lunes, 23 de diciembre de 2013

Carmen Conde poemas

Foto de Antonio Mora
Roce de Límites

Esto que se termina soy yo. No puedo pasar de mí.
he llegado hasta mis propios bordes;
rebosaría, derramándome, si quiera
a la Puerta de Dios llamar.

Una mirada en sí; unos sentidos todos
dentro de ellos mismos… Soy ahora
el límite total de la criatura.

Voy a afirmarme ante el No, a gritar que vine
henchida de un latido inexpresable;
y espero me sostengan unas manos
sin pulpa de la tierra.

Todo llegó conmigo;
fabulosas miserias traje absorta
y un delgadísimo ramaje de venturas
que soñaba bosques de amor en el mundo.

De aquí no espero brotar.
Nadie me llama.
¿Voy a persistir cual una sombra
delante de tu voz jamás oída?
Atiéndeme, misterio: no te alcanzo.
¿Eres la quietud, eres violencia
                                               de quietud…?
¿Eres yo misma?


De: Sea la luz, 1947

Foto de Bogdan Grigore
Todas las miradas son árboles que se deshojan

Las miradas son árboles que se deshojan.
Hay que penetrar lo compacto,
que taladrar el misterio para descubrir el suelo
cubierto de álamos, de olmos,
de palmípedos cedros.

La prieta vegetación humilla bajo el peso del tiempo
su copiosidad radiante, de éteres húmeda…
¡Ah el precipitado ímpetu
de las ramas, de las miradas
cortándose de sus troncos!

Apenas algo, apenas el ácido vaho que dilatan
los dientes del rebaño implacable
cuando muerde el pasto…
Humareda invisible de verdor desgarrado,
cálido penacho de olores.

Las perdemos, cortándonoslas inconscientes
de larga contemplación.
Y nos quedamos en tierras desiertas,
en arrasadas orillas,
en fingidos oasis sin agua ni palmeras.
¿Por qué, hasta cuándo, en qué momento
se reunirán todas esas miradas en haz trepidante,
para hacerse breve rayo definitivo?

¡Este vistoso suelo resbaladizo,
las mareas de hojas que eran ojos
agarrándose a las cosas, a los seres, a la ilusión de ver!

De: Enajenado mirar, 1962-1964

Biografía
Poeta, novelista y ensayista española nacida en Cartagena en 1907.
Su infancia transcurrió en Melilla y posteriormente estudió Magisterio y se tituló como Licenciada en Filosofía y Letras. 
Con el nombre de Florentina del Mar firmó varios libros de prosa y de literatura infantil. Fue la primera mujer española en acceder a un puesto en la Real Academia Española.
Entre los premios obtenidos, se destacan el premio de Novela Elisenda de Moncada en 1953, el Premio Internacional
de Poesía Simón Bolívar en 1957, el premio Doncelen 1960 y el Premio Nacional de Literatura 1967.
Su obra poética se resume en la antología titulada «Obra poética» que abarca obras de los años 1929-1966 y las publicaciones «Brocal» , «Poemas a María», «Corrosión», «La noche oscura del cuerpo», «En la tierra de nadie» , «Los poemas del mar Menor», 
«A este lado de la eternidad», «Cancionero de la enamorada» y «El tiempo es un río lentísimo de fuego».
Falleció en Madrid en 1996.

Fuente: Antología de la poesía española del siglo XX – 1900 -1980 – Edición de José Paulino Ayuso – Editorial Castalia


martes, 17 de diciembre de 2013

Anne Carson - El viejo suéter azul de papá - poemas


Foto de Rafael Alomar

El viejo suéter azul de papá

Hoy cuelga del respaldo de la silla de la cocina
donde siempre me siento, cuelga
del mismo respaldo y de la misma silla donde solía sentarse.
Me lo pongo al entrar,
como él solía, sacudiendo
la nieve de sus botas.
Me lo pongo y me siento en la oscuridad.
Él no haría esto.
Lajas de frío caen desde el hueso de la luna.
Sus leyes eran un secreto.
Pero recuerdo el momento en que supe
que perdía el juicio dentro de sus leyes.
Estaba de pie en la curva de la entrada cuando lo vi.
Llevaba puesto el suéter azul con los botones abrochados hasta
el cuello.
No sólo porque era una calurosa tarde de julio
pero la mirada en su rostro...
como un niño a quien la tía vistió temprano en la mañana
antes de un largo viaje
en trenes fríos y venteados andenes
sentado muy tieso en la orilla de su asiento
mientras las sombras, como largos dedos,
sobre almiares dejados atrás,
aún lo estremecen
porque él viaja mirando hacia atrás.

Traducción de Jeannette L. Clariond

ANNE CARSON - Toronto, Canadá, 1950



domingo, 15 de diciembre de 2013

Sharon Olds - Satán dice - poema

Foto de Dora Maar

SATÁN DICE

Estoy encerrada en una cajita de cedro
que tiene un cuadro de pastores pegado
al panel central entre tallas. La caja descansa sobre unas patas curvas.
Tiene una cerradura de oro en forma de corazón
y carece de llave. Intento escribir mi
salida de la caja cerrada,
de fragante cedro. Satán
se acerca hasta la hermética caja
y me dice: Te sacaré. Di
Mi padre es una mierda. Digo
que mi padre es una mierda y Satán
se ríe y dice: Se está abriendo.
Di que tu madre es una alcahueta.
Mi madre es una alcahueta. Algo
se abre y rompe cuando lo digo.
Mi columna vertebral se despliega en la caja de cedro
como el dorso rosado del broche de bailarina
que, con un ojo de rubí, yace a mi lado,
sobre el raso, en la caja de cedro.
Di mierda, di muerte, di que el padre se joda,
me dice Satán al oído.
El dolor de un pasado encerrado zumba
en la caja infantil sobre su cómoda, bajo
el terrible ojo redondo del estanque
punteado de rosas al aguafuerte, donde
el desprecio de sí misma se encaraba con la tristeza.
Mierda. Muerte. Que se joda el padre.
Algo se abre. Satán dice:
¿No te sientes mucho mejor?
La luz parece romperse en el delicado
broche de edelweiss, tallado en dos
tonos de madera. También le quiero,
sabes, le digo a Satán en la oscuridad
de la caja cerrada. Los quiero a ambos pero
intento explicar qué nos sucedió
en el pasado perdido. Claro, dice
y sonríe, claro. Ahora di: tortura.
Veo, a través de la negrura impregnada de cedro,
el borde de una gran bisagra abierta.
Di: la polla del padre, el coño
de la madre, dice Satán, y te sacaré.
El ángulo de la bisagra se abre
hasta que se ve el contorno del
tiempo antes de existir yo, cuando ellos yacían
abrazados en la cama. Cuando digo
las palabras mágicas, Polla, Coño,
Satán dice suavemente, Sal de ahí.
Pero el aire en torno a la abertura
es pesado y espeso como un humo ardiente.
Pasa, dice, y siento su voz
respirando desde la abertura.
La salida pasa por la boca de Satán.
Entra en mi boca, dice, ya estás,
y la enorme bisagra
empieza a cerrarse. No, también
los quería, tenso
los músculos del cuerpo
dentro de la casa de cedro.
Satán sale por succión del ojo de la cerradura.
me deja en la caja, sella
con el lacre de su lengua la cerradura en forma de corazón.
Ahí tienes tu ataúd, dice Satán.
Apenas oigo;
Caliento mis frías
Manos contra el ojo de rubí
De la bailarina-
El fuego, la súbita revelación de lo que es el amor.

Traducción de Rosa Lentini y Ricardo Cano

SATÁN SAYS

I am locked in a little cedar box
with a picture of shepherds pasted onto
the central panel between carvings.
The box stands on curved legs.
It has a gold, heart-shaped lock
and no key. I am trying to write my
way out of the closed box
redolent of cedar.
Satan comes to me in the locked box
and says, I'll get you out. Say
My father is a shit. I say
my father is a shit and Satan
laughs and says, It's opening.
Say your mother is a pimp.
My mother is a pimp. Something
opens and breaks when I say that.
My spine uncurls in the cedar box
like the pink back of the ballerina pin
with a ruby eye, resting beside me on
satin in the cedar box.
Say shit, say death, say fuck the father,
Satan says, down my ear.
The pain of the locked past buzzes
in the child's box on her bureau, under
the terrible round pond eye
etched around with roses, where
self-loathing gazed at sorrow.
Shit. Death. Fuck the father.
Something opens.
Satan says
Don't you feel a lot better?
Light seems to break on the delicate
edelweiss pin, carved in two
colors of wood. I love him too,
you know, I say to Satan dark
in the locked box. I love them but
I'm trying to say what happened to us
in the lost past. Of course, he says
and smiles, of course. Now say: torture.
I see, through blackness soaked in cedar,
the edge of a large hinge open.
Say: the father's cock, the mother's
cunt, says Satan, I'll get you out.
The angle of the hinge widens
until I see the outlines of
the time before I was, when they were
locked in the bed. When I say
the magic words, Cock, Cunt,
Satan softly says, Come out.
But the air around the opening
is heavy and thick as hot smoke.
Come in, he says, and I feel his voice
breathing from the opening.
The exit is through Satan's mouth.
Come in my mouth, he says, you're there
already, and the huge hinge
begins to close. Oh no, I loved
them, too, I brace
my body tight
in the cedar house.
Satan sucks himself out the keyhole.
I'm left locked in the box, he seals
the heart-shaped lock with the wax of his tongue.
It's your coffin now, Satan says.
I hardly hear;
I am warming my cold
hands at the dancer's
ruby eye--
the fire, the suddenly discovered knowledge of love.


(Del libro "Satán dice". Traducción de Rosa Lentini y Ricardo Cano. Editorial Igitur).

viernes, 13 de diciembre de 2013

Mis Poemas: Instantes

Foto de Cooper & Gorter
Instantes


delirio que fluye
mi mente

por las turbias corrientes
de lo efímero


a contraluz
mi cuerpo
lamiendo sus esquirlas



el mundo 
en el caos
de la marcha atrás


cierro los ojos
e inhalo la sorpresa


mi cuerpo
oscila 
al suspiro
de una danza

percibo
la silueta conmovida
del asombro


sin mapas 
ni espejos

a menudo solo astillas
y el desánimo


vibro
con el delirio voluptuoso
de alguna luz

fugaz
la voz interior
que te sustenta

y ese beso
certero
que te ampara


sacudo mis cabellos
agobiados de tristeza

y luego 
me acurruco
en el peldaño
de algún sueño


entonces respiro.

María Germaná Matta

jueves, 12 de diciembre de 2013

Yolanda Pantin poemas

Foto de Alek Lindus

El hueso pélvico

I

Yo venía a través de la ciudad
Desde mi casa al centro,
Al otro extremo de aquel valle,
Cuando se me urgieron respuestas
Para nuestra inconsciencia.

De ninguna parte me sobrevino una frase
Que llegaba con su imagen: el hueso pélvico, en alto
Que carga una diosa. Algo que no era
Autoderogativo, como acostumbraba serlo
Nuestro forcejeo cotidiano, cuando
Arrojamos la materia misma
De la que estamos hechos: sangre, miasma. Vi

Todo malherido, todo
Como verdaderamente era,
Tal supe que ese centro a donde iba
Era el presente macizo,
Un haz de luz blanca, ciega.

País nombrado con ánimo de sojuzgarlo, peyorativo,
Porque uno es el nombre que lleva,
Y nosotros no miramos,
Cuando todo está desnudo de afecto, hiriente

Olores de la infancia en una localidad cualquiera:
Turmero. Queda en el tiempo,
Enterrado aquel país irreconocible,
Cuando cruzo el pueblo y
Voy al centro (minerías, guerras), voy

A una manifestación humana,
Así el desfile, náufragos,
Como fantasmas que atosigan
Perlas, las esquinas son esquirlas
De granadas
En un patio interno. Pulpa
Ofrecida, abierta,
Así la patria que no amas.

II

Voy al centro del país peyorativo,
Voy sorteando los obstáculos
Dentro de un paisaje innoble,
Basurales, baldíos,

La luz burda cierra los portales
Del tiempo hacia el futuro.
Queda el presente puro
Que te ha descubierto.

Te descubres en el tiempo
Que has merecido,
Contigo y con tus hijos.

Estás en el vacío
Pero vas al centro,

Sin orillas,
Sin escampaderos,

En el presente de los descreídos,
Has sobrevivido.

Vamos los sobrevivientes
Junto con la marea humana

Vamos por las carreteras
Atascados
En el tráfago de almas.

Cruzamos la ciudad
Hacia el centro
Caído el sopor
De la mañana,

En el cenit del día,
La canícula, la resolana.

Dejo el auto
En el atolladero

Giro la llave
En la canícula

Salgo al sol

A la bruta premonición,
Junto con todos.

De: El hueso pélvico

Biografía
Yolanda Pantin nació en Venezuela. Estudió en la Universidad Católica Andrés Bello. En 1979 se integró al grupo literario Calicanto. Posteriormente fue fundadora del grupo Tráfico. Recibió el premio Fundarte de Poesía en 1989.
Ha publicado: Caso o lobo 1981, Correo del corazón 1985, La canción fría 1989, Poemas del escritor 1989, El cielo de París 1989, El hueso pélvico 2002.


Fuente: Habitando la Frontera – Muestra de poesía escrita por mujeres latinoamericanas – Violeta Barrientos Silva (editora) – Buenos Aires – Lima 2008

miércoles, 4 de diciembre de 2013

Mery Yolanda Sánchez poemas

Foto de Cannon Bernález - serie miedos

LOS OTROS

No alcanzaron a sentir miedo. Cuando los cortaron el dolor llegó primero, la boca de la bota en la cara. Pronto el susurro de la sierra fue lejano. Un pajarito almorzó los pecados de las vísceras.
Sus sombras siguen y recogen los sombreros que atajó el viento.
Las mujeres orinan cualquier lugar.
Los niños se volvieron ancianos amarrados a los alambres de púa.
Tres territorios debajo de las carcajadas de los asesinos.
Y sus sombras también son perseguidas, señaladas y marcadas desde los pájaros metálicos, dueños del cielo.
  
NACIMIENTO
Antes que el vuelo de la mariposa supiste de la infamia. Te enseñaron a no lanzar la flecha para evitar el arrepentimiento. Te dijeron que tenías que inventar una familia y la conseguiste completa para los asesinos. No esperaste los hijos de tus ganas. Viejo como estás, no llorarás por los que no nacieron, sabes bien que de ellos es la gloria de la eternidad.

ARROZ
Regaste las semillas que crecían en los cráneos y viste las niñas que volvían para cambiar de ropa a sus muñecas y acariciar casitas de algodón. Te fuiste con el susurro de las matas de plátano y no alcanzaste las faldas de la anciana que volvió para terminar de amasar el pan. Sabrás que ahora nadie se quiere ir y que por pedazos retornan las sombras para acomodarse otra vez, pero no encuentran dónde poner los pies.


EL REGRESO
Una extraña atmósfera le determina la vida. Un olor denso y pesado, nunca antes presentido, se cuela por el vestido y se esconde entre el ombligo.
Sí, sacaron al muerto, pero su olor se instaló en las axilas de la noche, en los pliegues del pañuelo en desuso; se mantuvo ocho días entre las subidas y bajadas de los inquilinos. Tal vez, Dios también utilizó el ascensor inhalando su propio sabor. Es la costumbre de dormir entre el incienso.


MIEDO
Sentir por las piernas
la respiración
del compañero desaparecido.

 Mery Yolanda Sánchez leyendo en el Festival de Poesía de Medellín

Biografía
Mery Yolanda Sánchez (Guamo Tolima, Colombia 1956)
Libros publicados: La ciudad que me habita (1989), Ritual para las noches (1997), Dios Sobra, estorba (2006) y la antología Un día maíz (2010). Obtuvo mención de honor en el concurso El cuentista Inédito del Centro de Estudios Alejo Carpentier en 1987 y en 1994.

Fue beneficiada con la Beca Nacional 1998 del Ministerio de Cultura por su proyecto Poesía en Escena Ha orientado talleres de poesía para niños, jóvenes, población de internos en centros carcelarios y Habitantes de la calle.

lunes, 2 de diciembre de 2013

Carmen Ollé - Frágil ante lo inmundo - poema

Imagen Arno Rafael Minkkine

Frágil ante lo inmundo

Frágil ante lo inmundo
lo inmundo considerado como una débil respuesta
del ser cotidiano ante sus mezquindades
me sorprendo en una ciudad cuyo nombre
ni la humedad pegada a los muros ancianos
ni sus palomas tísicas
me importan
como estar en su imagen de plástico
hundiéndome en La Defense
o
perdida en el ardor de su pasado

  ah pureza frescor de lo marchito
  toneladas de plumas nos cubren
  nos desnudan en tu presencia
  y tú ciudad donde hoy habito
  ¿naufragas o emerges de mi
  calidoscopio?

A pocos metros de la estación moderna me habita
en pequeñas áreas mal ventiladas
campiñas fantasmales donde uno (de pocos ingresos)
atraviesa la tarde de un verano desolado
desde sólo un ángulo
          -lo maravilloso de la tarde-
su caricia en el sexo es la de un espectro
y amo esa tarde como en un film.

El ardor del pasado descansa en la infancia
pero no puedo ocuparme largo rato de esta transparencia
y no deseo edificar una infancia
lo maravilloso es la rama torcida
que se eterniza en un material innoble (chatarra)
esta falta de flores lo es sobre la tarde gris.
Apoyada en tus brazos:
de las viejas Bastillas
nace tu sonrisa más fresca
y mis partes están irritadas con fluidos verduscos
como tonos impresionistas
caminando para aprehender el rígido otoño en el Louvre
el sentimiento de piedra de la Venus egipcia
o el gesto de bronce de una pierna de gladiador
           -sótanos y galerías de tesoros robados-
camino, palpo el tubérculo de los recuerdos
mi cuerpo de niña  
                  el silencio rígido
de la pureza
nada de entonces puede penetrarme en el miedo
como esta ciudad en la usura.


Fuente: Lyricline