Jan Svankmajer - Alicia
Muñecas
Que se llame como tú;
ésta tiene la forma de tus ojos,
tal vez llegue a parecerse a ti.
De niña seguía algunos rituales
que se iban convirtiendo en reflejos.
Tenía una muñeca para cuidarla,
para ponerle un nombre.
Había un efecto extraño en el acto de mecerla,
cambiarle la ropa, darle de comer;
un cuerpo de niña ensayando una maternidad
prematura;
una niña madre que buscaba en ese plástico algo
vivo.
La muñeca aparecía días después con una pierna
desprendida,
la ropa sucia, olvidada en el lodo.
Exhibía en su cuerpo rígido todo el desamparo.
En ese momento asomó mi falta de oficio
para dejar esa clase de huellas.
Decliné la intimidad de hospedar a un ser
que sorbiera mis líquidos vitales.
Mi madre telegrafiaba con su mirada un desastre,
profetizaba la ruina de mi cuerpo,
alejado del ciclo de los mamíferos.
Parece que no sabré de qué estoy hecha
hasta sentir el dolor del parto
en todas mis células;
que nada se compara con esa soledad
de no saber lo que es verter mi sangre,
mirar mi sangre en otra sangre,
mis ojos en otros ojos.
Parece que mi cuerpo, esa máquina,
me pedirá un ser unido a mí,
una ventosa necesitada de calor.
Nuestra vida se llena entre nacer y
multiplicarnos.
Somos seres gregarios,
emparentados por la misma cadena de sustancias,
Hay que continuar el mapa,
el palimpsesto familiar para no perdernos,
El juego repetido de parir muñecas
acabó con mi instinto de desear esa presencia
nadando en la seguridad del líquido,
de contraer mi estómago para hacerle un espacio.
Otras cosas me ataron a este mundo,
más allá del timbre de un llanto
todas las noches,
de la emoción de llenar los álbumes de fotos
o extrañar las partículas de alguien
pegadas a mi cuerpo hasta la mimesis.
Julieta Gamboa - De Taxonomía
de un cuerpo
Su libro : Taxonomía de un cuerpo
4 comentarios:
Muy interesante esta poeta mexicana, María.
Besos
Ana
Primera vez que leo este poema, deja una sensación familiar, un desorden que ya es orden y no caos como el que ella refleja en la metáfora de la muñeca el deber de continuar algo impuesto...Solo vinimos a parir a este mundo?... Tal vez si, quizás no necesariamente humanos , ni muñecos, también parimos nuestra propia miseria... Bellas letras Soledad... Un gusto.
Ana,
Sí, es para leerla detenidamente.
Un abrazo
Amanda,
Imposible permanecer indiferente a un poema como "Muñecas", la conducta aprendida con la que nos educan y las interrogantes que se abren cuando se comienza a crecer. Tantas emociones y miedos.
Y como bien dices crecer significa parir nuestras propias miserias.
Un abrazo
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