domingo, 23 de febrero de 2014

May Swenson poemas

Foto de la red autor desconocido

Un deseo
  
De una hora construí una cabaña
     y me senté como un hindú
        inmune en el viento del tiempo

De un cabello hice una senda
    y caminé y ambos
        roca y desierto se volvieron

mi espacio y mi camino
   Con el dolor por piel
      no sentí heridas

Un agradable poder maduró
    como una nuez y se abrió dentro de mí
        Allí donde antes hubo ira

se distendió el mundo entero
     hacia el mediodía tranquilo
       Mi rostro en la roca mi nombre

en el árbol más silvestre
    Mi carne el brezal
       de un clima pacífico

May Swenson - versión de Rosa Lentini y Susan Schreibman

Biografía
May Swenson (Estados Unidos, 1913-1989).

De: Siete poetas norteamericanas actuales (Editorial Pamiela, Pamplona, 1991, selección y traducción de Rosa Lentini y Susan Schreibman).

viernes, 21 de febrero de 2014

Amina Saïd - poemas

Foto de Edward Weston

dormí en un lecho de rocas durante tres siglos
ví cosas que los hombres olvidaron
medí la distancia que separa el cielo de la tierra
leí las líneas de la mano pronuncié los oráculos
una voz que no era la mía habló por mi boca
desaparecí en una ciudad a su vez desaparecida
unos jinetes armados invadieron nuestras llanuras
permanecimos a la espera de otros bárbaros
el mar se retiró de las puertas de mi ciudad
me gané el favor de los ríos de la tierra
adorné el día con el tatuaje de mis sueños
mi rostro vio mi otro rostro
no oí la voz que me llamaba
la mano que me buscaba no me encontró
nací varias veces de cada estrella
morí otras tantas con el sol de los días
muy pronto me embarqué hacia ninguna parte
pedí una habitación en la patria de los otros
no había hecho nada antes de nuestro adiós
viví en el poniente en el levante y en el espacio del viento
era esa extranjera que acompañaba a la noche
dos veces extranjera entre norte y sur
grabé pájaros tristes en unas piedras grises
dibujé esas piedras y las habité
construí balsas donde no había océanos
levanté tiendas donde no existían desiertos
unas caravanas me llevaron hacia un sueño de oriente
mis caligrafías viajaron a lomos de las nubes
recordé la nieve de los almendros
seguí la ruta aérea de los pájaros
hasta el monte de la luna en los plumones de los nacimientos
aprendí y olvidé todas las lenguas de la tierra
encendí una hoguera con todas las patrias
algunas noches bebí del frasco del olvido
busqué mi estrella en el lecho de las estrellas
guardé tu amor en el hueco de mi mano
tejí una alfombra con la lana del recuerdo
desplegué el mundo bajo el arco de los orígenes
vendé las llagas del crepúsculo
hice gavillas con mis estaciones para regalárselas a la vida
conté los árboles que me separan de ti
éramos dos en esta tierra ahora estamos solos
me ceñí un cinturón de palabras en el talle
cubrí con una mortaja la ilusión de los espejos
cultivé el silencio como una planta rara
fulgor tras fulgor descifré la noche
la muerte me cortejó durante un tiempo
busqué en el sol la dirección del sol
me acosté en mi tumba y me levanté
me perdí luego me encontré de una génesis a la otra
te esperé sin esperarte
hasta que te convirtieras en poema
mezclé la carne con la arcilla y con la luz
mezclé el aliento con lo que ya era aliento
viví en la cálida casa de tu voz
hice que los recuerdos nacieran antes de que vivieran
oculté mi amor bajo los pudores de la sombra
me pregunté cómo decirlo antes de decirlo
y por qué no lo decía
dije que ya era hora de ir a ti
me arrastré hasta tus labios por un lecho de espinos
creí que lo que nos unía
era aquello que nos hacía semejantes
busqué en ti un país una lengua
alejándome del sueño me acerqué a él
ennegrecí páginas con la noche del poema
el pájaro negro del silencio las rozaba una a una
aún no sé qué lengua me habla y me absuelve
tomé un sendero de luz que conduce al horizonte
mi país: un ramo de adioses recogidos al hilo del tiempo
desenrollé sus orillas como una estera de alfa
encontré un nombre para lo que queda de la niñez
para florecer entre tus brazos
tiré a un pozo las naranjas del recuerdo
dibujé mi amor con tiza en una muralla de agua
nada permanece en la memoria de los hombres
caminaba en mí y lejos de mí
a veces una sombra se casaba con mi sombra
en cada partida cortaba un lazo
liberaba el pájaro de fuego de las cenizas de la memoria
caminaba en ti y lejos de ti
me alié con el alfabeto de la arena
con las ondulaciones de la ola
con la paz que cierra tus párpados
mi canto será a imagen de esa paz
reconocí el alba en el alba dentro de su mirada
quise el día a imagen de los que amo
dispuse la noche para la cosecha del sueño
cortejé lo visible abracé lo invisible
lo leí todo de la tierra en el gran libro de la tierra
fui testigo de lo efímero y de la eternidad del instante
me demoré en el umbral de cada umbral
nuestros muertos llamaban desde la otra orilla
las líneas de su mundo surcaban nuestras manos
el eco de sus voces se agotaba en la distancia
los suicidios de la sangre eran otras tantas piedras
en las murallas del tiempo
di mis primeros pasos en el limo de los ríos
me enterraron viva en la arena bajo un mar de dunas
taparon la caverna – que mi sueño sea eterno
exiliaron mi cuerpo al interior de mi cuerpo
borraron mi nombre de todos los registros
hasta los esponsales de las dos orillas
llevé en mí el vacío como la boca de un ahogado
diciembre desapareció tras el horizonte
llamé – sólo el silencio estaba atento
vi a los siglos perderse hasta nosotros
el granado volvía a florecer entre las estelas
mi ciudad cambiaba de señores como de aderezos
mi tierra: una nube al margen del levante
por qué buscar un lugar si somos el lugar
mi sombra recorrió un largo camino hasta llegar a mí
un día entré en la casa de la lengua
puse dos pájaros en el nido del corazón
atravesé el espejo del poema y este me atravesó
confié en el relámpago de la palabra
deposité un amor rebelde en la primavera de los árboles
y liberé mis manos para que volasen las palomas

Amina Saïd - Traducción de Ros Aragón

Fuente Poesía de ayer y hoy

Más poemas y biografía

jueves, 20 de febrero de 2014

Hélène Dorion - tres poemas

Foto de Al Magnus

Lejos en la línea del horizonte
se deslizan los años
—islas, rostros, el amanecer
a la hora malva, deshojan el cielo
y tocan tierra como se amarran
a lo oscuro nuestros párpados exhaustos.

 Foto de Carmela

En la orilla se derrumban las olas.
Llamas semejantes llevan
—como enigma llevándolos—
reflujos celestes.

Toda historia retumba
contra su origen
brota del fondo del caos
—¿a dónde asciende?—  de tierra
nada la nubla
nada la oscurece.


Foto de Robert Mapplethorpe - white gauze

De fuego, este deseo
de tanto roce
me abrasa, y de claridad me envuelve.

Amor, ¿que mundo se agita
más allá de nuestros cuerpos?

Ese llamado nos engendra
con sus llamas, nos quema
sin consumirnos.

Hélène Dorion - De: Retratos de mares
Traducción de Carles Duarte y Pedro Serrano






viernes, 14 de febrero de 2014

Tanela Boni – esta palabra dicha

Imagen de Catrin Wels-Stein

esta palabra dicha

esta palabra dicha
es agua perfumada de manantial
agua de jengibre agua de piña agua de limón
palabra de una buena novela
que jamás se escribirá
a cuatro manos
a dos voces
a dos alientos unidos en ramos
arcoíris
los dos alientos son islas
vecinas en el océano
de la vida
los dos alientos se olvidan
se desean
en un mismo lugar
por separado

versión de María Germana Matta

Cette parole dite

cette parole dite
est une eau de source parfumée
eau-gingembre eau-ananas eau-citron
parole d’un beau roman
qui jamais ne s’écrira
à quatre mains
à deux voix
à deux souffles liés en gerbes
arc-en-ciel
les deux souffles sont des îles
voisines dans l’océan
de la vie
les deux souffles s’oublient
se désirent
au même endroit
séparément


Tanella Boni (Costa de Marfil)

Biografía y más poemas en español

martes, 11 de febrero de 2014

Marguerite Yourcenar poemas

Imagen de Tim Walker

***************

Reclamaban de mí la amalgama de átomos
Que sirve de soporte a los furores del deseo.
El caballo que galopa por los reinos de la carne
Y masca, babeando, la cálida sal del placer
Montado por jinetes fantasmas que se turnan.

Los avaros rondaban cerca de los depósitos vacíos
Donde antaño se enmohecían sus bienes enterrados,
Y deseaban mis alargadas manos para sus ávidas faenas,
Para amontonar reluciente oro y pilas de plata lívida,
Tesoros demasiado pesados para quien los posee en vano.

Como héroes engañados que maldicen su gloria,
Cansados de beber el vino puro del cáliz,
Los santos, para condenarse, reclamaban mi cuerpo.
Reclamaban mi boca para beber de ella;
Mi voz podría divulgar los oráculos de los muertos.

Lamentando su frenesí, desde el fondo de su reposo,
Renegando de una dicha que han pagado muy cara,
Trascendentes hambrientos que nada sacia,
Como los demonios sobre los cerdos de Asia,
Los muertos se arrojaron sobre mí para habitar mi carne.

Tomaron, agitándolo, este cuerpo entregado sin temor,
Mordieron con mi boca turbios engaños seductores,
Anudaron mi abrazo alrededor de sus deseos,
Por donde yo pasé imprimieron su huella
Y a camas desconocidas me arrastraron.

Desatando sin temor mis nudos interiores,
Como un canto escapado de un gran violoncello,
Todo lo que creí mío ahora se disuelve y se tambalea.
Rueda prolongándose en el aire amortiguado y se
    derrama;
Ahora sólo puedo encontrarme buscándome en otra

    parte.

Foto de Anja Millen
El visionario

Yo he visto un ciervo
Atrapado en la nieve.

He visto en el lago
Flotar a un ahogado.

He visto en la playa
Una concha seca.

He visto en las aguas
Pájaros temblando.

A los malditos serviles
He visto en las ciudades.

He visto en las llanuras
El humo del odio.

He visto en el mar
El sol amargo.

En el cielo he visto
Pasar este siglo.

En el espacio he visto
Insondables ojos.

He visto en mi alma
La ceniza y la llama.

Un negro dios vencer
En mi corazón he visto.

Imagen de Mark Ryden
Niña

Las flexibles antorchas de tus manos
acarician en vano mi soledad;
el fruto banal que mordemos
cuelga tristemente cercado por la costumbre.

Yo disfrazo mal mi torpeza
con el frío carmín del abandono;
el desdén rige mis dones
y tu placer es para mí un ensayo.

Mi corazón distraído, sueña y se adormece
mientras la fuerza del deseo y tu juventud,
te impiden percibir que abrazas una ausencia.

En el borde del cielo, oh alcoba de oro,
mis ojos pensativos cuentan los astros
mientras tú, niña ávida, cuentas tus piastras.

De: Las caridades de Alcipe
Marguerite Yourcenar - Traducción de Humberto Saldaña Pico


Biografía
Marguerite Yourcenar, escritora, traductora y autora teatral francesa nacida en Bruselas, Bélgica, en 1903, y fallecida en Mount Desert Island, Estados Unidos, en 1987. Su verdadero nombre fue Marguerite Antoinette Jeanne Marie Ghislaine Cleenewerck de Crayencour. Yourcenar es un anagrama de su verdadero apellido.
Publicó su primera novela a los veintiséis años, trasladándose a Estados Unidos para dar clases de Literatura Comparada en Nueva York.
Además tradujo a: Henry James, Yukio Mishima y Virgina Woolf.
En 1951 publicó Memorias de Adriano, gracias a la cual salta a la fama, está novela le costó 10 años de trabajo. Desde 1970 perteneció a la Academia Belga y en 1980 se convirtió en la primera mujer que ingresó a la Academia Francesa. Su casa en Maine, conocida como el Petite Plaisance de Mount Desert Island, es una casa-museo dedicada a su vida y obra.
Obras
Cuento azul 2011 
Cuentos completos de Marguerite Yourcenar 2010
La voz de las cosas 2005 
Los treinta y tres nombres de Dios 2005
Una vuelta por mi cárcel 1993 (2009)
Peregrina y extranjera 1989
¿Qué? La eternidad. El laberinto del mundo III 1988 (2006)
El tiempo, gran escultor 1983
Como el agua que fluye 1982
Ana, Soror 1981 Mishima o la visión del vacío 1981
Un hombre oscuro 1981
Con los ojos abiertos 1980 (2008)
El cerebro negro de la Piranèse 1979
Archivos del norte. El laberinto del mundo II 1977
Recuerdos piadosos 1974
El laberinto del mundo 1973 (2012)
El laberinto del mundo I 1973
Teatro 1971 Opus Nigrum 1968 (2014)
A beneficio de inventario 1962
Las caridades de Alcipo 1956
Electra o la caída de las máscaras 1954
 Memorias de Adriano 1951 (2010)
El tiro de gracia 1939
Cuentos orientales 1938 (2008)
Los sueños y las suertes 1938
Fuegos 1936 (2009)
El denario del sueño 1934
La nueva Éurice 1931
Alexis o el tratado del inútil combate 1929 (2009)
Los dioses no han muerto 1922
El jardín de las quimeras 1921

domingo, 9 de febrero de 2014

Mis poemas - Desamparo


Tina Modotti - Nuda
Desamparo

Hay tiempos
en que se multiplican
las urgencias
los dedos se resecan
sólo palpan grietas

hasta aquí llegamos
proclama el abismo

extraviada la risa
en los labios del asombro

mientras a solas
una lágrima se despeña
desde la colina
del tiempo

arriba
el bullicio de los pájaros
acotando espasmos
surcando continentes
sólo latidos en sus plumas
y el instinto

la evolución y la tecnología
brillando a contra luz
bajo el resplandor
de su hipnosis

enmudecemos
ante el laberinto
circular de la confusión
el alarido de la crisis
y sus victimas

abajo
el río lleva en su caudal
secuelas
arrastra siglos
alguna señal entusiasta
en su lecho
pero en el fondo
sólo piedras

nosotros los sin brújula
contemplamos absortos
las alas de la luz
sobrevolando la intemperie

¿A dónde se dirige nuestra civilización?


Mis poemas: María Germaná Matta

viernes, 7 de febrero de 2014

Luz María Sarria - Ibriseis y Dionisio - poemas

Foto de Man Ray

Ibriseis y Dionisio

Voy rozándote
y poniéndote mi curva infinita
y otra vez el reiterado camino.
Dionisio tu destino
un dios que huele y se embriaga
con la tierra para separársele
yo soy ese barro trejo
ese juego infinito
Yo soy Ibriseis removiéndome como una esclava
mientras atraviesas mi espasmo
y para ti todo lo que se recrea
donde yo soy Ibriseis y tú eres Dionisio
antes que el punto suceda al punto
y otra vez
camino hacia la gran cifra y al signo Dionisio
como dos lámpara atemperadas por la triste ley
de no ad herirse
abstenerse del corazón
y no dejarse jamás poseer por el amor donde yaciste.

¿Maestro por qué no tienes cabeza?

Prometeo ha sido encadenado
los esclavos se lo preguntan
el amor está mutilado
y nos has convertido en una historia de sal
y en un río que jamás vuelve a ser el mismo río
nos has convertido en sueño en agua
en número en conjunto
Yo soy Ibriseis y prefiero las cosas que se pueden ver
oír y percibir
espero lo inesperado y me siguen en número incontable
nos gusta lo que se deletrea
Yo soy Ibriseis
un número cuya longitud difiere de su forma
y que no parará hasta estar unida a lo que tú has disgregado
en partes desiguales
Yo soy Ibriseis
un número cuya longitud difiere de su forma
y que no parará hasta estar unida a lo que tú disgregado
en partes desiguales
yo soy la Sibila que lleva ya más de dos mil años
emitiendo por medio de su boca cosas tristes
sin compostura
y con perfumes escrutables
me duele Ibriseis
y su danza húmeda
una piel redonda a fuerza de querer partir
el centro de todas partes
porque nube y madera corresponden
a la misma acción del frío
a así lo has dispuesto al cortarme con un hacha
proclive al canto y a las cosas separadas
como agua negra y nieva negra

Nosotros somos el argumento de lo que tiende a moverse
Nosotros somos una cita primera con las cosas por emerger
Nosotros oponemos al pensamiento los sentidos
porque no existe la parte más pequeña de lo pequeño
sin nacer con justicia y una mediana composición.

Deseo oír las palabras que curan esta clase
de muchachas y muchachas
desemejantes e innumerables en tu creación singular
Yo soy Ibreseis parecida a todas
pues lo finito tiene apetencia por lo par
y que viva mi vientre sus magnitudes
y yo hablo desde este mismo vientre
que tiende a moverse más que el agua Dionisio
mediante colisiones y choques mutuos
yo hablo por todos los movimientos producidos por una vibración
objetos pesados que tienden hacia un remolino
en dicha dirección y hacia una misma causa
de una misma homeometría
definida por principios
es pelo y es carne
¿por qué no podría serlo?
Yo escucho que se están uniendo todas las cosas Dionisio
bajo semillas de diferentes formas
no hay discordia ni pugna indecorosa
de lo primero que hablaré contigo cuando vuelvas
es del primer lugar del sol
del retorno a un amplio juramento
y aprenderás empero las apariencias del ser
los goznes de bronce
los caminos de la noche y la justicia
y pronto las puertas del fiador abrirán su cerrojo
y se originará una inmensa abertura
hasta saber hacer girar los remaches y los clavos
de una verdadera creencia
porque lo mismo da la vida
velar o dormir
juventud o vejez
o aquellas cosas que cambian
en éstas y en aquéllas
Yo soy Ibriseis
el mal ejemplo
el eterno retorno a la espera
estoy entre las cosas y la tierra
soy inhalación y emanación
soy el vicio del principio femenino
soy el fervor de la religión inferior
soy la razón de los cuerpos sensibles
soy el reposo de Dionisio

¿Maestro-por qué –impedir –alcanzar-lo- homogéneo?

Estoy a punto de romper este centro
y convertirlo en todas partes
y que no brote de mí ni tronco ni pies ni veloces rodillas
ni órganos fecundantes
y que no se distinga de mí
ni mis rápidos miembros ni mi hirsuto poder en la tierra
estoy a punto de decir aj
previo a decir te lo ruego
previo a convertirme
en una esfera redonda
que goza de su soledad circular.

De: Señales que se eligen

Foto de Darren Holmes

En la línea larga del abismo

Si escribo mal es porque tengo sangre en las venas,
estoy ante una hoja y me zumban los oídos,
de ti hablo,
hay un montón de bulla en este papel,
en esta línea,
en este abismo,
y de pronto este dolor, otro tedioso poema de dolor,
porque te llamas José, Miguel, Javier, y estás en mi país
y no tienes para dar mucho paraíso.

Me jalo una mecha de los pelos deseosos,
tanta emoción y no poder hacer nada,
de ti sólo me queda una vieja tela donde dices,
me recuerdas como si fuera el sol y no lo soy.

Escribo a oscuras,
qué mal escribo desde este precipicio.

De: Viaje a Parca y otros poemas




Biografía
LUZ MARÍA SARRIA. Nació en Lima en 1948. Estudió Ciencias de la Comunicación en la Universidad de Lima, también dos años en la Facultad de Filosofía de la Universidad Católica.
Figura en diversas Antologías de la Poesía Peruana, entre las más importantes están las publicadas por Ricardo Gonzáles Vigil “Poetas peruanas de antología” “Poesía peruana siglo XX” y la de Marco Martos con Roland Forgues “La escritura un acto de amor” y “Las poetas se desnudan” de Roland Forgues, entre otras.
Libros de poesía: Señales que se eligen en 1988, Editorial Antares Artes & Letras. Viaje a Parca y otros poemas en 1995, Editorial Colmillo Blanco. Dejaré los pensamientos a los pájaros (libro inédito).
Desde el año 1998 se dedica al estudio, investigación y difusión de la Astrología Tradicional.


Fuente: Poetas peruanas de antología – Editado por Ricardo González Vigil – Editorial Mascapaycha – Lima – Perú 2009