Hombre
de México
Algo
oscuro ha pasado por el cielo de México.
Está
herida la tierra
Y
en los labios del viento
Silba
el agudo filo de antigua profecía.
El
horizonte ahoga un paisaje de alas
Ceñido
en ondulantes anillos de serpiente.
Águila
deshojada!
Un
sueño de poetas llora un sueño de héroes.
Algo
ha sabido el agua de litorales libres;
La
nave de la espuma
Hace
viajes de alarma entre azules y grises.
Inmóviles
metales conspiran en las sombras
Batallones
de árboles manifiestan sus brazos
La
noche vigilante se apresta para el alba.
¿En
donde estas creciendo silencioso gigante?
¿Qué
paisaje florece distancia en tu mirada?
¿Qué
sombras te transitan?
¿Que
verdades te hablan?
Nutrido
de hambres públicas,
De
olvidos de ceniza,
De
espinas colectivas,
De
muchedumbres-lágrimas.
¡Ya
levántate y surge!
Ya
congrega y trasciende
Esta
imposible angustia panorámica
Múltiple
voz eleva sus hojas verticales
Clamando
por el fruto maduro de tu frente.
¡Desolada
bandera!
Otra
vez patria suave…
Ya
vienen otra vez los mercaderes.
Ya
vienen a llevarse tu riqueza,
Tus
cándidos tesoros,
Tu
color solferino,
Tu
morado rabioso
Y
únicos en el mundo, los ojos de tus niños
Se
acabaran tus pueblos de gardenia,
Tus
provincias de nardo,
Tus
novias de amapola,
Tu
cempasúchil de oro
Y
los intensos campos de tu flor madreselva.
Ya
no tendrás esquinas con vueltas de cilindro,
Ni
jardines de mantos,
Ni
ventanas de celo,
Ni
serenata tierna.
Ni
habrá más lotería de cartoncitos.
Apagarán
tus júbilos de cohete y chinampina,
La
deslumbrada luz de tus “castillos”,
Aquella
verde danza de tu ancestral amiga
Y
tu alucinación de maguey liquido.
Se
romperá el hechizo de tus sirenas,
Centro
de zapateado y conquián
Los
irisados gallos de las peleas
Y
los viernes de cábala y copal.
En
mecánico ritmo tomarán la armonía
Del
ardiente prodigio que modela tu mano
La
magia de tu lenta caricia, la alegría
De
los florecimientos de tu amor artesano.
Tus
veneros de azul serán cegados
En
el color caliente de tu sangre.
Envolverán
en dólares tus huesos
Y
en humo celofán tu joven aire.
Escucha
cómo crecen las tinieblas del odio,
Oye
cómo caminan los desiertos del hambre,
Cómo
construye firmes paraísos la fiebre
Y
murmura cuchillos la prisión de la sangre.
Ven
a ver cómo lloran las escuelas.
¡Que
cielos de amargura filtran las vecindades!
Las
mujeres con alma de montaña
Amasan
en su rostro silencios vegetales.
Ven
a cumplir tu entero destino, sombra clara;
Te
invocamos anónimo y auténtico,
Hermano
sin ayer y sin mañana
¡Ven
a morirte, Hombre de México!
Te
espera la impaciencia,
Lo
encuentros te buscan,
Arden
las multitudes,
Se
queman las palabras.
Surge
ya, ¡capitán de la angustia!
Te
llama la voz verde de las cañas.
Por
este barro en marcha que somos,
Por
el amor del agua,
Por
la muerte del árbol inocente
Y
su cosecha trágica.
Por
tu serena dignidad de cacto
Erguido
en los desiertos de la sed,
Tu
corazón de tuna colorada,
Y
tu canción de miel.
Por
el incomprendido desorden de tus sueños
Allí,
de donde parten los caminos de sal,
Por
la lluvia vendida,
Por
el pan traicionado,
Por
los ojos nocturnos del jacal.
Por
el sol, Por la nube, Por la flor,
Por
la palabra “Tierra”, Por la voz “Libertad”,
Por
los dioses de elote del cañaveral.
México,
abre los brazos, ¡crécelos! mar que has purificado los ríos de otras aguas
Acoge
nuestra voz. ¡Recíbela! ¡Levántala!
Y
coloca tu cifra de justicia
En
el cielo más alto del amor.
Abre
tu antiguo rostro golpeado de infinito,
El
volcán de tu entraña,
Tu
potencia de abismo azul.
Alcanza
los contornos morenos de la raza,
Desnuda
las tinieblas,
Multiplica
las flechas de la luz.
Crece
los brazos, ¡crécelos mas!
Y
en un himno de cumbres liberadas que crispe el huracán.
Irrumpan
el espacio de la Indoamérica
Las
palomas de azúcar de la paz.
Ven
a cumplir tu entero destino, sombra clara;
Te
invocamos anónimo y auténtico,
Hermano
del ayer y del mañana ¡Surge ya!,
¡Hombre
de México!
De:
Hombre de México 1947
Biografía
Aurora Reyes Flores (1908 – 1985), poeta y pintora
mexicana.
De extracción humilde. En su juventud militó el
Partido Comunista Mexicano. Fue una de las fundadoras de la Liga de Escritores
y Artistas Revolucionarios. Debido a su carácter rebelde y por enfrentamientos
con las autoridades del colegio, no terminó la secundaria, por lo que dedicó
sus energías al arte.
Entabló amistad con Frida Kahlo y fue una
ferviente defensora del feminismo. Trabajó por promover la creación de
guarderías para las trabajadoras del magisterio y apoyó firmemente la lucha a
favor del derecho de las mujeres al voto.
Entre sus poemarios destacan: Hombre de México
(1947), Astro en camino (1950), Nueve estancias en el desierto (1950), Humanos
paisajes (1953), Madre nuestra tierra (1958), Palabras al desierto (1947),
Espiral en retorno (1981).
Fuente: Trilogía poética de las mujeres en hisponamérica, Pícaras, Místicas y Rebeldes - Tomo III Rebeldes - Selección de Leticia Luna - Ediciones La cuadrilla de la Langosta, 2004