jueves, 10 de julio de 2014

Rashidah Ismaili AbuBakr - Dos poemas

Foto de Esteban Leyton

EL HIJO DE CUALQUIERA

Dos pies en unos zapatos
abiertos, sin cordones,
sucios, forros
gastados, niño perdido.  

Pantalones grises y raídos,
las piernas se sacuden sobre
unos tobillos desnudos,
sin bañar, adoloridos.

Deambulando a solas,
una manzana podrida,
un pan rancio dentro
de sus bolsillos sin rotos

su dinero está a salvo.
Alrededor de su cuello
cuelga una cuerda.
Una medalla de plata con nombres

marcados, padres muertos.
Una dirección de una casa desalojada,
familiares silenciosos
que solían llamar

cuando las baterías eran nuevas
y el teléfono sonaba.
El hijo de cualquiera camina
por senderos anónimos.

Durmiendo donde sea:
bajo árboles,
en los túneles
de algún parque oscuro,

a las puertas de iglesias,
en corredores, camina.
Camina bajo la lluvia
dejando que el agua lave

sus ropas, que moje
su cabello, su espalda.
No hay baños calientes
que lo esperen,
ni caldo de pollo,
no hay té caliente con limón.
El frío se endurece
en su cabeza,

congestiona su nariz
que limpia su manga andrajosa.
Éste fue algún día

el hijo de alguien,
ha dejado de llamar en 
noches colmadas de sueño
“¡Mamá! ¡Mamá!”.
  


Rashidah Ismaili AbuBakr - Traducción de Ricardo Gómez

Claude Cahun - Je tens le bras

–4–

Hay madres que esperan, año tras año,
cartas que llegan con poca frecuencia,
fotos preciosas de algún estudiante
que lee otros textos en palabras que suenan
extranjeras a sus oídos poco educados.
Se reúnen en cocinas, bajo acacias,
al abrigo de los olivos
para hablar de cosas que nunca han visto.

Son las madres que casan
hijos con hijas que abandonaron
hace muchos, muchos años. Son las que
apaciguan decepcionadas cabezas
doblegadas por la tristeza dentro de sus hiyabs
recordando a aquél que ha de volver, pero no por ellas.

Y ellas, las madres, luchan
por arrodillarse y estirar un brazo renuente
bajo colchones enrollados a diario,
buscando una caja de cartas envuelta en trapos
blancos que lavan cada quince días.

Ellas leen, sobremodulando las palabras,
lo bien que le va a éste.
Lo buena que es la escuela.
Lo mucho que confía
el supervisor en ellos.
Lo pronto que volverán a casa.
Lo mucho que llegarán a apreciar a
quien su amor ha elegido: la nueva hija que han
de traer al patio.

Han llorado en años silenciosos.
Las lágrimas no hacen ruido al deslizarse por sus pómulos
y papadas, las han adiestrado para no ser escuchadas.

Por años han esperado
una palabra amable,
un hijo que se fue hace tiempo,
un cielo despejado,
el silencio de la paz.
Rashidah Ismaili AbuBakr - Traducción de Ricardo Gómez

Biografía
Rashidah Ismaili AbuBakr nació en Benin en 1947. Poeta, cuentista, novelista, dramaturga, ensayista, profesora, performer, psicóloga, promotora artística y activista social. Ha sido ampliamente antologada y tiene cuatro libros de poemas. Durante más de treinta años ha estado vinculada a importantes universidades norteamericanas. Fue parte, en los 60’s del Movimiento de las Artes Negras, que incluyó danza, teatro, música y poesía, centrado en la ciudad de Nueva York, donde reside actualmente. 
Algunas obras: Cantata for Jimmy (Cantata para Jimmy), Missing in action and presumed dead (Perdido en acción y presunto muerto); Womanrise (Salida de la mujer) y Ricekeepers (Guardianes del arroz).


2 comentarios:

çç dijo...

hoy me siento pequeñito leyendo estos poemas

saludos maria!!

Carmela dijo...

Digeriendo las palabras recién leídas. Y sin embargo, palabras, versos, voces, que debieran gritarse en muchos lugares, recitarlas en voz alta y que no callen.
Poemas que dejan huella, que calan y nos recuerdan la vida más allá de nuestro pequeño mundo, que nos recuerdan que la vida no sabe igual en todas partes, que la vida es un regalo para quienes nos emocionamos con las palabras recién leídas, y que no debemos guardarlas en nuestro corazón si no gritarlas.

Un beso, María.