viernes, 31 de diciembre de 2010

Mis Poemas: Sueño Fugaz

Night - Wassily Kandisky

Sueño Fugaz
Me acosté al borde
de la constelación de mis pies
que erraban vagabundos
de estrella en estrella
añorando el conjuro de la certeza.
Me perdí por la vía láctea
de la duda
y zambullí mis penas
en el dorso de la Venus
para hablar de mis secretos
con lágrimas ajenas a la indiferencia
y al olvido.
Un átomo resbalo del firmamento
su reflejo aterrizó
escuché su respiración fugaz
Coloreando el enjambre de mis dudas
y con el rubor de la noche
mi cuerpo se ilumino.
María Germana Matta - En Madrid, a 31 de diciembre de 2010

domingo, 12 de diciembre de 2010

Mis cuentos: A Puerta Cerrada

Foto de Dora Maar - Sin título

A Puerta Cerrada

Ayer te vio con el mandil blanco que se emplean en determinadas profesiones para no contaminarse de gérmenes o de palabras que abran agujeros paralelos a la adormecida realidad.
La miraste, ella se levantó para pasar pero le hiciste una señal con la mano para que esperara unos minutos. Dejaste entre abierta tu puerta, desde su asiento escuchó tu voz:
  • Ah, las niñas….sí, no te preocupes, lo arreglaré todo… un concierto a los ancianos.
El ronroneo de tu voz se asomaba tras la puerta como un eco atando su cerebro con cintas violeta. Una vez finalizada la llamada la invitaste a pasar. La sesión comenzó con los detalles aprendidos de quien pretende cumplir con su oficio a cabalidad, ese otro mundo en cuya superficie se tejen gestos y palabras que van trazando los caminos paralelos de la cordialidad. Le das la mano y le preguntas por el tratamiento. Ella te explica con detalle.
  • Eso indica que todo va bien. Pronto estará mejor. Le explicas.
Hace unos años tras posar tus ojos en su libro la miraste y sin saber porqué empapaste sus oídos con tus delirios de muchacho y después de examinarla, colocaste tu mano por debajo de su blusa y la posaste sobre su hombro desnudo como un lamido intenso, luego la apartaste. La semana siguiente, ella te dejó un libro en tu buzón. Desde entonces sigue viniendo a tu consulta. Te habla sobre su dolencia, sus palabras resbalan de sus labios con transparente timidez. No ha dejado de venir, pero cada vez que ella está frente a ti, un temblor contenido brota de tus gestos y palabras dando inicio a los filamentos de tus incoherencias.
  • Tengo otro problema en la mano. Señala.
Se la muestras, está fría al igual que la lluvia que aqueja la ciudad.
  • No es nada, es una dermatitis. Le dices.
Le tomas ambas manos, las comparas, las examinas. Ella inicia el gesto de la retirada pero tú las retienes, las estrujas; por unos segundos ella siente la palma de tu mano pegada a la suya como lumbre. Las sueltas, te diriges al teclado, anotas y añades:
  • Con está crema le irá bien.
Coges el teléfono y llamas a la enfermera, ella entra y repites:
  • Las niñas quieren dar un concierto a los ancianos.
La mujer de bata blanca te escucha, recoge unos papeles y se marcha sin pronunciar palabra.
Ella extiende su mano, estrecha la tuya y se retira. Vuelve al goteo fino de la lluvia, su rostro es sacudido por un viento ligeramente helado mientras las hojas se desploman de los arboles con la magia del otoño.

María Germaná Matta - En Madrid, a 1 de diciembre de 2010

domingo, 21 de noviembre de 2010

Mis poemas: Ella en la náusea del mundo


Grete Stern - El ojo eterno

Ella en la náusea del mundo
I
Ella lleva el rap atormentado
en la flor de su mirada
vagabunda.
El tic-tac
de su confundido corazón
murmura
al insomnio del mundo
como a un ojo ciego.
La vigilia
opaca el firmamento
augurando los espasmos
de este siglo que se quiebra
con sus pasos errantes.
Una ola
arremete contra la playa
de su voluntad
ahogando sus aullidos
de sirena afligida.
Su equilibrio
tan sólo un espejismo
de esqueletos que emergen
en la falsa orilla
de champán
disfraz de un mundo
cuyo llanto no cesa.
María Germaná Matta - En Madrid, a 20 de noviembre de 2010

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Mis cuentos: Alicia, la de enfrente

Nicoletta Ceccoli - Tree girl


Alicia, la de enfrente

Por las mañanas Alicia y yo íbamos juntas al cole, cargando nuestras respectivas maletas con cuadernos, libros y lápices de colores. Alicia y yo estábamos en clases distintas. Había días en que me sentía obligada a llenar el ruido de nuestras pisadas con palabras, Alicia agradecía mi esfuerzo un atento silencio, y otras permanecía a mi lado sumida en sus pensamientos. Alicia se había acostumbrado al sonido de mi voz, daba la impresión de que el trayecto era más corto y que pronto estaríamos frente a la puerta de la escuela. Cuando llegábamos, partía corriendo en busca de las chicas de mi clase y la dejaba tirada esbozando una breve sonrisa con un simple: “chao”. Es que a penas quedaban unos minutos para escuchar las últimas novedades de las chicas, el timbre siempre sonaba en lo sustancial de la charla.
Alicia vivía frente a mi casa, en el barrio de Balconcillo, en Lima, en una quinta unida por dos casas al final de un corredor, frente a frente se ubicaban 6 casas más. Su madre era una mujer parlanchina, se movía con lentitud arrastrando su inmenso cuerpo con optimista alegría, ella sabía que lo único que podemos palpar es el presente y siempre estaba lista para disfrutar lo que la vida le iba arrojando. Por las tardes nos tocaba la puerta, se sentaba junto a mi abuela en la cocina a tomar una tasa de té y procedía a contar sus inagotables historias; mientras que el padre de mi amiga trabajaba en Pisco, un pequeño pueblo costero, anclado en el deterioro del tiempo.
Nuestra amistad estaba ligada a esos pocos momentos compartidos en el transcurso del día a día. Jugábamos poco, a pesar de vivir una enfrente a la otra. Ella se ocupaba de las tareas de la casa, era su deber, se lo repetía su madre, Alicia con once años barría, trapeaba, ordenaba la casa, lavaba la ropa y planchaba. Por eso cuando la iba a buscar, tenía que esperarla un tiempo infinito en su habitación. Tenía dos hermanos mayores, uno ya trabajaba, era profesor de química, el otro andaba aún en la universidad. Ellos llegaban a la casa, a comer, ver la tele o leer el periódico, también realizaban trabajos relacionados con el estudio o el trabajo, pero en su tiempo libre se iban con sus amigos.
Una tarde cuando estaba esperándola, me detuve en la habitación contigua, la de su hermano, por debajo del colchón asomaba una revista, me acerque y la cogí, era una revista con dibujos de mujeres de grandes tetas, culos redondeados y cinturas extremadamente estrechas, parecían proceder del país de las curvas y esos hombres esbeltos y musculosos con pililas largas y duras como nabos, sobándose y lamiéndose unos a otros por todas partes, disfrutando como posesos. Cuando Alicia entró a la habitación me la arrancó de las manos con un grito severo:
  • ¡Esas revistas no son para nosotras!
Alicia sabía cosas que yo desconocía, en mí cabeza no dejaban de dar vueltas todas esas imágenes pero cada vez que le preguntaba fruncía el seño y su boquita permanecía sellada guardando celosamente los secretos del extraño mundo adulto. A veces la ayudaba con alguna tarea de la escuela, a pesar de que ella estaba en una clase superior, yo tenía 10 años, pero en mi casa se leía mucho. Mi madre era profesora, nos compraba libros con historias encantadoras, ella siempre repetía que lo más importante era una buena educación, además teníamos una gran enciclopedia con la historia del mundo y sus personajes, que tanto a mis hermanos como a mí, nos hacían volar la imaginación, retrocediendo en el tiempo y recorriendo lejanos países. Como Alicia no tenía tiempo, ni libros tan bonitos, yo la ayudaba con sus tareas, supongo que por eso me aguantaba.
Una tarde después de haber ayudado a Alicia a resolver algunas tareas del cole, ella estampa su nombre completo en un impreso para el cole, Alicia García Fernández.
  • ¿Qué? ¿De dónde has sacado ese segundo apellido? tus hermanos son García Gutiérrez, como tu madre.
  • Ese no es mi apellido, ya lo sé, dice mi madre que fue un error en la escritura de la partida de nacimiento, pero no puede rectificarla porque es muy caro y nosotros no tenemos dinero para esas cosas.
Nos quedamos calladas, Alicia tenía la mirada triste. Le propuse salir a la calle a comprar alguna golosina en el chino de la esquina, había unas galletas rellenas de chocolate que nos hicieron agua la boca, las compramos, abrimos el paquete y ambas saboreamos con deleite, dejando en el olvido, ese asunto.
La señora Gertrudis, la madre de Alicia como muchas tardes cruzaba la quinta para conversar con mi abuela, alguna vez nos traía alguna mazamorra, le gustaba mucho preparar dulces y a menudo escuchaba sus risas vigorosas provenientes del patio que daba a la cocina, el lugar más propicio para relatar una buena historia y compartir una tasa de té caliente o algún dulce casero. A mi abuela le gustaba recibir a doña Gertrudis, con sus historias sobre naturales, esos muertos que suelen habitar las casas antiguas, ellos según decía doña Gertrudis, tenían una vida paralela a la nuestra, por eso a veces se sentían sus pasos y sus quejas. Con frecuencia le decía a mi abuela.
- Es que hay gente con ojos de ver y oídos de oír.
A mí me daba miedo escuchar las historias de doña Gertrudis, por eso subía a seguir jugando en mi habitación de la segunda planta, pero una vez cuando baje a pedir un vaso de leche, escuché a mi abuela consolando a la señora Gertrudis que hablaba con voz rota. Me aproximé a la cocina sin hacer ruido y alcance a escuchar estas palabras:
- Se la tuve que quitar de los brazos. Que iba a hacer esa pobre muchacha con la pequeña, recién nacida. Además era mi nieta.
Con los oídos repletos de aquellas palabras, subí como una flecha a la isla de mi pequeña habitación. Me tiré al piso y pataleé con rabia, luego jalé de un brazo a Pilar, abrace con fuerza su cuerpecito de plástico. La cólera se fue diluyendo lentamente, mientras una garúa fina fue bañando a la ya maltrecha Pilar.

María Germana Matta – En Madrid, a 27 de abril de 2008

domingo, 10 de octubre de 2010

Mis poemas: A través de mi ventana


El guardián del huevo de Leonora Carrington



A través de mi ventana

A veces me comprimo
al filo del insomnio
y sacudo mi esqueleto
de fatigados huesos
y en la vertiente acaudalada
de mi sangre
murmuro
una oración canción
para soñar
para danzar
una pestaña puesta
en la náusea del mundo
capital y miseria
atada a los extremos
del globalizado sistema.
Despeinando el pensamiento
abanico
su pálida ilusión
sol y pan
mar y miel
para este corazón pájaro
volando hacia lo incierto
del mundo.

María Germaná Matta, 4 de octubre de 2010

sábado, 25 de septiembre de 2010

Mis cuentos: Preludio


Foto de Darren Holmes - Numbing it


Preludio


“Quizás en su sueño también el pájaro indague
una o dos veces mientras tiembla.” Elizabeth Bishop


El invierno ha llegado, los pies y las manos se me hielan, envuelvo mi pecho con papel periódico, tal y como me enseño mi abuelita, aunque aquí el frio es distinto, más intenso. Cuando camino por la calle siento la fuerza del sol como un aliento tibio que me anima a seguir buscando, no sé qué, pero creo que pronto encontraré la respuesta, luego cierro mis ojos y le agradezco a Dios por haberme permitido llegar hasta este país. El idioma es el mismo pero las palabras suenan distintas en sus labios, ellos hablan con voz áspera, su tono es más alto, son más directos, no se andan con miramientos, incluso con frecuencia escucho palabras soeces. Siempre sentí que mi destino era ser monja, pero ahora tan lejos de los míos, mi vida se asoma distinta. Algunas noches se me hace un nudo en el pecho, lloro y cuando la última lágrima ha caído enciendo una vela y le rezo a la virgen en la penumbra de mi pequeña habitación, su llama trémula me guía. Siento como la fe renace en mí.
Comparto un piso con cuatro personas de distintas nacionalidades, tengo una habitación de paredes blancas y escasos muebles, mi refugio. Desde hace un mes un nuevo inquilino ha llegado al piso, es joven y serio, algunas noches coincidimos en la cena, charlamos, incluso me da consejos para conseguir trabajo, una sensación de hermandad. Cuido ancianos, es lo que hay. Él, se llama Antonio, su voz es grave y amable, en poco tiempo se ha convertido en un lazo con este nuevo mundo. Tiene familia y pocos amigos, más bien compañeros de trabajo. Después de nuestras charlas, se retira a su habitación y lee libros gruesos de filosofía, no cree en Dios y eso me apena. Desde niña escucho a Dios e interpreto sus señales. Un día cuando caminaba por un parque cercano a casa, una lluvia de hojas secas invadió el libro que Antonio me regaló por mi cumpleaños, desde entonces supe que las cosas habían cambiado y me dejé arrastrar por aquel extraño fluido de la vida.
Fue así como al cabo de unos meses nos casamos, Antonio ha cambiado, naturalmente Dios bendijo nuestra unión. Ahora vamos juntos a la iglesia, nuestra rutina es sencilla, cada cual con su trabajo, compartimos las tareas del hogar, por las noches él se encierra en sus las lecturas y cuando regresa a nuestra habitación siento como se mete entre las sábanas tibias y se pega a mi cuerpo. He dejado de trabajar, Antonio es informático, tiene un buen trabajo, me ha dicho que mejor me dedique a la casa, que siga impartiendo mis cursos de catecismo en la iglesia, él me ayudará a enviar dinero a mi familia. Hemos alquilado un piso para los dos, por las tardes doy apoyo a los niños que tienen dificultad en el colegio, en mi barrio de Vallecas. Me he dado cuenta que muchos niños sudamericanos como yo necesitan ayuda, sus madres trabajan largas horas y no tienen tiempo para ayudarlos con las tareas del colegio. Empecé con un niño, luego vinieron dos más, ahora son cinco. Los recojo del colegio y los llevo a mi casa, Antonio está contento con ellos, él también me ayuda con las tareas de la escuela, aunque siempre llega cuando estamos a punto de terminar, él revisa los ejercicios, y pregunta si hay dudas, siempre añade alguna ingeniosa explicación, sobre todo en matemáticas. Al final la casa se alborota con sus alegres vocecillas, hasta que sus madres llegan con prisa del trabajo, ellas se los llevan con una agradecida sonrisa. Papeles, lápices de colores y algunos juegos quedan esparcidos por el suelo y la mesa del comedor, cuando todos se han marchado, Antonio y yo retomamos la tranquilidad de nuestro hogar.
La otra noche Antonio me dijo que teníamos que tener nuestros propios hijos, yo me entristecí y él añadió que podía seguir dando clases a los niños, respire profundo y luego me reí de mí misma. Antonio a veces escupe pensamientos en voz alta y me asusta, yo lo escucho en silencio y me marcho a la cocina, cojo mis utensilios para preparar la comida o algún dulce, después cuando la calma ha vuelto a su espíritu, entra a la cocina y me pide perdón, mi corazón se estremece y olvido sus palabras pesadas, siento su abrazo seguro y la calma vuelve a mí, no sé por qué pero yo también lo abrazo con ternura.
Ahora lo estamos intentando. No me siento a gusto con el sexo, pero lo tengo que hacer para quedarme embarazada, cuando llega la noche, él me toca y luego de largos besos me desvisto y me quedo quieta bajo las sábanas esperando sus caricias, yo también lo acaricio y poco a poco mi cuerpo va aflojando; entonces él comienza con sus embestidas y mi cuerpo se resiste, cierro los ojos y respiro profundamente, mientras me imagino con mi gran vientre, cuando termina se aparta de mi cuerpo y me siento aliviada. Cuando éramos novios me gustaba que me besara y me tocara los pechos, sentía como mis pezones se endurecían y mi vagina se iba cubriendo con un rocío fino, un hormigueo gratificante se apoderaba de mí y llegaba hasta los dedos de mis pies; pero desde que lo hicimos la primera vez y me dolió, me pongo tensa cada vez que se arrincona a mi cuerpo. Lo consulté con mi ginecólogo y dijo algunas cosas sueltas, luego me miró y dijo que yo estaba bien, también me habló de unos geles que podía pedir en la farmacia, y añadió que si necesitaba más información consulte con un sexólogo, nunca se me habría ocurrido, sentí vergüenza pero hice un esfuerzo y sonreí. Siempre pienso en Antonio y en nuestro bebe, pero a veces, no entiendo los designios de Dios.
Desde hace unos días siento nauseas por las mañanas, todo lo vomito, sólo me reconforta el aire fresco. Me hará bien dar un dar un paseo, la calzada esta cubierta de hojas secas de tonos amarillos y rojizos, que inmenso y dulce es el otoño, ha llegado con su inconfundible olor a hierba marchita. A veces tengo miedo de que Dios se aparte de mí, ahora que más lo necesito. Durante mi paseo por el parque, una lluvia muy fina cae por mi rostro, siento mi vientre fuerte como un botón a punto de estallar, el viento sigue soplando sin dar tregua, levanto la mirada, un pájaro revolotea y canta por encima de mi cabeza, es una nueva señal. El aliento de Dios.

Por: María Germaná, en Madrid, a 12 de noviembre de 2009

sábado, 28 de agosto de 2010

Mis poemas: Sombra



Particolare Verita, de Maurizio Barraco

Sombra

A veces me puebla
Sigilosa
Atraviesa mi risa
Y se desploma
Penetrando mi saliva
Con su trago amargo
Y me siento a la intemperie
De mi rostro
Luego se cuela por mis manos
De raíces amplias
Territorio de mi amparo
Por las noches
Oscila entre mis sueños
Vierte su néctar
En cada hebra de mi pelo
Donde deposito la daga
Que esculpe mis señales
¿Qué he de hacer
Para salir indemne
De su impalpable presencia?
Caminar al otro lado del espejo
Agitar un pañuelo blanco
Trajinar por el mundo
Con el corazón al descubierto
Mitigar el sudor
Que emana su presencia
Bailar en el dorso
Del miedo.

María Germaná Matta 27 de Agosto de 2010

sábado, 7 de agosto de 2010

Inva Mula Tchako canta, una escena de la película: El Quinto Elemento

Esta escena pertenece a la película del director francés Luc Besson: “El Quinto Elemento”. La voz sublime de la soprano lírica Inva Mula Tchako nos deleita con el aria “Oh, giusto cielo!...Il dolce suono" de la Opera Lucia di Lammermoor de Gaetano Donizetti.


domingo, 1 de agosto de 2010

Mis poemas


Foto de Darren Holmes

XXXII

Chupa la imaginación
De mis senos anhelantes
Cuélgame de la pestaña
De tu mundo
Y ofréceme la visión
De tu arrebato
Talla con tu brújula
El charco en que cavila
La sombra de mis ojos pardos
Cada vez que abres el candado
De tu corazón caparazón.

María Germaná Matta

domingo, 25 de julio de 2010

Mis poemas: Ser


Frida Kahlo - La Flor de la vida

Ser

Poco importa mi vestimenta de payaso sexy
He pagado ya por el disfraz
Sentada frente a la pantalla
Inventando números y sortilegios
Para dar con la clave de la dicha
Y de los miedos
¿Pasaporte para la felicidad?

Extiendo mis sueños
Debajo de las sábanas
Respiro la pesadilla
De saberte detrás del espejo
Temblando a solas este mundo
Cada cuál con su sórdida rutina
Aleteando sus incertidumbres.

Mis ojos de tupidas pestañas
Planean fantasía
Maniquí taconeando
Bajo el asfalto
De este purgatorio
Te ofrezco mis senos
De pálpito inconforme
Como plumas sedosas
Para la noche del naufragio animal.

María Germaná Matta, 22 de julio de 2010

Licencia de Creative Commons
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

miércoles, 2 de junio de 2010

Carmen Ollé, Poesía



Carmen Ollé
Poeta, narradora y crítica peruana, nacida en Lima en 1947, una de las principales voces de la poesía peruana. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, trabajó como profesora de literatura en la Universidad la Cantuta, también dicta diversos de talleres de literatura. Ha sido directora del Pen Club del Perú, así como presidenta de la Red de Escritoras Latinoamericanas (RELAT).
Su forma desgarrada de escribir es una manera de abrir interrogantes, el cuerpo como herramienta de cuestionamiento existencial, éste se desvela como un camino de múltiples vertientes para explorar lo inexplorable. Mirarse frente al espejo para quitarse la mascara, indagar en la herida, en lo desconocido, el lenguaje como instrumento para vislumbrar algún posible camino.
Ha escrito los siguientes poemarios: Noches de adrenalina, Todo orgullo humea la noche y las novelas ¿Por qué hacen tanto ruido?, Las dos caras del deseo, Pista falsa y Una muchacha bajo su paraguas. En la contraportada de Noche de Adrenalina, Carmen Ollé nos dice: “No escribo sino para extirpar algunas obsesiones, para hurgar en la desolación de la infancia y pulverizar o comprender el pasado. A través de la línea confesional de Leivis y Bataille quiero llegar a mirarme y abolir complejos y vergüenzas, en la creencia permanente en el valor de las mujeres”.

Los dejo con algunos poemas:

De mis contemporáneas me alejan las dificultades de no ser trivial.
En la Gare du Nord cerré los ojos muy fuerte.
Vi París después de un viaje largamente sentada
En la butaca del ferrocarril con la pequeña en brazos
y la torre Eiffel partida por la niebla.
¿Qué son los Campos Elíseo o la Gioconda sine el ménage
delgado a las jóvenes muchachas del tercer mundo?
Lavar pisos
refregar las estrellas.

En un café del metro Odeón: una amante de Neruda
se divorcia y va en busca de una vida auténtica.
Su ex -marido un solvente ingeniero la manda a paseo
y el pintor vagabundo y la dama burguesa nos filman
unos instantes de llanto y risa que encuadran
matemáticamente con el capuchino y el croissant al paso.
Evelyne era más suave
en su taller la madura holandesa nos mostró sus cueros
mi compañero dijo: - el grado cero de la pintura-
Figuras de piel oscura
tonalidades de gris
y naranja
formas de vientre
de arco iris
África en pleno
Picasso decadentoso
o más tocable
claroscuro sobre
materia – materia
Venus estreñida arte analítico ubicar la vagina
y proyectarse en la página o en el pellejo del burro
lanzar dados
abrir el esfínter de la Venus
Evelyne no trabaja la materia alusión
Evelyne: - el arte es mi droga –
el “para sí” es obsceno.

¿Escribir es una veleidad que dice o disiente
para una mujer casada?
¿Silvia Plath y su Hollywood sin ventanas
o las cartas revolucionarias de Diane di Prima?
La tierra pide ayuda, nuestros hermanos/
y hermanas arrinconan su infancia, se pre-
paran / a la lucha, qué opción tenemos si
no la unirnos a ellos, en sus manos /
está la supervivencia del planeta
la salvación / del sistema solar

¿la liberación del planeta parte de mi liberación?
y ¿esta necesidad es elitista?
un cuerpo que sufre insoportablemente exige
al margen del sistema solar y las estrellas
su liberación inmediata.

De: Noches de Adrenalina

******

Desde los jardines de la U imaginaba París como un barrio
cálido donde alcanzar el espíritu de los impresionistas
hoy pasé en París en un invierno escarchado una navidad
que podría haber sido de postal si no fuera porque estas
celebraciones pierden todo sentido lejos del clima
familiar y las postales no se pueden vivir (su naturaleza
es retiniana).
P es una ciudad en la que pasé al azar una fiesta finita
En los límites de una soledad llamada cortesía,
En el bulevar Saint Mitchel tomé un capuchino en perfecta
Nostalgia de mi ambiente esforzándome por encontrar la
Colmena noctámbula
Notre Dame fue vista mientras bebía un coñac tibio
en la noche cené puerco dulce en restaurantes vietnamitas
y era como volver a la calle Capón en Lima, la necesidad
absurda de reencontrarnos siempre amillas de distancia
con una vaga identidad.

¿Les Champs Elysées mon amie?
Mi mirada de turista no puede devolverte tu ciudad
fantasma
la experiencia se da hoy en el abrazo con una criatura
en cualquier rincón del mundo y el sucio y pobre
HOTEL ASTOR yo experimente el tan ansiado orgasmo
Simultáneo
no dejé de ser virgen entre aires bucólicos o bosquecillos de pinos
dejé de tener virgen como de tener amígdalas en una operación
de dos horas
me afeite las axilas los vellos de las piernas aunque
las sajonas suelen conservarlos largos y rubios entre
sus brazos
¿Nuestras partes se cercenan por falta de belleza
o de carácter?
Una pintora holandesa consideraba que no había muerto
Dios sino el arte
mientras bebíamos cuestionábamos el poder en el lecho:
mi papel en el curso del abrazo entre los pezones
erguidos la erección del falo y las nalgas dispuestas
a ser acariciadas
¿Cómo radica la belleza en la consumación de unos frescos
senos o en la felación?
disponerse en el viaje a ser asaeteada por el viento
como por la pasión
todo el que goza es verdadero y sus consecuentes
silogismos.

Como el viajero retorno siempre a las primeras imágenes.

En ellas estoy yo sonriendo en una escalera de Huampaní

Con dos amigas de mi padre peinada con cola de caballo
y llevando mocasines apaches
nada me enternece más que esa sonrisa desolada de ser
tenida en brazos por dos extrañas
íbamos a convalecer de los bronquios
el cloro de la piscina y la sonrisa de mi padre
mi cama contigua a la suya el pasillo enladrillado por
donde furtivamente se marchaba al casino creyéndome
dormida
los sueños que entonces abrigué son el pasado que ahora
yace junto con los restos de mi padre
un ciclo de niña el secreto de los años cuya distancia
permite que sea dulcificado.

Como antes aún sigo en estado de aleta ante cualquier
extraño ante cualquier contacto presintiendo que debo relucir o impresionar con mis lecciones de piano como
ahora con mis partes.
es un fracaso esta necesidad de estar alerta y de recibir
al visitante con la misma impericia de niña mostrándole
todo lo que creemos ser como si no bastara ya ser.

De: Noches de Adrenalina

******

Tener 30 años no cambia nada salvo aproximarse al ataque
Cardiaco o al vaciado uterino. Dolencias al margen
Nuestros intestinos fluyen y cambian del ser a la nada.

He vuelto a despertar en Lima, a ser una mujer que va
Midiendo su talle en las vitrinas como muchas preocupada
Por el vaivén de su culo transparente.
Lima es una ciudad como yo una utopía de mujer.
Son millas las que me separan de Lima reducidas a sólo
24 horas de avión como una vida se reduce a una sola
crema o a una sola visión del paraíso.
¿Por qué describo este placer agrio al amanecer?
Tengo 30 años (la edad del stress).
Mi vagina se llena de hongos como consecuencia del
Primer parto.
Este verano se repleta de espaldas tostadas en el
Mediterráneo.
El color del mar es tan verde como mi lírica
verde de bella subdesarrollada.

¿Por qué el psicoanálisis olvida el problema de ser
o no ser
gorda/ pequeña/ imberbe/ velluda/ transparente
raquítica/ ojerosa...

Del botín que es la cultura me pregunto por el destino.
¿Por qué Genet y no Sarrazine?
O Cohn Bendit/ Dutschke/ Ulrike
y no las pequeñas militantes que iluminaban mis aburridas
clases en la U
ELSA MARGARITA CIRA
Marx aromaba en sus carteras como retamas frescas
qué bellas están ahora calladas y marchitas.

No conozco la Teoría del Reflejo. Fui masoquista,
a solas gozadora del llanto en el espejo del WC
antes que “La muerte de la familia” nos diera el alcance:

La desnudez de los senos, la obscenidad del
sexo, tienen la virtud de operar aquello con
lo que de niña, no has podido más que soñar,
sin poder hacer nada.

Bataille

Margarita Elsa Cira se perdían en la avenida Venezuela
y colocaban carteles en la noche sobre paredes musgosas.
se día interrumpían las clases de metafísica con rabia
y aplaudíamos esos cabellos sudorosos y negros sobre
la espalda.

El que más se lava es el que más apesta, como los buenos
olores son testimonio de una mala conciencia
como el grito es la figura de la timidez.


HOTELES de Lima
en ellos la ciudad se pulveriza mediante el silencio
inventor de palabras y como la lluvia que ahora cae
sobre Menorca son sólo INSTANTES!
Losas empotradas en paredes metálicas sin luz
Estudiantes = habitaciones inmundas
lavabos + amasijo de pelos & residuos de grasa
llegan hasta mí para impugnar esta limpieza
que me somete maniáticamente.

Despierto y me levanto de un catre viejo
estoy inclinada en el WC el culo suspendido.
He venido del brazo de mi compañero de clase
por un sólo motivo
buscando a Cira a Elsa a Margarita.

La militancia no es una casa vieja del Rímac
pobre o hedionda
y aquí sin espejos ni tazas de mayólica aguantas
las ganas de orinar
o revientas.
La impotencia es silenciosa y corta
el flujo.
La lluvia cae sobre el espacio abierto del jardín
y estás dentro.
Bajo el cobertor
en brazos de la mística
el infeliz muere en la esquina rosada
gritan los pájaros fruteros violados

¿Dónde está el peso mayor del estar allí,
en el estar o en el allí?
¿En el allí –que sería preferible llamar un
aquí- debo buscar primeramente mi ser?

Bachelard

Pues aquí estás tú, HOTELES de madrugada, bañador
caminando en el azul metálico de una calle desierta
regresas y ventoseas en tu lecho
y otra vez aquí / allí = viento / molotov / pezuña del poli
Margarita Elsa Cira esta frase se cansa de evocarlas.

De: Noches de Adrenalina

*****

Casa de cusipata

(A la madre del Inca Garcilaso)

Casi un infierno sin luz
como ante el púlpito de San Blas
la calavera de Horcacitas.
Señor, qué madera,
he cerrado los ojos, Señor,
y no me entretengo en el altar
aunque brille marrón el oro
por la plegaria impura.

Ahí,
la madre del bastardo,
el cordero de Dios.

La princesa en casa.
Vagabundeo por la vieja ciudad
¿Dónde he de verla por fin?
Miro a los lados, insomne,
acaso llegaré a comprender
el ansia.

Y ella advenediza, solitaria,
en el altar se arrodilla para besar
la cruz,
peldaño a peldaño
da el beso maldito...
Delgada sería la pequeña
el vestido de organdí azul luce
con filamentos de oro en la cintura fina
los botines aún de moda.

Beatífica viajera
la princesa está en casa
mas a ti nada te importa
pues de lejos
le dices adiós.

Una elegante silla negra
está rota en el recibidor.

***********

¿Quién te ama, Mishima?

La rutina, esa enemiga si tú y yo
caminamos de la mano
o si tú y yo nos sentamos en un café
a filosofar
filosofía de viejos harapientos
marido y mujer al fin y al cabo,

en la Martinica vivió Juan del Diablo
pasé mis años adolescentes en una embarcación de vela
como la de él
la oreja pegada a la radio,
has bajado los párpados cansada de oírme
el mismo tema,

fue Morita –entonces digo- el discípulo, quien le
asestó el golpe de gracia ¿sabes? Fue un mal golpe,

voces extranjeras se confunden con los
rugidos de las olas
ninguna es como tú, ninguna alcanza
tu pequeñez, querida... y
cómo odio ese sol
a las tres de la tarde
tus ojos vuelven a caer
son los de un dios tibetano.

¿Fue sólo el vino lo de aquella vez? ¿Lo crees?
¿Sólo el vino? Acaso fuera el vino
y sólo eso...
pero cada botón de tu blusa era uno menos y uno más
como me gusta
una tanga negra entre tus piernas
un poco sucia
como me gusta

y ya no era yo sino otra
en la goleta de Juan
en la mismísima isla de mi infancia
el sol ya se había ocultado como ahora
las brujas bajaban a mi dormitorio
a recoger los papeles regados
el diablo duende escondido en el empotrado
detrás de la cortina
de noche
mi desidia ha de arrancarte mil dudas
cualquier elipsis por la que mi entendimiento
huye hacia la nada oscura
te hace daño a ti que has vuelto
de la traición al mar,

cruzas el mar con el jeep y cada ola
te hace soltar una carcajada purpúrea
los cabellos llenos de arena
la ropa pegada al cuerpo,
pendes de la absoluta ilusión.
Otra ola más, gritas, llena de dicha
me acerco desde la orilla y trepo
olvidada.

¿Qué viajeros, qué poetas se perdieron
en el tiempo, los océanos, los médanos
las hogueras encendidas
el sable en alto,
Morita?

domingo, 23 de mayo de 2010

Soul Kitchen, de Fatih Akin


Soul Kitchen del director Aleman de origen turco Fatih Akin

Conocimos a Fatih Akin gracias a las películas: Contra La Pared y Al Otro Lado. Sus películas son dramáticas, historias de hijos de inmigrantes que van en busca de sus raíces para completar así, su propia historia personal.
Ahora nos sorprende con un registro completamente distinto, pues se trata de una comedia. Soul Kitchen es una película cargada de humor y ternura.
Desde que entré al cine no paré de reírme y me sentí renovada con la historia de un griego que tiene un restaurante en la ciudad de Hamburgo, al cual ha llamado Soul Kitchen, en honor a la música soul. El principal protagonista acaba de romper con su novia y su hermano está a punto de salir de la prisión, adicto al juego y capaz de apostar incluso lo que no es suyo. La vida como una ironía, te va arrastrando a situaciones caóticas donde todo se va a ir resolviendo de manera improvisada, dando un carácter fresco a la película.
El restaurante se encuentra en un antiguo barrio industrial Wilhemsburg. Los giros que van dando las grandes ciudades donde los obreros van desapareciendo,inmigrantes que ya no tienen trabajo, la mano de obra negra y la especulación del capital.
En suma, un restaurante con personalidad y su nuevo cocinero apasionado por el sabor y la creatividad de la cocina. Todo se confabula para convertir el lugar en un espacio único, bohemio, donde los jóvenes se reúnen para hacer música, así el lugar se va transformando y encontrando su propio ritmo. También apreciamos la lucha del capital para apropiarse de dichos espacios por medio de la especulación, ya que ellos no son capaces de construir sus propios espacios.
Una apuesta vital, una cámara ágil que enfoca de manera magistral para ofrecernos ese registro cargado de humor. Una película sin grandes pretensiones pero que es un homenaje a la vida.


Título original: Soul Kitchen
Director: Fatih Akin
Interpretación: Adam Bousdoukos, Moritz Bleibtreu, Birol Ünel, Anna Bederke, Pheline Roggan, Dorka Gryllus, Lucas Gregorowicz, Udo Kier, Wotan Wilke Möhring, Demir Gökgöl, Monica Bleibtreu, Marc Hosemann, Cem Akin, Catrin Striebeck y Hendrik von Bültzingslöwen
Guión: Fatih Akin y Adam Bousdoukos
Fotografía: Rainer Klausmann
Montaje: Andrew Bird
Sonido: Kai Lüde
Supervisor de la música: Klaus Maeck
Dirección artística: Seth Turner
Casting: Monique Akin
Vestuario: Katrin Aschendorf
Maquillaje: Nicola Faas y Maike Heinlein
Diseño de producción: Tamo Kunz
Dirección de producción: Andrea Bockelmann
Ayudante de dirección: Cecile Heisler
País: Alemania
Año: 2009
Duración: 99’
Género: Comedia
Producción: Fatih Akin y Klaus Meack
Coproductores: Fabienne Vonier, Alberto Fanni, Flaminio Zadra y Paolo Colombo
Producción ejecutiva: Ann-Kristin Homann, Christian Springer, Jeanette Würl y Flaminio Zadra
Productoras: Corazón International, Dorje Film, Norddeutscher Rundfunk y Pyramide Production

sábado, 8 de mayo de 2010

Mis poemas: Miedos



V

En mis ovarios
Han brotado púas carmesí
Y en la cavidad
De mis ojos sin luz
Asoman dos rosas
Pálidas de miedo.

María Germaná Matta

Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

domingo, 2 de mayo de 2010

Joumana Haddad, Dos Poemas

Imagen de la autora (de la red)


A continuación el texto del poema "El Retorno de Lilith", de Joumana Haddad, El texto del poema lo he rescatado del vídeo, no he podido recuperar todo, pero la emoción de compartir este poema me ha ganado. 

El Retorno de Lilith

Yo soy Lilith, la diosa de dos noches que vuelve de su exilio. Soy Lilith, la mujer destino, ningún macho escapa a mi suerte y ningún macho quisiera escapar.

Soy las dos lunas Lilith, la negra no está completa sino por la blanca. Ya que mi pureza es la chispa del desenfreno y mi abstinencia el inicio de lo posible.

Soy la mujer paraíso que cayó del paraíso y soy la caída paraíso.

(…Texto a dos voces, siento no haber podido tomar nota)

Soy la mujer destino y los convidados al festín me llaman la hechicera alada de la noche, la diosa de la tentación y del deseo, me han nombrado patrona del placer gratuito y de la masturbación y liberada de la condición de madre para que sea el destino inmortal.

Soy Lilith el secreto de los dedos que insisten, el pueblo, el sendero. Divulgo los sueños, destruyo ciudades de hombres con el diluvio, no reúno dos de cada especie para mi arca, más bien los transformo a todos para que el sexo se purifique de toda pureza.

(Canto a dos voces...)

El sino de los condenados y la diosa de dos noches, la unión del sueño y de la vigilia. Yo, la puerta feto perdiéndome me gané mi vida, regreso de mi exilio para ser la esposa de los siete días y las cenizas de mañana.

Soy la leona seductora y regreso para cubrir de vergüenza a las prisas y reinar sobre la tierra. Regreso para sanar la costilla de Adán y liberar a cada hombre de su Eva.

Yo soy Lilith y vuelvo de mi exilio para heredar la muerte de la madre que he criado.

© Joumana Haddad



Tu país, esa noche ardiente

1
¿Quién eres extranjera?
Tus máscaras borrando los rasgos de tormentos
son tu ventana ciega.
Con la avidez del relámpago robas el sueño
y de la lujuria de tus sueños te estremeces
Entregada al infierno de la carne,
tu fisura se abre sobre el vaso.
Cómo puede reposar tu soledad al fondo del corazón
a pesar de los días que hormiguean de nombres,
cómo puede revestir tu tristeza los párpados
y tu tarde profunda arrancar la mirada de la sima?

2
¿Quién eres tú, extraño recuerdo a la caricia,
raíces extrañas a la huída,
relajamiento oscuro como la densidad de la nube,
recogimiento semejante a sí mismo?

Tu carne vida se sacia en su deseo
desierto extasiado en su arena sedienta.
Estrecha es tu tierra estrecha,
pero más vasta que el torso del amante.
Y una gota de tu desnudez basta
para que llueva la luna.

3
No te engendré un árbol,
ninguna estación te maduré.
Tus puertas están cerradas
pero tú eres tierna como un placer que se abre.
Tu cabeza
en lo profundo
en lo profundo
se impregna de imágenes.

4
Tu cielo, que permanece alto,
endulza el aburrimiento,
lo rocía de un gusto vencido,
tal el horizonte que sabe.

Di cómo tu imaginario guarda la esencia,
cómo al alba se cicatrizan tus deseos
y encienden tu sed de desnudo.
¿Cómo puede tener para cada salida del sol
su cuchillo, extranjera,
cómo te atreves?

5
Te pierdes en tu noche
y en los lugares de paso,
en cuanto a tu sombra ella busca tus manos múltiples
y oscila contigo bajo el arco de la voluptuosidad.
Extranjera tú eres
y tu lo sabes,
tú te rompes sobre tu reflejo,
después esperas la conclusión del viaje.

6
Tu país es esta noche ardiente
y no hay soles para apagarla.
Tus brazos ebrios bailan al borde de la presencia
cada vez que una mano se dispone a partir.

Tu país no tiene nombre,
ni fin tampoco.
Tu alma, cada vez que se acerca el instante de llegada
lo aleja.

7
Tú llevas tu soledad que corre en las llanuras
en busca de pájaros para el bosque
Tu soledad ligera
tal un seno que no ha atravesado el umbral de lo imaginario.

¿Dónde apoyas tu estrella cuando las tinieblas te tocan,
dónde brillas, astro peregrino?

8
Tu palidez te guarda, extranjera en desorden
y en la sombra tus rostros deshechos te esperan,
tu humor alfombra el sendero secreto
y en la noche tu alma
llora la realización de su delirio.
Las tristezas no son tu manantial.
Tampoco son el estuario,
sino el viaje que hace el oro del alma.

9
¿Extranjera, alma mía, quién eres?
Se te toma por la rebelde,
y no eres más que lubricidad que se traspasa.
Lo que se toma por rechazo
no es más del vértigo del extravío.
Y el exceso de las máscaras borra tu rostro.

© Joumana Haddad

Datos de la autora

Joumana Haddad, poeta libanesa, nació el 6 de diciembre de 1970 en Beirut, es una poetisa, periodista y traductora libanesa.
Joumana Haddad es responsable de las páginas culturales del periódico libanés An Nahar. Es también la administradora del premio Booker árabe, un premio literario que recompensa una novela árabe, y la redactora jefe de Jasad, una revista controversial en idioma árabe especializada en la literatura y los artes del cuerpo.
Ha publicado ya varias colecciones de poesía. Escribe cuentos también. Sus libros han sido traducidos y publicados en muchos países del mundo.
Políglota y hablando siete lenguas, además ha realizado diversas obras de traducción, entre las cuales una antología de la poesía libanesa moderna, publicada en España como en numerosos países de América latina, y una antología de 150 poetas que se han suicidado en el siglo veinte.
Para su libro “Con los ladrones del fuego”, se ha entrevistado con un gran número de escritores como José Saramago, Umberto Eco, Paul Auster, Yves Bonnefoy, Peter Handke, Elfriede Jelinek.
Es miembro del comitado del libro y de la lectura en el ministerio de la cultura libanesa.
Obtuvo el premio del periodismo árabe en el 2006 para su entrevista con Mario Vargas Llosa.
En 2009, ha co-escrito y actuado en una película de la directora libanesa Jocelyne Saab ("Qué pasa?"). Ha participado también en un documentario del director Nasri Hajjaj, sobre el poeta palestino Mahmoud Darwish.
Joumana Haddad en el rodaje de la película "Qué pasa?" en junio 2009.
En octubre de 2009, fue seleccionada como una de los 39 autores árabes mas interesantes que tienen menos de 39 años.
En noviembre de 2009, recibí el Premio Internacional Norte Sur de la Fundación italiana Pescarabruzzo para la sección poesía. El ganador del premio de la novela fue el escritor austriaco Peter Handke.
En Febrero de 2010, recibí el Premio Blue Metropolis para la literatura Araba en Montreal.
Joumana Haddad es igualmente artista, y realiza collages.
Biografía de wikipedia: http://es.wikipedia.org/wiki/Joumana_Haddad

Libros publicados: El tiempo de un sueño, Beirut, 1995; Invitación a una cena secreta, Beirut, 1998; Dos manos hacia el abismo, Beirut, 2000; No he pecado bastante, Antología, El Cairo, Egipto, 2004; El retorno de Lilita, Beirut, 2004; Cuando me hice fruta, Antología, Venezuela, 2006.

lunes, 19 de abril de 2010

Mis poemas



IX

Mi poesía tiene sexo
De azucena
Su verso se incrusta
En la arena
Y el mar columpia
Su melodía de tinieblas.

María Germaná Matta
Creative Commons License
Esta obra está bajo una licencia de Creative Commons.

miércoles, 7 de abril de 2010

Joyce Mansour, poesía

Joyce Mansour

Biografía
Nació en Inglaterra en 1928 y murió en 1986, una de las voces mayores de la poesía surrealista del siglo XX, de origen egipcio. Se identificó con el movimiento surrealista francés y adoptó el francés como lengua de escritura.
Su visión poética descarnada se caracteriza como un grito profundo, lleno de sombras y también de humor. Su poesía se interroga sobre el deseo carnal, la muerte, la angustia, la ternura y también la inocencia. Una poesía femenina y personal, ella decía: “el infierno de las mujeres toma nacimiento en su cuerpo.”
Desde la publicación de “Cris” (Gritos) 1953 André Breton hablaba de ella como la “Poète-Femme”. Su obra es extensa cuenta con 16 libros de poesía, 4 textos de narrativa de ficción, una obra de teatro y diversos artículos.
Su obra completa ha sido publicada en:”Prose et poésie, œuvre complète», Actes Sud, Paris, 1991. Como podemos apreciar aún queda prácticamente la mayor parte de su obra por traducir al español.

El año pasado la editorial "Egitur" editó en España un libro de poesía que reune tres poemarios de la poeta surrealista Joyce Mansour: Gritos, Desgarraduras y Rapaces. (Prólogo de Juan Manuel Bonet, Traducción y Epílogo de Eugenio Castro). 

Además, he traducido el último poema del libro: "Faire Signe au Machiniste" 1976, aún inédito en español.


Los dejo con una breve selección de poemas del libro Gritos, Desgarraduras y Rapaces de la editorial Egitur, traducción de Eugenio Castro:


Quiero dormir contigo codo con codo
Entremezclados los cabellos
Anudados los sexos
Con tu boca como almohada.
Quiero dormir contido espalda con espalda
Sin aliento que nos separe
Sin palabras que nos distraigan
Sin ojos que nos mientan
Desnuda.
Quiero dormir contigo seno contra seno
Exaltada y sudorosa
Relumbrante de estremecimiento
Devorada por la loca inercia del éxtasis
Descuartizada sobre tu sombra
Martilleada por tu lengua
Morir feliz entre tus dientes picados
De conejo.
(De Desgarraduras)

...................................................................................

Vivimos pegados al techo
Sofocados por los rancios vapores que desprende la vida cotidiana
Vivimos incrustados en las más bajas profundidades de la noche
Resecadas nuestras pieles por el humo de las pasiones
Giramos alrededor del polo lúcido del insomnio
Sostenidos por la angustia separados por el éxtasis
Viviendo nuestra muerte en el gollete de la tumba.
(De Desgarraduras)
………………………………………..
Sola vago por las sombrías cavernas de la desesperación
Sola disfruto de las viandas impuras
Sola muero, sola sobrevivo,
Sin orejas con que oír el alarido de los holocaustos
Y vacía de palabras, mi boca se lamenta.
Yo soy la tierra cuando el agua la ha abandonado
Soy el amor cuando Dios ha creado
Yo misma soy la enemiga soy
Sola…
(De Desgarraduras)
………………………………………
Silencio pues la sombra de la muerte palidece.
Mi corazón desnudo yace en la cama
Agujereado por una lengua
Que no ha sabido retener
Su jugo.
Vierte tus dulces oraciones
Sobre su frente de niño sin niño
Y escucha cómo el silencio de la noche
Se cierne con sus alas de hollín
Y las piernas abiertas.
(De Desgarraduras)
………………………………..
Te gusta dormir en nuestra cama revuelta
Nuestros viejos sudores no te disgustan.
Nuestras sábanas manchadas por sueños olvidados
Nuestros gritos resonando en la habitación oscura
Todo ello excita tu famélico cuerpo.
Al fin tu feo rostro se ilumina
Pues nuestros viejos deseos son tus sueños de mañana.
(DE Gritos)
……………………………………
Quiero mostrarme desnuda ante tus ojos melódicos.
Quiero que me veas gritar de placer.
Que mis miembros doblados por un peso excesivo
Te empujen a cometer actos impíos.
Que los finos cabellos de mi cabeza ofrecida
Se enganchen en tus uñas curvadas de furor.
Que te mantengas de pie ciego y creyente
Contemplando desde arriba mi cuerpo desplumado.
(De Gritos)
………………………………………..
No conozco el infierno
Pero mi cuerpo arde desde mi nacimiento
Ningún diablo aviva mi odio
Ningún sátiro me persigue
Pero el verbo se transforma en parásitos en mis labios
Y mi pubis tan sensible a la lluvia
Inmóvil como un molusco flatulento de música
Se aferra al teléfono
Y llora
A mi pesar mi carroña se exalta con tu viejo sexo al descubierto
Y durmiente.
(De Rapaces)
……………………………………
Estoy harta de los hombres
De sus súplicas de su pelambre
De su fe de sus modos
Ya he tenidos suficiente con su esqueleto
Bendíceme loca luz que iluminas los montes celestes
Aspiro a quedarme de nuevo vacía como el ojo apacible
Del insomnio
Aspiro a ser astro de nuevo.
(De Rapaces)
.............................................................

Qué falo
Qué falo sonará la campana
El día en que dormiré bajo una manta de plomo
Fundida en mi miedo
Como la aceituna en su bote
Hará un frio metálico y deslucido
No haré más el amor en una bañera esmaltada
No haré más el amor entre paréntesis
Ni entre los labios javaneses de un césped de primavera
Exudaré la muerte como una transpiración amorosa
Rodeada acosada por las visiones de octubre
Me acurrucaré en el lodo.

Este último poema: "Qué falo"  pertence al libro: De Faire signe au machiniste (1976),
Traducción mía (María Germana Matta)


Emisión de France Culture - Escuchemos a Joyce Mansour leer su poesía



Pandemonium, otro poema de Joyce Mansour


sábado, 3 de abril de 2010

Mis poemas: Mirada


Foto mia, Roquetas de Mar

Mirada

Ventana rota del mundo
Danza dormida la ausencia
Espejo avaro del tiempo
Que ha secado el rocío
De la azucena arrugada
Del corazón.

María Germaná Matta - En Madrid, a 3 de abril de 2010
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sábado, 20 de marzo de 2010

Mis poemas: SOY


Roberto Matta - Interior de una rosa

Soy

Soy la noche
Que arranca a la luna
El silencio austero de sus muertos.

Soy la rosa
Que exhala el pálido suspiro
De tiempos mancillados.

Soy el ángel
Que vierte trocitos de cristal
Sobre la bruma de una lágrima.

Soy el pincel
Que dibuja en la penumbra
De tus otoños más bizarros.

Soy la rama
Que hurga en la tiniebla abigarrada
De tu mano izquierda.

Soy el lienzo
Que maquilla nubes lánguidas
De surcos inflamados.

Soy el invierno
Que arrulla tus sueños abatidos
De pesares y de olvido.

Soy aquello que no existe
Y, sin embargo grita.

María Germaná Matta, en Madrid, a 2 de marzo de 2010

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lunes, 8 de marzo de 2010

Mis Cuentos: Ocaso



Cuadro de Leonora Carrington - Sin título

Quiero compartir otro de mis cuentos dedicado en este día tan especial a todas las mujeres:

Ocaso


Lo conocí en el Retiro mientras caminaba junto a Capitán, mi perro, fue entonces cuando escuché el sonido precipitado de unas patas que de pronto se plantaron en seco y unos furiosos ladridos humedecieron mis manos. Me quedé inmóvil algunos segundos, luego acaricié la cabeza confiada de mi perro, respirando profundo para recobrar la calma, haciendo un esfuerzo para que la sombra no me invada. Minutos después vino a mí un segundo ruido de pasos jadeantes, una voz de mando agitada reprendiendo a su perro, luego el ruido metálico de una correa. Escuché una voz medio alterada, nerviosa:
- . Lo siento, lo siento, lo siento...
Una vez recuperado el aliento, me aseguró que no volvería a ocurrir. Ahora se dirige a su perro, su voz es más pausada y le habla como a un niño malo que aún no sabe comportarse. Capitán se mueve con cada uno de mis gestos y me conduce con paso firme y seguro.
-No se preocupe, esta entrenado para ayudarme.
Respondo con una sonrisa tratando de aliviarlo. Sé que me mira extrañado, lo intuyo por su silencio y el temblor de su voz al hablarme, luego siento su mirada sobre mi cuerpo, creo que es joven por su voz. Se llama Albert, es catalán y también vive en Madrid. Se dirige a mí con delicadeza, roza levemente mi brazo, quería cogerlo, pero la timidez lo asalta y lo retira. Suelto una carcajada explosiva, a manera de respuesta, escucho su voz, sé que es el inicio de una conversación, no quiero que mi aspecto lo espante. Cuando se trata de una voz masculina y cálida, mi pulso se acelera y mi cuerpo se curva siguiendo la dirección de sus formas, aflora cierta turbación y permanezco alerta, de mi rostro brota una sonrisa, no lo puedo evitar porque me encantan, me seducen, ellos, los hombres.
Fue así como nos conocimos, me pidió el teléfono y comenzamos a encontrarnos, era dulce, divertido y a menudo me hacia reír. Me contó que trabajaba en un periódico como reportero gráfico, la fotografía era algo más que un oficio, una manera expresarse, andaba obsesionado con captar la imagen interior de las personas. Le gustaba que le hablara del Perú, mi país, de su gente, de la música, la comida, sus sabores, nuestro mestizaje; me escuchaba en silencio, sentía como tomaba mis manos, pero era la intensidad con la que me apretaba la que me revelaba su emoción. Juntos recorríamos los distintos restaurantes de comida peruana de Madrid. Le gustaban los sabores intensos, había aprendido a cocinar mirando a su madre y a menudo me sorprendía con sus platos y su alegre entusiasmo.
Pero a veces, una sombra me ronda, es como un viento suave y frio que me eriza la piel, va bajando lentamente y mis manos sudorosas tiemblan levemente, mi mente se va nublando de a poco hasta que me extravío por caminos silenciosos e infinitos; una voz burlona me atrae y me invade, pero algo en mí sabe que tengo que resistir. La primera vez que vino a mí, estaba junto a mis hermanos en la habitación de mis padres, peinaba a una de mis muñecas y mis hermanos permanecían absortos en sus juegos, permanecí ausente unos minutos y luego volví a mí. Algunas veces me hablan y siento voces a lo lejos, después me zarandean y vuelvo con el cuerpo tembloroso, cuando recupero el aliento esbozo una sonrisa para aliviar a los míos. En casa nunca hablamos de eso, pero sino respondo me tocan la frente o las mejillas, esperan algún gesto o una palabra y sino, me zarandean. Con el tiempo he aprendido a domarla, si quiere venir busco un lugar solitario, respiro profundamente hasta conseguir que el ritmo alterado de mi respiración vuelva a la normalidad, me concentro y recorro con el pensamiento cada parte de mi cuerpo, respirando profundamente para que mi pulso vuelva a la normalidad, cuando me recupero salgo a caminar. Desde que tengo a Capitán, me siento acompañada, gracias a él puedo estar lejos de los míos. Suelo caminar porque me reconforta y me aleja de la sombra, además las pisadas de Capitán me acompañan, me deleita la noche, el viento me refresca y el silencio me ampara; luego vuelvo a casa, escucho música y me duermo, sé que la sombra permanecerá atada, al menos, otro tiempo más.
Mi sentimiento por Albert es nuevo, él no lo sabe pero es mi primer novio, hasta ahora nos hemos dejado llevar por aquellas emociones donde no hacen falta las palabras y sé que los sentimientos están ahí, explorando nuevas rutas. Por las noches, termino en su habitación y mi piel se abre a sus caricias, me gusta sentirlo y que me sienta, nuestras pieles se humedecen y vamos explorando nuevos rumbos donde cada uno va buscando desesperadamente encender ese crepitar de cuerpos inflamados donde intercambiar placeres, luego permanecemos enredados luchando con la respiración entre cortada hasta que cada cual llega a su cúspide y mi felicidad se colma gracias al intenso palpitar de mi vagina. Minutos después, nuestros sudorosos cuerpos van recuperando gozosos su cadencia habitual. Mientras nuestros perros dormitan ajenos en el salón.
Este domingo cenaremos juntos, previo paseo por el Retiro, por supuesto. Vamos a comer un cebiche, él ha descubierto el sabor agrio del pescado, pruebo un bocado y dejo que el paladar deslice sus sabores más profundos, intento hallar el sabor de la primera vez, mientras mastico lentamente, mi rostro se relaja con dulzura, luego trago y mis labios se quedan entreabiertos reclamando un nuevo bocado, él ríe, con risa feliz y me ofrece otro bocado. Luego nos vamos a su casa, juntamos nuestras bocas hambrientas de nuevos apetitos y una vez más nuestras pieles se estremecen, lanzamos nuestras ropas con algarabía desordenado la habitación hasta que nuestros cuerpos al fin desnudos se estrechan, su saliva va humedeciendo mis senos y mi espalda se arquea levemente, lista para indagar un juego más, ya son varios meses donde esta magia se repite y desde que estamos juntos la sombra no me ronda.
Sólo que la otra noche, él habló y se dejó arrastrar por las palabras. Dijo que era lo más hermoso que le había sucedido, habló de mi coraje, de mi bondad, de mi dulzura y de su amor… Ah, su amor, capaz de vencer el mundo… Lo besé con ternura para apagar su voz, lo abrace y sin decir palabra hicimos el amor. Cuando se quedó dormido, me despegué de sus brazos, con la yema de mis dedos toqué su boca y se delineo una sonrisa siniestra, luego me vestí; tratando de no hacer ruido, cogí a Capitán y me marché. Desde esa noche me he negado a hablar con él, la sombra ha vuelto, sé que me esta esperando al otro lado de su boca.

María Germaná Matta - En Madrid, a 9 de septiembre de 2009

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