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Tres fragmentos del poemario REVOLUCIÓN
Y MUJERES
De Maria Velho da Costa
Traducción de estos poemas por el
poeta Mijail Lamas
RECONSTITUCIÓN
DE LA FUERZA DE TRABAJO
Ellas son cuatro millones, el día
nace, encienden la lumbre. Ellas cortan el pan y calientan el café. Ellas pican
cebollas y pelan papas. Ellas separan el salvado y los restos de comida. Ellas
despiertan, aún en lo oscuro, a los hombres, a los niños y a las bestias. Ellas
llenan las loncheras y termos y mochilas con latas y cuadernos y bocadillos y
fruta envuelta en un paño limpio. Ellas lavan las sabanas y las camisas que se
volverán a llenar de sudor. Ellas friegan los pisos de rodillas con un cepillo
y detergente amarillo y espantan a los incestos para que no vengan a
molestarles mientras duermen. Ellas regatean en los mercados y las plazas.
Ellas cuentan los centavos. Ellas tejen y enhebran en agujas de madera la lana
que habrá de mantener en su cuerpo el calor de la comida que preparan. Ellas
vienen con un cántaro de agua en la cintura y un atado de leña en la cabeza.
Ellas limpian las piletas y las tinas y las conejeras y los corrales. Ellas
encienden la lumbre. Ellas parten las verduras. Ellas tallan el fondo de las
ollas. Ellas planchan medias y camisas y pantalones y de nuevo medias. Ellas
fustigan el fogón con una azada de acero. Ellas recorren la ciudad a pie porque
en aquel barrio los overoles son más caros. Ellas corren desaforadas para no
perder el tren, el barco. Ellas ponen en el piso el sesto y abren la puerta con
la mano enrojecida. Ellas atrancan la puerta del granero. Ellas les meten el
dedo meñique a las gallinas para saber si pondrán huevo. Ellas encienden la
lumbre. Ellas menean el arroz con un tenedor de zinc. Ellas lamen el extremo
del hilo para voltear la camisa. Ellas llenan los platos. Ellas ponen la vasija
en el borde del fregadero para sostenerla. Ellas se abren para un hombre
cansado. Ellas también duermen.
TRANSMISIÓN
IDEOLÓGICA
Cosas que se dicen:
– Párale al drama.
– Éstas no son cosas de niña.
– Mi hombre no quiso.
– Estudia, que si consigues un
trabajo pequeño siempre serás de ayuda.
– La mujer debe estar en la casa.
– Es el destino que le toca a
cada quien.
– Dios no quiso.
– El sacerdote me dijo que así
no.
– Dale un beso a la señora que ha
sido tan amable con nosotros.
– Tu sabes que no soy de esas.
– Estás echando a perder tu
futuro con uno y con otro.
– Déjate de eso, lo que necesitas
es sosiego y paz espiritual.
– Me compré unos jeans geniales,
mira.
– Siempre puedes conseguir una
nueva televisión.
– Cada uno en su lugar.
– ¿Crees que al final se case
contigo?
– Siempre habrá pobres y ricos.
– Si me quisieras, no andarías
con esa puta gastando lo nuestro.
– Dale de comer a tu hermano que
está haciendo la tarea.
– Siempre es un hombre.
PRODUCCIÓN
DEL DESEO
Ellas se miran en el espejo
durante mucho tiempo. Ellas lloran. Ellas suspiran por un chico pelirrojo, por
dos peinetas decoradas con piedras, un anillo con perlas. Ellas limpian los
pliegues de la vagina de la niña con un algodón húmedo, pobrecita piensan.
Ellas esconden las telas manchadas de sangre cargadas de una gran tristeza sin
razón. Ellas sueñan tres noches seguidas con un hombre al que sólo vieron en la
puerta de un café. Ellas traen en la bolsa de la compra una pequeña caja de
plástico que sirve para pintar de azul el borde de sus ojos. Ellas inventan
historias de comadres como quien vive una aventura. En secreto, ellas compran
fotonovelas. Ellas se enamoran mucho. Salen poco. Ellas no duermen pensando en
pequeñas cortinas con volados. Ellas se sacan su primera cana con unas pinzas
compradas en la farmacia. Ellas gritan irracionalmente y se aferran a sus hijos
recién golpeados. Ellas hacen la vida sin que su madre lo sepa, por tres
vestidos y un par de botas. Ellas pagan la letra de la motocicleta del hombre
que las golpea. Ellas no hablan de estas cosas. Ellas dicen nombres que no vienen
de noche. Ellas se quedan absortas con la pinza entre los dientes mirando al
gato sentado en el tejado entre los geranios. Ellas querían otra cosa.
REVOLUCIÓN Y MUJERES -
(Fragmentos)
De Maria Velho da Costa
Traducción de estos poemas por el
poeta Mijail Lamas
Sobre
la autora
Comparto tres poemas del poemario
Mujeres y Revolución de la poeta portuguesa Maria Velho da Costa, (Lisboa,
1938). Fue galardonada con el Premio Camões en 2002, el premio literario más
importante en lengua portuguesa. Consagrada, ya en 1969, con la novela Maria
Mendes, su popularidad aumentó después de la publicación de las Novas Cartas
Portuguesas (1972), obra en que se manifiesta una abierta oposición a los
valores femeninos tradicionales. Revolución y mujeres habla del papel que
tuvieron las mujeres en la revolución del 25 de abril, también conocida como la
revolución de Los Claveles.
La traducción estos fragmentos fue
realizada por el poeta Mijail Lamas.
Fuente: Círculo de Poesía
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