domingo, 21 de marzo de 2021

Vivian Ayilef - Cuatro poemas

Foto mía

Poema para la Resistencia

El niño que yo fui
no entró en El Capital
ni en calles del martirio
ni humedeció brillojos-de-tristeza.

Tuvo su barco de papel
y alguna vez
dolió palabras
en su cuerpo.

El otro niño —niño mismo—,
canciones y poemas tuvo.
Agua de lluvia que beber,
papá y mamá en la tempestad
brazos, caricias.

El hombre viejo de hoy
indaga en el espejo, y ríe.

Termina este poema
y tiende

un mundo pleno de palabras

para el niño que espera
el barco que le salve

del olvido.


*****

 

Ahí están

los machos de la filosofía

ahí se están masturbando

cierran los ojos y se les aparece la imagen de Palabras Clave

liberan la plataforma del porno académico progre

-qué caritativos-

eyaculan al dar con un término que haga contrapunto con “capitalismo”

(desde su bunker precioso en la peri-Feria del capitalismo)

se excitan tanto ante la nueva chance de Decir

decir Algo, total, ya tienen un Nombre ganado

a fuerza de ingenio, Slavoj

una pija de logros mentales, Chul Han

un corpus necesario, Agamben.

 

Los intelectuales del Norte Global

decía ayer Jorge:

cuidado

ahí están al acecho

no van ni por puta a escuchar otras voces

ponele

pensar por afuera de su anteojera-episteme y decir

¿ves el pajarito ese que ahora está cantando?

 

la Mapu naciendo de nuevo porque Nosotros somos Xeg Xeg

porque Nosotros somos Kay Kay

porque si mirás un poco al costado hay un mundo

que es pre-existente a tus citas textuales

(hagamos un meme que diga

“la Mapu viendo cómo buscamos la solución

en el lenguaje

del enemigo”)

un mundo que es pre-existente a tus citas sexuales

más allá del enemigo concreto habitual

fácilmente definible

-el capitalismo-

hay también un mundo que dice

pará la pelota

te fuiste a la mierda, humanito

vamos a ver cómo hacemos para que entiendas el daño que hiciste y vuelva el equilibrio.

 

Pero a los machos coloniales del contracapitalismo

no les seduce

la idea

de que se pronuncie

una hembra.

 

 PO(LI)ÉTICA

 

Escribo

en el ojo abierto de la tormenta

ese que mira y ciega

ese que marca,

que cuando pestañea

respira el mundo

nacen las flores

trinan los pájaros del día

Pero yo escribo en este hueco

en un tembladeral escribo

donde ya ni una gota

ni el polvo de hada

ni el canto de griegas sirenas

podrán jamás perder a nadie.

Porque yo escribo donde nadie

cuando se fueron todos

desde el ruido en la sombra

contra el trueno y la niebla

como si nunca

 

No Naceré aloscuro

No aclamarán tambores mi presencia.
Ni habrá discursos patrios ya.

No vengo a ver vivir, ni a financiar mi muerte.

Vine a surgir sin brisa que me empuje
sin bronces que me auspicien.

Sabía del silencio y la impostura,
he conocido del corazón gimiente.
Compondré mis canciones en sus jardines de otoño,
con sangre
y sello propio.

Y después:
luz desde agónicos ríos,
aguas de lluvia urgente que beber,
golpes de corazón pujando al tiempo

bailes —paganos bailes que molesten—

No gustarán sus aires mi respiro.
Ni segarán la tierra.
Ni dormirán en paz.
Ni calmarán su sed
de siglos.

Saludaré la luna y el invierno.
Comeré de los soles sus sentidos.

Nunca pedí permiso.

Los vastos territorios son el fuego
en que me quemo/
en que renazco
y no hay espera.

 

Viviana Ayilef - (Trelew, Chubut, Argentina, 1981), profesora de letras, escritora y poeta, crítica literaria.


Fuentes:  Periódico de Poesía y Libro de Emma Gunst

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