jueves, 4 de diciembre de 2014

Especial Perú - Programa de Radio 6

Fotográfía de Martín Chambi

La semana pasada recibí la grata sorpresa, un correo donde me comunicaba Ángeles Rivas que me había seleccionado como poeta invitada, a un programa dedicado al Perú, con las canciones de la cantautora peruana Chabuca Granda y la voz de Susana Baca, al programa radial que ella conduce: Imágenes sensoriales, un programa dedicado a la poesía escrita por mujeres, en la Emisora Radio 6 en Bariloche – Argentina.

Para escucharlo solo tienen que acceder al siguiente enlace:




Emisora: Radio 6  - FM 103.1 Bariloche 

Los invito a escuchar el programa en vivo todos los viernes a las 19:00 horas (de Argentina):
 www.bariloche2000.com enlace: "escucha radio"

Micro programa semanal: "Imágenes Sensoriales" - Dentro del programa periodístico "El vespertino", que conduce Rodolfo "Pancho" García.

Reseña: Imágenes Sensoriales es un micro radial semanal que tiene como objetivo dar a conocer la obra de poetas, mujeres, contemporáneas y  actuales de Latinoamérica. 
Desde abril de este año hemos "recorrido" con la palabra poética, los países de América Central, Insular y en estos días, Suramérica.
En cada micro programa los poemas son acompañados por canciones propias de cantautores del país visitado. Se intenta crear un espacio armónico desde la poesía y la música. Además, al aire se da una semblanza biográfica de la poeta, logrando de ese modo, un espacio radial que transmite palabra, música y conocimientos culturales, sociales e históricos.

Conductora: Ángeles Rivas

Maestra y profesora de Lengua y Literatura. Poeta por herencia, vocación y decisión irrenunciable. Audaz, intrépida, atrevida a la hora de llevar la poesía a los demás,  familia, alumnos, oyentes. Agradecida a la vida por los contratiempos, los aciertos y la experiencia  porque es a partir de esa sumatoria que la poesía cobra razón de vida. Agradecida por el don de la palabra que me permite decir, muchas veces, y callar, otras tantas para bucear en los silencios y hallar los guiños de las imágenes, o de las metáforas. Agradecida a la palabra literaria escrita y locutada, que me lleva a lugares insospechados.


lunes, 27 de octubre de 2014

Anne Bradstreet, La autora a su libro - poemas

foto de la red

LA AUTORA A SU LIBRO

Fruto deforme de mi mente débil

que quedaste al nacer aquí a mi lado

y amigos inconscientes te raptaron

y a un público extranjero te expusieron;

corriste a trompicones a la imprenta

y a fe que allí aumentaron tus errores.

No fue escaso, a tu vuelta, mi sonrojo

cuando en letras de molde, descarriado,

oí que madre tuya me llamabas;

indigno de la luz te deseché,

tan molesto veía tu semblante;

mas siendo mío, acaso con cariño

pudiera corregir tus deficiencias:

te lavé el rostro y vi nuevos defectos,

y frotando un lunar hice una mancha.

Por ver de igualar tus pies, te estiré,

pero aún cojeas más de lo oportuno;

di en arreglarte con mejores galas

mas no hallé en casa sino basta estopa.

Así, andrajoso, corre donde el vulgo

y no caigas en manos de los críticos;

huye adonde no seas conocido.

Di que no tienes padre si preguntan,

y que tu madre, ay, es pobre, y que por eso

te tuvo que dejar solo en la calle.

(De Poe y otros cuervos. Primeros poetas norteamericanos, Mono Azul, Sevilla)


The Author to her Book

Thou ill-form'd offspring of my feeble brain,
Who after birth did'st by my side remain,
Till snatcht from thence by friends, less wise than true,
Who thee abroad expos'd to public view,
Made thee in rags, halting to th' press to trudge,
Where errors were not lessened (all may judge).
At thy return my blushing was not small,
My rambling brat (in print) should mother call.
I cast thee by as one unfit for light,
Thy Visage was so irksome in my sight,
Yet being mine own, at length affection would
Thy blemishes amend, if so I could.
I wash'd thy face, but more defects I saw,
And rubbing off a spot, still made a flaw.
I stretcht thy joints to make thee even feet,
Yet still thou run'st more hobbling than is meet.
In better dress to trim thee was my mind,
But nought save home-spun Cloth, i' th' house I find.
In this array, 'mongst Vulgars mayst thou roam.
In Critics' hands, beware thou dost not come,
And take thy way where yet thou art not known.
If for thy Father askt, say, thou hadst none;
And for thy Mother, she alas is poor,
Which caus'd her thus to send thee out of door.

Anne Bradstreet

Biografía

Anne Bradstreet (ca. 1612 – 16 de septiembre de 1672) fue la primera escritora y poeta estadounidense en publicar un libro.
Tuvo una formación sólida,  gracias a su padre. Sabía: griego, latín, francés y hebreo. Sus primeros poemas los compuso para complacer a su padre pero escribir formó parte de sí misma, escribió durante toda su vida, a pesar de su quebrantada salud y de  su extensa familia compuesta por su marido y sus ocho hijos.
Estaba mal visto escribir poesía en un mundo de hombres, le tocó vivir una época dura donde a la mujer no se le permitía tener una actividad creativa. 
En este poema " La autora a su libro", fue escrito a manera de prefacio para una edición futura, y como reacción a la edición que hizo su cuñado sin su autorización. Vemos que se reconoce como autora de sus poemas, sin influencia masculina.
Demostró una fuerte contradicción entre su educación y fe puritana y sus convicciones internas; de sus conflictos interiores nacieron sus mejores poemas. Fue capaz de ir más allá de sus contradicciones y reflejar en su poesía, sus dudas y pensamientos. Demostró, una gran destreza en la construcción poética, además de una gran belleza. Los poemas escritos en la última etapa de su vida se consideran los más sólidos.
Esta considerada como la primera mujer poeta estadounidense.

viernes, 17 de octubre de 2014

Amy Lowell - Dos poemas

Imagen David Traveso Quello
Música

El vecino se sienta en la ventana y toca la flauta.
Puedo escucharlo desde mi cama,
Y las notas redondas revolotean y golpetean por el cuarto,
Y se entrechocan,
Y se entremezclan en imprevistos acordes.
Es muy hermoso,
Con las pequeñas notas de la flauta todas a mi alrededor
En la oscuridad.
De día,
El vecino come pan y cebolla con una mano
Y copia música con la otra.
Es gordo y tiene la cabeza pelada,
No miro eso demasiado,
Porque paso rápidamente frente a su ventana.
¡Para mirar, aquí siempre está el cielo
o el agua en el pozo!
Pero cuando llega la noche y toca su flauta,
Lo imagino como un hombre joven,
Con sellos de oro colgando de su reloj
Y un saco azul con botones de plata.
Mientras me acuesto,
Las notas de la flauta pulsan en mis oídos y labios
Y me duermo soñando.

Amy Lowell
Versiones de Jorge Aulicino

Music


The neighbour sits in his window and plays the flute.
From my bed I can hear him,
And the round notes flutter and tap about the room,
And hit against each other,
Blurring to unexpected chords.
It is very beautiful,
With the little flute-notes all about me,
In the darkness.
In the daytime,
The neighbour eats bread and onions with one hand
And copies music with the other.
He is fat and has a bald head,
So I do not look at him,
But run quickly past his window.
There is always the sky to look at,
Or the water in the well!
But when night comes and he plays his flute,
I think of him as a young man,
With gold seals hanging from his watch,
And a blue coat with silver buttons.
As I lie in my bed
The flute-notes push against my ears and lips,
And I go to sleep, dreaming.

Foto autor desconocido

Escarcha

En las frías mañanas grises
Escuchaba a las garzas volando
Y entonces iba a mi jardín,
Mi sedosa ropa de salir
Arrastrada sobre hojas marchitas.
Una hoja seca se desmenuza apenas tocada,
Pero yo tengo vistos muchos otoños
Con garzas exhaladas como humo
A través del cielo

Amy Lowell
Versiones de Jorge Aulicino

Hoar-Frost

In the cloud gray mornings
I heard the herons Flying
And when I came into my garden,
My silken outer-garment
Trailed over withered leaves.
A dried leaf crumbles at a touch, 
But I have seen many Autumns
With herons blowing like smoke
Across the sky.


domingo, 12 de octubre de 2014

Mary Jo Bang - Dos poemas

Oswaldo Guayasamín

ODA A LA HISTORIA

Si no se hubiera acostado con aquel chico
hace todos esos años, dónde estarían, se pregunta.
Ella y el hijo que no habría existido y que ya
no existía. No sabría nada
de la maternidad. No sabría nada
de la muerte. No sabría nada
del amor. Esas tres cosas que se le concedían
para recordar. Despiértame, por favor, dijo ella,
cuando esta vida termine. Mírala: es como si
las ventanas de la noche estuvieran cosidas a sus ojos.

© Mary Jo Bang - Traducción de Jaime Priede

Imagen de Antonio Mora

SÓLO SOMOS HUMANOS

Amnesia nocturna.
El sueño se convierte
en dibujo animado y lentejuela de menta.

El furgón cimbrea por una colina esmeralda.
A diario cuidamos el jardín.
A diario movemos

Las pestañas como pequeñas banderas
en viento cordial ¿Yo? Quién no es
por siempre yo en un ahora circular.

El cepillo de dientes listo para usarlo.
La boca viene a su encuentro.
La vida comienza y avanza.

El otoño siempre a la espera.
Siempre somos la deriva en marcha.

© Mary Jo Bang - Traducción de Jaime Priede


Biografía
 Mary Jo Bang (1946) nació en Waynesville, Missouri. Se licenció y obtuvo un Master en sociología en la Northwestern University, obtuvo una licenciatura en Fotografía en el Politécnico de Londres y un Master en escritura creativa en la Universidad de Columbia.
Es autora de media docena de libros de poesía. Su primer poemario, Apology for Want (1977), fue premiado con el Bakelees Nason Prize en 1996.
Obtuvo diversos galardones, entre otros el premio Hodder de la Universidad de Princeton y el National Books Critics Circle Award de 2007 por su libro Elegía.
Fue también coeditora de la Revista Boston, desde 1995 hasta 2005.
En la actualidad es profesora de inglés y directora del Programa de Escritura Creativa en Washington University.
Elegía es el primer libro de la autora traducido al castellano. La traducción, así como el prólogo de la edición, es de Jaime Priede. El texto, escrito entre junio de 2004 y junio de 2005, está dedicado a su hijo Michael, muerto por sobredosis.
      


domingo, 5 de octubre de 2014

Kishwar Naheed - Dos poemas

Imagen Antonio Mora

Nosotras, mujeres pecadoras

Somos nosotras, mujeres pecadoras,
quienes no sentimos temor ante la
grandeza de aquellos, los señores de hábito.
Quienes no vendemos nuestras vidas,
quienes no inclinamos la cabeza,
ni juntamos nuestras manos en señal de devoción.

Somos nosotras, mujeres pecadoras;
mientras aquellos que venden la cosecha de nuestros cuerpos,
se exaltan, se vuelven distinguidos,
se convierten en simples príncipes del mundo material.

Somos nosotras, mujeres pecadoras,
quienes salimos levantando la bandera de la verdad
contra la barricada de mentiras esparcida sobre las avenidas;
quienes encuentran historias de persecución
apiladas en cada umbral,
quienes se dan cuenta que esas
lenguas que podrían hablar,
han sido cercenadas.

Somos nosotras, mujeres pecadoras.
Incluso si la noche nos persigue
estos ojos no habrán de apagarse.
No insistan en volver a levantar
la pared ya construida.

Somos nosotras, mujeres pecadoras,
quienes no sentimos temor ante la
grandeza de aquellos, los señores de hábito.
Quienes no vendemos nuestros cuerpos,
quienes no inclinamos la cabeza,

ni juntamos nuestras manos en señal de devoción.

Kishwar Naheed - Traducción de Ximena Londoño

Imagen Dorothea Tanning

Un palacio de cera

Antes de casarme
mi madre solía
tener pesadillas.
Sus gritos de terror
me estremecían.
Yo la despertaba
para preguntarle:
¿Qué sucede?
Con los ojos en blanco,
ella me miraba fijamente.
No podía recordar sus sueños.

Una noche, una pesadilla la despertó,
mas ella no profirió ningún grito.
Yo le pregunté:
¿Qué sucede?
Me abrazó con fuerza, con temor silencioso.
Abrió los ojos y dio gracias al cielo.
Soñé que te ahogabas, me dijo,
Y yo me tiraba al río para salvarte.

Esa noche, un relámpago
mató a nuestro búfalo y a mi prometido.

*

Luego, una noche, mi madre se durmió
y yo permanecí despierta
mirando cómo abría y cerraba sus puños.
Trataba de asirse de algo
sin lograrlo y lo intentaba de nuevo.

La desperté,
pero se rehusó a contarme el sueño.

Desde ese día
no he podido dormir tranquila.
Y me mudé al otro patio.

Ahora ambas gritamos
en medio de nuestras pesadillas.

Y si alguien nos pregunta,
simplemente decimos
que no podemos recordar nuestros sueños.

 Kishwar Naheed - Traducción de Ximena Londoño

Biografía
Kishwar Naheed nació en Pakistan, 1940 y es indudablemente una de las más conocidas mujeres poetas en la moderna poesía Urdu, responsable de establecer una auténtica voz femenina, la voz del deseo femenino en la poesía Urdu. Kishwar Naheed es una poeta que lucha contra el autoritarismo en todas sus manifestaciones; esto puede ser visto en sus poemas. Es también, traductora y editora. Algunos honores a los que se ha hecho acreedora incluyen: Adam Jee Award for Literature, UNESCO Prize for children's literature y The Best Translation Award from The Columbia University. The price of looking back (1987) es uno de sus libros publicados.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Ixchel D. Pacheco - tres poemas

Imagen de Antonio Mora

Fui descalzándome en cada playa

Dejé una huella en las olas que flotaban, una isla,

Marqué otra en la arena dorada de una playa sin nombre,

Puse mi falda en un tronco movido en el vaivén del ensueño,

Olvidé mi ombligo en el Mediterráneo.



Fui descalzándome en cada playa,

desnuda

        a solas.






Imagen de Rafael Martín

.

En rojo



Esta mañana amanece en rojo

-en un rojo que vacía: carmín cereza en champagne,

Rojo Cañón de colorado: río seco, pegajoso, rojo,

lacrimógeno, salobre, oscuro, desgarrado, rojo-

Y es de ese rojo que no llora.



He visto a compañeros de alma asesinada

que se han vuelto despojos de un miserable gobierno,

los he visto esconderse, correr y gritar,

los he visto escapar en grietas y agujeros:

Italian cofis, escritorios, aypods y lindos autos.



Y los he visto también, a los que van de pie con sombras

en bicis y muletas, y de a sillas, y de a piedras.

Que van a romperse la madre, el padre, los hijos, los bisnietos

la novia, el fiancé, la viejita, el café de la mañana.



A quebrarse y sembrarse como el pie de su tallo.



Dijeron: 105 heridos, un muerto.

Un muerto.





El silencio gritó cuando el silencio se hizo amordazado         Un muerto. Jonathan.

y los barrotes estrujaron las jóvenes gargantas                   Un muerto. Abraham.

con un nudo de corbata –lila o roja o verde y azul –              Un muerto. Antonio.

un nudo que no los dejo respirar.                                           Javier. Un muerto.



Se rompieron cristales, se quemaron llantas,           Un muerto. Mónica. Una muerta.

se lanzaron bombas y gases salitrosos, fuego.          Un muerto. Diana. Una muerta.

Hubo letras y consignas, órdenes federales;            Un muerto. Joel.

Y hubo miedo y arrepentimiento y enojo y culpa      Un muerto. Gustavo.

y soledad, apoyo, alivio, pérdida y silencio.       Un muerto Fernanda, Jessica, Karen.



Hubo silencio.                                         Una muerta. Lupita.

Hubo silencio.                                         Osvaldo. Un muerto.

Silencio, hubo.                                        Ha muerto Miguel. Ha muerto.

Silencio.                                                 Carolina ha muerto.



Un muerto Daniela un muerto David un muerto Roberto un muerto Judith un muerto Lucía un muerto Carlo Regina ha muerto Iván has muerto Alejandro.

Un muerto. Mi muerto. Nuestros muertos.



Silencio.




Imagen de Masao Yamamoto



Un día este hombre infinito habrá de morir.

te dejo mi beso marcado en la nuca

para no olvidarte,

mientras te dejan volar en un viento

que nunca ha dicho nada.


Biografía
Ixchel D. Pacheco, nació en Ensenada, B.C. México, en 1991. Es egresada de la licenciatura en Literatura y Filosofía de la Universidad Iberoamericana Puebla; colaboradora habitual de la revista universitaria Contratiempo. Ha publicado en la revista electrónica México Electoral y en el portal de transparencia Con los ojos abiertos. Es parte del grupo de investigaciones del Seminario de Estudios Literarios de la misma universidad. Sus temas de interés son poesía, erotismo y política, estudios latinoamericanos y alteridad.



viernes, 26 de septiembre de 2014

Maya Angelou – Lección - poema

Imagen de Antonio Mora
Lección

Y sigo muriendo de nuevo.
Las venas se dilatan, se abren como
los diminutos puños de los niños
que están durmiendo.
Recuerdo de las tumbas viejas,
carne podrida y gusanos no
consiguen persuadirme contra
el desafío. Los años
y la fría derrota yacen
por las arrugas de mi cara.
Ellos ciegan mis ojos, todavía
sigo muriendo…
porque amo vivir.

Maya Angelou
De And Still I Rise, 1978.
Versión de E.M.
The Lesson

I keep on dying again.
Veins collapse, opening like the
Small fists of sleeping
Children.
Memory of old tombs,
Rotting flesh and worms do
Not convince me against
The challenge. The years
And cold defeat live deep in
Lines along my face.
They dull my eyes, yet
I keep on dying,
Because I love to live.

Biografía

Maya Angelou (Estados Unidos 1928 – 2014) - Escritora, actriz, cantante, activista y defensora de los derechos civiles.

viernes, 12 de septiembre de 2014

Carolina Escobar Sartí - Pero la sangre es roja - poema

Foto de Johana Knauer
Pero la sangre es roja

Si la sangre fuera transparente
sería menos malo
matar.

Ningún rostro llovería sangre
aquel de la corana de espinas.
El cuchillo no delataría al asesino
y el cadáver no parecería muerto
sino sólo dormido.

Si la sangre fuera transparente
la vida empezaría
de otra manera.

Vida y muerte
serían menos
“tema”.

No habría un pañuelo blanco,
haciendo de soplón de virginidades
ni cuatrocientos ochenta meses
para recordarme que soy mujer.

Si la sangre fuera transparente
no habría sangre azul
y la muestra roja toda
olería igual.

Pero la sangre es roja
dulce
vengativa
caliente
escandalosa
y feroz.

No transparente.


Carolina Escobar Sartí

Fuente: Trilogía Poética de la Mujeres en Hispanoamérica - Pícaras, Místicas y Rebeldes - Rebeldes - Selección de Leticia Luna - Ediciones La Cuadrilla de la Langosta 2004 -

lunes, 8 de septiembre de 2014

Leticia Quiroz - Sosiego - Poema

Imagen de Dan Estabrook
Sosiego
  
"Y repetir ardiendo hasta el descanso
 que no es para llorar, que no es decente.
 Y porque a la verdad, no es para tanto."
 Fuego de pobres -  Bonifaz Nuño




Se me cae de las manos

un temblor melancólico,

en las uñas un rubor de nacimiento

se gesta silencioso y brillante

la tarde se abre de par en par

son la mañana y la noche

dos páginas en blanco

botones de plata pulida

ojos deslumbrados mirando fijamente.

Todo huele a esporas, hierbas o té.

El vientre extraña la ausencia meticulosa

en cambio el vapor y sus gotas tibias

humedecen tejidos y poros

una fiesta cristalina y serena

germina en las comisuras del cuerpo,

las arrugas de la frente

y las cicatrices en las rodillas

guardan silencio expectantes,

no es suya la gloria de estos días

su tragedia se ampara en sus grietas.

Ni sombras ni asombro,

lleno y sitiado el cuerpo

se deja tomar lentamente,

son días de abrir botones

cambiar sábanas

recoger semillas

días que vienen escalando

uno a uno los segundos

pacientes esperaron su turno

para llegar a la estación puntual

como las canas o los músculos.

Los otro días

los de la cuna

la sal y el yodo

se retiran,

         -un paso atrás todo lo que no es este día

pues se me ha caído un desconcierto

y mientras no aparezca

habrá que agotar el júbilo

beber su pulpa

alimento para desempleados de la tristeza

para aquellos que lo han perdido todo

hasta el cansancio

aquellos a quienes sin temblor ni arena

les llegan días de humedades

como ríos verdes

nubes portentosas

y hormigas diligentes.

Este es el invierno del desencanto

una brisa humilde

poblando el vacío

y humedeciendo

tierna y cálidamente

la conciencia de los perdedores.






De pronto

uno se siente fuerte

cree que puede volverle la cara a la ciudad

que ha visto quemarse

una y otra vez

quiere creer

ahora no habrá sal

ni derrumbes.

Y así

obviando las sombras y sus persecuciones

en la distracción de los días crédulos

se acumula poco a poco

un sedimento nostálgico

primero la sospecha:

algo por ahí se echa a perder

después la certeza:

algo se ha perdido,

el ufano atrevimiento se ha debilitado.

Uno comienza a olfatear,

el hedor es fuerte

se huele las manos

bajo las mangas

los pies

todo está impregnado con la misma sustancia

entonces uno toma un vaso

y lo que bebe le sabe amargo

si se pone una camisa causa escozor en el cuello o la cintura

si abre una puerta algo golpea en la cabeza

y es catastrófico

porque le está sucediendo

y además

ha tomado el periódico

la correspondencia

o uno de sus libros

y lo han confirmado:

está enfermo.

Entonces le duele todo

las pestañas

la muñeca que dejó en la banca a los cinco años

el pastel para mamá que se resbaló de las manos antes de llegar a casa

y llora por sus manos de mantequilla

el rayón en sus zapatos nuevos

por aquella vez que no dijo te quiero

y se quedó sólo mirando.

Llora

se queja y se duele

porque se le ha constipado una arteria

o un puente

o algún sentido

o todo junto

porque todo se comprime

y todo el mundo

sus tragedias y espectáculos

simulacros y revelaciones

todo el mundo

se contrae en el embudo de su cabeza

y es tanto

y tan mundano

que debe alzar la voz

el canto

la mueca o alarido

algo tiene que abrirse

y donde más le duele comienza a sobarse

a murmurar reproches y consuelos

poco a poco sana su distracción

su ilusión anacrónica e improcedente

comienza a verse de nuevo

el látigo de su orgullo increpado

vapuleado por su despotismo

entonces de alguna ventana

orificio

muro o percha

se descuelga una elegía desbordada,

pero en el cosmos infinito

no es más que un grito desde un abismo súbito

sin permiso para abrirse paso

un mimado afán sin intención regulada

o certeza de razón.


   

Biografía 

Leticia Quiroz (Navojoa, Sonora 1978), estudió Literaturas hispánicas en la Universidad de Sonora; es coautora de las antologías: 99 poemas mexicanos de amor (Grijalbo) y Cartas inolvidables de la literatura universal (Planeta), ha colaborado en diversas publicaciones a nivel nacional y estatal. Fue becaria del ISC en 2011 para escribir el libro: La perdurable sombra de una casa. Actualmente es maestra de literatura en centros de readaptación social para menores de edad.