Para los amantes incondicionales de la literatura. Aquellos que cabalgan entre el sueño y la locura.
miércoles, 2 de junio de 2010
Carmen Ollé, Poesía
Carmen Ollé
Poeta, narradora y crítica peruana, nacida en Lima en 1947, una de las principales voces de la poesía peruana. Estudió en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos, trabajó como profesora de literatura en la Universidad la Cantuta, también dicta diversos de talleres de literatura. Ha sido directora del Pen Club del Perú, así como presidenta de la Red de Escritoras Latinoamericanas (RELAT).
Su forma desgarrada de escribir es una manera de abrir interrogantes, el cuerpo como herramienta de cuestionamiento existencial, éste se desvela como un camino de múltiples vertientes para explorar lo inexplorable. Mirarse frente al espejo para quitarse la mascara, indagar en la herida, en lo desconocido, el lenguaje como instrumento para vislumbrar algún posible camino.
Ha escrito los siguientes poemarios: Noches de adrenalina, Todo orgullo humea la noche y las novelas ¿Por qué hacen tanto ruido?, Las dos caras del deseo, Pista falsa y Una muchacha bajo su paraguas. En la contraportada de Noche de Adrenalina, Carmen Ollé nos dice: “No escribo sino para extirpar algunas obsesiones, para hurgar en la desolación de la infancia y pulverizar o comprender el pasado. A través de la línea confesional de Leivis y Bataille quiero llegar a mirarme y abolir complejos y vergüenzas, en la creencia permanente en el valor de las mujeres”.
Los dejo con algunos poemas:
De mis contemporáneas me alejan las dificultades de no ser trivial.
En la Gare du Nord cerré los ojos muy fuerte.
Vi París después de un viaje largamente sentada
En la butaca del ferrocarril con la pequeña en brazos
y la torre Eiffel partida por la niebla.
¿Qué son los Campos Elíseo o la Gioconda sine el ménage
delgado a las jóvenes muchachas del tercer mundo?
Lavar pisos
refregar las estrellas.
En un café del metro Odeón: una amante de Neruda
se divorcia y va en busca de una vida auténtica.
Su ex -marido un solvente ingeniero la manda a paseo
y el pintor vagabundo y la dama burguesa nos filman
unos instantes de llanto y risa que encuadran
matemáticamente con el capuchino y el croissant al paso.
Evelyne era más suave
en su taller la madura holandesa nos mostró sus cueros
mi compañero dijo: - el grado cero de la pintura-
Figuras de piel oscura
tonalidades de gris
y naranja
formas de vientre
de arco iris
África en pleno
Picasso decadentoso
o más tocable
claroscuro sobre
materia – materia
Venus estreñida arte analítico ubicar la vagina
y proyectarse en la página o en el pellejo del burro
lanzar dados
abrir el esfínter de la Venus
Evelyne no trabaja la materia alusión
Evelyne: - el arte es mi droga –
el “para sí” es obsceno.
¿Escribir es una veleidad que dice o disiente
para una mujer casada?
¿Silvia Plath y su Hollywood sin ventanas
o las cartas revolucionarias de Diane di Prima?
La tierra pide ayuda, nuestros hermanos/
y hermanas arrinconan su infancia, se pre-
paran / a la lucha, qué opción tenemos si
no la unirnos a ellos, en sus manos /
está la supervivencia del planeta
la salvación / del sistema solar
¿la liberación del planeta parte de mi liberación?
y ¿esta necesidad es elitista?
un cuerpo que sufre insoportablemente exige
al margen del sistema solar y las estrellas
su liberación inmediata.
De: Noches de Adrenalina
******
Desde los jardines de la U imaginaba París como un barrio
cálido donde alcanzar el espíritu de los impresionistas
hoy pasé en París en un invierno escarchado una navidad
que podría haber sido de postal si no fuera porque estas
celebraciones pierden todo sentido lejos del clima
familiar y las postales no se pueden vivir (su naturaleza
es retiniana).
P es una ciudad en la que pasé al azar una fiesta finita
En los límites de una soledad llamada cortesía,
En el bulevar Saint Mitchel tomé un capuchino en perfecta
Nostalgia de mi ambiente esforzándome por encontrar la
Colmena noctámbula
Notre Dame fue vista mientras bebía un coñac tibio
en la noche cené puerco dulce en restaurantes vietnamitas
y era como volver a la calle Capón en Lima, la necesidad
absurda de reencontrarnos siempre amillas de distancia
con una vaga identidad.
¿Les Champs Elysées mon amie?
Mi mirada de turista no puede devolverte tu ciudad
fantasma
la experiencia se da hoy en el abrazo con una criatura
en cualquier rincón del mundo y el sucio y pobre
HOTEL ASTOR yo experimente el tan ansiado orgasmo
Simultáneo
no dejé de ser virgen entre aires bucólicos o bosquecillos de pinos
dejé de tener virgen como de tener amígdalas en una operación
de dos horas
me afeite las axilas los vellos de las piernas aunque
las sajonas suelen conservarlos largos y rubios entre
sus brazos
¿Nuestras partes se cercenan por falta de belleza
o de carácter?
Una pintora holandesa consideraba que no había muerto
Dios sino el arte
mientras bebíamos cuestionábamos el poder en el lecho:
mi papel en el curso del abrazo entre los pezones
erguidos la erección del falo y las nalgas dispuestas
a ser acariciadas
¿Cómo radica la belleza en la consumación de unos frescos
senos o en la felación?
disponerse en el viaje a ser asaeteada por el viento
como por la pasión
todo el que goza es verdadero y sus consecuentes
silogismos.
Como el viajero retorno siempre a las primeras imágenes.
En ellas estoy yo sonriendo en una escalera de Huampaní
Con dos amigas de mi padre peinada con cola de caballo
y llevando mocasines apaches
nada me enternece más que esa sonrisa desolada de ser
tenida en brazos por dos extrañas
íbamos a convalecer de los bronquios
el cloro de la piscina y la sonrisa de mi padre
mi cama contigua a la suya el pasillo enladrillado por
donde furtivamente se marchaba al casino creyéndome
dormida
los sueños que entonces abrigué son el pasado que ahora
yace junto con los restos de mi padre
un ciclo de niña el secreto de los años cuya distancia
permite que sea dulcificado.
Como antes aún sigo en estado de aleta ante cualquier
extraño ante cualquier contacto presintiendo que debo relucir o impresionar con mis lecciones de piano como
ahora con mis partes.
es un fracaso esta necesidad de estar alerta y de recibir
al visitante con la misma impericia de niña mostrándole
todo lo que creemos ser como si no bastara ya ser.
De: Noches de Adrenalina
******
Tener 30 años no cambia nada salvo aproximarse al ataque
Cardiaco o al vaciado uterino. Dolencias al margen
Nuestros intestinos fluyen y cambian del ser a la nada.
He vuelto a despertar en Lima, a ser una mujer que va
Midiendo su talle en las vitrinas como muchas preocupada
Por el vaivén de su culo transparente.
Lima es una ciudad como yo una utopía de mujer.
Son millas las que me separan de Lima reducidas a sólo
24 horas de avión como una vida se reduce a una sola
crema o a una sola visión del paraíso.
¿Por qué describo este placer agrio al amanecer?
Tengo 30 años (la edad del stress).
Mi vagina se llena de hongos como consecuencia del
Primer parto.
Este verano se repleta de espaldas tostadas en el
Mediterráneo.
El color del mar es tan verde como mi lírica
verde de bella subdesarrollada.
¿Por qué el psicoanálisis olvida el problema de ser
o no ser
gorda/ pequeña/ imberbe/ velluda/ transparente
raquítica/ ojerosa...
Del botín que es la cultura me pregunto por el destino.
¿Por qué Genet y no Sarrazine?
O Cohn Bendit/ Dutschke/ Ulrike
y no las pequeñas militantes que iluminaban mis aburridas
clases en la U
ELSA MARGARITA CIRA
Marx aromaba en sus carteras como retamas frescas
qué bellas están ahora calladas y marchitas.
No conozco la Teoría del Reflejo. Fui masoquista,
a solas gozadora del llanto en el espejo del WC
antes que “La muerte de la familia” nos diera el alcance:
La desnudez de los senos, la obscenidad del
sexo, tienen la virtud de operar aquello con
lo que de niña, no has podido más que soñar,
sin poder hacer nada.
Bataille
Margarita Elsa Cira se perdían en la avenida Venezuela
y colocaban carteles en la noche sobre paredes musgosas.
se día interrumpían las clases de metafísica con rabia
y aplaudíamos esos cabellos sudorosos y negros sobre
la espalda.
El que más se lava es el que más apesta, como los buenos
olores son testimonio de una mala conciencia
como el grito es la figura de la timidez.
HOTELES de Lima
en ellos la ciudad se pulveriza mediante el silencio
inventor de palabras y como la lluvia que ahora cae
sobre Menorca son sólo INSTANTES!
Losas empotradas en paredes metálicas sin luz
Estudiantes = habitaciones inmundas
lavabos + amasijo de pelos & residuos de grasa
llegan hasta mí para impugnar esta limpieza
que me somete maniáticamente.
Despierto y me levanto de un catre viejo
estoy inclinada en el WC el culo suspendido.
He venido del brazo de mi compañero de clase
por un sólo motivo
buscando a Cira a Elsa a Margarita.
La militancia no es una casa vieja del Rímac
pobre o hedionda
y aquí sin espejos ni tazas de mayólica aguantas
las ganas de orinar
o revientas.
La impotencia es silenciosa y corta
el flujo.
La lluvia cae sobre el espacio abierto del jardín
y estás dentro.
Bajo el cobertor
en brazos de la mística
el infeliz muere en la esquina rosada
gritan los pájaros fruteros violados
¿Dónde está el peso mayor del estar allí,
en el estar o en el allí?
¿En el allí –que sería preferible llamar un
aquí- debo buscar primeramente mi ser?
Bachelard
Pues aquí estás tú, HOTELES de madrugada, bañador
caminando en el azul metálico de una calle desierta
regresas y ventoseas en tu lecho
y otra vez aquí / allí = viento / molotov / pezuña del poli
Margarita Elsa Cira esta frase se cansa de evocarlas.
De: Noches de Adrenalina
*****
Casa de cusipata
(A la madre del Inca Garcilaso)
Casi un infierno sin luz
como ante el púlpito de San Blas
la calavera de Horcacitas.
Señor, qué madera,
he cerrado los ojos, Señor,
y no me entretengo en el altar
aunque brille marrón el oro
por la plegaria impura.
Ahí,
la madre del bastardo,
el cordero de Dios.
La princesa en casa.
Vagabundeo por la vieja ciudad
¿Dónde he de verla por fin?
Miro a los lados, insomne,
acaso llegaré a comprender
el ansia.
Y ella advenediza, solitaria,
en el altar se arrodilla para besar
la cruz,
peldaño a peldaño
da el beso maldito...
Delgada sería la pequeña
el vestido de organdí azul luce
con filamentos de oro en la cintura fina
los botines aún de moda.
Beatífica viajera
la princesa está en casa
mas a ti nada te importa
pues de lejos
le dices adiós.
Una elegante silla negra
está rota en el recibidor.
***********
¿Quién te ama, Mishima?
La rutina, esa enemiga si tú y yo
caminamos de la mano
o si tú y yo nos sentamos en un café
a filosofar
filosofía de viejos harapientos
marido y mujer al fin y al cabo,
en la Martinica vivió Juan del Diablo
pasé mis años adolescentes en una embarcación de vela
como la de él
la oreja pegada a la radio,
has bajado los párpados cansada de oírme
el mismo tema,
fue Morita –entonces digo- el discípulo, quien le
asestó el golpe de gracia ¿sabes? Fue un mal golpe,
voces extranjeras se confunden con los
rugidos de las olas
ninguna es como tú, ninguna alcanza
tu pequeñez, querida... y
cómo odio ese sol
a las tres de la tarde
tus ojos vuelven a caer
son los de un dios tibetano.
¿Fue sólo el vino lo de aquella vez? ¿Lo crees?
¿Sólo el vino? Acaso fuera el vino
y sólo eso...
pero cada botón de tu blusa era uno menos y uno más
como me gusta
una tanga negra entre tus piernas
un poco sucia
como me gusta
y ya no era yo sino otra
en la goleta de Juan
en la mismísima isla de mi infancia
el sol ya se había ocultado como ahora
las brujas bajaban a mi dormitorio
a recoger los papeles regados
el diablo duende escondido en el empotrado
detrás de la cortina
de noche
mi desidia ha de arrancarte mil dudas
cualquier elipsis por la que mi entendimiento
huye hacia la nada oscura
te hace daño a ti que has vuelto
de la traición al mar,
cruzas el mar con el jeep y cada ola
te hace soltar una carcajada purpúrea
los cabellos llenos de arena
la ropa pegada al cuerpo,
pendes de la absoluta ilusión.
Otra ola más, gritas, llena de dicha
me acerco desde la orilla y trepo
olvidada.
¿Qué viajeros, qué poetas se perdieron
en el tiempo, los océanos, los médanos
las hogueras encendidas
el sable en alto,
Morita?
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