lunes, 27 de octubre de 2014

Anne Bradstreet, La autora a su libro - poemas

foto de la red

LA AUTORA A SU LIBRO

Fruto deforme de mi mente débil

que quedaste al nacer aquí a mi lado

y amigos inconscientes te raptaron

y a un público extranjero te expusieron;

corriste a trompicones a la imprenta

y a fe que allí aumentaron tus errores.

No fue escaso, a tu vuelta, mi sonrojo

cuando en letras de molde, descarriado,

oí que madre tuya me llamabas;

indigno de la luz te deseché,

tan molesto veía tu semblante;

mas siendo mío, acaso con cariño

pudiera corregir tus deficiencias:

te lavé el rostro y vi nuevos defectos,

y frotando un lunar hice una mancha.

Por ver de igualar tus pies, te estiré,

pero aún cojeas más de lo oportuno;

di en arreglarte con mejores galas

mas no hallé en casa sino basta estopa.

Así, andrajoso, corre donde el vulgo

y no caigas en manos de los críticos;

huye adonde no seas conocido.

Di que no tienes padre si preguntan,

y que tu madre, ay, es pobre, y que por eso

te tuvo que dejar solo en la calle.

(De Poe y otros cuervos. Primeros poetas norteamericanos, Mono Azul, Sevilla)


The Author to her Book

Thou ill-form'd offspring of my feeble brain,
Who after birth did'st by my side remain,
Till snatcht from thence by friends, less wise than true,
Who thee abroad expos'd to public view,
Made thee in rags, halting to th' press to trudge,
Where errors were not lessened (all may judge).
At thy return my blushing was not small,
My rambling brat (in print) should mother call.
I cast thee by as one unfit for light,
Thy Visage was so irksome in my sight,
Yet being mine own, at length affection would
Thy blemishes amend, if so I could.
I wash'd thy face, but more defects I saw,
And rubbing off a spot, still made a flaw.
I stretcht thy joints to make thee even feet,
Yet still thou run'st more hobbling than is meet.
In better dress to trim thee was my mind,
But nought save home-spun Cloth, i' th' house I find.
In this array, 'mongst Vulgars mayst thou roam.
In Critics' hands, beware thou dost not come,
And take thy way where yet thou art not known.
If for thy Father askt, say, thou hadst none;
And for thy Mother, she alas is poor,
Which caus'd her thus to send thee out of door.

Anne Bradstreet

Biografía

Anne Bradstreet (ca. 1612 – 16 de septiembre de 1672) fue la primera escritora y poeta estadounidense en publicar un libro.
Tuvo una formación sólida,  gracias a su padre. Sabía: griego, latín, francés y hebreo. Sus primeros poemas los compuso para complacer a su padre pero escribir formó parte de sí misma, escribió durante toda su vida, a pesar de su quebrantada salud y de  su extensa familia compuesta por su marido y sus ocho hijos.
Estaba mal visto escribir poesía en un mundo de hombres, le tocó vivir una época dura donde a la mujer no se le permitía tener una actividad creativa. 
En este poema " La autora a su libro", fue escrito a manera de prefacio para una edición futura, y como reacción a la edición que hizo su cuñado sin su autorización. Vemos que se reconoce como autora de sus poemas, sin influencia masculina.
Demostró una fuerte contradicción entre su educación y fe puritana y sus convicciones internas; de sus conflictos interiores nacieron sus mejores poemas. Fue capaz de ir más allá de sus contradicciones y reflejar en su poesía, sus dudas y pensamientos. Demostró, una gran destreza en la construcción poética, además de una gran belleza. Los poemas escritos en la última etapa de su vida se consideran los más sólidos.
Esta considerada como la primera mujer poeta estadounidense.

viernes, 17 de octubre de 2014

Amy Lowell - Dos poemas

Imagen David Traveso Quello
Música

El vecino se sienta en la ventana y toca la flauta.
Puedo escucharlo desde mi cama,
Y las notas redondas revolotean y golpetean por el cuarto,
Y se entrechocan,
Y se entremezclan en imprevistos acordes.
Es muy hermoso,
Con las pequeñas notas de la flauta todas a mi alrededor
En la oscuridad.
De día,
El vecino come pan y cebolla con una mano
Y copia música con la otra.
Es gordo y tiene la cabeza pelada,
No miro eso demasiado,
Porque paso rápidamente frente a su ventana.
¡Para mirar, aquí siempre está el cielo
o el agua en el pozo!
Pero cuando llega la noche y toca su flauta,
Lo imagino como un hombre joven,
Con sellos de oro colgando de su reloj
Y un saco azul con botones de plata.
Mientras me acuesto,
Las notas de la flauta pulsan en mis oídos y labios
Y me duermo soñando.

Amy Lowell
Versiones de Jorge Aulicino

Music


The neighbour sits in his window and plays the flute.
From my bed I can hear him,
And the round notes flutter and tap about the room,
And hit against each other,
Blurring to unexpected chords.
It is very beautiful,
With the little flute-notes all about me,
In the darkness.
In the daytime,
The neighbour eats bread and onions with one hand
And copies music with the other.
He is fat and has a bald head,
So I do not look at him,
But run quickly past his window.
There is always the sky to look at,
Or the water in the well!
But when night comes and he plays his flute,
I think of him as a young man,
With gold seals hanging from his watch,
And a blue coat with silver buttons.
As I lie in my bed
The flute-notes push against my ears and lips,
And I go to sleep, dreaming.

Foto autor desconocido

Escarcha

En las frías mañanas grises
Escuchaba a las garzas volando
Y entonces iba a mi jardín,
Mi sedosa ropa de salir
Arrastrada sobre hojas marchitas.
Una hoja seca se desmenuza apenas tocada,
Pero yo tengo vistos muchos otoños
Con garzas exhaladas como humo
A través del cielo

Amy Lowell
Versiones de Jorge Aulicino

Hoar-Frost

In the cloud gray mornings
I heard the herons Flying
And when I came into my garden,
My silken outer-garment
Trailed over withered leaves.
A dried leaf crumbles at a touch, 
But I have seen many Autumns
With herons blowing like smoke
Across the sky.


domingo, 12 de octubre de 2014

Mary Jo Bang - Dos poemas

Oswaldo Guayasamín

ODA A LA HISTORIA

Si no se hubiera acostado con aquel chico
hace todos esos años, dónde estarían, se pregunta.
Ella y el hijo que no habría existido y que ya
no existía. No sabría nada
de la maternidad. No sabría nada
de la muerte. No sabría nada
del amor. Esas tres cosas que se le concedían
para recordar. Despiértame, por favor, dijo ella,
cuando esta vida termine. Mírala: es como si
las ventanas de la noche estuvieran cosidas a sus ojos.

© Mary Jo Bang - Traducción de Jaime Priede

Imagen de Antonio Mora

SÓLO SOMOS HUMANOS

Amnesia nocturna.
El sueño se convierte
en dibujo animado y lentejuela de menta.

El furgón cimbrea por una colina esmeralda.
A diario cuidamos el jardín.
A diario movemos

Las pestañas como pequeñas banderas
en viento cordial ¿Yo? Quién no es
por siempre yo en un ahora circular.

El cepillo de dientes listo para usarlo.
La boca viene a su encuentro.
La vida comienza y avanza.

El otoño siempre a la espera.
Siempre somos la deriva en marcha.

© Mary Jo Bang - Traducción de Jaime Priede


Biografía
 Mary Jo Bang (1946) nació en Waynesville, Missouri. Se licenció y obtuvo un Master en sociología en la Northwestern University, obtuvo una licenciatura en Fotografía en el Politécnico de Londres y un Master en escritura creativa en la Universidad de Columbia.
Es autora de media docena de libros de poesía. Su primer poemario, Apology for Want (1977), fue premiado con el Bakelees Nason Prize en 1996.
Obtuvo diversos galardones, entre otros el premio Hodder de la Universidad de Princeton y el National Books Critics Circle Award de 2007 por su libro Elegía.
Fue también coeditora de la Revista Boston, desde 1995 hasta 2005.
En la actualidad es profesora de inglés y directora del Programa de Escritura Creativa en Washington University.
Elegía es el primer libro de la autora traducido al castellano. La traducción, así como el prólogo de la edición, es de Jaime Priede. El texto, escrito entre junio de 2004 y junio de 2005, está dedicado a su hijo Michael, muerto por sobredosis.
      


domingo, 5 de octubre de 2014

Kishwar Naheed - Dos poemas

Imagen Antonio Mora

Nosotras, mujeres pecadoras

Somos nosotras, mujeres pecadoras,
quienes no sentimos temor ante la
grandeza de aquellos, los señores de hábito.
Quienes no vendemos nuestras vidas,
quienes no inclinamos la cabeza,
ni juntamos nuestras manos en señal de devoción.

Somos nosotras, mujeres pecadoras;
mientras aquellos que venden la cosecha de nuestros cuerpos,
se exaltan, se vuelven distinguidos,
se convierten en simples príncipes del mundo material.

Somos nosotras, mujeres pecadoras,
quienes salimos levantando la bandera de la verdad
contra la barricada de mentiras esparcida sobre las avenidas;
quienes encuentran historias de persecución
apiladas en cada umbral,
quienes se dan cuenta que esas
lenguas que podrían hablar,
han sido cercenadas.

Somos nosotras, mujeres pecadoras.
Incluso si la noche nos persigue
estos ojos no habrán de apagarse.
No insistan en volver a levantar
la pared ya construida.

Somos nosotras, mujeres pecadoras,
quienes no sentimos temor ante la
grandeza de aquellos, los señores de hábito.
Quienes no vendemos nuestros cuerpos,
quienes no inclinamos la cabeza,

ni juntamos nuestras manos en señal de devoción.

Kishwar Naheed - Traducción de Ximena Londoño

Imagen Dorothea Tanning

Un palacio de cera

Antes de casarme
mi madre solía
tener pesadillas.
Sus gritos de terror
me estremecían.
Yo la despertaba
para preguntarle:
¿Qué sucede?
Con los ojos en blanco,
ella me miraba fijamente.
No podía recordar sus sueños.

Una noche, una pesadilla la despertó,
mas ella no profirió ningún grito.
Yo le pregunté:
¿Qué sucede?
Me abrazó con fuerza, con temor silencioso.
Abrió los ojos y dio gracias al cielo.
Soñé que te ahogabas, me dijo,
Y yo me tiraba al río para salvarte.

Esa noche, un relámpago
mató a nuestro búfalo y a mi prometido.

*

Luego, una noche, mi madre se durmió
y yo permanecí despierta
mirando cómo abría y cerraba sus puños.
Trataba de asirse de algo
sin lograrlo y lo intentaba de nuevo.

La desperté,
pero se rehusó a contarme el sueño.

Desde ese día
no he podido dormir tranquila.
Y me mudé al otro patio.

Ahora ambas gritamos
en medio de nuestras pesadillas.

Y si alguien nos pregunta,
simplemente decimos
que no podemos recordar nuestros sueños.

 Kishwar Naheed - Traducción de Ximena Londoño

Biografía
Kishwar Naheed nació en Pakistan, 1940 y es indudablemente una de las más conocidas mujeres poetas en la moderna poesía Urdu, responsable de establecer una auténtica voz femenina, la voz del deseo femenino en la poesía Urdu. Kishwar Naheed es una poeta que lucha contra el autoritarismo en todas sus manifestaciones; esto puede ser visto en sus poemas. Es también, traductora y editora. Algunos honores a los que se ha hecho acreedora incluyen: Adam Jee Award for Literature, UNESCO Prize for children's literature y The Best Translation Award from The Columbia University. The price of looking back (1987) es uno de sus libros publicados.