miércoles, 28 de diciembre de 2011

Tamara Kamenszain, poesía

Sybil Gibson - Dancer at Rest

Tamara Kamenszain - Buenos Aires, 1947, poeta y ensayista.

Otra vez en el bar de las mujeres
me tomo la copa del olvido.
"El tango es macho"
cantan mis amigas
pero según el tango
ellas son musas tristes
o se ven
como muñecas marchitas
de vodevil.
Y a juzgar por mí
(¡tan olvidada de mí!)
no sé si nosotras ahora
formamos una orquesta
de señoritas
o si son ellos muchachos de antes
los que ahora tocan de oído
nuestro repertorio
mientras nosotras
antes también pero de apurar la copa
ya entonábamos mal.

****************************************************
 1

Sentada al borde de la memoria de ella
me archivo como puedo en ese olvido que la trabaja
entre nosotras las palabras se acortan
ella no habla yo dejo de decir lo que decía
la dejo que no diga para no avergonzarla
juntas vamos armando un presente que no dura
en ese instante precoz mi madre se queda sola
porque yo como los tontos elijo seguir de largo
creo que a futuro todo me espera
mientras nadie a ella le da esperanzas
así separadas nos vamos juntando
la que oyó mi nacimiento me sienta en el borde
para hacerme escuchar por ella el anticipo de su muerte
vienen y van nuestros pasados compartidos
van y vienen nuestros futuros distanciándose
ella no sabe lo que yo no sé me pregunta ¿yo qué hago?
le contesto comé vestite dormí caminá sentate
el chirrido de su robot le hace caso por hoy
a ese minimalismo que habrá que reprogramar mañana.

****************************************************


"¿Sucederá que vea
extenderse el desierto
hasta que también le falte
la caridad feroz de los recuerdos?"
se pregunta Ungaretti en El cuaderno del viejo
mientras mi vieja se aleja encorvada
hacia el desierto público de su desmemoria
desde la cabecera de la cama doble la interrogan dos retratos
pero ella no encuentra la contraseña
quiero guiarla pero se le suelta la lengua
es tu mamá es tu papá
¿te acordás cómo se llamaban?
Avanza protegida por lo que no dice su amnesia
y me pierde a mí en otro idioma
nos encuentran sueltas nuestras maternidades adoptivas
soy ahora por ella la hija que crece sin remedio
para dejarla decrecer tranquila entre mis brazos
así juntas nos vamos separando
trabajamos hasta el borde un abismo de sonrisas
porque hay otras fotos
y ella bien puede no acordarse de mí pero no importa
entre mi nacimiento y su muerte la de la alegría fotogénica
ésa que me legó generosamente un parecido
todavía está viva y nada le impide
seguir siendo mi madre.
****************************************************
 Soy la okupa de mi propia casa
desde que la propiedad se fue de mí
ya no tengo escritura y como en los sueños
la puerta de entrada me espera afuera
para que todo empiece de nuevo
atravieso de canto esa hospitalidad
atrás de los cuadros debajo de los muebles
se aquerencia un techo nuevo
donde hubo hogar quedan fotogramas
vos tú él el hombre con la cama doble
mudado por el cuarto a la deriva paso a paso
los libros del living lo siguen arrastrados
en un maletín que se desfonda y es en el baño
donde la mochila ruge por última vez.
Hablo de un inodoro que nos traga lejos
hasta otras casas.

Más de Tamara Kamenszain: 

Biografía:


Entrevista a Tamara Kamenszain en página 12:

martes, 27 de diciembre de 2011

Nina Simone: Four Women




Está canción me la envió una de mis queridas amigas, Verónica, es una de las canciones que siempre suelo escuchar.
Nina Simone nos habla de cuatro tipos de mujeres, de aquellas que soportan el peso del mundo. Según dicen la primera canción feminista negra.

Nina Simone Four Women Versión en español:

Mi piel es negra
Mis brazos son largos
Mi pelo es lanoso
Mi espalda es fuerte
Lo suficientemente fuerte para soportar el dolor
Infligido una y otra vez
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es tía Sarah
Mi nombre es tía Sarah
Tía Sarah

Mi piel es amarilla
Mi pelo es largo
A dos mundos
Pertenezco
Mi padre era rico y blanco
Una noche forzó a mi madre
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es Saffronia
Mi nombre es Saffronia

Mi piel es oscura
Mi pelo es fino
Mis caderas te invitan
Mi boca es como el vino
La pequeña que soy ¿De quién es?
De cualquiera que la pueda comprar
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es Cosa Dulce
Mi nombre es Cosa Dulce

Mi piel es morena
Y dura mi manera de ser
Mataré a la primera madre que vea
Mi vida ha sido difícil
Estos días me siento terriblemente amargada
Porque mis padres fueron esclavos
¿Cómo me llaman?
Mi nombre es MELOCOTONES

Letra original:

My skin is black
My arms are long
My hair is woolly
My back is strong
Strong enough to take the pain
Inflicted again and again
What do they call me
My name is Aunt Sarah
My name is Aunt Sarah
Aunt Sarah

My skin is yellow
My hair is long
Between two worlds
I do belong
My father was rich and white
He forced my mother late one night
What do they call me
My name is Saffronia
My name is Saffronia

My skin is tan
My hair is fine
My hips invite you
My mouth like wine
Whose little girl am I?
Anyone who has money to buy
What do they call me
My name is Sweet Thing
My name is Sweet Thing

My skin is brown
And my manner is tough
I'll kill the first mother I see
My life has to been rough
I'm awfully bitter these days
Because my parents were slaves
What do they call me
My name is PEACHES

miércoles, 14 de diciembre de 2011

Luzmaría Jiménez Faro, poesía

Lucian Freud - Triple portrait



Mujer sin alcuza

Esta mujer no avanza por la acera
de esta ciudad.
Esta mujer va por un campo yerto.
(Dámaso Alonso)

La mujer deja la alcuza sobre su soledad.
Observa
la ciudad nocturna con sus negras pupilas
donde habitan, furiosos, sólo pájaros ciegos.
Mira las luces de neón, su colorido
de acompasado parpadeo y respira
el turbio aroma de las calles flageladas de lluvia.
La mujer ha doblado su chal. De pie, junto al espejo
se coloca su nuevo vestuario de colores. Con sus manos
espectrales pone flores y plumas en su triste cabeza
carcomida de horas. Lentamente, en su rito, completa
su disfraz con guantes y zapatos de Dra. Queen.
No oye, no habla, no se ríe.
Desprende un viento frío de orfandades
y un hálito de flores derrotadas.
Esta mujer, viajera de lo inmóvil,
Jamás descansa en estación alguna.
Puede tardar, más llega a su destino,
a su espacio de tránsito, puntual y sedienta.
La mujer prepara su maleta:
para este nuevo viaje nada puede olvidar.
Como joyas maléficas va guardando cuidadosamente,
la coca, el éxtasis, el sida, la heroína.
Un nuevo álbum de fotos y una lista.
Esta mujer de paso leve y actitud sombría
irá hacia la noche
y entre una multitud ebria de luces y de sombras,
ebria de música, cumplirá cual verdugo su destino.

De "Mujer sin alcuza" 2005


Mi madre cumple cien años

Dice mi madre que hace varias noches
una mujer se sienta al borde de su cama.
Sobre el oscuro traje, tal vez de terciopelo,
sus dos manos parecen dos palomas inválidas.
Mi madre me pregunta si puede ser la muerte.
Dice que no es mi abuela ni alguna de mis tías.
Que no la ha visto nunca...
Y yo procuro hablarle cosas divertidas.
Dime: ¿Tú crees que ella me busca?
Pues mira, madre, en el Jerte
han florecido todos los cerezos.
Pero la mirada de mi madre
esta cubierta por alas de penumbra.
Los álamos tan altos de la casa
echan sus hojas nuevas, madre.
El único prodigio que tenemos es la vida.
Yo la he gastado toda.
Por eso te pregunto si esa mujer de negro,
oscuramente inmóvil podría ser la muerte
nos miramos. Miro para otro lado.
Dentro del pecho siento el hielo de la tarde.


Poeta y editora madrileña, nacida en 1937.

jueves, 1 de diciembre de 2011

Reina María Rodríguez, poesía

Fotografía de Egor Shapovalov


A Cheli
no la toquen
no la saquen de su sueño
es humo blando y material.
si lo traspasas comprenderás que su manera de estar
no nos pertenece.
De Cuando una mujer no duerme

Ellas escriben cartas de amor
escriben hasta que se apague la luz
hasta que se acabe la llamita.
escriben en los baños          en       las oficinas
escondidas de los maestros y de las ratas.
escriben todavía sin descanso
para echar en el fondo de los baúles
cositas muertas              las letras pegadas al papel
la sofisticación de las palabras
que quisieron hacer
alguna travesía nunca exacta.
ellas escriben cartas de amor con preámbulos
papelitos puestos una y otra vez
de manera diferente.
lanzados desde el globo de la astucia
desde el hospital           desde el castillo
donde aparecen los sueños que no pudieron asirse.
con tanto temor como bajar de un pedestal húmedo
sonámbulas ellas escriben
sin otra técnica que un corazón ligeramente
                corrompido
por las feroces garras de los años
por la tinta azul petrificada en las noches de espera
Ellas escriben para convencer a alguien
para convencer a una sola persona
que tal vez no ha venido
o se ha perdido definitivamente
entre la multitud
De En la arena de Padua

Reina María Rodríguez (Cuba, La Habana 1952)



Más poemas en:
http://amediavoz.com/rodriguezReina.htm

viernes, 25 de noviembre de 2011

Sonia Manzano, poesía

Tilsa Tsuchiya - canto de guerra santa

Poesía de Sonia Manzano

MÁS ABAJO PISO COLÓN

Si hubiera tenido otro tipo de voluntad
si me hubiera resignado a cruzar los brazos
cuando ya no hubo nada más que hacer.

Si hubiera pasado una conclusiva mano
sobre los ojos turbios de las posibilidades
en vez de poner un espejo frente a los labios
para que todavía lo siga empañando
lo que no termina de irse
habiéndose ido casi del todo.

Si no hubiera llamado a mí misma
la incorruptible,
la impenetraba,
la resistente,
la guarnecida por cualquiera de sus flancos
la adoquinada más arriba de lo ingenuo,
cuando por adentro
legiones de estrepitoso paso
iban dejando aldehuelas vencidas,
furias desvencijadas
y un dialecto disparatadamente extraño
en mis familiares voces.

Si hubiera dado mi brazo a torcer
cuando trataban de retorcérmelo.
Si no hubiera hecho saltar la tapa saltarina
de las efervescencias
cuando se me exigía una temporalidad opaca,
como un sombrero de fieltro de los años cuarenta
o como un sobretodo encima de los hombros de un
                sobrenada:

Entonces sí se me hubiera concedido un pequeño plazo
antes de que comenzaran los amotinamientos
y no estuviera flotando en el Mar de los Zargazos
una loca con el cuello estrangulado.

De La semana que no tiene jueves

TENGO UN TANGO

Si gritara:
“escúchenme,
paren las orejas
que no voy a dejar santo con cabeza,
que voy a coger al prójimo
para sacarle flecos y hacerlo tiras”.

Si les ofreciera, entre otras regalías,
que les voy a revelar toditos los nombres
de los alcohólicos anónimos,
entonces conseguiría un silencio respetuoso
y un ánimo ovinamente predispuesto a recibir al nuevo
dios
que concentra en su golpe de lengua
la muy ponderada capacidad de destruir.

En cambio, si les dijera:
“escúchenme,
tengo necesidad de que alguien me consuele las sienes,
de que alguien ponga un poco de tabaco
en las desdentadas encías de mi abandono,
de que alguien ponga una caricia térmica
en los desolados salones de mi desolada cabeza,
entonces
se apoyarían en el báculo de las ostentaciones
antes de decidir
que la subjetividad es una lata
amarrada en el rabo de la lírica
y que el tango nunca pasará de moda

                De La semana que no tiene jueves

Sonia Manzano, (Ecuador 1947)

domingo, 20 de noviembre de 2011

Mis poemas: Grietas

Dorotea Tanning - Nue endormie

Grietas 

lo que vuelve
del olvido vuelve
para encontrar una voz – Louise Glück

La noche nos visita con su paisaje de tupidos encajes, telarañas que se asoman en color, o, blanco y negro; percibimos olores, sabores, voces como ecos desvelando alguna clave, imágenes que brotan de tu espíritu despojándose de sus andrajos. A veces son segundos, otras minutos, pero cuando atraviesan una grieta parecen instantes eternos.

Es el retrato de un tiempo en ruinas que emerge del pasado bajo el taconazo remoto y burlón que creías sepultado. Asómate a los vestigios que reclaman tu atención. Escucha el desvarío de su voz y zurce con paciencia los agujeros de sus sombras. Atrévete a caminar por los enigmas que rumorea la noche. Armoniza la senda que proviene de la ruta de la memoria. Emprende tu vuelo.

María Germana Matta - 20 de noviembre de 2011

Más pinturas en la Web de Dorotea Panning:

martes, 15 de noviembre de 2011

María Ángeles Maeso, poesía

(*) Eneko


Os dejo con mi querida y admirada maestra María Ángeles Maeso. Participé en varios  de sus talleres de literatura en la Asociación Cultural Cibeles de Madrid.
Por su atenta y comprometida mirada.

María Ángeles Maeso, poesía

Darwin, Míranos

He ahí los caminos de ceniza,
los ondulantes rastros de los reptiles,
sus brillantes escamas reveladas con retraso.
La orden de demolición y derribo.

He ahí los signos de color tenaza,
las firmas mataselladas, el sobre
depositado en el buzón
por los mismos dedos de la excavadora.

Mira, Darwin, cuán cerca del aullido
cae el diccionario
y cómo vuelven al carbón
los restos del brillante.

Despiden de mil en mil. Como en una página de Zola
va hacia abajo la mirada, en bolsas
que miran de soslayo la flor de las cunetas,
la sima vislumbrada por Sísifo en un grito
que da miedo repetir.

Como si fuera Pájaro

El asesino, virtual;
Las balas,
virtuales;
la cabeza,
real
mente
destrozada.
Sulustiano Martín

Tú, que te mueres por decir nosotros,
prueba con el puñado de esdrújulas
que cada mes se caen con los ojos
empapados de vértigo y cemento.

Esta vez la viga de hierro le ha partido
el alma y todo lo demás
a uno de los nuestros. – Déjalo así.

El que subió a la construcción como si fuera único
tenía una edad como la tuya,
igual número de hijos,
tu mismo contrato temporal
y una jornada tan completa como tú
de piedra y máquinas al aire.

Cualquiera muere a contramano interrumpiendo
el sábado. Cualquiera, vislumbrándose de tierra,
dice nosotros y queda igualado.

Pero antes, en vivo, ¡qué el falso suelo!
qué postizamente suena ahí mismo:
en las paredes tímidas del vecino,
prójimo devuelto a tembloroso pajarito
de olfatear grisú,
a ranita detectora del génesis,
a mula camicace o simplemente a piedra.

En vivo, probad en alto andamio los plurales
y ved quiénes son
los que una y otra vez tropiezan con el sol
y, estruendosamente, del nosotros,
caen.

(De: Basura Mundi – Huerga & Fierro - editores de poesía)

Construcción de Chico Buarque

Viñeta de Eneko en:


miércoles, 9 de noviembre de 2011

Louise Glück, poesía


*Louise Glück
Isla

Las cortinas se abrieron. La luz
entrando. Luz de luna, después de sol.
No cambiaba por el paso del tiempo
sino porque cada momento tenía muchos aspectos.

Lisiantos blancos en un florero cascado.
Sonido del viento. Sonido
del agua que lame la costa. Y las horas que pasan, las
                blancas velas
luminosas, el barco anclado que se mece.

Movimiento aún no encauzado en el tiempo.
las cortinas que se mueven o flamean; el momento
centelleante, una mano
que se retira, luego avanza. Silencio. Y después

una palabra, un nombre. Y después dos palabras más:
otra vez, otra vez. Y el tiempo
rescatado, como un pulso
Entre la inmovilidad y el cambio. El final de la tarde. Lo
                que pronto

se perderá convirtiéndose en recuerdo; la mente
abrazándolo. El cuarto
otra vez reclamado, como una posesión. Luz de sol,
Después de luna. Los ojos acristalados por las lágrimas.
Y después la luna que se deslíe, las blancas velas
hinchándose.

La Musa de la Felicidad

Las ventanas cerradas, el sol que asoma.
El sonido de unos pocos pájaros;
el jardín empañado por un ligero vaho de humedad.
Y la inseguridad de la gran esperanza
esfumada de repente.
Y el corazón aún alerta.

Y mil pequeñas esperanzas que nacen,
no nuevas pero sí recién admitidas.
Afecto, comer con amigos.
Y la estructura de ciertas
tareas adultas.

La cas limpia, en silencio.
La basura que ya no es necesario sacar.

Es un reino, no un acto de la imaginación:
y todavía muy temprano,
se abren los capullos blancos penstemon.

¿Es posible que por fin hayamos pagado
con suficiente amargura?
¿Qué no se exija sacrificio,
que la angustia y el terror se hayan considerado
suficientes?

Una ardilla corre sobre el cable del teléfono,
con una corteza de pan en la boca.
Y la estación demora la llegada de la oscuridad.
De manera que parece
parte de un gran don
que ya no hay por qué temer.

El día despliega, pero muy gradualmente, una soledad
que ya no hay por qué temer, cambios
leves, apenas percibidos…
El penstemon que se abrió.
La posibilidad
de seguir viéndolo hasta el fin.

Poemas de Louise Glück, del libro: Las Siete Edades – Editorial Pre-Textos – Traducción Mirta Rosenberg

El iris salvaje

Al final del sufrimiento
me esperaba una puerta.

Escúchame bien: lo que llamas muerte
lo recuerdo.

Allá arriba, ruidos, ramas de un pino vacilante.
Y luego nada. El débil sol
temblando sobre la seca superficie.

Terrible sobrevivir
como conciencia,
sepultada en tierra oscura.

Luego todo se acaba: aquello que temías,
ser un alma y no poder hablar,
termina abruptamente. La tierra rígida
se inclina un poco, y lo que tomé por aves
se hunde como flechas en bajos arbustos.

Tú que no recuerdas
el paso de otro mundo, te digo
podría volver a hablar: lo que vuelve
del olvido vuelve
para encontrar una voz:

del centro de mi vida brotó
un fresco manantial, sombras azules
y profundas en celeste aguamarina.



De "Iris salvaje"
Versión de Eduardo Chirinos




* imagen de: 

Más poemas en:

viernes, 28 de octubre de 2011

Marina Tsvietáieva, poesía

Marina Tsvietáieva y su hija Ariadna Efron, en Praga en 1924



Me gusta que no estés loco por mí,
me gusta que no estoy loca por ti,
y que la pesada esfera del planeta tierra
no vuelva a girar a nuestros pies.
Me gusta poder ser imperturbable
y tener humor y ser incapaz de jugar con las palabras,
no enrojecer ante una ola sofocante,
cuando al rozarte con mis mangas me enciendo.
Me gusta también que ante mi presencia
abraces tranquilamente a otra, está bien,
incluso para mi, besar a otro
y que no me amenaces con las llamas del infierno.
Ese es mi dulce nombre, que ni de día, ni noche,
volverás a recordar, dulce amado,
y que en el silencio de la iglesia nunca
canten por nosotros: ¡Aleluya!
Con este mi corazón y con está mi mano: Gracias,
tú que – sin saberlo - me amabas tanto,
y, por mi paz nocturna,
y, por las raras citas a la hora del ocaso,
por los paseos que no dimos a la luz de la luna,
por el sol que no brilló está mañana sobre nuestras cabezas,
¡Ay de ti!, por no estar loco por mi
y, ¡Ay de mí! por no estar loca por ti.

Versión: María Germaná Matta,  a partir de la traducción inglesa de Ilya Shambat, encontrada en este vídeo del Youtube.


I like it that you`re burning not for me,
I like it that it`s not for you I`m burning
And that the heavy sphere of Planet Earth
Will underneath our feet no more be turning.
I like it that I can be unabashed
And humorous and not to play with words
And not to redden with a smothering wave
When with my sleeves i`m lightly touching yours.
I like it, that before my very eyes
You calmly hug another; it is well
That for me also kissing someone else
You will not threaten me with flames of hell.
That this my tender name, not day nor night,
You will recall again, my tender love;
That never in the silence of the church
They will sing "halleluiah" us above.
With this my heart and this my hand I thank
You that - although you don`t know it -
You love me thus; and for my peaceful nights
And for rare meetings in the hour of sunset,
That we aren`t walking underneath the moon,
The sun is not above our heads this morning,
That you - alas - are burning not for me
And that - alas - it`s not for you I`m burning.

translated by Ilya Shambat

Мне нравится, что вы больны не мной,
Мне нравится, что я больна не вами,
Что никогда тяжелый шар земной
Не уплывет под нашими ногами.
Мне нравится, что можно быть смешной -
Распущенной - и не играть словами,
И не краснеть удушливой волной,
Слегка соприкоснувшись рукавами.

Мне нравится еще, что вы при мне
Спокойно обнимаете другую,
Не прочите мне в адовом огне
Гореть за то, что я не вас целую.
Что имя нежное мое, мой нежный, не
Упоминаете ни днем, ни ночью - всуе...
Что никогда в церковной тишине
Не пропоют над нами: аллилуйя!

Спасибо вам и сердцем и рукой
За то, что вы меня - не зная сами! -
Так любите: за мой ночной покой,
За редкость встреч закатными часами,
За наши не-гулянья под луной,
За солнце, не у нас над головами,-
За то, что вы больны - увы! - не мной,
За то, что я больна - увы! - не вами!


Poema de la Montaña

(fragmento)

Epílogo

Hay lagos en la memoria
y en los ojos siete velos.
No te recuerdo – tus rasgos
son una página en blanco.

Sin marcas. Un lago blanco –
todo. (El alma y sus heridas,
herida completa). Y tiza.
Que sólo señala el sastre.

El cielo es todo una pieza
y el océano - ¿sus gotas?
Sin señas se acerca el justo.
Contacto – el amor es todo.

Si el pelo es rubio o moreno
lo sabe el vecino: espía.
¿La pasión une o separa?
¿Soy relojero o médico?

Eres el círculo – todo,
el torbellino completo.
Recuerdo de ti sólo el amor.
Signo de la igualdad.

(Las soñolientas pelusas
se acumulan como espuma.
Novedad rara al oído,
No yo sino el “nos” de majestad…)

La miseria es tan estrecha
- “igual a la vida misma” –
Y  a ti junto no te veo
ni con una, ni con otra:
- venganza de la memoria.


Poema del fin
(Fragmento)
1
El cielo de hojalata está oxidado.
El poste se levanta como un dedo:
en el lugar de siempre
como el sino.

-Menos cuarto. ¿Correcto?
-La muerte está impaciente.-
todo va lento, lento
el alzar  del sombrero.

El ojo desafía,
y la boca apretada.
Baja, baja
la inclinación del saludo.

-Menos cuarto. ¿Seguro?-
Pero la voz mentía.
El corazón se detuvo: ¿Qué sucede?
Del cerebro: ¡señal!


Malos presagios:
herrumbre y hojalata.
En el lugar de siempre.
Como siempre a las seis.

El beso no habla,
ni los labios fijos.
A la reina la mano,
a los muertos así…

Un villano que corre
con el codo al costado.
Lo monótono es doble
si aúlla la sirena.

Chillaba como un perro,
un aullido, irritada.
(Exagera la vida
cuando suena la hora.)

Ayer-hasta la cintura.
Hoy-hasta las estrellas.
(Fue más allá de todo:
de cuerpo entero.)

Pensando en mi adorado,
más allá de las seis.
Y luego:-¿al cine? ¿al cine?
Una explosión:- ¡A casa!



2

Hermandad del aduar.
Hacia ella la llevaba,
un trueno en la cabeza
y a la cintura un sable.

Más allá del horror:
la palabra esperada.
La casa se derrumba-
y la palabra casa.


Cuando el niño se pierde
hay un grito: ¡a casa!
Un año y ya reclama:
¡Dame lo mío! ¡Lo mío!

Mi hermano en la lujuria
qué bien arde mi amado.
Quieren volar de casa
y tú-¡a casa!



Tira tanto el caballo
que hace polvo la cuerda.
-¡Pero no encuentro casa!
-Hay una. – Y a diez pasos:

La casa en la montaña. - ¿Qué puede estar más alto?
-La casa en la montaña. Una casa en la cima.
Cuando abre la ventana
-“¿No sólo hacia la aurora

encendida?” ¡Otra vez
La vida y los poemas?
¿Qué significa “casa”
sino salir a la noche?

(Mi tristeza, mi sino,
son más verdes que el miedo…
-No piense demasiado.
Busque su pensamiento.

3

Al malecón, al agua,
a lo denso me aferro.
Jardines de Semíramis:
¡aquí están! suspendidos.

Al agua: (franja de
acero cadavérica)
como a su partitura la diva, yo me aferro,
o a la pared el ciego…

¿La devuelves?
¿si me agacho, me oyes?
Al que calma la sed
me aferro, como  a la cornisa

el sonámbulo…
                               Miedo, pero no del río
-¡si nací náyade!
Y me aferro al agua
si está al lado el que amo-

Y es fiel…
                               Lo son los muertos,
No a todos en el cuarto…
A izquierda y a derecha,
La muerte. Está a tu lado.

Un manojo de rayos fulgurantes.
La risa, -la barata pandereta.
-Usted tiene que…
                               (siento escalofríos.)
-¿seremos tan valientes? ¿Tan valientes…?

Insinuarse

" Quizás la mejor victoria sea
sobre el tiempo y la atracción,
pasar sin dejar huellas,
pasar sin dejas sombra

en las paredes...

Quizás renunciando
vencer? Quién del espejo se borra?
Así como Lermontov en el Cáucaso
colarse sin inquietud en las rocas.

Es quizás la mejor diversión
con los dedos de Sebastián Bach
del órgano provocar el son?
Despedazarse sin dejar

cenizas para la urna...

Quizás por engaño
vencer? De toda latitud darse de alta?
Así en el tiempo tal océano
colarse sin inquietar las aguas... "

El poeta

" El poeta trae de lejos la palabra.
Al poeta lo lleva lejos la palabra.

Entre sí y no, por baches indirectos
de parábolas, signos, planetas,
hasta lanzándose desde el campanario
agarra un garfio, pues el camino del cometa

es el camino del poeta. Casuales eslabones
ése es su enlace. Mirar las estrellas
de nada sirve! en el calendario
no se pronostican los eclipses del poeta

él es el que desordena los naipes,
falsea el peso y las cuentas,
el preguntón en el pupitre,
el que a Kant para el arrastre deja.

El que en el pétreo foso de la bastilla
es como un árbol que crece en su belleza...
aquél de huellas siempre desaparecidas,
él que es el tren al que cualquiera
llega tarde,
su camino es el de los cometas.

El camino del poeta arde pero no calienta,
arranca pero no cría, estalla y se quiebra.
Tu camino es el de enredadas cabelleras,
no pronosticado en el calendario del poeta. "

Y no salvan ni estancias ni estrellas

" Y no salvan ni estancias ni estrellas,
pero esto quiere decir, que sin ellas,
cada vez castigo recojo,

me extendía sobre líneas persistentes,
buscaba sola sobre mi amplia frente
estrellas sólo, no ojos.

Que os reconocí la fe, poderoso,
ni un solo momento, Eros hermoso,
me fue vacío sin amaros!

que en la noche en la niebla solemne
busque en los dulces labios carmines,
rimas sólo y no labios.

Castigo para el juez perverso
fui, nieve, y aquí cerca del pecho,
apoteosis gloriosa!

porqué ojo con ojo con el joven Oriente
busqué en mi inmensa frente
el rosicler, no la rosa! "

Yo te reconquisto

" Yo te reconquisto de toda tierra y celestial altura,
porque me es cuna el bosque, y el bosque sepultura,
porque en la tierra estoy, con un pie sólo, uno,
porque voy a cantarte como no canto a ninguno.

Yo te reconquisto de todo tiempo y de toda espada,
de toda noche y de toda bandera dorada,
arrojaré las llaves y los mastines del umbral,
pues perro fiel soy yo en la noche terrenal.

Te reconquisto de todos los demás, de la otra, de la una
no seré yo esposa de ninguno, ni serás tu esposo de ninguna,
y en la última lucha te sacaré, no reproches, calla!,
del que en la noche estuvo con Jacob en la batalla.

Pero hasta que en tu pecho los dedos cruzar pueda
- oh maldito seas tú!- en ti mismo te quedas,
tus dos alas dirigidas al espacio profundo,
pues el mundo es tu cuna y tu sepulcro el mundo. "

Libertad salvaje

Me gustan los juegos en que todos
son arrogantes y malignos,
en que son tigres y águilas
los enemigos.

Libertad salvaje
Que cante una voz altiva:
"¡Aquí, muerte, allí -presidio!"
¡Luche la noche conmigo,
la noche misma!

Volando voy -tras de mí van las fieras;
y con el lazo en las manos yo me río...
¡Ojalá la tormenta
me haga añicos!

¡Que sean héroes los enemigos!
¡Acabe en guerra el convite!
Que sólo quedemos dos:
¡El mundo y yo!

Versión de Severo Sarduy

Nota: Los fragmentos de Poema de la Montaña y Poema del Fin, pertenecen al libro: TRES POEMAS MAYORES  - Poesía Hiperión - Edición y presentación de Elizabeth Burgos - Traducción de: Elizabeth Burgos, Lola Díaz, y Severo Sarduy - Versión: Severo Sarduy.  

Los poemas: Insinuarse, El poeta, Yo te conquisto  -  pertenecen a la web: 
Foto: El País.