jueves, 20 de diciembre de 2012

Olga Orozco - Árbol de niebla


Foto de Iván Noval

Árbol de niebla 

¿De dónde esta tristeza que me llega
cómo un último amor,
como la débil rebelión de la tierra
por sus lluvias,
por las lianas azules de sus nieblas?
No sé si de la muerte de aquellas dulces hojas
en las que el viento busca todavía
La pálida ternura del estío.

No sé si de ese día en que el otoño
abandonó su rostro sobre un río
perdido en la congoja.

No sé desde qué cielo tanta sombra
asomada a mi pecho entre la pampa
cuando mi vida vuelve como el llanto
a su antiguo paisaje, a sus antiguas voces
que crecen como hiedra desde el sueño.

¿Cómo no amar la angustia de las piedras,
sometidas sin lucha
al inútil retorno de la hierba
al invencible polvo,
a ese lejano muro donde el tiempo
se disgrega desnudo, sosteniendo
las huellas de mis manos?

Alguien me llama aún por sus desiertos
por el aire sombrío que se inclina
al desolado oeste;
mientras yo estoy aquí
con mis pequeñas muertes como un árbol
esperando el olvido.

Olga Orozco

Vídeo poema Árbol de niebla, lectura de Olga Orozco

Datos biográficos
Olga Orozco nació en Toay, La Pampa, en 1920. Poeta, periodista.
Su obra ha sido traducida a varios idiomas y distinguida con los siguientes premios: «Primer Premio Municipal de Poesía», «Premio de Honor de la Fundación Argentina» 1971, «Gran Premio del Fondo Nacional de las Artes», «Premio Esteban Echeverría», «Gran Premio de Honor» de la SADE, «Premio Nacional de Teatro a Pieza Inédita» en 1972, «Premio Nacional de Poesía» en 1988, «Láurea de Poesía de la Universidad de Turín», «Premio Gabriela Mistral» otorgado por la OEA, «Premio de Literatura Latinoamericana Juan Rulfo» 1998.
Entre sus libros publicados figuran: «Las muertes» en 1951, «Los juegos peligrosos» en 1962, «Cantos a Berenice» en 1977 y «Con esta boca, en este mundo» en 1994.
Falleció en 1999.


miércoles, 19 de diciembre de 2012

Rossela Di Paolo, poesía


 Arno Rafael Minkkine

Descabezando Estatuas

Me canso de frotar una palabra con otra
y hacer chispita
ya no quiero poner esta letra aquí,
esta tonta coma
Pido una zancadilla para que caiga de narices
el alto verso
Quiero sacar las palabras de mi casa
a empujones
y coger al pronombre por los pelos
hasta hacerle confesar la dirección de sustantivo
para entrar a su línea dando voces
para arrimarle un clavo entre los ojos
para aplastar con mis pies a sus mansos adjetivos
para agarrármela a escobazos con los verbos conjugados
con los verbos no conjugados y con los adverbios
si me miran mucho
Quiero abrir las ventanas y que entre
una luz no escrita
y apilar los libros en el patio
y colgar la máquina de escribir en la pared
como una cabeza de vena con su bala
limpiamente acertada entre la M y la N
antes de prender fuego a la casa
y bailar con mis amigos sobre la lengua de Vallejo
sin tener después que juntar los pedazos
y contarlo llorando en un poema

De: Piel alzada

Altas Distancias

Si yo escribo tu nombre en la arena
y tú escribes mi nombre en la arena
pero en otra playa
es que hemos descuidado las cosas
hemos dejado crecer el mar como hierba mala
y habrá que arrancarlo con cuidado
hasta allanar la arena de esa playa
donde puedas escribir mi nombre y rozar el dedo
que está escribiendo el tuyo despacito.

Poema sin techo

mi casa es la fiesta
de los árboles

un árbol muerto
me recibe en la puerta
                        porque es la puerta
batiendo su hoja en el temporal / sus goznes
            de pajarito aún posado

como un bosque boca abajo
            el piso muerto
barrido por zuecos inclementes
            y la escalera:
                        espectro del árbol que sube
                                   pesadamente por su sol
                                               que baja
                                                           rodando por su agua

            árbol muerto la mesa donde crecen
las gentiles clorofilas: higos mangos nueces
que desquicio y que aplasto con las muelas
muerto árbol esta mesa donde escribo
  encaramada / mona sabia / remedando
            arduas fotosíntesis: la boda
              de Idea Fija y Voz Volada

            mesas de madera bien plantadas
a cuya sombra danzan en ronda
            las muy pequeñas muertas sillas

(ah las viejas bancas arrodilladas
            superando largas tristísimas astillas)

y yo miro
no dejo de mirar
  el paso de los estantes funerarios
            de la cama y sus amores destroncados
               de las tablas de picar con su cebolla a cuestas
                        de los lápices forestales amarillos
                                   de los zócalos dormidos sobre clavos
                                               del fósforo apurado
                                               que fue álamo lentísimo

            y ya no es

y así vamos
 mi casa y yo arrastradas
            por la corriente de las hachas
 empujadas
            ruidosamente entre las sierras
y qué hago
   con la ventana que me sale por la boca
            la carcoma en vez de pie
                        la gran flauta atravesada

y qué hago
            en este sucio río de pipas crujidos persianas
                        cuadros tarugos polillas
            arcones rincones cajas de manzanas
mi cabeza apenas
            mis dedos sobresalen
cogidos al mondadientes
            al palo muerto de la escoba
interminablemente conducidos hasta el mar
            a su inquieta espesa fronda azul
                        de noble cielo
                        derribado
                        derribado

                        (En Por amor al planeta. Antología de poesía naturalista.
                        Municipalidad de La Punta, Perú 2008)

Fuente: Poetas peruanas de Antología – Ricardo González Vigil – Mascapaycha Editores – Lima 2009


 Recital de Ese Puerto Existe V, leyendo poesía Rossela Di Paolo 

Datos Biográficos
Rossela Di Paolo nació en Lima Perú 1960. Poeta, profesora. Estudió Literatura en la Pontificia Universidad Católica del Perú. Es profesora universitaria y también dirige talleres literarios.
Ha publicado cuatro libros de poesía: Prueba de galera (Lima: Antares, 1985); Continuidad de los cuadros (Lima: Antares, 1988), Piel alzada (Lima: Colmillo Blanco, 1993); Tablillas de San Lázaro (Lima: Fondo Editorial de la Pontificia Universidad Católica del Perú, 2001).

martes, 18 de diciembre de 2012

Kristina Lugn, poesía


 Arno Rafael Minkkinen - Father and son

(Sin título)

Pero la verdad es que yo prefiero
ir con un señor de cierta edad y culto
a una buhardilla desierta
cuando dan las doce de la noche
la verdad es que prefiero
pasear al azar bajo la lluvia
por una cima alpina rigurosamente prohibida
con un señor culto pisándome los talones

¡Quiero que vengas ahora!
¡Quiero que vengas ahora mismo!

Tú que no te distraes constantemente
con problemas de abstinencia y almorranas
sino que tienes tiempo y paciencia para escuchar
sentido común y un talento normal
en una combinación encantadora

Tú que no crees que tenga importancia
que me sea difícil controlar
mi peinado y mis animales enfermos
que salen de las sombras a cada instante
cuando no puedo dormir
y roen agujeros repugnantes
en mis hermosas sábanas blancas

Tú que no crees que tenga importancia
que se comporten mal en la mesa
y huelan atrozmente
cuando llegan con su horrible hambre chillando
y quejándose y cantando tristemente y llorando
a la cama Dux que he conservado
esperando tiempos mejores

Si estás dispuesto a aceptarme como soy
y no piensas enfadarte
con mi migraña y mi ropa interior
si quieres echar una mano en algo
cuando no hay ningún remedio
y si eres un señor culto y bien vestido
con buen humor y vivaz intelecto
entonces no importa
que tengas algún pequeño handicap
problemas de relación obligaciones familiares
mandíbula caída y hepatitis
y pardonit y gastritis

Lo principal es que seas bueno
y puedas protegerme de todos los peligros
que se multiplican en grifos y vitrinas
que le he comprado a plazos
a mi madre
                                                         Bekantskap önskas med äldre bildad herre, 1983

(Sin título)

¡Quiero que vengas ahora!
¡Quiero que vengas ahora mismo!
Tráete la calculador.
Y el piano de cola Steinway.
Coge tiritas aspirinas colonia y compresas
una botella de agua mineral una botella de ginebra una botella de
whisky y
un vaso para el cepillo de dientes
una botella de Ajax una caja grande de somnífero una planta
una pizza
y un pulmón artificial.
¡Quiero que vengas ahora mismo!
¡Tú, sí quiero que vengas ahora mismo!
Y que me tomes por asalto.
Apagarás la lámpara del techo.
Y encenderás los candelabros.
Desconectarás el teléfono.
E inflarás los colchones de goma.
Secarás mis lágrimas y me harás comprender las cosas.
Cuando se ponga el sol tras la Ópera.
Y sea hora de irse a casa.
Entonces vendrás junto a mí.
Con tu corazón.
Y tu escopeta.
Para que nunca más vuelva a perder la cabeza.
En un cuarto de estar decorado con gusto.
Para que nunca más vuelva a estar en el alféizar de la ventana.
Con el aire un poco ido.
Y una rosa silvestre en la mano.
Para que nunca más vuelva a arrastrarme por los vagones del metro.
Con una canción calamitosa.
En mis labios agrietados.
¡Tienes que venir ahora, tienes que venir ahora mismo!
Simplemente porque si no yo no puedo resistir.
Simplemente porque me ahoga este maldito anhelo.
Simplemente porque soy una mujer completamente normal.
Del todo sano y un poco regordeta.
Bastante hacendosa, amiga de ayudar y nerviosa.
Buena y dulce y muy miedosa.
Con interés por todo y una latente veta literaria.
                                                         Bekantskap önskas med äldre bildad herre, 1983

(Sin título)

Ya es hora de que me deshaga de mi languidez
de retrasada mental.
Y quiero que ello ocurra en un ambiente refinado.
Esta es mi última voluntad.
Y estoy firmemente decidida a respetarla.
Es por eso por lo que es muy importante que parezca contenta cuando
los grandes almacenes NK abran por fin su entrada principal.
Es muy importante que entonces parezca una despierta y extrovertida
cuidadora de niños in spe.
La espalda bien derecha y el rabo ensortijado.
Para que ninguno de los encargados descubra mi corrosiva mirada
detrás de las lentillas.
Bajo los pesados párpados.
Que lo que más desean es cerrarse.
Para que ninguno de los responsables máximos empiece a sospechar
que yo no entiendo que uno no puede cargarse de cosas que
no tiene la menor intención de pagar.
Uno no puede llevarse a rastras elegantes comedores cuando todos saben
que no se está en condiciones de organizar una buena cena.
Uno no puede de ninguna manera acostarse a probar las camas
cuando hay una multitud de parejas en buena forma física
que tienen sin duda el futuro asegurado.
Uno no puede de ningún pretexto caer de rodillas y llorando
tontamente y gesticulando con las velludas extremidades abrazarse
a cualquier cosa en un edificio abarrotado de maniquíes hipocondríacos.
Sí que se puede en cambio coger la escalera mecánica que baja a la
sección de servicios si uno se encuentra en esa necesidad.
A condición por supuesto de que uno no presione su pobre bajo
vientre contra una persona de la que muy bien pudiera pensarse que
es famosa de la radio o la televisión.
Pero nadie tiene nada que objetar a que una mujer tal vez incluso
menstruando se cuele en el lavabo de señoras un rato.
Y esté allí sentada tomando aliento.
Con las fauces llenas de gelatina de frambuesa.
Esperando.
Y mugiendo un poco.
Completamente inmóvil para sus adentros.
La cuestión es si alguien se da cuenta siquiera de que está allí sentada
mientras el comercio está en pleno apogeo y la mayor soledad posible
en realidad ya ha hecho su entrada.

                                                         Bekantskap önskas med äldre bildad herre, 1983

Traducción de Francisco J. Uriz con la colaboración de Kirsti Baggthun, Mona Moltke y Pentti Saaritsa

Fuente: Poesía Nórdica – Antología de Francisco J. Úriz – Ediciones de la Torre – Madrid 1995

Datos bibliográficos
Kristina Lugn nació en Suecia, 1948. Poeta y dramaturga. Ha escrito nueve poemarios y ha recibido varios premios: El premio Nacional Bellman, el premio literario del diario Svenska Dagbladet, el premio Piraten y el premio que otorga la Fundación Selma Lagerlöf. Desde hace siete años es la dirigente artística y directora del Teatro Brunnsgatan 4 de la ciudad de Estocolmo. Ha sido traducido al castellano su poemario: “Adiós y buena suerte”

lunes, 17 de diciembre de 2012

Concha García, poesía


Anka Zhuravleva

Más allá de ser mujer

Estoy viva. Oigo pájaros
porque una cortina tapa la ventana.
pero estoy viva.
También estoy oculta
y me sumerjo en taburetes. Noto
que aprender a vivir es estimulante
para aprender a morir, pero estoy viva
en un pasadizo que me conduce
a voces que no me llaman
y piden ginebra a un hombre de blanco
vestido como un farmacéutico
de hace un siglo. Mis elucubraciones
me hacen pensar en la distancia
como si fuese abstracto estar en tres sitios
simultáneamente.

De "Cuántas llaves"

Brinco de sorpresa

Podríamos incluso contemplar sin fastidio
ese amontonamiento de lo que ahora está bien.
Volver al deleite, anticiparse una vez más
a una especie de pérdida bajo las hojas
de papeles, en la cocina, los diarios,
la publicidad en el buzón, las hojas del campo,
y qué solos estamos cuando todo está bien,
qué pereza subir la escalera, qué rencor
de peldaños.

De "Cuántas llaves"

Sillas

Días en los que vivir parece una tabla
que apuntala una ciudad, y luego
querer tomar café. Qué clase de correcta
inarmonía duele al desechar los azucarillos.
Un mundo en los dedos y un mundo
más hondo y desgajado que no late
en la mirada de nadie. Momentos así
son todo alrededor de tantas sillas.
Me gustaría emborracharme pero son las diez
y calculo que dentro de ocho horas
estaré perdida. Come algo.
No, porque no tengo apetito. Deseo fumar
y hacer malabarismos con el instante
éste. ¿Sabes que no eres adorable?
Busco echarme en el suelo y tener libertad
para mojarme. Son cosas que comienzan
cuando apuntalas el mundo un lunes.
Si se está realmente quieta
notas el humo del tabaco
en el espejo y te ves irreal
para poder pasar el brazo
por encima de una imagen
que apuntala cinco años de vida.
¿Tienes grietas cuando sales a la calle?
Tres o cuatro. Y me empujas para no entrar
donde hasta las piedras sienten la lejanía.
Son bares en habitaciones,
pósters iluminados de artificiales ratos
que invitan a morirse de risa
ante una silla. La gente ofrece dicha
con la lengua pastosa, demanda roces
imperecederos apurando una copa,
son brechas de diminutas felicidades
enjuagadas en alcohol. Yo me río
porque me encuentro cobarde,
quiero aferrarme a algo, a una silla,
hacer una prueba de fuego sobre un taburete
dejándome llevar de la mirada
del personaje que pone los discos y me veo
extendida en una biblioteca irreal,
la sabiduría pide demasiado poco.
Es tan temprano. Te quiero acompañar
y derrumbar contigo el puente de la salvación
que nos lleva de esta casa a los vientos
y a las salidas de mar.
Tienes la voz de un gran amor
y una presencia de escondite
que enturbia planes, que sale de dudas
y entra en ciudades donde no hay un local
para abrazarte. Yo te veo en la 315
asomada hacia la calle para ver si llego.
Llega una bandeja con café sobre una silla
que apuntalo al borde de la cama.
Y después yo, que soy las aberturas,
el grifo goteando, el tic-tac, las voces
de la gente que chilla que se quiere morir
de una rabia hecha jirones.

De "Cuántas llaves"

La sensación de estar viva

Mientras permanecía en la habitación
alguien pidió la cuenta. Yo conté
una desgracia absurda a la visita
y se hizo de noche. Parece verdad
verlo ahora.
Tienes sed y un candelabro.
la inspiración de un año de vida
en el contorno de un cuerpo
no da entendimiento. Ven.
Juraría que había un mar
y que las velas eran una trampa
para derrotar el aire. Qué bello
fragmento inspirado en una pena.
Debo regresar a las sábanas
pagaremos mañana. Ven.

De "Cuántas llaves"

Momento en junio

Se van.
Hacen cloc clac, como si chocaran.
Crujen dentro y fuera del agua,
están en otra parte: vuelan.
No hay números infinitos
sólo los que dividen unidades.
Mi mejor chaqueta para el espectáculo.
Tú estabas más vieja. No es la edad,
sino las señales. ¿Averiguaste dónde
en qué lugar se forman?
Una dentro de otra, como gemelas,
son agujeros en una vida llana
que pretende altibajos sin emociones.
Parecías una laguna sin vida interior
cuyas ondas te daban un semblante
de ninfa poco aureolada.
Yo me convertí en la pesadilla
y hacía ruido cuando me movía,
hacía clong-clong, y se alejaba
todo lo que tenía ganas de acercarse.
Formé una ladera de restos
como cuando subes a una loma
y encuentras una incineradora de basura
cuyas cimas se dibujan
porque varias gaviotas te inquietan
alineadas sobre los plásticos.
Recordé cómo llegué aquí
y mis pies crecieron. Cómo
no haber llegado. Me fui acercando
a un presente que estuvo presente.

Fuente: Cuántas llaves, 1998 – Edición Icaria

Biografía y publicaciones
Concha García nació en Córdoba – España, 1956. Escritora. Se licenció en Filología Hispánica en la Universidad de Barcelona.
Es miembro fundador del Aula de Poesía de Barcelona, así como de la Asociación Mujeres y Letras. Es también coodirectora de la revista Ficciones. Ha ganado varios premios literarios, como el Premio Poesía Aula Negra, por su libro Por mí no arderán los quicios ni se quemarán las teas o el Gil de Biedma con Ayer y calles.
Poemarios publicados:
“Por mí no arderán los quicios ni se quemarán las teas”, Universidad de León, 1986; “Otra ley”, Ed. Víctor Orenga, 1987; “Ya nada es rito”, Premio Barcarola de Poesía, 1987; “Desdén”, Ed. Libertarias, 1990; “Pormenor”, Ed. Libertarias, 1992; “Ayer y calles”, Visor, 1995; “Cuantas llaves”, Icaria, 1998; “Árboles que ya florecerán”, Igitur, 2001; “Diálogos de la Hetair”, Cajasur, 2003; “Lo de ella”, Icaria, 2003; “Acontecimiento”, Tusquets, 2008.


jueves, 13 de diciembre de 2012

Sylvia Plath, Papi - Vídeo poema


Sylvia Plath leyendo Daddy



PAPI

Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.

Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.

Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.

En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco

dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.

Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,

una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.

Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.

Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú...

No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.

Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que

me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.

Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.

Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,

e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.

Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.

Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.

De la web - sin nombre del traductor.