Teresa Wilms Montt
(1893 – 1921)
Breve
biografía
Teresa
Wilms Montt, nació en Chile 1893, en el seno de una familia aristocrática,
ligada a la política. Su vida se desarrollo dentro de un contexto social en el
que la mujer no podía desarrollarse como intelectual ni como artista, por lo que
fue duramente castigada y reprimida. Sin embargo, siempre luchó por ser ella
misma, con pasión y entrega.
Se casó
contra la voluntad de su familia con Gustavo Balmaceda Valdés, con el que tuvo
dos hijas, participó en el movimiento anarquista y masónico, el marido no puedo
sobrellevar su independencia y como resultado le arrebataron sus hijas, su
familia la encierra en el claustro Convento de la Preciosa Sangre, del cual
surge su “Diario íntimo”.
En 1916
se escapa del convento gracias a la ayuda del poeta Vicente Huidobro con quien
huye a Argentina, se integró a la vida cultural e intelectual de dicho país,
donde publica sus primeras obras.
Se
traslada a Madrid donde también se integra a la vida cultural.
En París
vuelve a reencontrarse con sus hijas, pero tras la partida de ellas, ya que la
familia continúa oponiéndose a que las niñas vean a su madre, Teresa se sumirá
en una depresión que la conducirá a la muerte, cuando sólo contaba con 28 años,
con una sobredosis de veronal.
A continuación: Extractos del libro: Anuarí, editado por la Colección Torremozas - Madrid, 2009 - con introducción y prólogo de Luzmaría Jiménez Faro.
A continuación: Extractos del libro: Anuarí, editado por la Colección Torremozas - Madrid, 2009 - con introducción y prólogo de Luzmaría Jiménez Faro.
IV
Ululan los vientos batiendo
puertas y ventanas, derri-
bando árboles, ondeando ríos.
Chacales y panteras vagan los
ojos ciegos de arena, los
lomos erizados.
Ruidos sordos de volcanes que
estallan, de mares que
se hinchan, al ulular del ciclón.
En los cementerios se oye el
escalofrío de los muertos, el
entrechocar hueco de los dientes
en la calavera vacía.
Frío como puñalada en la roca,
parte a los lejos un gri-
to humano ¡Socorro!
V
Anuarí, yo te amé.
No hubo para mi alma música como
la de tus dientes
cuando entrechocaban de lujuria.
Eran pulidas piedras que caían de
la luna sobre la
herida abierta de tus labios.
Yo besaba la púrpura de tu boca y
estremecíame de
placer la sinfonía del supremo
suspiro, de ese suspiro
de plenitud que va como un
espíritu a lo eterno.
Anuarí, yo te amé hasta dar
lírica exaltación a los astros.
XVIII
Ha hecho de sus dedos mágicas
flautas. como no tie-
ne carne los sonidos suben todo a
lo largo de sus bra-
zos huecos.
Por las noches va a darle
serenata a sus asilados. Se
acurruca bajo un árbol y sopla en
el meñique que da
música alas cuatro estaciones del
año.
Un deseo de burla la sacude
entera, y riendo con ner-
viosidad de cosquillas, sopla en
todos sus dedos.
Y el mundo empieza el frenético
baile sin tregua,
echando fuego por la órbita
luminosa.
Los mares epilépticos vomitan a
lo largo de las costas
tornasolada espuma, y en
estruendo de cataclismo rue-
da la risa de la montaña echando
afuera todos los
dientes.
La luna se ha herido la comisura
de los labios y gotea
sobre el orbe sangre de nácar.
Nada detiene la serenata
catastrófica.
Los pobres asilados sin músculos
y sin entrañas bailan
ridículos con cadencias de trapo
al viento hasta aflo-
jarse las caderas paletudas.
Y ella tomada de locura sopla,
sopla en los dedos, sin
darse cuenta que su esqueleto se
ha puesto rojo can-
dente como las brasas.
Ella es Emperatriz.
Lentamente se abre una puerta de
mármol, y detrás de
ella aparece el último asilado
que ingresó en el día.
Los ojos cargados de sueño,
todavía bajo la influencia
del negro narcótico, baja del
nicho, y acércase a la loca
con expresión de amor.
Su cuerpo es joven, es hermoso.
Deja ella de silbar extrañada
ante la aparición.
Todo vuelve a su sitio, se apaga
la vida.
Felina, celosa, pálida de lujuria
hunde ella el pulido
cráneo en el pecho joven y
estalla en sollozos.
En un estremecimiento se rasgó
por medio el cristal
de la aurora.
XXXVIII
Los ojos cerrados, busco
dormirme.
En hondas de colores extraños
baja a mis pupilas la noche, precisando formas de fantasmas alejados en mi
memoria.
Con pasos de héroe marcha mi
pensamiento, taloneando en mi nuca, dando vueltas rudamente como a un molino.
Sobre la mesa de noche exhalan su
aliento venenoso jacintos morados cargando mi respiración de pesadez amarga y
dulce.
Hay una soledad en mi ser como la
de una ahogada en el estanque.
Buscando luz en el corazón de las
constelaciones, Anuarí me abandonó.
Pensativa con la severidad del
granito me inclino dentro de mí misma, y hundo en el caos de mi Nada.
Extractos
de su diario del Libro:
"Lo que no se ha dicho" - Editorial Nascimento
Ahumada 272 - Casilla 2298
Santiago de Chile 1922
"Lo que no se ha dicho" - Editorial Nascimento
Ahumada 272 - Casilla 2298
Santiago de Chile 1922
Alta
Mar
De tanta angustia que me roe,
guardo un silencio que se unifica a la entraña del océano.
En la noche cuando los hombres
duermen, mis ojos haciendo tríptico con el farol del palo mayor, velan con el
fervor de un lampadario ante la inmensidad del universo.
El austro sopla trayendo a los
muertos cuyas sombras húmedas de sal acarician mi cabellera desordenada.
Agonizando vivo y el mar está a
mis pies y el firmamento coronando mis sienes.
Londres
Noche sin astros, sin cantos.
Extrañas letanías desgranan de
sus bocas nebulosas los campanarios.
El spleen envuelto en sus harapos
de humo, agoniza junto a las llamas de la chimenea.
Palabras de otro siglo en una
lengua muerta musita en el oído mi corazón, escarbando con su punta en forma de
uña en las estopas de la almohada.
Los fantasmas de la historia
trágica izan en la Torre de Londres su pabellón de ahorcados.
Londres
Solo en una actitud puedo
descansar de la ardua tarea de vivir, tenderme en la cama los días y los días,
pensar con la nuca apoyada con los brazos. Escarbar en mi cerebro con la
tenacidad de un loco buscando fondo al insondable abismo en el cual estoy dando
vueltas desorientada.
Oh más allá, ¿existe?
Teosofía, filosofía, ciencia,
¿qué hay de verdad en tus teorías?
Morir después de haber sentido
todo y no ser nada.
Me dan ganas de reír y río con la
frialdad de los polos.
¡Ah vida, no ser, no ser ... !
Liverpool,
Hotel Adelphi, 16 de octubre 1919, 31/2 de la madrugada.
No he podido dormir. A la una de
la madrugada cuando iba a entregarme al sueño, me di cuenta que estaba rodeada
de espejos.
Encendí la lámpara y los conté.
Son nueve.
Recogida, haciéndome pequeña
contra el lado de la pared, traté de desaparecer en la enorme cama.
Llueve afuera y por la chimenea
caen gruesas gotas, negras de tizne. ¿Es que se deshace la noche?
No tengo miedo, hace mucho tiempo
que no experimentó esa sensación.
Me impone el viento que hace
piruetas silbando, colgado de las ventanas.
No podría explicarlo, pero aquí,
en este momento, hay alguien que no veo y que respira en mi propio pecho.
¿Qué es eso?
Bajo, muy bajo, me digo aquello
que hiela pero que no debo estampar en estas páginas.
La sombra tiene un oído con un
tubo largo, que lleva mensajes a través de la eternidad y ese oído me ausculta
ahí, tras del noveno espejo.
Madrid
Vacía está mi mente y ¡he pensado
tanto!
Hueco mi corazón y ¡he querido
tanto!
Errante y siempre errante mi
espíritu que ha vagado tanto
¡Soy el genio de la nada!
Fin
Me siento mal físicamente. Nunca
he tributado a mi cuerpo el honor de tomar su vida en serio, por consiguiente
no he de lamentar el que ella me abandone.
Vida, sonriendo de tu tristeza me
duermo y de tus celos de madre adoptiva. En tus ojos profundos ha rebrillado
inconfundible la iniciación de mi ser astral.
Sólo una vez más se filtrará mi
espíritu por tus alambiques de arcilla.
Vida, fuiste regia, en el rudo
hueco de tu seno me abrigaste como al mar y, como a él tempestades me diste y
belleza.
Nada tengo, nada dejo, nada pido.
Desnuda como nací me voy, tan ignorante de lo que en el mundo había.
Sufrí y es el único bagaje que
admite la barca que lleva al olvido
París, 1921
Obras
Inquietudes Sentimentales. 1ª
ed., Buenos Aires: Imp. Antonio Mercantali, 1917.
Los tres cantos. Buenos Aires:
[s.n.], 1917
Anuarí. Buenos Aires: [s.n.],
1918
En la quietud de mármol. Madrid:
Casa Blanco, 1918. 78 p.
Cuentos para hombres que todavía
son niños. Buenos Aires: [s.n.], 1919.
Lo que no se ha dicho. Santiago:
Nacimiento, 1922. 117 p.
El latido de las sombras.
Antofagasta: [s.n.], impresión de 1982. 10 p.
Trailer de la película Teresa, de Tatiana Gaviola.
Basada en la vida de la poeta chilena Teresa Wilms Montt
La Web de Memoria chilena tiene a disposición el libro: "Lo
que no se ha dicho", que incluye: Páginas de mi diario - Con las manos
juntas - Los Tres cantos - Del diario de Sylvia - Anuari.
Más información en:
3 comentarios:
María:
Quiero darte las gracias por compartir con nosotr@s tanta belleza, tanta sensibilidad. Porque ayudas a sostener y, a veces, elevar mi mundo.
Aunque a veces parezca que no existo, ó quizá no existo, te pienso.
un abrazo
Susana
No conocía esta historia María. Me han gustado mucho estos poemas y me ha surgido la inquietud de investigar más de esta mujer. Un abrazo.
La nostalgia y melancolia que traduce Teresa en sus escritos conmueve el corazon. Su sencillez de vida da paz al alma. Simplemente hermoso.
Gracias Maria por compartirlo con nosotros y sigue adelante en tu blog.
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