Edward Weston - Pimiento, 1930
Nostalgia
La noche humea a sueño pesado, desata melancólicos suspiros que perturban la piel, abre apetitos que se alivian con la yema de los dedos, y así, entre discretos pero profundos gemidos da paso al sueño reparador.
A la mañana siguiente, sus labios quedan tibios con el sabor húmedo del recuerdo. Luego se dirige a la cocina y se prepara un café negro con tostadas, sacude su ensortijada cabellera de los enigmas de la noche.
Camina silenciosa por la casa y sin darse cuenta abre el cajón del escritorio, saca una fotografía y contempla una vida a dos.
María Germaná Matta - En Valdepeñas, a 29 de agosto de 2011
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3 comentarios:
Muy lindo lo tuyo, María, todo es una sutil invitación a embeberse profundamente en tu prosa sin importar tiempos, espacios ni épocas. Seguramente, debe verse precioso el sendero por el que pululan tus musas.
Un abrazo.
Jorge.
Hola María,un gusto para mi descubrir tu blog con tantos lugares comunes. Un abrazo.
Elena
hola María, hum, los enigmas de la noche, qué bonito ese questo involuntario que le lleva a abrir ese cajón. Precioso
(sigo sin poder hacerme seguidor de tu blog, qué rabia, no me sale el panel para pulsar)
saludos blogueros
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