jueves, 10 de enero de 2008

A proposito de Historias Prohibidas de Marta Veneranda


Siempre ando a la caza de libros escritos por mujeres. Y, como ya lo he dicho, necesito nuevos enfoques del mundo que nos toca vivir. Las historias de mujeres aún no han sido contadas desde su propia visión, representa un mundo nuevo que se abre a lo desconocido. Sus secretos más guardados están ahí, por debajo de la manga o de las bragas y también su desenfada manera de apreciar el mundo.

En los Estados Unidos se está dando un fenómeno interesante en cuanto a los nuevos narradores y narradoras provenientes de Latinoamérica y como migrantes abordan sus historias desde sus propios puntos de vista. Temas como la migración, el trabajo, la integración, sus luchas, sus miedos, sus problemas de relaciones humanas y también lo referente a la sexualidad, tanto heterosexual como homosexual.

Estos temas están siendo abordados por estos escritores y escritoras latinos con absoluta sinceridad, desde una óptica personal y abierta. Nos ofrecen su fresca visión de un mundo por descubrir.

La escritora cubana Sonia Rivera-Valdés con el libro "Historias Prohibidas de Marta Veneranda" ganó el premio Casa de las Américas.


El texto a continuación pertenece a Paquita Suarez Coalla, nacida en Oviedo, doctora en literatura hispánica y latina. Y nos habla del libro "Historias prohibidas de Marta Veneranda":


Las historias prohibidas de Marta Veneranda, de la escritora cubana Sonia Rivera-Valdés, es un libro casi sin precedentes dentro de la literatura en español escrita por mujeres. Pocas son las obras hasta el momento que, en nuestros países, a un lado y otro del Atlántico, se han atrevido a plantear de una manera tan abierta como lo hace Sonia el tema de la homosexualidad femenina. Pocas son, también, las escritoras que, como a ella, no les espanta “etiquetar” lo que escribe como literatura lesbiana. Sonia sabe de sobra que aquello que no se nombra es como si no existiera y que ésta, precisamente, ha sido la estrategia recurrente de las autoridades de la crítica literaria de los países hispanos –incluyendo España- para ignorar, de forma consciente, la escritura de temática lésbica. Esto ha llevado a algunas escritoras, como la uruguaya Cristina Peri Rossi, a escribir en primera persona masculina, y a no escribir de forma explícita de relaciones entre mujeres hasta que empezó a ser una escritora reconocida, sin problemas ya para publicar. O que la ganadora del Premio La Sonrisa Vertical, en 1995, con el libro Tu nombre escrito en el agua, decidiera firmar con un seudónimo y mantenerse en el anonimato, a pesar de que su obra estaba ya avalada por el prestigio de este premio. No tengo la seguridad de que esto sea un indicio de que la sociedad (literaria) no está preparada todavía para recibir este tipo de obras, pero si así fuera, o así es, es necesario arriesgarse y empezar a abrir caminos, como ha hecho Sonia Rivera-Valdés al escribir Las historias prohibidas..., libro que, además, fue galardonado en 1997 con el Premio de Casa de las Américas, y que hasta el momento cuenta con varias ediciones (dos en Cuba, dos en España y una en Estados Unidos), una traducción al inglés, y una traducción (aún inédita) al asturiano. Aunque no todos los cuentos que componen Las historias prohibidas... son historias de temática lesbiana, creo que es importante señalar que varias de ellas sí lo son, por respeto en principio a un público, también olvidado y marginado, que no tiene por qué identificarse con una literatura que sólo propone relaciones heterosexuales y que falsamente se ha considerado universal, porque es necesario y urgente crear una nueva forma de leer y porque, como empecé diciendo, Sonia Rivera-Valdés es, en este sentido, una autora con contados precedentes dentro de la literatura escrita en español. Y si algún precedente pudiera señalarse en la cultura hispana, es el de las escritoras chicanas que escriben en inglés, y con las cuales -Gloria Anzaldúa y Cherríe Moraga, especialmente- Sonia ha dicho en varias ocasiones sentirse en deuda, por haberle “dado permiso” a escribir sin hacer ninguna concesión salvo consigo misma. Esta misma honestidad con la que escribe Sonia Rivera-Valdés es la que caracteriza a los personajes de sus cuentos (mujeres en su mayoría) y la que los lleva a querer reorganizar sus vidas sin cobardía ni miedo. La fidelidad a sus propios sentimientos, antes que a las pautas socioculturales a las que pertenecen (todos los personajes son cubanos, o latinos, que residen en Nueva York) es el principal motor de sus actos, aunque no dejen de estar condicionados en cierto sentido por éstas y, obviamente, les genere algún tipo de conflicto. Este conflicto es el que da lugar a la trama de las distintas historias en las que los personajes que las protagonizan van a contarle a Marta Veneranda -principal hilo conductor de todas ellas- algo que les ha pasado, que no se atreven a confesar ni a sus seres más allegados, y que les está produciendo un cierto malestar. Lo fascinante de todas los cuentos es que lo que en principio se presenta como “prohibido” para los personajes deja de serlo una vez cuentan su “historia prohibida”, y así, ésta se convierte en la anécdota que permite reflexionar sobre los problemas más comunes de las relaciones (sin que tenga ya una mayor importancia el hecho de que sean homosexuales o heterosexuales) y que ponen al descubierto los lados oscuros de nuestro ser. Las dinámicas de poder, de abuso, de incomunicación que se dan con frecuencia en las parejas, es lo que se plantea en el fondo de estas nueve historias donde los personajes luchan por vivir de acuerdo a sus deseos y a lo que sienten, aunque por su condición de seres humanos, contradictorios y frágiles, no siempre se les haga fácil.

1 comentario:

Gabriel Antón dijo...

¿Buscas libros escritos por mujeres? Te recomiendo "El Dios de las Pequeñas Cosas", de Arundhati Roy, hindú. Se le ha llegado a comparar con Joyce. Está publicado por Anagrama, en su colección de Compactos. Lo mejor del libro es la mirada de la autora. Está escrito con una prosa diferente, francamente espectacular. El narrador omnisciente se deja impregnar de los niños que protagonizan la historia para retratar un mundo mucho más Vívido y Fantástico (también utiliza como recurso las Letras Mayúsculas fuera de su lugar ;). Se palpa la India en el relato, esa sensual heterogeneidad del mundo de Rabindranath Tagore. Una Novela polifónica y colorida.

(por si no la leíste aún)