Cautivada, María, qué profundidad eterna y qué sinestesia tan bella alcanzas con ser "sombra amarilla que gruñe/ una fisura/ naufragando en la noche". Agradezco leer tus propios poemas.
Me querida amiga, no sabes la emoción que me produce leer tu huella, la leo, la releo, cierro los ojos y siento tu abrazo. Te dejo un abrazo transoceánico.
8 comentarios:
Cautivada, María, qué profundidad eterna y qué sinestesia tan bella alcanzas con ser "sombra amarilla que gruñe/ una fisura/ naufragando en la noche". Agradezco leer tus propios poemas.
Un besote.
Gracias Gabriela. Un placer tenerte en mi espacio.
Un abrazo
Me llevo esa "sombra amarilla que gruñe" y esa "fisura naufragando en la noche"con toda su sonoridad y sugerencia. Encantador. Abrazos.
Precioso, me encantó!
Lo de un abrir y chocar de pestañas está genial.
Saludos
Me dices que deje mi huella...
y, dejo mi fisura que naufraga
dejo mi sombra que gruñe
y me tiño de tu luz
enredada en mis pestañas
Celebro la pureza de tu poesía tan idéntica a tu alma... !
Mi abrazo que te acaricia y siempre te espera.
Tuya
Aina
Clara,
Agradezco tu delicado comentario, da calor a mi poesía. Te dejo un abrazo inmenso.
Eva,
Me alegra leer tu huella. Muchas gracias.
Ainara,
Me querida amiga, no sabes la emoción que me produce leer tu huella, la leo, la releo, cierro los ojos y siento tu abrazo.
Te dejo un abrazo transoceánico.
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