Nathalie
Handal
MURO
CONTRA NUESTRO ALIENTO
Cada día una hora más cruel -
la esgrima de corazones apenas
palpitando,
el pálpito de hojas en nuestros jardines secos
el calor en Gaza en Jericó
manteniendo sueños que jamás tuvimos tiempo de recordar
una anciana intentando revivir
cualquier fantasía posible, otra
pensando en su esposo
perdido en lo inimaginable
hombres sobre alambres de púas
que dejan
de responder cuando gritamos sus nombres
demasiado atareados-
intentando cruzar el punto de inspección,
los soldados el día la noche
mientras otros beben té,
hablan de toques de queda
las mujeres, los niños que enterraron
mientras una madre pregunta
qué le dirá al niño que lleva adentro
que ella desearía que no viniera
Somos testigos del octubre en
llamas,
y cada mes siguiente,
es igual, las calles
por las que caminamos nos
recuerdan
quiénes somos y lo que ellos
jamás harán de nosotros…
retratos humanos en esquinas
que olvidamos mirar u
olvidamos alcanzar …
fotografías pegadas en muros como si
pertenecieran a ninguna parte
un novio y una novia forzados a casarse
en cualquier lugar menos donde
era debido,
y aún así, seguimos preguntando:
cuál victoria apaga las velas
cuál mar habla de otro mar
Aún si levantan el muro
más allá de nuestro alcance
sólo conocemos un hogar
aún si cada vez tomamos rutas
distintas
los árboles nos guían el viento nos guía
el sol y la luna nos guían
y cuando llegamos hallamos los libros
que no podemos dejar de leer,
los bordados
hechos por los refugiados, la cocina
donde vivimos nuestras vidas—
una propuesta de matrimonio una muerte un nacimiento—
y cada día mientras colamos
nuestro café
nos saludamos adecuadamente
y expulsamos el muro de
nuestro aliento
EL GUERRERO
Era miércoles, lo
recuerdo. Tal vez era jueves. Yo había llegado temprano, suficientemente
temprano para beber un buen vino sola con un hombre que pensaba todos debíamos
temer y por un segundo lo olvidé. Luego ellos llegaron. Nada en mí había
cambiado, incluso después del vino, incluso después de que vi una cabra y un
cadáver abiertos de un tajo, uno al lado del otro. Algunos dicen que este lugar
está maldito, cada gota de agua hunde la tierra. Cuán extrañas las cosas que
pensamos en momentos como éste— ¿Era yo una extraña para el amante que vio mis
curvas y cicatrices, los besó y luego durmió como un desertor? Cuán extraño lo
que se nos ocurre en las sombras oníricas de Dios—los niños que un día viste en
Nablus o Ramallah, que te dijeron la hora en que los dátiles crecerán en
Palestina. Luego ellos llegaron. Anunciaron—ella murió ayer, pero había oído
que murió hace un año, luego esa noche supe que morirá mañana. Y luego lo
escuché decir, Cállate, sólo hay una manera de librar una guerra.
Conviértete en el otro. Cruzo mis piernas y deshago su rostro
intentando hallar una forma de recordar este momento de manera diferente.
A la mierda su
conferencia sobre técnica, a mi gente la están matando
Los colonizadores
escriben sobre las flores.
Yo te cuento sobre los niños que avientan rocas a los tanques israelíes
unos segundos antes de convertirse en margaritas.
Quiero ser como esos poetas que se preocupan por la luna.
Los palestinos no pueden ver la luna desde celdas y prisiones.
Es tan hermosa, la luna.
Son tan hermosas, las flores.
Recojo flores para mi padre fallecido cuando estoy triste.
Él ve Al Jazeera todo el día.
Quisiera que Jessica dejara de mensajearme Feliz Ramadan.
Sé que soy gringa porque cuando entro a una habitación algo muere.
Las metáforas sobre la muerte son para poetas que creen que a los fantasmas les
preocupa el ruido.
Cuando yo muera, prometo perseguirte por siempre.
Un día escribiré sobre las flores como si nos pertenecieran.
Palestina
es una mujer. Un
infante
en thaub. Huesos de aceituna
en mis manos. El tatreez
en la bufanda de mi abuela.
Es treinta y cuatro palestinos asesinados.
No
despertamos. Políticos
estadounidenses. Patria
invadida. Israel tiene derecho
de defenderse. Ahed Tamimi,
helado en la lengua,
sabor desconocido. ¿Agradeces que
tus padres hayan venido a
este país? Trescientos
muertos. Prisión al aire libre. Bloqueo
de diez años. Rouzan al-Najjar
bala accidental. Granada
muy sangrienta. Mi abuela,
nació diez días antes de Nakba,
pólvora en su sangre.
Dejen de matarnos.
Dejen de decirnos cómo pelear.
Es el narguile de uva y menta, campo
que nunca he visitado. Mujer,
cuerpo magullado y patrullado.
Es queer. Es que se joda el patriarcado.
Es trescientos mil palestinos asesinados
Mi padre llorando
con Omayma El Khalil. Té negro
dulce,
menta fresca pegada en el techo
de mi boca. “Solución” de dos Estados.
Pensamos que la casa
estaría vacía. Es un extraño viviendo
en la casa de mi bisabuelo,
comiendo las granadas que una vez plantó.
¿Entonces cómo se dice
tu nombre otra vez? Es
????? palestinos muertos. Girasoles
en sus tumbas. Semillas
que rompemos con los dientes,
escupiendo cada casquillo
antes de cavar otra tumba.
Biografía
Nathalie Handal, nació en Belén,
Palestina en 1969. Poeta, dramaturga y catedrática en la universidad de
Columbia. Es autora de los poemarios Strange Love and Horses (ganalardonado con
el Gold Medal Independent Publisher Book Award en 2011), Las horas suspendidas
(2012) y poeta en Andalucía (Visor 2013), entre otros. Su obra se encuentra
antologada en diversos medios.
Sus piezas teatrales más
recientes han sido producidas por The John F. Kennedy Center for the Perfoming
Arts, el Bush Theatre y el Westminster Abbey de Londres.
Ha recibido entre otros
reconocimientos, el Premio de la Fundación Lannan, la Orden Alejo Zuloaga en
2011, el premio Nacional del Libro Pen Oakland Josephine Miles y la Mención de
Honor del Gift of Freedom Award.
Noor Hindi, es una poeta palestina estadounidense que al
mismo tiempo se desempeña como reportera. En la actualidad Hindi prepara una
antología de poesía palestina, con George Abraham, que será publicada en 2025
por Haymarket Books.
Fuentes: https://www.festivaldepoesiademedellin.org/es/Revista/ultimas_ediciones/86_87/handal.html
https://revistaperronegro.com/tres-poetas-palestinas/
https://otraspoeticas.medium.com/noor-hindi-bbcaba4d08b1
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