sábado, 8 de junio de 2024

Emily Brontë - poemas

 

Foto mía

 

A la imaginación

Cuando agotados de la extensa jornada,

y del terrenal cambio del dolor por el dolor,

perdida, dispuesta a la desesperación,

tu cálida voz me convoca de nuevo;

mi sincero amigo, nunca estoy sola

si tu presencia y ese tono me acompañan.

 

Sin esperanzas descansa el mundo sin tí,

el mundo sin este doble de mí;

tu mundo de astucias, odios y duda,

de frías sospechas sin lugar,

donde tú, yo y la Libertad

disfrutan una soberanía muda.

 

Lo que importa es que todo alrededor,

peligro, angustia y oscuridad,

no rompen las cadenas de nuestra soledad

donde habita el cielo en su esplendor,

alimentado por diez mil rayos eternos

de soles que no han conocido el invierno.

 

La Razón sin dudas habrá de objetar

por la triste realidad de la naturaleza,

explicando que el sufrimiento del corazón es vano,

y que sus preciados sueños deben perecer;

la Verdad con rudeza busca asolar

las flores de la fantasía que tímidas asoman.

 

Pero tú siempre serás el que trae

las cerradas visiones que retornan,

el aliento de nuevas glorias caídas en primavera,

llamando a la vida de la muerte,

susurrando con la divina voz

de un mundo real y brillante como tú.

 

No confío en la dicha de tu fantasma,

pero en las horas quietas de la noche,

con un incesante agradecimiento

te doy la bienvenida, bendito aliento,

fiel asistente de los humanos deseos,

la más brillante esperanza

allí donde la esperanza muere.

 

***

Ven, camina conmigo

 

Ven, camina conmigo,

sólo tú has bendecido alma inmortal.

Solíamos amar la noche invernal,

vagar por la nieve sin testigos.

¿Volveremos a esos viejos placeres?

Las nubes oscuras se precipitan

ensombreciendo las montañas

igual que hace muchos años,

hasta morir sobre el salvaje horizonte

en gigantescos bloques apilados;

mientras la luz de la luna se apresura

como una sonrisa furtiva, nocturna.

 

Ven, camina conmigo;

no hace mucho existíamos

pero la Muerte ha robado nuestra compañía

-Como el amanecer se roba el rocío-.

Una a una llevó las gotas al vacío

hasta que sólo quedaron dos;

pero aún destellan mis sentimientos

pues en ti permanecen fijos.

 

No reclames mi presencia,

¿puede el amor humano ser tan verdadero?

¿puede la flor de la amistad morir primero

y revivir luego de muchos años?

No, aunque con lágrimas sean bañados,

los túmulos cubren su tallo,

la savia vital se ha desvanecido

y el verde ya no volverá.

Más seguro que el horror final,

inevitable como las estancias subterráneas

donde habitan los muertos y sus razones,

el tiempo, implacable, separa todos los corazones.

 

***

 

Recuerdo

 

Frío en la tierra, y la nieve apilada sobre ti,

lejos, muy lejos, el frío en la tumba triste.

¿Me he olvidado de amarte, mi único amor,

cortada al fin por la implacable ruptura del Tiempo?

 

Ahora, en soledad, ¿mis pensamientos ya no flotan

sobre los montes, en esa orilla del norte,

descansando sus alas en las hojas de helecho

que cubren tu noble corazón eternamente?

 

Frío en la tierra, y quince diciembres salvajes

desde los cerros marrones se han derretido en primavera;

¡Fiel, de hecho, es el espíritu que recuerda

después de esos años de cambio y sufrimiento!

 

Dulce amor de la juventud, perdonad, si me olvido de ti,

mientras la marea del mundo me arrastra hacia adelante;

otros deseos y esperanzas me atormentan,

¡Las esperanzas que oscurecen, pero no pueden borrarte!

 

Ninguna luz tardía ha iluminado mi cielo,

ninguna mañana ha vuelto a resplandecer para mí;

toda mi felicidad vino de tu vida,

toda mi felicidad yace en la tumba contigo.

 

Pero cuando los días de sueños dorados perecieron,

e incluso la desesperación fue impotente para destruir,

aprendí como la existencia podía ser apreciada,

fortalecida, alimentada sin la ayuda del placer.

 

Entonces probé las lágrimas de una pasión inútil;

destetada mi joven alma de tu anhelo póstumo;

severamente negó su ardiente deseo de acelerar

el descenso hacia esa tumba que será mía.

 

Y, aún así, no me atrevo a dejarlo languidecer,

no me atrevo a caer en el dolor entusiasta de la memoria;

una vez bebida profundamente la divina angustia,

¿Cómo podría anhelar el mundo vacío otra vez?

 

Fuente: https://ciudadseva.com/autor/emily-bronte/poemas/

 

Datos de la autora

Emily Jane Brontë; (Thornton, 1818 - Haworth, 1848) Poeta y narradora británica, autora de una única y extraordinaria novela que le dio celebridad, Cumbres borrascosas (1847), considerada una de las mejores narraciones en lengua inglesa y la obra maestra de la narrativa romántica victoriana.

Emily Brontë era la tercera hija de un párroco anglicano de origen irlandés, hombre excéntrico y cerrado. Cuando en 1821 murió la madre, la familia contaba con cinco niñas y un muchacho, prole enfermiza, muy precoz y llena de ímpetus artísticos. La tuberculosis no tardó en llevarse a las dos hermanas mayores. Las otras, confiadas a los ásperos cuidados de una tía materna, vivieron años solitarios entre la salvaje y desolada vegetación del país; el espíritu de la pequeña Emily comenzó a descubrir, en el silencio y en las voces de aquella naturaleza, místicas y sobrenaturales correspondencias; a percibir, en los grises acontecimientos de sus días, vibraciones metafísicas y demoníacas, y a experimentar, en el verdadero corazón de la soledad y la melancolía, mudos éxtasis de alegría silvestre.

Emily compartía la pasión por la poesía y la lectura con sus dos hermanas: Charlotte, más serenamente romántica y sutilmente irónica, y Anne, apacible y dulce. Todavía adolescentes, las hermanas Brontë escribían versos y relatos fantásticos (el ciclo narrativo Legends of Angria). En 1842, decididas a ganarse la vida con la enseñanza, Charlotte y Emily marcharon a estudiar francés a Bruselas; fue ésta una época de amargo destierro para Emily, torturada por la nostalgia de su agreste país.

Vuelta a Haworth, la parroquia donde su hermano Branwell, embrutecido por el abuso de alcohol y opio, se entregaba a terribles accesos de cólera, Emily escribió poesías; sus versos, confesiones líricas de su alma ingenua y tenaz, fueron publicados en 1846, gracias al interés de Charlotte Brontë, en una colección de poemas de las tres hermanas: Poesías de Curre, Ellis y Acton Bell; sólo dos ejemplares de esta obra se vendieron.

Los poemas de Emily Brontë muestran una profunda vitalidad que, privada de las circunstancias de toda posibilidad de expansión, se orienta con ardor hacia el espíritu, alimentándose de sí misma, en su capacidad de multiplicar las resonancias de todo hecho por pequeño que sea y de amar a la naturaleza aun en el aspecto triste y salvaje de la región donde pasó lo mejor de sus años. Son especialmente celebrados sus poemas "Remembranza" (sin duda la más bella poesía del conjunto), "Una escena de muerte" y "Mi ánimo no es vil".

 

Fuente: https://www.biografiasyvidas.com/

 

2 comentarios:

don dumas dijo...

cuánta poesía dinamitaron mis ojos, leyendo bajo la verde nube de un cielo caprichoso, asimilando las palabras perdidas

batalla de papel dijo...

Gracias Don Dumas por dejar tu poética huella.