sábado, 11 de mayo de 2013

Forough Farrokhzad, poemas


Retrato de la autora (de la red)
El pájaro era sólo un pájaro

El pájaro era sólo un pájaro
Oh, que olor, que brillo del sol! dijo el pájaro
La primavera ha llegado
y buscaré alimento

El pájaro se elevó desde el canto de la varanda
y voló como un mensaje

El pájaro era pequeño
El pájaro no pensó
El pájaro no leía los diarios
El pájaro no tenía préstamos
El pájaro no conocía a los hombres

En el cielo,
sobre la luz roja,
voló el pájaro a través de las alturas de los pensamientos
y experimentó locamente
los momentos del azul celeste

Oh, el pájaro era sólo un pájaro.


La Muñeca Mecánica

Más que esto, oh, sí
más que esto se pude callar

Largo se puede mirar con una mirada muerta
el humo de un cigarro,
la forma de una taza,
la pálida flor de los diseños de una alfombra,
una línea imaginaria en la pared
Se puede con los dedos secos
correr las cortinas hacia un lado y ver
a una pesada lluvia caer sobre la calle,
a un niño parado en una puerta con sus volantínes multicolores,
a una carreta marcharse de la plaza vacía con un ruidoso apuro

Se puede estar ahí
con las cortinas corridas, pero,
como sordo y ciego

Se puede gritar
con una voz falsa y desconocida: Yo amo
Se puede ser una hermosa y sana hembra
con un cuerpo de piel estirada y lozanos senos,
bajo el abrazo dominante de un macho
En la cama, se pude ensuciar la virtud del amor con un borracho
un loco o un vagabundo
Se puede con astucia despreciar todos los misteriosos enigmas
o solamente descifrar un puzzle y alegrarse del descubrimiento
de una respuesta tonta,
una respuesta sin sentido
sí, como de cinco o seis letras

Durante toda una vida
se puede yacer de rrodillas,
con cabeza gacha, al lado de un frío sarcófago
para poder ver a Dios en la tumba de un desconocido
Se puede uno convertir
en creyente por la culpa de una moneda sin valor
o podrirse en la abside como un viejo predicador

Se puede de tal manera como
un cero en la substracción, suma y multiplicación
alcanzar el mismo resultado
Se puede sentir tu ojo
en su capullo de ira,
cómo un pálido botón en un viejo zapato
Se puede uno secar
como el agua en su charco

La verguenza puede guardar un momento de belleza
como una obscura foto tomada a la rápida
guardada en el fondo de un baúl
o como colgar el retrato de un ajusticiado, vencido o crucificado
en el marco vacío del día
Se puede cubrir los hoyos de las paredes con máscaras
o unirse más aún con imágenes sin sentido

Como muñecas mecánicas se puede ver el mundo
con ojos de porcelana
y dormir año tras año, en una caja de terciopelo entre palletas y tul
con el cuerpo relleno de paja
Se puede a cada escandalosa caricia
Sin ninguna razón gritar:
Oh, Que feliz soy! 
Versión: Loreto Labbé


Forough Farrokhzad, Irán (1934–1967). Es una de las voces femeninas de mayor influencia en la poesía moderna persa. Forough escandalizó a los representantes de la cultura de su época con la expresión sin tapujos de la sensualidad, amor y erotismo en sus poemas.
Publicó cinco poemarios: PRESO (1955), EL MURO (1956), REVUELTA (1959), EN OTRO AMANECER (1963). Su obra póstuma CREAMOS EN EL COMIENZO DE LA HELADA ESTACIÓN, fue publicada en 1974.
Ha sido traducida entre otros al inglés, francés, alemán y sueco.

Fuente: Nordien





Vídeo poema La conquista del Jardín, en la voz de la poeta Forough Farrokhzad

jueves, 9 de mayo de 2013

Mis poemas: Venganza


Foto de Imogen Cunningham

Venganza

Ah los errores…
absurdas alimañas
sin telones ni fragmentos
rondando
por el harapo compungido
del abismo.

Te dije: Lo siento
sin embargo
me hiciste pagar
el estruendo acumulado
en cada uno de mis gestos.


María Germana Matta,

miércoles, 8 de mayo de 2013

Suzanne Jacob - Ignoro - poema



 Geoffroy Demarque

Ignoro 

Tú vives en la dimensión exacta 
siempre seguro del espacio
seguro y sin distancia
de la medida aprendida,
lo sabes.

Mientras yo yerro al interior del huevo
y me percato
por la fisura de la cáscara azul
una sed desconocida que me observa
minúscula o inmensa,
lo ignoro.

Versión María Germaná Matta - (inédito en español)

J’ignore


Tu habites cette exacte dimension
toujours certain de l’espace
sûr et sans écart
de la mesure apprise,
tu sais.

Tandis que j’erre à l’intérieur de l’œuf
et que j’aperçois
par la fissure de la coquille bleue
une soif inconnue qui m’observe
minuscule ou immense,
j’ignore.


© Suzanne Jacob
From: Poèmes I-Gémellaires
éditions du biocreux, Montréal 1981
Audio production: Union des écrivains et des écrivaines québécois

Biografía
Suzanne Jacob, nació en Québec – Canadá en 1943. Escritora, poeta, autora de teatro, canta-autora y crítica. Realizó estudios clásicos en la universidad de Notre-Dame de l’Assomption en Nicolet. Luego de mudarse a Montreal, estudió literatura, arte e historia.
En 1978 publicó su primera novela Flore Cocon y fundo la editorial Le Biocreux donde trabajó como directora literaria por varios años. Ha publicado textos en varias revistas y grabado numerosos discos. Es miembro de la Academia de Artes y Letras de Quebec.
Su novela Laura Laur ganó el premio Governor-General y el premio Québec-Paris en 1984. Su ensayo La Bulle d’encre, ganó el premio de la revista de Études françaises. Su libro de poesía La part du feu, ganó el premio Governor-General y el premio de la Sociedad de Radio Canadá.
En el año 2007 Suzanne Jacob recibió el premio Félix-Antoine-Savard de poesía por su obra: Ils ont été nombreux à répondre.

Fuente : Lirikline

martes, 7 de mayo de 2013

María Rivera - Los muertos - poema


Foto de Michal Macku

María Rivera lee su poema Los Muertos, al finalizar la marcha nacional por la paz el día 6 de abril de 2011,en apoyo al poeta Javier Sicilia y en exigencia de la paz. México D.F.


Los Muertos

Allá vienen
los descabezados,
los mancos,
los descuartizados,
a las que les partieron el coxis,
a los que les aplastaron la cabeza,
los pequeñitos llorando
entre paredes oscuras
de minerales y arena.
Allá vienen
los que duermen en edificios
de tumbas clandestinas:
vienen con los ojos vendados,
atadas las manos,
baleados entre las sienes.
Allí vienen los que se perdieron por Tamaulipas,
cuñados, yernos, vecinos,
la mujer que violaron entre todos antes de matarla,
el hombre que intentó evitarlo y recibió un balazo,
la que también violaron, escapó y lo contó viene
caminando por Broadway,
se consuela con el llanto de las ambulancias,
las puertas de los hospitales,
la luz brillando en el agua del Hudson.
Allá vienen
los muertos que salieron de Usulután,
de La Paz,
de La Unión,
de La libertad,
de Sonsonate,
de San Salvador,
de San Juan Mixtepec,
de Cuscatlán,
de El Progreso,
de El Guante,
llorando,
a los que despidieron en una fiesta con karaoke,
y los encontraron baleados en Tecate.
Allí viene al que obligaron a cavar la fosa para su hermano,
al que asesinaron luego de cobrar cuatro mil dólares,
los que estuvieron secuestrados
con una mujer que violaron frente a su hijo de ocho años
tres veces.

¿De dónde vienen,
de qué gangrena,
oh linfa,
los sanguinarios,
los desalmados,
los carniceros
asesinos?

Allá vienen
los muertos tan solitos, tan mudos, tan nuestros,
engarzados bajo el cielo enorme del Anáhuac,
caminan,
se arrastran,
con su cuenco de horror entre las manos,
su espeluznante ternura.
Se llaman
los muertos que encontraron en una fosa en Taxco,
los muertos que encontraron en parajes alejados de Chihuahua,
los muertos que encontraron esparcidos en parcelas de cultivo,
los muertos que encontraron tirados en la Marquesa,
los muertos que encontraron colgando de los puentes,
los muertos que encontraron sin cabeza en terrenos ejidales,
los muertos que encontraron a la orilla de la carretera,
los muertos que encontraron en coches abandonados,
los muertos que encontraron en San Fernando,
los sin número que destazaron y aún no encuentran,
las piernas, los brazos, las cabezas, los fémures de muertos
disueltos en tambos.
Se llaman
restos, cadáveres, occisos,
se llaman
los muertos a los que madres no se cansan de esperar
los muertos a los que hijos no se cansan de esperar,
los muertos a los que esposas no se cansan de esperar,
imaginan entre subways y gringos.
Se llaman
chambrita tejida en el cajón del alma,
camisetita de tres meses,
la foto de la sonrisa chimuela,
se llaman mamita,
papito,
se llaman
pataditas
en el  vientre
y el primer llanto,
se llaman cuatro hijos,
Petronia (2), Zacarías (3), Sabas (5), Glenda (6)
y una viuda (muchacha) que se enamoró cuando estudiaba la primaria,
se llaman ganas de bailar en las fiestas,
se llaman rubor de mejillas encendidas y manos sudorosas,
se llaman muchachos,
se llaman ganas
de construir una casa,
echar tabique,
darle de comer a mis hijos,
se llaman dos dólares por limpiar frijoles,
casas, haciendas, oficinas,
se llaman
llantos de niños en pisos de tierra,
la luz volando sobre los pájaros,
el vuelo de las palomas en la iglesia,
se llaman
besos a la orilla del río,
se llaman
Gelder (17)
Daniel (22)
Filmar (24)
Ismael (15)
Agustín (20)
José (16)
Jacinta (21)
Inés (28)
Francisco (53)
entre matorrales,
amordazados,
en jardines de ranchos
maniatados,
en jardines de casas de seguridad
desvanecidos,
en parajes olvidados,
desintegrándose muda,
calladamente,
se llaman
secretos de sicarios,
secretos de matanzas,
secretos de policías,
se llaman llanto,
se llaman neblina,
se llaman cuerpo,
se llaman piel,
se llaman tibieza,
se llaman beso,
se llaman abrazo,
se llaman risa,
se llaman personas,
se llaman súplicas,
se llamaban yo,
se llamaban tú,
se llamaban nosotros,
se llaman vergüenza,
se llaman llanto.

Allá van
María,
Juana,
Petra,
Carolina,
13,
18,
25,
16,
los pechos mordidos,
las manos atadas,
calcinados sus cuerpos,
sus huesos pulidos por la arena del desierto.
Se llaman
las muertas que nadie sabe nadie vio que mataran,
se llaman
las mujeres que salen de noche solas a los bares,
se llaman
mujeres que trabajan salen de sus casas en la madrugada,
se llaman
hermanas,
hijas,
madres,
tías,
desaparecidas,
violadas,
calcinadas,
aventadas,
se llaman carne,
se llaman carne.

Allá
sin flores,
sin losas,
sin edad,
sin nombre,
sin llanto,
duermen en su cementerio:
se llama Temixco,
se llama Santa Ana,
se llama Mazatepec,
se llama Juárez,
se llama Puente de Ixtla,
se llama San Fernando,
se llama Tlaltizapán,
se llama Samalayuca,
se llama el Capulín,
se llama Reynosa,
se llama Nuevo Laredo,
se llama Guadalupe,
se llama Lomas de Poleo,
se llama México.


Biografía 
María Rivera, Ciudad de México, México (1971). Poeta y ensayista. Es autora de los libros de poesía Traslación de dominio (Fondo Editorial Tierra Adentro, 2000 y 2004) con el cual obtuvo el "Premio Nacional de Poesía Joven Elías Nandino 2000" y Hay batallas (Joaquín Mortiz, 2005) con el cual obtuvo el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes 2005. Es miembro del Sistema Nacional de Creadores de Arte desde el 2.

Fuente: Sin Permiso

lunes, 6 de mayo de 2013

Mayra Oyuela, poemas


Foto de Carmela su blog
ÍNDOLE
Deja que respiremos el velo
que nos oculta el uno al otro
Paul Celan
Aprendí de la nostalgia
la parte más oscura del camino,
cuando la luz es un velo cegador
que no permite pasos firmes,
ni huellas hundidas para dar de beber
a la fiera que camina tras cualquier errante.
Aprendí:
la palabra es el suceso,
la circunferencia,
el átomo que respira tras la tinta en el papel.
Aprendí a creer no sólo en lo sensorial y lo evidente
la poesía es lo que está dentro del guante,
el pabilo sumergido
una y otra vez en la parafina
para luego abrirse en luz
en una casa de bajareque,
en pleno noviembre, en plena madrugada.
Aprendí
a asumir un tembloroso no en los dedos,
a entender lo lúcido del miedo
cuando la enfermedad llega a la cama de la madre.
Aprendí, que no he de aprender a decir adiós
y mucho menos
cuando se trata de esos huidizos poemas
que delibero y nunca he de escribir.
Aprendí a no llamarme poeta en el primer encuentro,
a ser atinado con los seres
que de antemano sospecho comenzaré a amar,
aunque no sepa hablar de amor
y tampoco quiera aprenderlo.
Aprendí que la intimidad no existe,
las ideas novedosas son el principio
o el final del diálogo entre los transeúntes
que rozan tu hombro en medio del camino.
No hay nada nuevo en este mundo
y eso debo aprenderlo
porque aunque sé,
que cada individuo es un evento irrepetible,
el ser es como una mancha en el techo
al que se le hallará todo tipo de formas.

Texto extraído de Barcos de agua natal. Antología de poesía latinoamericana desde el siglo XXI. Selección de Jocelyn Pantoja y Rafael Saravia. México-España: Proyecto Literal y Ediciones Leteo, 2012, pag. 127. 

Poema para nunca ser leído después de una única noche y otros poemas
I
La poesía no es una joya, es como el amor,
tiene que ser aniquilada para existir.
Karl Vennberg
Toda desnudez es mediocre si se está a solas,
mediocre la alegría,
insuficiente si no es en el cuerpo amado.
Humillante es toda pasión
si no hay manos para besar
ni recuerdos para roer.
Sufrir por amor es paz,
Atolondrarse en los resquicios de un amor
como la memoria primaria,
como la necesidad primaria
y ahogarse por lo inocuo de un deseo.
Protuberante es el amor,
camafeo tras la piel que no se deja ver.
La rabia es la parte más febril de los amantes,
terrible es el amor, terrible
y cada vez es vez primera.
Amar es dejarse devorar,
es toda ausencia de sigilo,
amar no es para amantes,
amar es para astronautas
y para personas con pies en tierra
y cabeza en el espacio que ocupan las dudas.
Una vez más como caída en desgracia,
ardiente la pálida luz de las palabras que convoco,
la sensatez no ha de ser mi mejor aliado,
presta a todo lo dicho
alimento con alfabetos a las esperanzas
que mueren en mi casa
¡Estoy perdida!
Retorno,
el amor ha sido el mayor de mis vicios.


TRÁGAME LUNA

O aterriza en este océano que soy.
Mirá que tengo la piel fosilizada de lenguas
y un abanico azul que golpea
desde mis trompas de falopio.

He acampado en la sangre del abismo,
he provocado la suntuosa apatía por los ocasos.
Mirá que busco los ojos del sur
y llevo en las manos
el paracaídas de la locura.
Escúchame luna,
la serpiente de la soledad
moldeó mi estatura rompiendo mis olas,
inyectando la dosis precisa de la seducción.
Mirá que me ha mordido desde adentro,
profundo,
vaciando los restos de la nostalgia,
esa que se reproduce
en el inventario de las sorpresas,
me ha dejado intacta la incertidumbre
y esta reseña de manipular los géneros
a mi conveniencia.

He volado profundo tus cielos, luna,
mientras un hombre
ha deletreado mi arena más húmeda.
He comido de la catarsis de la investidura.
Trágame luna
o volvete caracol, velero, arrecife,
lo que querrás
pero volvé, acampá,
quédate


Mayra Oyuela leyendo el poema Tranviaria en el Festival de Nicaragua
Tranviaria

Llevo al mundo como pendientes en mis orejas,
rozo con mis pestañas a los desconocidos,
beso manos de transeúntes
(hormigueo en los labios).
Que alguien me aborde,
soy el metro que esta ciudad jamás conoció,
atrevidos en mí todos los años,
en mí el transcurrir,
en mí la palabra ventrílocua de cada estación,
en mí la espina y el diente que muerde la rosa de lo oculto.
Mis muertos no son sombras raídas en la luz.

Que alguien me aborde,
sé cuál es el principio y el final de este cuento.
Que alguien suba y se detenga en mí,
mis ojos son túneles que dan a cualquier lugar,
mis manos paredes para reposar en lo oscuro,
mis brazos sillones para que vengan a hacer el amor.
Roto ya todo lo íntimo en mí,
he de saberte andar, mundo,
con los puños cerrados en señal de auxilio y no de defensa
cerrados para llevar en ellos el resto de aire
que no supo caber en mis pulmones.
En la imperfección está lo bello.
No necesito ser el poeta sino el poema,
la belleza esta por encima de la lógica de cualquier poeta.
Necesito andarte despacio, camino,
no me detengo en el asombro de saber llegar, mundo:
En tus barrios, tatuadas están las paredes de calcárea sumisión,
en tus barrios fue donde aprendí a defender el descenso.
Soy el metro que esta ciudad jamás conoció;
en mí los volantes con fotos de desaparecidos,
en mí túmulos de palabras que alguien no supo barrer bajo la alfombra,
en mí el transcurrir.
Que nadie venga a preguntar por qué no te describo, esperanza,
yo hablo de eso otro bello, que no está en lo bello.
Abórdenme predicadores de la tarde,
zanates, pirueteros, estudiantes: no olviden el punzón
y escriban en la oquedad de mis vagones
teléfonos para citas de amor,
DJ, bartenders y todos con título de extranjerismo en su profesión,
suban carniceros del San Isidro, conserjes y putas,
albañiles vengan a devolver la sonrisa
a las princesas de los domingos.
Mujeres: describan con su carmín la caricia que no les tocó,
suban, fresitas de las High schools, madres solteras, suicidas,
docentes, vengan a traficar perfumes traídos del Canal de Panamá.

Vengan a abordarme, en mí el transcurrir, todos los años,
el suspenso del que anda a tu lado, a pesar de su humanidad.

Sé quién soy,
basta una palmada en el hombro
y retorno a mis pies nauseabundos de sueños,
basta una palmada en el hombro
y retorno a mí

al anonimato,
a la flatulencia, a la humana que soy.
¡Abórdenme!!!!!!
soy el metro que esta ciudad jamás conoció,
vengan y calcen mis pies
ya que nunca podrán calzar mis zapatos.

Biografía
Mayra Oyuela nació en Tegucigalpa, Honduras (1982). Obtuvo el Primer lugar en el IV Concurso poético de la Escuela Nacional de Bellas Artes, 2001. Es miembro fundadora del Colectivo de Poetas Paíspoesible. Ex integrante del Taller Altazor. Publicaciones: “Escribiéndole una casa al barco”, Editorial II Miglior Fabbro (2006), Poesía. Además ha sido publicada en revistas y periódicos de Honduras. Antologada en: la edición del CD Versofónica, 20 poetas-20 frecuencias, Editorial Sexta Vocal-II Miglior Fabbro Editores. “Papel de Oficio”, cuadernillos de Poesía, Ministerio de Cultura de Honduras, (2006). Ha tenido lecturas en todo el país y, fue invitada por la Asociación Camino de Nicaragua para una lectura de poesía joven femenina realizada en Managua. Poemas suyos han sido traducidos al catalán. Es una de las voces femeninas con mayor propuesta estética en la actualidad literaria Hondureña.

Fuente: Pánica correspondencia y Los Noveles