendrías tiempo de ver
que en el esmalte brilla una sonrisa
que el cuchillo en realidad es un rayo capturado
y que la caballa ha sido asada a la parrila por la sombra

Descubrirías que
a menudo una piedra dura protege
un secreto blando
y tendrías tiempo de escuchar la melodía
que suena dentro de cada pelo
Podrías leer el mensaje de la escarcha
en el cristal de tu ventana
y asombrado descubrirías
lo difícil que es llorar
bajo un sol deslumbrante
así como que se necesita coraje para atreverse a reír
en la oscuridad nocturna

Si fueras un hombre
descubrirías
que la mujer que llevas dentro ansía
permiso para echarse a llorar
y si fueras mujer
que el hombre que llevas dentro ansía
permiso para dar cuenta
de tu malgastada debilidad
Descubrirías
que casi todo lo que les reprochas a otros
es un reproche que has evitado hacerte

Si te dieras tiempo para contemplar
la alfombra del paisaje que has tejido con tu vida
podrías descubrir muchos senderos que te has saltado
a los que nunca podrás volver
Y quizá gracias a tu descubrimiento
dejarías de saltarte el día
para alcanzar rápidamente la noche
dejarías de saltarte el invierno
para llegar rápidamente al verano
y con este conocimiento
alargarías tu vida considerablemente.

Biografía
María Wine, nació en Copenhague en 1912. Pasó su infancia en un orfanato y luego fue adoptada. Trabajó como oficinista. En 1936 se casó con el poeta Artur Lundkvist y se trasladó a Estocolmo donde ha pasado su vida.
Toda su amplia obra está escrita en sueco, escribió fundamentalmente poesía, aunque ha publicado libros autobiográficos en prosa y otros de prosa poética.
Escribió más de 30 poemarios. Falleció en Estocolmo a la edad de 90 años.
En Suecia se la considera como la poeta del amor, según la autora el amor debe estar basado en la libertad, en la responsabilidad y en la confianza mutua.

Fuentes: