Imagen de Flor Garduño
Hoy 8 de marzo de 2021 día de la mujer y he elegido para Batalla de Papel a una poeta francesa de origen libanes, Katia-Sofía Hakim, poseedora de un lenguaje potente, más bien crudo. Katia-Sofía Hakim, con su poesía explora el mundo contemporáneo desde un ángulo agudo muy personal que no nos deja indiferentes.
EXPULSIÓN
Ese día, estábamos solos, el sofá
cama y yo. Ya no dormía en el cuarto. Era demasiado suave, demasiado pequeño,
demasiado cómodo. Las paredes también eran demasiado blancas. Expulsada de mi propia
habitación, fui acogida por el sofá cama del salón, ese dónde se pierden los
mandos, las migas y el aluminio de los condones. Se abría a mí para amortiguar
los rincones de la sala de estar. El televisor me miraba pasar del sofá cama al
baño desde hace ya una semana. Me mecía con su ronroneo estúpido y benévolo. Me
decía que siempre estaría a mi lado. Y yo lo creía. Era tan bueno para calmar
las ondas de dolor.
Mi vientre, mi casa, estaba
ardiendo. Pedazos de útero cayendo uno tras otro. No importaba cuánto me
quedara inmóvil, el huevo seguía cayendo. Iba al baño lo menos posible,
temiendo lo que podría ver al bajarme las bragas. Forma humana no, por favor.
Un flujo de lava entre mis muslos, pero nada. Si Pompeya era tan fértil. Mis
pechos gordos y maduros como granadas. Mi cuerpo incipiente. Es un
aborto retenido, señora. La bata blanca ha hablado. Hay que
repetir el ultrasonido en una semana para asegurarse de que no queda nada en la
cavidad uterina. De lo contrario, tendremos que proceder a un legrado. Esas
fueron las palabras del oráculo del Centro Hospitalario de las Cuatro Ciudades.
El televisor me miraba fijamente.
Imposible sufrir en paz. Pronto me vi obligada a acurrucarme en la baldosa
ardiente del baño. La sangre corría por la habitación. Y no quedaba otra que
soltarlo: stabat mater en pijama, dolorosa, lacrimosa, acompañando hasta los
desagües al niño fallido. Tiro de la cadena de esta tumba líquida. Ruido de
cacería humana. Luego el silencio de un agua clara y transparente que, apenas
vibra, como si nada.
El sofá cama me espera, sábanas
abiertas.
EXPULSION
Ce
jour-là, nous étions seuls, le canapé-lit et moi. Je ne dormais plus dans la
chambre. C’était trop doux, trop petit, trop confortable. Les murs y étaient
trop blancs aussi. Expulsée de ma propre chambre, j’avais été recueillie par le
canapé-lit du salon, celui où se perdent les télécommandes, les miettes et
l’aluminium des capotes. Il s’ouvrait à moi pour amortir les coins du living
room. La télévision me regardait défiler du canapé-lit aux toilettes depuis
déjà une semaine. Elle me berçait de son ronron stupide et bienveillant. Elle
me disait qu’elle serait toujours là pour moi. Et je la croyais. Elle savait si
bien brouiller les ondes de douleur.
Mon
ventre, ma maison, brûlait. Des pans d’utérus tombaient les uns après les
autres. J’avais beau rester immobile, l’œuf ne faisait que se décrocher
davantage. J’allais aux toilettes le moins possible, redoutant ce que je
pourrais voir en baissant ma culotte. Pas de forme humaine, s’il vous plaît.
Une coulée de lave entre mes cuisses, mais toujours rien. Pompéi était si
fertile pourtant. Mes seins gros et murs comme des grenades. Mon corps en
devenir. C’est une grossesse arrêtée, Madame. La blouse blanche a
parlé. Il faut refaire une échographie dans une semaine pour s’assurer
qu’il ne reste plus rien dans la cavité utérine. Sinon, il faudra procéder à un
curetage. Tels étaient les mots de l’oracle du Centre hospitalier des
Quatre-Villes.
La
télévision me regardait fixement. Impossible de souffrir en paix. Très vite,
j’ai été obligée de me recroqueviller sur le carrelage brûlant de la salle de
bains. Le sang dévalait la pièce. Puis il a bien fallu lâcher le morceau :
j’étais là, stabat mater en pyjama, dolorosa, lacrimosa, accompagnant jusque
dans les canalisations l’enfant manqué. Je tire la chasse de ce tombeau
liquide. Bruit de chasse à l’homme. Puis le silence d’une eau claire et
transparente qui vibre à peine, comme si de rien n’était.
Le
canapé-lit m’attendait, draps ouverts.
Exterior
noche. Mi
cerebro pop tuesta palomitas de pensamientos negros. Mi garganta anudada como
un barco. Alzad las velas. Las manos aún calientes del cordaje tejido hasta el
alba. El té está frío.
Situada en un magnífico parque
arbolado, la residencia Las Ninfas del Mar ofrece un entorno
de vida único y excepcional cerca del corazón de la ciudad. El
programa inmobiliario rasurará mis recuerdos.
No se habla de cuerda. En la casa
de una ahorcada flota una bolsita. En la casa de una ahorcada se hunde la
bandera. Mi taza es verde, y verde te quiero. ¿Quieres té? Las hojas secas
cuelgan de un hilo.
El cuerpo salado agita sus pies,
dos peces en la cubierta. Arriba, se puede oír un piano. La cuerda vibra, horca
nocturna a la hora del té.
GASPARD
Extérieur
nuit. Mon cerveau pop-corne des idées noires. Ma gorge est nouée comme un
bateau. Hissez haut. Les mains sont encore chaudes du cordage tissé jusqu’au
matin. Le thé est froid.
Située
dans un magnifique parc arboré, la résidence Les Nymphes de la Mer offre un cadre de vie
unique et exceptionnel à proximité du cœur de ville. Le programme
immobilier me rasera les souvenirs.
On ne
parle pas de corde. Dans la maison d’une pendue flotte un sachet. Dans la
maison d’une pendue coule un drapeau. Ma tasse est verte, et je te veux verte.
Tu prendras du thé ? Les feuilles séchées sont suspendues à un fil.
Le
corps salé agite ses pieds, deux poissons sur le pont. Là-haut, on entend un
piano. La corde vibre, gibet nocturne à l’heure du thé.
Al borde de la barandilla, azul.
Mi corazón se estaba escamando como un pescado. Estaba respirando rocío del mar
y pensamientos azules. Mis dientes aplastan la roca. ¿Estar frente al vacío o
frente al lleno? Revolcarme en el azul. Un océano de azul. Mi cuerpo en el
azul. Mi pelo en el azul. Mi cuerpo, mis pechos, mis pelos en el azul. Y volver
con las manos vacías e imprimir el mundo de vacío azul.
ANTHROPOMÈTRIE
Au
bord de la rambarde, du bleu. Mon cœur s’écaillait comme un poisson. Je
respirais des embruns et des idées bleues. Mes dents broyer le rocher. Être
face au vide ou face au plein ? Me vautrer dans le bleu. Un océan de bleu.
Mon corps dans le bleu. Mes cheveux dans le bleu. Mon corps, mes seins, mes
poils dans le bleu. Puis je retourne bredouille imprimer le monde de plein de
vide bleu.
Biografía
Fuente: Nueva York Poetry Review
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