foto mía
Bautizo
Para extirparse
el cálculo de angustia máxima
hay que descender a la tina
atornillar las pupilas
palidecer
amoratar los labios
almidonar el cuerpo
bajo el agua
hasta transparentarse
contenido el aliento
atornillar las pupilas
en el que bajó a los abismos
y esperar al tercer día.
Vértice
Escucho en la caracola
la contrariedad de las olas en
desbandada
recuerdos pájaros batiéndose en
el vaho.
Hierve
se multiplica
el rugido en el hueco insondable
bailan las dudas y las parcas
dientes del infierno
sus zapatillas.
La certeza
parece aflorar en el fondo
el león se ha dormido
la caracola vuelve a la repisa.
Vibra en la repisa
en la oreja
feroz siempre
feroz
no hay fondo.
Se arremolina Láquesis en puntas
devanando el hilo con urgencia
cantan las dudas su opereta
en el nácar de mi oído
incansables
celebra Cloto
Átropos
tijeretea el viento
braman los aplausos
silba la cuchilla
en el mar íntimo de la caracola.
Dormía
el pulso en ralentí bajo la piel
antártica
las manos en cruz sobre el pecho
como el escarabajo bocarriba
de Szymborska
con esa sonrisa que ignora el
devenir
los pies juntos, libres del acoso
de sus huellas
Dormían las ramas, las hiedras,
las amapolas
a pierna suelta, con desenfado
silvestre
cien años, cien bosques, siempre
dormía el castillo sin el chistar
de las puertas
ni el rubor de la estufa o el tic
de las horas
Dormían los pajes, los reyes, el
centinela
dormía su ansia en el fondo del
pozo
Pero ese endiablado galope tronó
en la calma
destejiendo telarañas hasta la
última alcoba
besó la Poesía los labios
inmóviles
y nunca más nadie pudo dormir.
Cuerpo opaco
Riego la sombra que crece en mi
jardín
sus hojas morenas provocan al
viento
besa su tallo el suelo
humedecido.
No la sembré yo
acaso su semilla vino del sur
donde germinan más fértiles los
espectros.
Qué feliz se ve bajo el alumbrado
público
rendida su negrura a los dedos de
la neblina
bailando un andarele con el agua
del grifo.
Mis ojos se mecen en sus hojas
se duerme mi noción de estar
despierta
olvido la sed del jardín
bebo la sombra de esa sombra que
baila al viento
me sacio de tiniebla
soy la tiniebla que florece con
el toque del agua.
Pero qué triste me mira
triste y sediento me mira el
bambú
que se interpone en el sagrado
cauce de la luz.
Biografía
Sandra De la Torre Guarderas nació en
Quito, en enero de 1971. Estudió comunicaciones en University of
Nothwestern, de St. Paul, Minnesota. En 1998, Integró el Taller Literario de
Poetas Jóvenes de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, dirigido por Edwin Madrid.
Más tarde ejerció su oficio en los talleres literarios de FLACSO Ecuador y
Palacio (I)caza de Palabras de la Universidad Andina Simón Bolívar.
Es guionista y realizadora
audiovisual. Enseña las asignaturas de Guión de
ficción y Producción dramática, a nivel superior. Su ópera
prima en el género lírico, El hueco en el zapato, es Premio Paralelo Cero
2012. Es coautora del poemario infantil “Cuando cierro mis ojos”, 2013.
Fuente: Nagari y Círculo de poesía
2 comentarios:
Cuando la nostalgia nos invade hace de nosotros poetas
Mil gracias por dejar tu huella. Abrazos
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