Imagen de Antonio Mora
No
laves tu herida,
mejor,
háztela lamer por una perra en celo
háztela
calcar y luego arroja el dibujo.
El
agua es conductor de lo que vuelve
El
agua tiene memoria de elefante
Jamás
se irá con ella. No se irá.
Tendrá
la apariencia de lo que sigue brillando,
un
hamster hospedando al lobo,
atacando
a quién lo domestica.
Porque
el agua parece doméstica.
Tiene
la paz del raro que no auxilia,
el
espejo donde toda bestia se enfrenta y reconcilia.
Por
eso, háztela lamer por una perra en celo
Háztela
calcar y luego arroja el dibujo.
No
conviertas tu herida en un tatuaje.
No
le escribas ni la rayes.
No
taches en ella los días del ausente.
No
la interrogues. No la molestes.
No
te conviertas en tu herida.
Ponle
una lámpara. Pero no cualquier lámpara
Digo
la luz de la escritura
La
luz de la escritura sobre sus manchas, estériles, y mal vestidas.
Caliéntala
para que abrace al silencio.
Lo
que se va con el agua regresa en otra sed
y
es como un insecto cuando ruge
y
no miente
que
viene por tu sangre.
Los
demonios del mar
Laura García del Castaño
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