viernes, 29 de junio de 2012

Clemencia Tariffa, poesía


*Imogen Cunningham - autorretrato 1906

Vacío
En las noches
de mis días,
maullando,
mendigo
un trocito de luna.

¿Y qué he conseguido?

Senos

Suaves, pequeños y tiernos
siempre erguidos, siempre firmes.
Senos de carne blanda
grácil figura y vaivén excitante,
que invitan a probar
las delicias de la tez canela.
Tallados sin aguja ni cincel
sobre musgo secreto
son montes cubiertos de azúcar
para una boca insaciable.

Carta de la ansiedad

Señora:
Cómo haría para decirle
que cuando usted está a mi lado
yo quisiera gritarle
que de su marido estoy enamorada
y los instintos me van devorando.

Señora:
Por su marido me detuve en dulce sueño
para convertirme por momento en fiera.
Mas no se preocupe señora:
él ni siquiera lo sabe.
Y yo soy incapaz de insinuarle,
fue la musa de Shakespeare
la que amablemente estuvo enamorada.

¡Ay señora de canción común!
Cómo le diría sin ofenderla
que usted ya no me inspira respeto
ni cuando la miro besando a su marido;
yo solo aspiro a ser ladrona
en ese rico trigal del que usted es dueña
-y desde hace rato compró-
Pero si deja de cuidarlo
robaré limpiamente su más dorado grano.
En mí el resentimiento se va hinchando.

Eso sí.
No se asuste mi señora
si las campanas cambiaron de tono,
que no es mi corazón el que está repicando,
solamente las agujas que ya no soportan el silencio
y por eso quieren salir del pecho.

Disculpe usted, señora.

Misiva

Todos los soles han de ser iguales tanto en las cartas como en las fábulas, ante todo, si quien escribe niebla en un país de maravillas tempranas. Tal vez un malecón de algas conserve en mi cerebro verde como han vivido las letras en las mismas cartas leídas, pues si en realidad existe un dios, él más que nadie sabe que soy feliz de ser lo que soy, que desde que empecé a hacer arte jamás quise otra cosa diferente.

Por supuesto, me siento más húmeda que una manzana rosada, después de leerte. Reconociendo ser más tímida, pero no por eso he olvidado las cigarras, ni mucho menos escribir poemas, por supuesto, cuando le escribo al poeta.

Trotando por el más verde y mullido de los pastos

Anoche salí al patio, me sentí observada; recosté las caderas sobre el húmedo césped y la cabeza reposó en la malva; el patio está lleno de malvas, sucede cada vez que llueve. Miré al cielo. Había un gran retazo de pana y en una esquina pendía la cacerola de aluminio más grande que jamás haya visto caribeño alguno; brillaba tanto como acero caliente. Esa luna me miraba y me veía diminuta, ¡qué simpática debí parecerle!

Pero la noche se fue poniendo helada. Me fui a acostar. En el techo de mi cuarto hay cuatro goteras; me gusta dormir libre de ropa; sobre la piel, mis vellos. Las gotas resbalan en fila india; justo encima del vientre cae una; es grande y fría; pero me enrosco, parezco un erizo marino, redondo, crispado.

Amaneció y volví al patio. Ahora voy hasta el ciruelo macho; cómo me agrada masticar sus hojas. Entre los huequitos del milimetrado follaje he metido mis largas uñas, y un montón de florecillas que del guácimo se desprenden, caen precisas en la taza que mi otra mano ha formado.

El sereno empieza ahora en octubre, pero sus tardes son tan calientes que aumentaron mi deseo de amar. Decido entrar, desnudarme y regar aceite para niños en mis ojos pintarrajeados. Luego recuesto mi delgado cuerpo en el blando sofá, casi no lo siento; a veces creo que mi poroso cuerpo se confunde con la espuma. ¡Vaya si es delgado! Pero entras tú por el portón trasero como un caballo en corral ajeno. Y yo, que siempre, siempre estoy seca, voy humedeciéndome; aguadas columnillas destila mi frente; procuro evitar tanto gemido, pero me confundo. Ya no sé si eres un potro, o simplemente vas trotando por el más verde y mullido de mis pastos.

Velada

¡Hermosa luna de volcanes!
Esta noche no tiene luna
sin embargo
escribo y hablo
a la sombra
que ocupa su lugar.
¡Dulce luna de azúcar!
cubre tu rostro
con un velo seguro
porque de noche
salen los niños
sobre hormigas doradas
y creerán tener derecho
sobre ti.
¡Cóncava luna de agua!
yo estoy aquí
en una patria infiel
en la mira de tus ojos
en un mecedor azul
triste y desnuda
cantando
frente al espejo.

Bio/biblio
Clemencia Tariffa (1959 - 2009 Colombia). En 1987 publicó, El ojo de la noche. En 1994 obtuvo el Premio Latinoamericano de Poesía Koeyú (Caracas) y el Premio de Poesía del Instituto de Cultura del Cesar. Cuartel (Ediciones, Exilio, 2006) fue su segundo y último libro. Los últimos años de su vida estuvo recluida en una clínica mental de Santa Marta.

miércoles, 27 de junio de 2012

Rocío Silva Santisteban, poesía


*Georgia O’keeffe – Dark Iris Nº 2

Canción
Una canción es sólo una sombra
Que nada te evita en el camino

Arrastra tu voz
Arrastra tu deseo

El tiempo que me circunda te deja suelto en ti
La voz que te nombra no me dice ni me desdice

Voltea

En medio de la noche y  sobre el mar una breve luz
Una breve luz que no quiere iluminarte
Es palpada por tus sentidos
Y callada por tus silencios

Silva esta canción que no canto
Silva en plena oscuridad

Una pequeña lumbre se asemeja a una nota aguda
Y este piano que se apaga en mi rostro
O por lo menos mi deseo más profundo.
(De Mariposa Negra)

Mariposa Negra

El papel que he puesto sobre las ventanas ha quedado empañado
La humedad de su saliva sobre mis piernas, entre mis dedos
Se guarda y en pequeñas cavidades, destroza
Esto que a veces pretendo inventar.
No, amor, no basta con lamer nuestros cuerpos,
No basta con patearnos y gritar, jadear hasta pulverizarnos
No, amor,
No preguntes la hora después, no enciendas la luz, no hables, no pienses, no respires
Quieto
Deseo recorrer con mis sucias manos tu cuerpo inerte
Y sentir que mis olores te poseen, se incrustan entre tus vellos
Te deshacen.
Mi habitación rojiza se abre como una niña y espera
Pero este rojo tuyo no puede mezclarse ni sangrar, no puede
Rebajar esta brecha de tormento entre tu espacio y el mío
Tu saliva de nuevo sobre la palma de mi mano y tus ojos intentando
No amor
No basta con emitir gruñidos de animal en celo,
No basta con destrozar mi ropa en jirones al aire, no basta
Con inyectarnos veneno en este encuentro
No amor,
Cuando termino de escuchar la música que dejaste
Cuando corto un pedazo de pan y lo mastico para engañar mi furia
Cuando recorro con ojos lascivos la habitación en rojo
Y constato tu presencia en el interior de otra
Habitación vacía, cuando
Enredo entre mis dedos el ansia y la distancia
Sólo la imagen de tu sombra estirada sobre el papel fucsia permanece en mi silencio
Y una mariposa negra, presagio de la muerte, me acompaña.
(De Mariposa Negra)
Venus

de una vieja bañera emerge,
lenta y torpe
Venus Anadrómeda
Arthur Rimbaud

¿Por qué no te vas? ¿Por qué no lanzas una sola mirada lejos,
lejos?
Todo es tan torpe cuando tú pronuncias la palabra que me
desgasta.

Yo soy esa diosa, yo soy esa Venus, precisamente yo la que se
levanta de la tina, desnuda.

Detrás mío sólo las luces, el espacio entre el límite del hastío
y la evasión; yo soy aquella vieja, a los 28, las curvas de mi cuerpo
le dan asco a cualquiera.

En ese espejo que me retrata de cuerpo entero, miro esas curvas
y aguanto la arcada en la boca.

Eres un animal y tu… esa maldita piel te atrapa, te atrapa.

Voltea mi piel, voltea y verás cómo me extiendo hasta el último
resquicio y para siempre. Y para siempre.

Tengo los omóplatos sugestivos, los omóplatos, ah, eternos como
una puta de Brassaï, así soy, amor, una putita, un cuerpo que ni
siquiera tú ahora quieres contemplar.

Soy la que se levanta para otra vez caer.

Al borde ?debajo mil luces de neón invitándote al paseo?
bailas, una botella en la mano derecha y en la izquierda la herida,
te tanteas, debajo de la ropa sólo esa piel inmensa que nunca podrás
achicar, sólo esa piel dura que nunca podrás morder, ni perdonar.

Te mataré

Siempre ?suspendida sin caer sobre los techos de los autos?
siempre en esa lámina final de la cornisa, en ese instante del
pensamiento, siempre pienso en ti.

Soy Venus, desde hace años soy la elegida,
Yo soy aquella por la cual delirarán
Aquella que besarán en los pies
En los pies lacrados de heridas
En los pies cubiertos de enemigos

Sobre mi jinete cabalgo hasta no verte más
Cabalgo como una diosa enfurecida
Cojo las crines de tu pelo,
Hundo mis espuelas en tus ancas
Y mientras tú gimes dejo caer mi saliva
Una raya larga de mi saliva sobre tu frente

Hincha tu sexo para bendecirme, y así,
Cabalgando uno frente a otro, habremos
Quebrantado el dolor
Y seremos los héroes, los héroes

Con el nombre de Dios entre los labios
(De Mariposa negra)
BAvioLADA
Hoy la vi, fue casualidad
estaba en el bar, me miró al pasar
yo le sonreí y le quise hablar
me pidió que no

no, no suéltame, déjame en paz
estás borracho
¿Quién eres tú para hablarme así, perra?

que otra vez será
tierno amanecer, sé que nunca más

aquí el que manda soy yo

cómo olvidar su pelo , cómo olvidar su aroma

cómo olvidar ese olor que sube por mi cuerpo
una babosa, pegajoso, leche agria
cerveza y vómito negro, rencor y cólera

si aún navega en sus labios el sabor de mi boca

sus pelos en mi boca, la arcada al fondo de mi garganta
y esa otra boca, la pistola

abre la boca mierda

entre mis piernas, saliéndose y metiéndose,
¡por qué no me matas de una vez!
Cada chica que pase con un libro en la mano
Me traerá tu nombre como en aquel verano
¿su nombre?, ¿para qué?
era oficial o teniente o no sé qué
porque ordenaba, les dijo, háganlo rápido
como yo y no se ensucien demasiado
entonces pasaron uno por uno, dos, tres
no más, por favor, no, no déjenme morir
cuatro cinco seis
ya no, Dios, ya no, ya no
siete
estaba completamente muerta, muerta, muerta,
ocho
fuiste mía un verano

ocho fueron ocho

perra, ladra

solamente un verano
pero el olor lo tengo aquí
zumba en mi cabeza como rastrillo de metralla

que asco

yo no olvido la playa ni aquel viejo café

nunca jamás, esos ojos
su huella me vuelve loca

ni tu voz ni tus pasos
se alejarán de mí.
(De Las hijas del terror)


Fuente: Poetas peruanas de antología – por: Ricardo González Vigil – Mascaypacha Editores – Lima, Perú 2009

Bibliografía: Rocío Silva Santisteban , Lima 1963, poeta, narradora, periodista, crítica literaria, profesora universitaria.
Libros publicados: Asuntos circunstanciales (Lluvia editores, 1984), Ese oficio no me gusta (COPE, 1987), Mariposa negra (Jaime Campodónico Editor, 1993), Me perturbas (El Santo Oficio, 1994), Condenado amor (El Santo Oficio, 1995), El combate de los ángeles: literatura, género, diferencia (Universidad Católica, 1999), Estudios culturales: Discursos, poderes, pulsiones (Universidad del Pacífico, 2001), Turbulencias (Estruendomudo, 2005), Las hijas del terror (Ediciones Copé 2005).


domingo, 24 de junio de 2012

San Juan de la Cruz - Vicente Monera "Llama de amor viva"



  Llama de amor viva 
 ¡Oh llama de amor viva, que tiernamente hieres de mi alma en el más profundo centro! Pues ya no eres esquiva, acaba ya, si quieres; ¡rompe la tela de este dulce encuentro! ¡Oh cauterio süave! ¡Oh regalada llaga! ¡Oh mano blanda! ¡Oh toque delicado, que a vida eterna sabe, y toda deuda paga! Matando. Muerte en vida la has trocado. ¡Oh lámparas de fuego, en cuyos resplandores las profundas cavernas del sentido, que estaba oscuro y ciego, con extraños primores calor y luz dan junto a su querido! ¡Cuán manso y amoroso recuerdas en mi seno, donde secretamente solo moras y en tu aspirar sabroso, de bien y gloria lleno, cuán delicadamente me enamoras! 
 San Juan de la Cruz

martes, 19 de junio de 2012

Mis poemas: Desprotegida

*Jackson Pollock – Night Sounds

Desprotegida

Sin sílabas para deletrear
una oración muda
que me aferre al manantial
donde nacen mis silencios.

Sin piel
que me proteja
de los rayos de la soledad
cuando su luz ultravioleta
me baña de tristeza.

Sin dedos
con qué palpar
la raíz inconmensurable de los sueños
donde crece la cabellera descolorida
del futuro.

Sin palabras
que me curen
de la angustia de un gesto
naufrago
y a cada paso ciego
tropiezo
con una nueva cicatriz.

Sin embargo
a lo lejos un piano
con su gemido de sorpresas
me sonríe
y con su aliento inaudito
deslumbra mi esqueleto
desde la punta de los dedos
de mis pies.

Mis poemas: María Germaná Matta
Safe Creative #1206191834441

*Pintura de Jackson Pollock en: La ciudad de la pintura

jueves, 14 de junio de 2012

Miren Agur Meabe, poesía


* Georgia O'keeffe - Pelvis with Shadows and the Moon

Las Medusas

Las medusas bailan de abajo hacia arriba
en la profundidad abisal de la tristeza
con gracia de autómatas indiferentes: sin una pizca de mérito.
Pienso en las medusas
porque emergen con lujos de arco iris
desde las aguas más lejanas.

Te dejaría, de recuerdo,
el latigazo de mis pensamientos de medusa:
escalofrío de colores y largos ardores.

Geografía del silencio

La geografía de mi silencio está delimitada por
frigorífico, fregadera y horno al norte;
alacena y puerta de la calle al este;
trastero al oeste;
y pared con calendario de paisajes vascos al sur.

En el centro crezco, árbol transparente en una baldosa.
Bajo la baldosa se expande un abismo,
desestructura donde invernan los signos huérfanos del lenguaje.
Conforman una madeja que evoca el capricho de un pintor.
Si el viento mesa mi cabeza,
una raíz pequeña aflora y trepa hambrienta a mi regazo,
para que la amamante.

Silencio de las cocinas por la mañana.
Geografía de la fertilidad.

Notas para conservar la Memoria - 3

Llovía sobre mi clítoris.
Los relámpagos acudían con fulgores a tu pecho:
parecía que sangrabas.
Pero eran sombras
que buscaban descanso en la llanura de tu piel.
Tu sexo olía a humo,
pardo y viejo.
En cambio, yo debía de ser azul,
y me robaste oxígeno
de mis rosados agujeros.
Tus dedos marrones en mi vagina
fueron ramas ásperas y otoñales.
Sacaste un pañuelo de papel, no sé de dónde,
y lo tiraste por la ventanilla,
húmedo y arrugado.
Mis senos ansiaban reventar.
Llovía sobre mi clítoris.

Cicatrices

La mezquina mosca de mi avaricia
la coqueta guadaña de mis desgracias
la insustancial espada de mi rabia,
los invisibles abortos de mi envidia
los fulanos y menganos de mis golpes
el brazo enterrado de mi fuerza
el olor a limbo de mis tonterías
la baba sobrante de mi lujuria
las calles burlonas de todos mis vacíos
el catecismo perdido de mi tristeza
el purgatorio negado a mis errores
la incontable pólvora de mi remordimiento
la falsa ortografía de mis secretos.

Diagnóstico

Esta enfermedad es degenerativa.
Consiste en destruir los tejidos comunicativos:
en contraer la piel
( se pierde la sensibilidad a las caricias),
en reducir el foco visual
(se limita al espacio del libro que leemos).
Nos fatiga incluso hablar.
Y cada vez que pronunciamos un sonido,
nace provisto de largos pseudópodos grises
y se queda flotando en la salita,
como si  ese fuera su destino:
una extraña ameba que ignora la hora de acostarse.
Nos afecta al oído, sordos en el búnker.
Papilas y lenguas ya están paralizadas.
La nariz es antena que percibe al instante
la chamusquina de una queja o el empalago de un suspiro.
Diagnóstico:
cáncer cíclico de silencio.
Periodo de incubación:
las rachas de impaciencia.
Previsión de recaídas ( salvo que la ciencia del perdón
descubra otros remedios):
tantas como fracasos del uno junto al otro.
Tratamiento profiláctico:
una cena en un bonito restaurante de vez en cuando
y cada mañana:
un pensamiento alegre al decir "buenos días".

(traducción del vasco al español, realizada por la propia autora)

Nota biográfica:
Miren Agur Meabe Lekeitio, Bizkaia, España 1962. Diplomada en Magisterio y licenciada en  filología vasca, escritora y editora.
Obras:
En 1986 publicó el libro de cuentos Uneka... Gaba (Por momentos... la noche; Labayru); el poemario Oi, hondarrezko emakaitz! (¡Oi, mujer de arena!; publicado a modo de separata por la revista Idatz & Mintz en 1999).
Ohar orokorrak (Notas) 1997. Azalaren kodea (Susa, 2000; El código de la piel, Bassarai, 2002). Además de libros de literatura juvenil e infantil: Itsaslabarreko etxea (Aizkorri, 2001; La casa del acantilado, Edebé, 2004). Bisita (La visita; Gara, 2001), Joanes eta Bioletaren bihotza (El corazón de Joanes y Bioleta; Elkar, 2002), Etxe bitan bizi naiz (Elkar, 2003; Vivo en dos casas, Editores Asociados, 2003), Nola zuzendu andereño gaizto bat (Giltza, 2003; Cómo corregir a una maestra malvada, Edebe, 2003), y Amal (Gara, 2003).

Fuente y más poemas:

* Pintura , fuente: http://pintura.aut.org/




sábado, 9 de junio de 2012

Anxos Sumai - Gusto - Relato

Anxos Sumai (foto de la red)



Gusto

Hace años me enamoré de uno de esos tíos a los que te apetece entregarte por completo. Nunca llegamos a vivir juntos, pero en algún momento cometí el error de darle las llaves de mi casa. Ahora puede invadir mi intimidad siempre que le apetece. Y yo se lo consiento porque su debilidad me inspira una gran ternura, como si cuando me hace daño sólo viese en él a un hijo inconsciente y mal educado. Siempre que aparece, me obliga a hacerle una felación y nunca se preocupa de satisfacer mi deseo. Vivo empachada del sabor de su semen y de su cuerpo.

Nunca sé cuando va a aparecer por casa, puede entrar cuando le apetezca. Casi siempre llega por las noches, borracho y sin avisar. No le importa que yo esté mirando la tele, cenando o acostada. No le importa si hace ruido y me despierta. Si estoy dormida enciende la luz, se desnuda, se acerca a mi cama y yo, ya en los sueños, percibo el sabor de su cuerpo acercándoseme como una amenaza. Despierto, lo veo ante mí y cierro los ojos, quietecita, disimulando. Pero él me agarra del pelo y me levanta la cabeza hasta poner mi boca a la altura de su entrepierna. Despierto definitivamente con una polla triste y hedionda forzándome los labios, empujando para vencer la firme oposición de los dientes. Cedo y deseo que sea preciso y rápido. Me consuelo pensando que al menos no intentará besarme, meterme en la boca la lengua como un taladro o una explosión de gas. Esa lengua viscosa y ansiosa que sólo empuja, empuja y empuja hasta abrir en mí, un agujero espantoso y enorme y volverme hueca bajo la piel.
No me besa, tampoco hablamos y yo sólo quiero que la violación sea precisa y rápida, como si fuese a degollar un cordero. Para que nadie sufra más de lo debido, ni él ni yo. Cuando por fin vence la oposición de mis labios y mis dientes, mi lengua se refugia en el cielo del paladar. Siento entonces la primera náusea que me produce el impacto de su sabor genital, tibio e infecto. Me obliga a arrodillarme ante él, y él se mueve adelante y atrás, adentro y más profundo, sin el más mínimo gesto de ternura, sin acariciarme siquiera la cabeza, sólo agarrándome del pelo. Sin palabras, sólo suspiros y, a veces, algún insulto que me cae sobre los hombros mezclado con la baba que le resbala de la boca. Inhalo el hedor que despiden sus heces descompuestas por el vino que le fundió cerebro y sentimientos. La primera náusea me obliga a vomitarle encima la cena de la noche. Pero a él no le importa. Vomito, trago mi vómito y al mismo tiempo siento como me crece contra el paladar la brutalidad de mi amante, su degradación más triste, y sólo quiero que sea preciso y rápido para acabar pronto, para que deje de tirarme del pelo, para que acaben los insultos, para librarme de las heces que me hacen vomitar de nuevo. Que sea preciso y rápido. Que cuando eyacule, el semen vaya directo a mi garganta y salte las papilas gustativas para no tener que vomitar de nuevo y tragar los trozos de carne, verduras, pescado de la cena. Y dormirme pronto, degollada como un cordero triste, hueca y empachada.
Cuando desayuno al día siguiente, cuando bebo cerveza con las amigas o cuando quedo a comer con ese montón de carne en forma de pene, sólo puedo sentir el sabor del semen. No importa que coma deliciosos percebes o que beba el mejor albariño, sólo siento el sabor de aquellos mocos lechosos que manan de ese hombre que, cuando menos lo espero, aparece en mi casa y me mete en la boca su polla flácida y triste.
Su sabor forma ya parte de mí. Incluso cuando lamo mi piel, mi propia piel, es como si lamiese el cuerpo de mi brutal amante.

Del libro: Los sentidos de la peligrosa normalidad - Textos en español de Os sentidos da perigosa normalidade. Traducción del gallego de Dorotea V. Wilder.

Anxos Sumai nacio Catoira, Galicia, España 1960 – documentalista, escritora, traductora gallega.
Sus principales obras son:
Anxos da garda (2003, A Nosa Terra).
Melodía de días usados (2005, Galaxia).
Así nacen as baleas (2007, Galaxia). Traducido ao castelán como Así nacen las ballenas, 2010, Faktoría K.

Fuente:

lunes, 4 de junio de 2012

Mis poemas: Elegía: Sueños de Crisálida

*Shirin Neshat -  imagen de la película Women without men



Elegía: Sueños de Crisálida
Para Fátima
Como una larva
con ojos hambrientos de mundo crecía
para desplegar con su silencio
sus vaporosos sueños de crisálida.

Ella caminaba ligera
con apretados pasos
por la acera soleada
de las ecuaciones
del futuro
vestida de pétalos
como joyas audaces
desparramando ilusión.

15 años
con el burbujeante ímpetu
que te arroja
hacia la vida.

Con el rostro
tallado por antiguas creencias
llega el padre
clausura tus campos de violetas
proclamando la sentencia:
Matrimonio
volarás al país
de tus ancestros
a perpetuar
el sino de todas las muchachas.

No puedes
no quieres
llevas un pendiente
de esperazas
en la curva de tu ombligo
y en tu aliento
una cartografía perlada
con promesas
tu piel despliega
un arcoíris
tatuado con los colores
de tus sueños.

A veces la dignidad
se refleja
en el rostro desnudo
de la muerte
cruzando hacia la orilla
de su liberación.

María Germaná Matta  -  En Valdepeñas, a 3 de junio de 2012


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Nota: este poema está dedicado a una joven madrileña que se suicidó.


viernes, 1 de junio de 2012

Blanca Wiethüchter, poesía

Foto de Darrem Holmes



Quieres nombrar otra vez
según lo ayer aprendido
el encuentro del amor en la espesura.
El canto.
Todo parece tornar a un primigenio dorado
-lo dices secretamente-
sabes que las transformaciones
provienen de aquella señal en el cielo
que te hizo ver el otro aire de la luz
-el esplendor de un cuerpo de fuego
                                  -dices-
                                         que amas.

Las palabras van a tu encuentro
sin decir que son palabras
                                       y son efímeros planetas.
Ahora que te sabes entre los surcos
                                              -impaciente.
Ellas ignoran lo que deshacen
y también lo que hacen
cuando se trata de pronunciar otra vez
un cielo, una espada, un ángel;
aquel ángel que te guarda
y guardará a todos
de la gravedad inmensidad de los silencios.

De: En los negros labios encantados

Evocación

Al atardecer, en esta ciudad
-en el café de la universidad-,
estábamos los dos, los tres, los cinco…
húmedo de luz,
y detenidos en la corriente
de una respuesta instantánea.

Y éramos cálidos
En la intimidad del humo,
Ciegos en la noche intocada,
Para descubrir un día
El esplendor y la desdicha
De un paisaje ávido,
Que entraba por la ventana.

Llegó un nombre

Llegó un canto y ardió el hombre
Para entregarnos
El latido de una fiera obstinación.

(Para el Che Guevara)

De: Asistir al tiempo

(fragmento)

Yo que soy profunda
                              lóbrega
como la tierra
húmeda y caliente.

Yo que soy nocturna mirada como ella
aunque ciega de los pies
voy girando en otro tiempo
tenazmente hacia la muerte.
Yo que soy como ella
la amo
                  planetariamente
como si fuera mi sombra.

Este es mi cuerpo
nido de ojos furtivos
acostumbrados al miedo
—esa manera de pensar el mundo
en la penumbra
                  (umbral que ella crea
                  para engendrar la piedra.
                  Oscuridad que nos queda
                  después del inaudible grito).

Este mi cuerpo subterráneo
envuelto en sedas de innumerables fuegos
es mi cuerpo profundo que se está yendo
y sin embargo pregunto
¿quién es, quién es la que se queda y mira
cómo se va, cómo se está yendo
este mi cuerpo llorado por otro cuerpo
de la tierra amado y sombra?

De: La Lagarta

Fuente: 
Casa de Luciérnagas de Mario Campaña - Antología de poetas hispanoamericanas de hoy - Editorial Bruguera.

Biografía
Poeta, narradora y ensayista boliviana, 1947 - 2004. 
Sus principales libros de poesía son: Asistir al tiempo (1975), Travesía (1978), Noviembre 79 (1979), Madera viva y árbol difunto (1982), Territorial (1983), El verde no es un color: A la luz de una provincia tropical (1992), Los negros labios encantados (1992), Memoria solicitada (1992), El rigor de la llama (1994), La Lagarta (1995). Su antología La Piedra que labra otra piedra (1999) incluye el poema en primera edición: Qantatai (Iluminado).

Blanca Wiethüchter, leyendo el poema Luminar en el Festival Internacional de Poesía de Medellín.

Más poemas en: